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Un nuevo estudio relaciona esta infección de la infancia con el cáncer colorrectal en jóvenes

La batalla contra este tumor podría comenzar, paradójicamente, en los pasillos de la guardería

Un nuevo estudio relaciona esta infección de la infancia con el cáncer colorrectal en jóvenes

Cáncer colorrectal en jóvenes | Canva

Los jóvenes sufren cada vez más cáncer colorrectal, una enfermedad históricamente asociada al envejecimiento y que, en España y buena parte del mundo, ha visto duplicar su incidencia en menores de 50 años cada década durante las dos últimas décadas. Un reciente estudio internacional, liderado por la Universidad de California en San Diego y coautoría de investigadores del Wellcome Sanger Institute (Reino Unido) y el CNIO, sugiere que la clave podría hallarse en infecciones de la infancia por cepas de Escherichia coli productoras de colibactina, una toxina capaz de dañar el ADN.

Detectan mutaciones causadas por esta toxina

La colibactina actúa directamente sobre el material genético de las células epiteliales del colon y el recto, provocando rupturas y alteraciones que dejan una “firma mutacional” característica. Gracias a un exhaustivo análisis computacional de muestras tumorales, los investigadores han identificado un aumento sustancial de mutaciones debidas a esta toxina en pacientes diagnosticados antes de los 50 años. Lo más sorprendente es que estas huellas genéticas se remontan a los primeros diez años de vida, lo que sugiere que la exposición temprana adelanta el inicio clínico del cáncer décadas después.

cáncer colorrectal en jóvenes
Cáncer colorrectal en jóvenes

La frecuencia de estas mutaciones varía según la región

El estudio revela variaciones en la frecuencia de estas “firmas” mutacionales según la región: son especialmente elevadas en países como Argentina, Brasil, Colombia, Rusia y Tailandia. Esto apunta a que, además de la presencia de cepas de E. coli productoras de colibactina, existen factores ambientales locales —alimentación, higiene, prácticas agrícolas— que modulan el riesgo. Entender estas diferencias podría permitir diseñar estrategias de prevención adaptadas a cada contexto, como campañas de control de la contaminación alimentaria o programas de detección de portadores asintomáticos.

Prevención y diagnóstico precoz

Si la infección infantil por E. coli con capacidad de producir colibactina impulsa el desarrollo prematuro de mutaciones cancerígenas, intervenir en esas primeras etapas de la vida abre la puerta a acciones de salud pública revolucionarias:

  • Vacunación o tratamientos antibióticos específicos, si se identifican regiones de alto riesgo.
  • Mejoras en el control y tratamiento de infecciones gastrointestinales en la infancia.
  • Programas de cribado más tempranos para población sin factores de riesgo tradicionales, adelantando la colonoscopia o pruebas de sangre oculta en heces a partir de los 40 años.

Los investigadores advierten de que, de mantenerse la tendencia actual, el cáncer colorrectal podría convertirse en 2030 en la principal causa de muerte por cáncer en adultos jóvenes. Sin antecedentes familiares ni factores de riesgo evidentes —obesidad, sedentarismo, hipertensión—, estos casos exigían nuevas hipótesis. La colibactina, producida por algunas cepas de E. coli, irrumpe ahora como un candidato a carcinógeno temprano cuyo control podría frenar drásticamente la epidemia silenciosa de cáncer en la población más joven. “Si alguien adquiere a los diez años una de estas mutaciones impulsoras, podría desarrollar la enfermedad a los 40 en lugar de a los 60”, señala Marcos Díaz Gay, primer firmante del trabajo y director del Grupo de Genómica Digital del CNIO. Este hallazgo, publicado en Nature, marca un antes y un después en la comprensión de los orígenes del cáncer colorrectal de aparición temprana y abre líneas de investigación para prevenirlo desde la infancia.

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