¿Qué es un intestino permeable? Síntomas y cómo combatirlo
Muchas personas experimentan signos como estos, pero a menudo no les dan la importancia que deberían
La salud intestinal es fundamental para el bienestar general del cuerpo. Uno de los problemas más comunes relacionados con el intestino es la disbiosis, un desequilibrio bacteriano que puede desencadenar un proceso inflamatorio conocido como Leaky Gut o intestino permeable.
¿Qué es la disbiosis y el intestino permeable?
La disbiosis se refiere a un desequilibrio en la flora bacteriana del intestino. Cuando esto ocurre, la barrera intestinal, que normalmente es muy selectiva, se debilita.
Este debilitamiento permite que las bacterias y otras sustancias no deseadas atraviesen la barrera intestinal y entren en el torrente sanguíneo. Este proceso es lo que se conoce como intestino permeable.
Es básicamente una alteración en las uniones estrechas de las células intestinales, lo que permite el paso de bacterias y toxinas al flujo sanguíneo.
Esta condición no solo afecta el sistema digestivo, sino que puede desencadenar una serie de respuestas inflamatorias en todo el cuerpo.
¿Cuáles son los síntomas del intestino permeable?
Cuando la barrera intestinal se ve debilitada, el cuerpo puede experimentar varios síntomas, tales como:
- Niebla cerebral: dificultad para concentrarse y pensar con claridad.
- Dolor en las articulaciones: inflamación y malestar en las articulaciones.
- Fatiga: sensación constante de cansancio.
- Alergias y sensibilidades alimentarias: reacciones adversas a ciertos alimentos.
- Problemas de la piel: aparición de acné y otras afecciones cutáneas.
- Problemas de tiroides: disfunciones en el metabolismo y la energía.
¿Cómo combatir este problema?
La dieta juega un papel crucial en la salud intestinal y en la prevención del intestino permeable. Por lo que una dieta antiinflamatoria es ideal para mantener un intestino saludable.
¿Qué deberías de priorizar?
- Alimentos frescos: consumir alimentos en su forma más natural posible.
- Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados: evitar productos artificiales e inflamatorios.
- Abordar las intolerancias alimentarias: identificar y eliminar alimentos que causen reacciones adversas.
¿Qué alimentos tienes que tener en cuenta?
Para apoyar la salud intestinal, se deben tomar alimentos reales e integrales, tales como:
- Vegetales frescos: ricos en nutrientes y fibra.
- Raíces y tubérculos: fuentes de carbohidratos saludables y fibra.
- Verduras fermentadas: beneficiosas para la flora bacteriana.
- Fruta fresca: llenas de vitaminas y antioxidantes.
- Grasas saludables: aceites de oliva, aguacates, nueces y semillas.
- Carnes y huevos ecológicos: fuentes de proteína de alta calidad sin hormonas ni antibióticos.
- Hierbas y especias: propiedades antiinflamatorias naturales.
- Caldo de huesos: rico en colágeno y gelatina, ayuda a sanar la mucosa intestinal.
Caldo de huesos: un superalimento
El caldo de huesos es especialmente beneficioso para el intestino permeable. Preparado con huesos de carne de res o de ave, este caldo es una fuente abundante de colágeno y gelatina. Y es que estos nutrientes son esenciales para la reparación y el mantenimiento de la barrera intestinal.
¿Cómo preparar este caldo de forma casera?
La preparación del caldo de huesos es extremadamente sencilla: basta con colocar todos los ingredientes en una olla grande y dejar que se cocine durante un extenso período. Para lograr un buen caldo, es suficiente con cocerlo a fuego lento durante seis o siete horas.
Sin embargo, para obtener un caldo de calidad superior, se recomienda una cocción de 24 horas, e incluso hasta 36 horas, para alcanzar la mejor textura y sabor posibles.
Ingredientes
Para 6 personas
- Hueso de ternera 2
- Hueso de rodilla de ternera 2
- Huesos de espinazo de cerdo salado 2
- Hueso de caña con tuétano 2
- Hueso o punta de jamón 2
- Agua abundante para cubrir
Elaboración
- Lavar bien los huesos.
- Tostar los huesos en el horno a 180ºC durante 15 minutos.
- Colocar los huesos tostados en una olla y agregar 4-5 litros de agua.
- Cocinar en Alta durante 24 horas.
- Después de 5-6 horas, retirar espuma y exceso de grasa.
- Cambiar a cocción en Baja para las horas restantes.
- En olla convencional, vigilar constantemente el nivel de líquido y mantener el fuego al mínimo.
- En olla rápida, cocinar a presión baja durante dos horas.