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¿Por qué una vez que comemos una patata de bolsa no podemos parar?

A veces, es difícil detenerse con ciertos alimentos, como snacks salados, galletas, o frutos secos como pipas y pistachos

¿Por qué una vez que comemos una patata de bolsa no podemos parar?

Patatas de bolsa | Canva

Comer es un placer, y uno de los momentos más disfrutables es ese picoteo de media mañana o tarde. Ese instante en el que nos tomamos un respiro, pero empiezas con una patata, te comes otra y sin darte cuenta, te has terminado toda la bolsa.

Nos preguntan por qué pasa esto y cómo se puede controlar el consumo cuando estamos frente a algo que no podemos dejar de comer.

Algunos alimentos tienen una mezcla ideal de sal, azúcar y grasas que nos proporciona una satisfacción instantánea y nos hace comer de manera automática, sin pensar.

¿Por qué no puedes dejar de parar de comer?

El dietista-nutricionista Daniel Ursúa explica en un artículo para Maldita que algunos alimentos, debido a su sabor y facilidad para comer, nos hacen entrar en un modo automático en el que comemos sin pensar.

Esto suele suceder con alimentos pequeños como frutos secos, papas fritas, galletas saladas, y conguitos, que no requieren mucha masticación. Una vez que nos ponemos uno en la boca, es fácil seguir comiendo sin detenerse.

Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos y nutricionista, señala a Maldita que esto es común con alimentos ultraprocesados y algunos procesados como los frutos secos salados.

La experta en nutrición recomienda evitar estos alimentos por razones nutricionales y elegir opciones más saciantes. Por ejemplo, los frutos secos crudos o tostados sin sal son una mejor alternativa.

¿Por qué hay veces que nos cuesta tanto dejar de comer un alimento determinado?

Beatriz Robles explica que alimentos como snacks, dulces y cereales tienen características que hacen difícil dejar de comerlos una vez que empezamos.

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Patatas fritas de bolsa

Esto se debe al bliss point o punto de la felicidad, un término creado por Howard Moskowitz que describe la combinación ideal de sal, azúcar y grasa en un alimento. Esta mezcla permite disfrutar de cada sabor sin llegar a saturarnos.

La experta menciona que la forma en que se presentan los alimentos influye en nuestro comportamiento. Las presentaciones en grandes cantidades, como una bolsa de patatas fritas de 150 gramos o una tableta de chocolate, hacen más difícil controlar el consumo.

En cambio, si los alimentos están en porciones individuales o si dividimos las raciones grandes, tenemos que tomar decisiones conscientes sobre cuánto comer, lo que facilita el autocontrol.

¿Cómo controlar lo que comes?

Para controlar el consumo de alimentos, es útil seguir algunos consejos prácticos. Primero, sirve raciones pequeñas para ser más consciente de lo que comes.

Segundo, espera unos minutos antes de volver a servirme, lo que puede ayudar a que el impulso de comer pase.

Tercero, reflexiona sobre las emociones que te llevan a comer en exceso y busca alternativas saludables. Y finalmente, realiza actividades que te distraigan, como caminar o llamar a alguien, para reducir el impulso de comer de manera impulsiva. Aun así, ten en cuenta estos aspectos para ser más consciente del porqué te sucede:

  1. Modo automático: alimentos como patatas fritas, frutos secos o galletitas saladas a menudo hacen que entremos en un modo automático de comer sin pensar. Esto ocurre porque son fáciles de comer y no requieren mucha masticación, lo que facilita comer en exceso.
  2. Composición perfecta: muchos alimentos tienen una mezcla óptima de sal, azúcar y grasa, conocida como bliss point (punto de felicidad). Esta combinación maximiza la satisfacción sin llegar a saturarnos, haciendo que queramos comer más.
  3. Densidad calórica: algunos alimentos, especialmente de comida rápida, son fáciles de comer rápidamente, lo que lleva a consumir muchas calorías sin darnos cuenta.
  4. Textura y sabor: los alimentos ultraprocesados suelen tener una textura crujiente y sabores intensos, creando una explosión de sabor que provoca el deseo de comer repetidamente.
  5. Hambre emocional: comer en exceso puede ser una forma de manejar emociones como la tristeza, el estrés o la ansiedad, en lugar de una necesidad real de comida. El hambre emocional suele ser repentina, con antojos de alimentos altos en calorías y sensación de culpa después de comer.
  6. Presentación de los alimentos: las presentaciones en grandes cantidades (como una bolsa de patatas grandes) dificultan el autocontrol. Las porciones individuales ayudan a tomar decisiones conscientes y a controlar el consumo.
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