Estas son las consecuencias de la restricción calórica, según un estudio
Esta teoría, que nació de estudios iniciales en la década de 1930, resulta ser mucho más compleja de lo que parecía
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La idea de que consumir menos calorías podría ayudarnos a vivir más años ha capturado la atención de la ciencia y del público durante mucho tiempo.
Esta teoría, que nació de estudios iniciales en la década de 1930, resulta ser mucho más compleja de lo que parecía. Un reciente estudio publicado en Nature, realizado en casi mil ratones genéticamente diversos, plantea matices importantes en esta relación entre restricción calórica y longevidad.
Aunque el estudio confirma que reducir la ingesta calórica puede prolongar la vida, también demuestra que los efectos sobre la salud son diversos y dependen en gran medida de factores como la genética y la respuesta individual al estrés.
La restricción calórica y sus efectos en la vida útil
Desde los primeros estudios en roedores en los años 30, se ha observado que la restricción calórica parece extender la vida útil en animales de laboratorio.
Según Gary Churchill, genetista del Jackson Laboratory y autor principal del estudio, “la restricción de calorías empezó a demostrar extender la vida de los roedores en la década de 1930”, y desde entonces, se han visto efectos similares en otros seres vivos, desde gusanos hasta macacos, aunque en estos últimos, los resultados son modestos.
En estos experimentos, reducir la ingesta calórica mostró un potencial de prolongación de vida que ha convertido a esta intervención en una especie de Santo Grial para la longevidad.
No obstante, con el tiempo se ha comprendido que este fenómeno es más complejo. Según Churchill, “a principios de la década de 2010, se empezó a ver que no todos los antecedentes genéticos se benefician igual de esta restricción”, lo que impulsó la necesidad de investigaciones más exhaustivas.
¿Cómo afecta la genética a los diferentes tipos de dieta?
El reciente estudio de Churchill y su equipo utilizó una muestra amplia y diversa de roedores: 960 ratones hembra con variabilidad genética, que se sometieron a cinco intervenciones dietéticas distintas.
Los grupos incluyeron una dieta estándar, una restricción calórica del 20%, otra del 40% y dos regímenes de ayuno intermitente, donde los ratones ayunaban uno o dos días por semana. Esta variedad de enfoques les permitió observar cómo diferentes niveles y tipos de restricción afectaban la esperanza de vida.
La investigación reveló que la restricción calórica aumentaba la longevidad de los ratones en general, incluso en los que experimentaron una reducción extrema de un 40% en su dieta.
Esto sorprendió a los científicos, ya que «no hubo ningún indicador de que algo fuera mal, aparte de que los ratones eran más pequeños de lo normal», según explica Churchill.
Sin embargo, los efectos variaron según factores como la edad, la genética y la capacidad de los ratones para adaptarse a la dieta. Esta diversidad de resultados sugiere que la genética tiene un papel determinante en cómo la restricción calórica afecta la salud y la esperanza de vida.
Más grasa, mayor longevidad: un descubrimiento contraintuitivo
Un hallazgo interesante y contraintuitivo fue que los ratones que no experimentaron una pérdida significativa de grasa corporal y mantuvieron niveles altos de glucosa vivieron más tiempo.
Churchill explica que «los animales que fueron capaces de mantener sus grasas corporales y sus niveles de glucosa altos, vivieron más». Este fenómeno podría indicar que aquellos roedores con mayor resiliencia a las dietas restrictivas lograban mantener su vitalidad.
El estudio también detectó un efecto protector de la grasa en los ratones de mayor edad. Así como los humanos tienden a perder peso al final de su vida debido al desgaste natural o enfermedades, los ratones también muestran esta tendencia en las semanas previas a su muerte.
La capacidad de mantener cierta adiposidad en edades avanzadas parece estar relacionada con un estado de salud más estable.
Autofagia y restricción calórica: una posible explicación celular
La literatura científica sugiere que la restricción calórica podría activar procesos celulares como la autofagia, en la que las células se reciclan a sí mismas, eliminando componentes dañados o innecesarios y generando energía.
La autofagia ha sido vista como un mecanismo potencial para alargar la vida útil, al mejorar la limpieza y regeneración celular. Pero, Churchill es cauto al respecto y señala que, aunque este proceso es una buena hipótesis, su estudio no incluyó evaluaciones a nivel celular, por lo que el rol de la autofagia en la longevidad no se pudo confirmar en esta investigación.