¿Sentir los latidos del corazón es normal en un corazón sano?
El corazón es el motor de nuestro cuerpo, al cuidarlo podemos reducir la principal causa de muerte a nivel mundial
Sentir los latidos del corazón es una experiencia común y natural para muchas personas, especialmente cuando estamos en ciertas situaciones. Sin embargo, ¿cuándo puede ser un signo de mala salud cardiovascular?
Es importante diferenciar entre las sensaciones normales y aquellas que podrían indicar algún problema subyacente que requiera atención médica para poder actuar de manera adecuada y prevenir complicaciones graves a futuro.
¿Cómo saber cuando no es problemático?
Los latidos del corazón, esa constante sinfonía rítmica que nos acompaña día a día, pueden variar y manifestarse de diversas maneras según las circunstancias que enfrentamos.
Magdalena Perello, especialista en cardiología, nos ofrece una perspectiva clara sobre cómo interpretar estos latidos en diferentes situaciones.
1. Latidos intensos durante el ejercicio físico
Cuando realizamos un ejercicio físico vigoroso e intenso, nuestro corazón responde aumentando su frecuencia para garantizar un adecuado suministro de sangre a los músculos y al sistema respiratorio.
Es completamente normal notar que los latidos se vuelvan más fuertes y rápidos en estas circunstancias. Esta respuesta fisiológica es esencial para sostener el esfuerzo físico y no debería ser motivo de preocupación.
2. Sensación de latidos en reposo
Durante momentos de reposo, como cuando estamos acostados y relajados en la cama, es posible palpar el latido del corazón al tocar la arteria temporal.
Esta sensación de ritmo cardíaco regular a través de las arterias superficiales es una manifestación natural del funcionamiento cardiovascular. Sentir el pulso de esta manera es un indicativo de la eficacia con que el corazón bombea sangre por todo el cuerpo.
3. Aceleración del corazón en situaciones de estrés
En momentos de nerviosismo o estrés, es común que el corazón se acelere, alcanzando frecuencias entre 100 y 120 latidos por minuto.
Esta respuesta es una adaptación normal del cuerpo frente a situaciones de tensión emocional o física. Notar que el corazón late más rápido en tales circunstancias es algo habitual y suele normalizarse una vez que el estrés disminuye.
¿Cuándo preocuparse por las palpitaciones?
Según cuenta la cardióloga, existen casos en los que las palpitaciones son intensas, acompañadas de síntomas alarmantes como dolor torácico, mareos, pérdida de conocimiento o dificultad para respirar. En estas situaciones, es crucial buscar atención médica de inmediato.
Estos síntomas podrían indicar problemas cardíacos subyacentes que requieren evaluación y tratamiento profesional, ya que los latidos del corazón son un indicador vital de nuestra salud cardiovascular.
Aprender a interpretar sus variaciones según el contexto y circunstancias puede ayudarnos a distinguir entre respuestas normales y señales de alerta.
¿Cómo cuidar a nuestro corazón?
El corazón es el órgano principal del sistema cardiovascular y es el primero en formarse en el cuerpo. Está dividido en cuatro cavidades: dos aurículas (derecha e izquierda) y dos ventrículos (derecho e izquierdo).
Junto con los vasos sanguíneos, su función es mantener la circulación unidireccional de la sangre por todo el cuerpo para suministrar oxígeno y nutrientes.
A lo largo de nuestra vida, el corazón latirá aproximadamente tres mil millones de veces y moverá alrededor de 250 millones de litros de sangre.
Desafortunadamente, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo. Por ello, es fundamental actuar ahora para disminuir el riesgo de desarrollar problemas cardíacos y prevenir enfermedades a largo plazo.
Existen varias estrategias efectivas que puedes adoptar para proteger tu salud cardiovascular. Tener en cuenta estos aspectos es crucial para mantener una vida saludable y prolongada.
- Seguir una dieta saludable
- Hacer ejercicio físico
- Mantener un peso adecuado
- Dejar de fumar y evitar la exposición al humo de segunda mano
- Controlar tus niveles de colesterol y presión arterial
- Consumir alcohol con moderación, si lo haces
- Manejar el estrés