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Duna Nicolau, dietista: «La sandía o melón cortado pueden tener estas bacterias»

A menudo no nos damos cuenta de lo importante que es elegir bien lo que comemos en nuestro día a día

Duna Nicolau, dietista: «La sandía o melón cortado pueden tener estas bacterias»

Sandía | Canva

Con la llegada del verano, el melón y la sandía se convierten en protagonistas indiscutibles de nuestras mesas. Su sabor dulce, su alto contenido en agua y su efecto refrescante los convierten en las frutas estrella de la temporada. Por comodidad o falta de espacio en la nevera, muchos optan por comprarlos ya partidos en supermercados o fruterías. Sin embargo, esta práctica, que parece inofensiva, puede implicar ciertos riesgos si no se presta atención a algunos detalles clave. Además, si decides llevarte la pieza entera, es importante saber identificar cuándo está en su punto justo de maduración para disfrutarla en su mejor versión.

Frutas de verano, ¿mejor enteras?

Cada vez más consumidores optan por comprar medios melones o cuartos de sandía envueltos en film transparente, listos para llevar. Una elección aparentemente cómoda, sobre todo para quienes viven solos o no quieren ocupar media nevera con una fruta entera. Pero ¿es esta opción realmente segura? Según advierten diversos expertos en nutrición, entre ellos la dietista Duna Nicolau, comprar fruta cortada sin refrigeración puede implicar ciertos riesgos para la salud. Nicolau, a través de su perfil en TikTok, lanzó una advertencia que no pasó desapercibida: «Cuando la pulpa queda al descubierto, puede contaminarse con facilidad. Su piel actúa como una barrera protectora natural y al eliminarla, se expone al contacto con microorganismos del entorno».

https://www.tiktok.com/@comiendoconduna/video/7401828770216283425

La especialista señala que frutas como el melón y la sandía, por su cultivo a ras de suelo, pueden portar bacterias como Escherichia coli, Listeria monocytogenes o incluso Salmonella, que, en contacto con la pulpa sin una correcta manipulación y conservación, podrían proliferar.

Melón

Principal inconveniente

Uno de los principales errores que se cometen en muchos establecimientos es mantener estas frutas cortadas fuera de refrigeración. La cadena del frío, una de las claves para la seguridad alimentaria, se rompe cuando los alimentos perecederos permanecen en estanterías a temperatura ambiente. Y aunque la mayoría de consumidores no ha sufrido nunca intoxicaciones graves por este motivo, el riesgo existe, especialmente en los meses de más calor. Por este motivo, las autoridades sanitarias recomiendan adquirir fruta cortada únicamente si ha sido manipulada en condiciones higiénicas y está debidamente refrigerada. En caso contrario, lo más prudente es optar por la pieza entera y cortarla en casa justo antes de consumirla.

Cómo elegir una buena sandía o melón

Si decides llevarte a casa la fruta sin cortar, aquí van algunas recomendaciones prácticas para asegurarte de que estás comprando una pieza madura, jugosa y lista para el consumo.

  1. Golpea con los nudillos: el truco del sonido sigue vigente. Una sandía madura emite un sonido hueco pero firme. Si suena apagada, probablemente le falte madurez.
  2. Peso relativo: cuanto más pese, mejor. La sandía está compuesta en su mayoría por agua, así que una buena sandía debe resultar pesada respecto a su tamaño.
  3. Mancha amarilla: no es un defecto, al contrario. Es la parte que estuvo en contacto con el suelo. Si está bien definida y de un tono amarillo intenso, indica madurez.

Cómo identificar un melón maduro

  1. Presiona los extremos: especialmente la zona opuesta al tallo. Si cede un poco, está en su punto. Si se hunde demasiado, está pasado.
  2. Olor característico: un melón maduro emana un aroma dulce incluso sin cortarlo. Si no huele, probablemente aún le falte.
  3. Sacúdelo suavemente: si escuchas un leve chapoteo interno, es posible que la fruta esté pasada o demasiado madura.

Normativa sobre la fruta cortada

En España, la normativa alimentaria establece que todo alimento perecedero expuesto al público debe mantenerse en condiciones adecuadas de higiene y refrigeración. Esto incluye frutas como el melón o la sandía una vez cortadas. Además, el etiquetado debe especificar la fecha de envasado y, en muchos casos, la de caducidad o consumo preferente. Si el producto no cuenta con esa información, es aconsejable no comprarlo.

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