Sudoración excesiva más allá del calor: qué es la hiperhidrosis y cómo se trata y controla
Para muchas personas, el sudor se convierte en un problema para su día a día. Afortunadamente, hay solución

La hiperhidrosis tiene solución | Freepik
Cuando el calor del verano aprieta, la transpiración se convierte en algo inevitable. Pero, para muchas personas, el sudor va más allá de una reacción al calor o al ejercicio. La hiperhidrosis, o sudoración excesiva, es una condición médica real que puede condicionar seriamente la vida cotidiana.
Se estima que entre el 2 y el 5 % de la población mundial padece algún tipo de hiperhidrosis, aunque muchos casos permanecen sin diagnosticar por vergüenza o desconocimiento. Afortunadamente, cada vez son más los centros médicos que incorporan esta patología a su oferta de tratamientos estéticos y dermatológicos, devolviendo la confianza a quienes la sufren. Porque la sudoración excesiva tiene solución. Lo importante es identificarla a tiempo, consultar con un especialista y elegir el enfoque más adecuado para cada caso.
¿Qué es exactamente la hiperhidrosis?

La hiperhidrosis se caracteriza por una sudoración que sobrepasa lo necesario para regular la temperatura corporal. La doctora Leida Rojas, de Único Life Clinics, señala que esta condición no siempre está vinculada a factores externos como el clima o el esfuerzo físico, sino que muchas veces tiene un origen genético o neurológico. En estos casos, las glándulas sudoríparas reciben señales equivocadas y producen más sudor del necesario.
Existen dos formas principales de hiperhidrosis. La primaria suele concentrarse en zonas específicas como las axilas, las palmas de las manos, las plantas de los pies o el rostro, y no se asocia a enfermedades subyacentes. Por su parte, la hiperhidrosis secundaria es consecuencia de otros problemas de salud, como trastornos hormonales, metabólicos o incluso por efecto secundario de ciertos medicamentos, como algunos antidepresivos, antipsicóticos o tratamientos hormonales.
¿Cómo saber si el sudor es un problema médico?
Sí, todos sudamos, pero no todos lo hacemos igual. Si la sudoración interfiere con actividades diarias como escribir, dar la mano o vestir ciertos tipos de ropa, es posible que estemos ante un caso de hiperhidrosis. Además, cuando el sudor aparece incluso en reposo o en ambientes fríos, el cuerpo podría estar enviando señales erróneas a las glándulas.
El diagnóstico es clínico, aunque puede apoyarse en pruebas como el test de almidón-yodo para identificar las zonas más afectadas. También se utilizan escalas como la HDSS (Hyperhidrosis Disease Severity Scale), que evalúa la intensidad del problema y su impacto emocional y social.
Las opciones para tratarla: desde cambios de hábitos hasta cirugía

La doctora Rojas explica que el tratamiento de la hiperhidrosis debe seguir un enfoque escalonado, empezando por las opciones más conservadoras y avanzando hacia las más definitivas según el nivel de gravedad.
Entre las soluciones más comunes, destacan los neuromoduladores —inyecciones de toxina botulínica tipo A en las zonas afectadas— que bloquean temporalmente las señales nerviosas que activan el sudor. Esta técnica es segura y eficaz, y puede reducir la sudoración durante unos cuatro a ocho meses. Es especialmente útil para axilas, manos y pies, y puede mejorar notablemente la calidad de vida en verano. Según una revisión publicada en la Journal of Dermatologic Surgery, este tratamiento muestra una tasa de eficacia del 80–90% en hiperhidrosis axilar.
Otra alternativa cada vez más popular es el tratamiento con microondas (miraDry®), que elimina de forma definitiva las glándulas sudoríparas de las axilas mediante energía térmica. Es una opción ambulatoria, no quirúrgica y con resultados duraderos.
En casos más complejos o resistentes, puede optarse por la simpatectomía torácica endoscópica, una intervención quirúrgica que corta los nervios responsables de la sobreestimulación del sudor. Aunque eficaz, este procedimiento no está exento de riesgos: uno de los efectos secundarios más comunes es la sudoración compensatoria en otras partes del cuerpo, algo que afecta a entre el 30 y el 60 % de los pacientes, según diversos estudios, incluido uno publicado en la International Journal of Hyperhidrosis Research en 2023.
Asimismo, se pueden utilizar tratamientos farmacológicos como los anticolinérgicos orales, pero su uso suele limitarse por efectos secundarios como sequedad bucal o visión borrosa.
Hábitos que ayudan a convivir con la hiperhidrosis
Más allá de los tratamientos médicos, adoptar ciertos hábitos de vida puede marcar la diferencia, como:
- Seguir una higiene exquisita y aplicar los neuromoduladores en las zonas problemáticas, especialmente en las épocas de aumento de las temperaturas.
- Evitar alimentos y bebidas que estimulen la sudoración, como el picante, el café y el alcohol.
- Evitar situaciones de estrés que activen las glándulas sudoríparas.
- Utilizar ropa de algodón o de materiales transpirables que permitan una mejor circulación de aire y ayuden a reducir la humedad.
- Usar antitranspirantes en las zonas afectadas, combinado con una higiene diaria que ayude a controlar los episodios de sudoración.