La bacteria que vive contigo podría causar infecciones graves, según un nuevo estudio
La comunidad científica y sanitaria debe mantenerse alerta ante estos hallazgos y reforzar las medidas de prevención

Bacterias | Canva
En los últimos años, el Streptococcus disgalactiae subespecie equisimilis (Sdse) ha ido ganando relevancia en el ámbito de la salud pública debido al incremento de infecciones asociadas a esta bacteria. Aunque normalmente convive con los seres humanos sin causar daño, ciertos factores pueden favorecer su proliferación y desencadenar cuadros clínicos graves, especialmente en personas con el sistema inmunológico debilitado.
El tipo de bacteria: Sdse
Un reciente estudio liderado por el Hospital de Bellvitge y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) ha puesto de manifiesto el aumento de infecciones por Sdse. Además, los investigadores han identificado que algunas cepas de esta bacteria están desarrollando resistencia a los antibióticos, lo que podría complicar su tratamiento y manejo clínico. Este hallazgo es especialmente preocupante, ya que los estreptococos son tratados habitualmente con antibióticos como la penicilina o la eritromicina. Sin embargo, la resistencia emergente podría reducir la efectividad de estos tratamientos, aumentando la morbilidad y mortalidad asociadas a las infecciones por Sdse.
¿Qué es el ‘Streptococcus disgalactiae subespecie equisimilis’?
El Sdse es un estreptococo beta-hemolítico del grupo C o G que forma parte de la microbiota de muchas personas, colonizando la piel, las mucosas y el tracto respiratorio. En la mayoría de los casos, su presencia no supone un problema, pero cuando las defensas del organismo están debilitadas o existe una puerta de entrada, como una herida o una intervención quirúrgica, puede convertirse en un patógeno oportunista.
Factores de riesgo y población vulnerable
Las infecciones por Sdse suelen presentarse con mayor frecuencia en:

- Personas inmunodeprimidas: pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, cáncer, insuficiencia renal o que reciben tratamientos inmunosupresores.
- Adultos mayores: la edad avanzada se asocia con una respuesta inmunitaria más débil, aumentando el riesgo de infecciones invasivas.
- Pacientes hospitalizados: la estancia prolongada en hospitales, el uso de dispositivos invasivos y las cirugías pueden facilitar la entrada de la bacteria al organismo.
- Personas con heridas abiertas: cualquier lesión en la piel o mucosas puede actuar como una puerta de entrada para la infección.
Síntomas y enfermedades asociadas
Las infecciones por Sdse pueden manifestarse de diversas formas, desde cuadros leves hasta infecciones graves y potencialmente mortales. Entre las principales enfermedades asociadas se incluyen:
- Celulitis e infecciones cutáneas: enrojecimiento, inflamación y dolor en la piel, que puede progresar rápidamente.
- Faringitis y amigdalitis: dolor de garganta, fiebre y malestar general.
- Endocarditis: infección de las válvulas del corazón, que puede derivar en insuficiencia cardíaca.
- Bacteriemia y sepsis: cuando la bacteria entra en el torrente sanguíneo, puede causar una respuesta inflamatoria sistémica con riesgo de fallo multiorgánico.
- Neumonía: infección pulmonar que puede complicarse con insuficiencia respiratoria.
- Artritis séptica y osteomielitis: infecciones articulares y óseas que pueden generar secuelas a largo plazo.
El problema de la resistencia antibiótica
El estudio del Hospital de Bellvitge y el Idibell no solo alerta sobre el aumento de casos de Sdse, sino también sobre la aparición de cepas resistentes a los antibióticos. Este fenómeno podría limitar las opciones terapéuticas y obligar a recurrir a antibióticos de amplio espectro, con mayores efectos adversos y riesgo de resistencia cruzada con otros patógenos. Por ello, los especialistas recomiendan un uso racional de los antibióticos y una vigilancia epidemiológica constante para detectar y controlar la propagación de estas cepas resistentes.
Prevención y medidas de control
Aunque evitar completamente la exposición al Sdse es difícil debido a su presencia en la microbiota humana, existen algunas estrategias para reducir el riesgo de infección:
- Higiene adecuada: el lavado frecuente de manos y una correcta higiene de heridas pueden minimizar la posibilidad de infección.
- Control de enfermedades crónicas: mantener controladas patologías como la diabetes o la insuficiencia renal puede ayudar a prevenir infecciones oportunistas.
- Uso prudente de antibióticos: evitar la automedicación y seguir las indicaciones médicas es clave para prevenir la aparición de resistencias.
- Vigilancia en hospitales y centros sanitarios: implementar protocolos de control de infecciones en entornos hospitalarios para reducir la transmisión de bacterias resistentes.