El brunch, tendencia urbanita y buenos referentes
Término anglosajón que refiere esa comida que aúna en una sola desayuno con almuerzo, comienza sobre las once y dulce y salado van de la mano
Tendencia gastro asentada entre nosotros desde hace años, se trata de una especie de desayuno tardío en el que, por ese motivo de la hora, casi todo se admite. La palabra brunch procede de la fusión de breakfast (desayuno) y lunch (comida), una costumbre anglosajona que inician los británicos a finales del siglo XIX y de la que se habla por primera vez en la revista satírica Punch en 1896. Parece ser que las personas de servicio de las familias británicas libraban los domingos pero dejaban preparado un completo bufé para que los señores pudieran comer a lo largo de toda la jornada. Pasados los años y los siglos se ha convertido en una recurrente opción de fin de semana para amanecer sin prisas y disfrutar de una especie de almuerzo informal más fuerte que el desayuno (pues su hora es más tardía) pero no tan contundente como una comida. Un plan muy urbanita, especialmente asentado en Madrid y Barcelona con direcciones convertidas en referentes muy recomendables.
Con un largo margen horario que arranca a partir de las once hasta las cuatro de la tarde hace comprensible la combinación dulce salado, razón por la que no faltan los clásicos del desayuno junto a elaboraciones propias de un almuerzo y platos imprescindibles porque ya están asociados a este desayuno tardío. Es el caso de los huevos Benedictine, un plato hoy emblemático y fundamental en cualquier brunch que se precie. La elaboración incluye huevos escalfados o poché, bacon o salmón ahumado, pan de molde y salsa holandesa. Pero la oferta es de lo más variada en función del lugar en el que estemos por lo que puede incluir también ensaladas, hamburguesas, embutidos, ahumados, fritos, propuestas orientales… sin obviar lo habitual de un completo desayuno. Y lo mismo sucede con el apartado líquido donde no faltan café ni zumos pero tampoco cócteles como el Bloody Mary, otro clásico habitual, e incluso champagne en los brunchs de más poderío. Porque hay muy diversos tipos de propuestas y precios, condicionados tanto por el lugar como por la oferta (a la carta, un menú o un bufé con tarifa cerrada). Lo común en todas ellas, preparaciones dulces, saladas y bebidas variadas.
Acierto asegurado es el bistró francés Café Oliver (Almirante, 12), de los primeros que implantó en Madrid esta fórmula dominical con enorme éxito por la calidad del mismo. Y es por eso que desde hace algún tiempo llevan su concepto a otros locales capitalinos. Seleccionan a sus ‘anfitriones’ por especiales para ofrecer su brunch. En este momento se puede disfrutar los domingos en El Columpio (Caracas, 10). Amplio repertorio gourmet donde no faltan los Benedictine, ensalada de frutas, zumos de temporada, pancakes, cócteles y burbujas. Otro de los famosos en Madrid es el de La Carmencita (Libertad, 16), castiza taberna donde presumen de servir el auténtico brunch estadounidense desde hace ya doce años. Completa carta a precios asequibles y opciones vegetarianas, veganas y sin gluten. El Escondite de Villanueva (Villanueva, 26) lo tiene todos los fines de semana desde mediodía y hasta las cuatro de la tarde, con coctelería que cobran aparte. Unos y otros recomendables por calidad y precio.
En otro nivel se encuentran los brunchs de algunos de los grandes hoteles de la capital, obviamente con precios en sintonía. Razón por la que es recomendable consultar antes de cruzar la puerta; otra cosa es que el festín culinario es incuestionable, al igual que el lujoso escenario en el que lo sirven. ¡Auténtico deleite!
En el restaurante La Rotonda del Hotel Westin Palace (Plaza de las Cortes, 7) tiene lugar cada domingo su «Ópera & Brunch», un bufé libre infinito, bebidas incluidas, amenizado con música en directo (soprano, tenor y un pianista) y que tiene lugar bajo la impresionante cúpula acristala de este emblemático edificio. Otro referente entre la hotelería madrileña es el del Hotel InterContinental (Paseo de la Castellana, 49), un estupendo almuerzo de domingo, de 13.30 a 16 horas (79€ por persona, IVA incluido), también bajo su cúpula central (presidida por un inmenso candelabro) y donde reúnen más de doscientas especialidades de la cocina nacional e internacional en formato buffet –mariscos, ibéricos, quesos, sushi y ceviches elaborados en el momento; variados arroces, carnes asadas, pescados, … sin que falten por supuesto los clásicos Benecitine ni la repostería artesanal– y por supuesto con la bebida incluida. También es propuesta dominical en el lujoso hotel Orfila (Relais&Chateâux. C/ Orfila, 6) diseñado por el cocinero biestrellado Mario Sandoval. En el jardín o en el restaurante, una alternativa elegantísima y muy completa (65 € pax.) donde se dan cita ibéricos, tortillas, huevos al gusto, frutas exóticas, bollería elaborada en casa y tartas caseras, entre otros tantas elaboraciones. Tampoco faltan diferentes zumos, cóctel y champagne. Para concluir la revisión madrileña, añadimos el brunch del Wellington (Velázquez, 8. 75 € pax) con un selecto repertorio de ensaladas, embutidos, arroces, pescados, carnes, verduras, postres artesanos, además de bebidas como vino, cava o cafés, entre otras. Y por último las propuestas ideadas por el afamado chef Dani García tanto para BiBo (Paseo de la Castellana, 52) como para su más reciente ubicación capitalina, Dani (Sevilla, 3) en la séptima planta del Four Seasons Hotel Madrid. Un brunch con vistas que comienza con distintas propuestas propias del desayuno para continuar con platos a la carta y alternativas saludables.
Como se apuntaba, Barcelona es la otra gran ciudad en la que ha calado la práctica del brunch, y sin abandonar los hoteles en el Majestic (Paseo de Gracia 68 – 70) tienen una estupenda propuesta que disfruta de gran reconocimiento. Los domingos del Majestic, entrado el mediodía y hasta las cuatro de la tarde, tiene lugar un brunch gourmet que ha sido galardonado en 2018 como el mejor desayuno de hotel en Europa. Un bufé basado en la calidad del producto y la dieta mediterránea donde no faltan los guiños internacionales: variedad de frutas, zumos recién exprimidos, quesos y embutidos de proximidad, cereales, ahumados, productos sin gluten ni lactosa, exquisiteces del mar, un showcooking con platos preparados al momento (como los huevos Benedictine) y rica oferta pastelera que elaboran diariamente. Este brunch se ha convertido en uno de los imprescindibles de la Ciudad Condal, a un precio cerrado de 65 euros.
De vuelta a opciones mucho más asequibles de la capital catalana podemos señalar dos míticos, Federal Café Barcelona (Passatge de la Pau 11) porque está considerado entre los mejores, con direcciones en otras ciudades españolas. Con horario ininterrumpido, por lo que puedes disfrutarlo a la hora que más te apetezca, incluye tipos de tostadas, huevos al gusto, cereales, frutas, bocadillos, hamburguesas…y por supuesto cafés y zumos. La otra dirección es Picnic (Comerç, 1), de los pioneros en la cosa del bruch en esta ciudad y disponible a diario con sus platos más representativos: tortitas, tostadas, sándwich club, huevos Benedictine… y una surtida coctelería que renuevan por temporada.
En Valencia hay también buenas direcciones para un desayuno tardío. Entre las más recomendadas está La más bonita (Paseo Marítimo, 11), en un sitio acogedor y bien bonito, para un relajado brunch frente al mar; Dulce de Leche Boutique Ruzafa (Pintor Gisbert 2), pastelería boutique donde los fines de semana te ofrecen un brunch variado y casero; o el Bastard Coffe (Carrer Leandro de Saralegui 1), con oferta todos los días y durante toda la jornada y varias propuestas en la carta. Muy popular, también en lo que respecta al precio.
Y una parada isleña puede trasladarnos hasta Palma de Mallorca, de nuevo a las instalaciones de lujosísimo Can Bordoy Grand House & Garden (Forn de la Glòria, 14). Es su «Sunday brunch», de 10 a 16 horas, a un coste de 39 euros por persona y una propuesta gastronómica que incluye yogures artesanos, pastelería tradicional mallorquina, zumo natural, crèpe de trigo, huevos escalfados, fruta fresca, café y una copa de cava. Allí donde hay un hotel internacional es bastante habitual encontrar la opción de tomar un brunch. En conjunto, diversidad de ofertas para chequear y seleccionar pues las hay que exigen de bolsillos desenvueltos.