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Lujo de segunda mano, ¿se ha acabado el vintage tal y como lo conocíamos?

En 2021, casas de lujo como Valentino, Oscar de la Renta o Gucci anunciaron que comenzarían a vender sus propios diseños de segunda mano. ¿Qué supone este cambio de paradigma en el mercado del vintage?

Foto: Cleo Vermij | Unsplash

En septiembre del año pasado, Gucci anunciaba el lanzamiento de Vault, una plataforma de venta online inspirada en las tiendas multimedia conceptuales de los años 90, en la que la compañía italiana propiedad del grupo Kering vendería artículos de segunda mano y piezas vintage seleccionadas por el propio Alessandro Michele. Con Vault, Gucci se adentraba por primera vez en su historia en el mercado de la reventa, un negocio que hasta ahora siempre había estado dominado por terceros –sobra decir que, como todo lo que se refiere a la marca, este lanzamiento fue un éxito rotundo y muchos de los artículos de agotaron a las pocas horas–.

Imagen promocional de Vault | Gucci

Pero no es la única. El auge del mercado de la segunda mano y del vintage experimenta, desde hace dos años, un crecimiento superior al del universo del lujo, de ahí que cada vez más firmas busquen refugiarse bajo este paraguas. Para Oscar de la Renta, la decisión de comenzar a formar parte del mercado de lujo segunda mano llegó con las historias que sus clientas compartían de los little black dress que su madre llevaba en los 80. De ahí surgió Encore, una plataforma de reventa que vio la luz el pasado mes de noviembre y que ofrece a los clientes la posibilidad de adquirir diseños vintage de pasarela de Oscar de la Renta. Para la marca, esto ha supuesto no solo conseguir el control absoluto de su compañía, sino también recuperar la propiedad de muchos artículos mucho tiempo después de que fueron comprados. Un riguroso proceso de renovación y autenticación se ocupa, además, de certificar que ese artículo no proviene de ninguna falsificación –algo fundamental para crear confianza– y de otorgarle una segunda, tercera e incluso cuarta vida.

El auge del mercado de la segunda mano y del vintage experimenta, desde hace dos años, un crecimiento superior al del universo del lujo, de ahí que cada vez más firmas busquen refugiarse bajo este paraguas

Alexander McQueen, por su parte, se alió con el portal de segunda mano Vestiaire Collective para lanzar un programa de reventa, Brand Approved, a través del cual los clientes de la firma pueden enviar los artículos de McQueen ya usados a cambio de obtener «crédito de tienda». Y la lista continúa. El pasado mes de octubre, Jean Paul Gaultier abría sus propios archivos –con más de 30.000 diseños– para que el público pudiese acceder a ellos, comprarlos o alquilarlos mientras que ese mismo mes, Valentino anunciaba la apertura de cuatro tiendas físicas de Valentino vintage –en Milán, Nueva York, Los Angeles y Tokio–. La asociación de Burberry con la plataforma de alquiler y reventa de artículos de lujo My Wardrobe HQ fue algo puntual, una forma de probar este mercado y ver cómo podía funcionar en el futuro, pero también una continuación en los esfuerzos hacia la sostenibilidad de la etiqueta británica.

Fotograma del vídeo de presentación de Encore | Oscar de la Renta

Sostenibilidad y accesibilidad

No cabe ninguna duda de que la sostenibilidad –y la exigencia de los consumidores de que las empresas la conviertan en una prioridad– es un motor evidente del interés de las marcas de lujo por la reventa. Una forma de lograr la circularidad es prolongar la vida útil de las prendas y mantenerlas en uso durante más tiempo. Un producto de lujo, que suele ser de mayor calidad y está diseñado con la intención de ser reparado y usado una y otra vez, se presta naturalmente a la reventa. Y también tiene valor, ya sea sentimental (como, por ejemplo, las historias tejidas en una gabardina Burberry que pasó de generación en generación) o cualitativo (un raro y codiciado diseño de Oscar de la Renta de los años 60, por ejemplo).

La accesibilidad es otra de las claves. Según un estudio, más del 70% de los compradores adquieren artículos de segunda mano de marcas de lujo que de otro modo no podrían permitirse, lo que nos da una idea de por qué funciona tan bien este mercado.

Foto: Becca McHaffie | Unsplash

Más del 70% de los compradores adquieren artículos de segunda mano de marcas de lujo que de otro modo no podrían permitirse.

Ante este panorama, cabe preguntarse qué pasará con los espacios de reventa que han dado forma al negocio del vintage hasta hace bien poco. Todo apunta a que seguirán ahí y, es más,  las plataformas de reventa de marcas específicas (que ofrecen autenticidad, fotografías originales, una experiencia de compra más elevada, etc.) y los actores multimarca (una selección diversa para los consumidores que no son necesariamente fieles a una marca específica) evolucionarán y prosperarán juntos. La visualización de este fenómeno como un apoyo y no como una amenaza es algo cada vez más extendido, y una manera de no enfrentar, sino reconducir lo que podría ser un problema de ventas que la industria arrastra desde que comenzara la pandemia

En este cambio de paradigma, además, tienen mucho que ver las generaciones más jóvenes, es decir, los millennials y la Generación Z, quienes para las marcas de lujo son revulsivos que obligan a ajustarse a las nuevas conversaciones. Y es que ya lo dijo J.W. Anderson en 2020: «Reutiliza, aprecia y pásalo».