¿Estará la Navidad de 2021 marcada por la escasez?

Desde el pasado verano nos vienen advirtiendo sobre las escaseces que podían fastidiarnos las fiestas navideñas este año, el de los puertos asiáticos paralizados por la pandemia, el del parón en la fabricación de semiconductores, el de la insuficiencia de camioneros en Europa… Y algo de ello puede haber en el suministro de juguetes y demás regalos propios de estas festividades, pero el seguimiento que hemos hecho de los productos alimentarios fundamentales para nuestras comidas familiares en Navidad indica que vamos a salir esencialmente indemnes.

Con la salvedad de los precios en alza, pero en un entorno inquietante de inflación, lo que nos ofrecen los mercados y demás comercios de alimentación se está pareciendo bastante a las subidas de cualquier Navidad. Incluso con alguna buena sorpresa, como esa ginebra Tanqueray que habíamos visto alzarse hasta los 15 euros y que esta semana pasada estaba de vuelta en los 13 en el Carrefour… Sí, esa marca o alguna de las demás que son muy demandadas podrá estar ausente de los anaqueles brevemente, pero eso pasa todo el tiempo y siempre hay una Beefeater o una Seagram’s a la que agarrarse…

Sí que están produciéndose algunos problemas de frenazos por las materias primas y la subida del precio de la energía en la fabricación de botellas, pero hay grandes stocks de vinos y alcoholes y si acaso ese problema derivado de la pandemia cause algún problema más adelante, no en la temporada de fiestas.

Una ventaja nunca desdeñable en España es el alto porcentaje de productos autóctonos

Una ventaja nunca desdeñable en España es el alto porcentaje de productos autóctonos, de corderos a turrones, que proceden de nuestro propio país y para los que no hay graves problemas de transporte y abastecimiento. Claro que nos podemos llevar sorpresas si, como una minoría de los clientes del comercio, nos fijamos de cerca en la procedencia de lo que compramos: nos quedaríamos sorprendidos ante la cantidad de naranjas sudafricanas, de botes de espárragos ecuatorianos que entran en nuestra cesta de la compra. Pero en esta época del año no vemos grandes desequilibrios en nuestra prospección por los mercados.

A lo largo del mes pasado de noviembre sí que hemos visto una buena e incluso sorprendente proliferación de setas y hongos frescos en oferta, y hace ya tiempo que nos habíamos percatado de que muchos llegaban de los lugares más impensables, de Bulgaria a Ucrania, de Europa oriental. Pero, como tantas veces pasa también con los mariscos, la reglamentación sobre el etiquetado y origen de lo que se vende se respeta de aquella manera, y en aquellos mercados madrileños que hemos visitado y apuntado, el origen de las setas quedaba en el limbo. Ahora que Chernóbil ya no emponzoña la atmósfera no es cuestión de preocuparse demasiado…

De todas maneras, y como notaremos cuando los precios no bajen después de las fiestas, la inflación y los fletes están ahí. Ebro, fabricante de marcas de arroz como SOS, reconocía el mes pasado haber subido los precios de su pasta y arroz ante la imparable alza de costes y ponía como ejemplo el caso del transporte marítimo o los fletes, «que se han llegado a multiplicar por diez» en el caso de los productos de origen asiático.

Incluso las advertencias que nos llegan del sector comercial de que en lo posible se adelante la adquisición de productos resultan bastante parecidas a las de un año normal, cuando la preocupación está más en los precios que en el abastecimiento. Ya sabemos que no todo lo que vayamos a comer puede pasar por el congelador, pero otras cosas sí, y los besugos o los lenguados congelados caseramente no son ninguna novedad tampoco.

Así que vamos a comer y beber casi con normalidad en estas Navidades en medio de unos tiempos nada normales. Y de esto nos daremos más cuenta cuando hayan pasado las fiestas.