Juan Vizuete, experto en comunicación: «Esto es lo que separa a quienes tienen éxito de los que no»
La delgada línea que separa una idea guardada de un gran logro que deja huella y se convierte en realidad

Juan Vizuete | Cedida
En un mundo cada vez más competitivo y saturado de información, la comunicación se erige como el puente que conecta las ideas con la realidad. No basta con tener un gran proyecto, una iniciativa innovadora o la intención más noble, si no se sabe transmitir, esa idea está condenada a quedarse en el terreno de lo invisible. Así lo explica el especialista en comunicación Juan Vizuete, quien sostiene que «sin comunicación, tus ideas mueren contigo». Su afirmación puede parecer dura, pero refleja una realidad que afecta a empresarios, políticos, conferenciantes y profesionales de todo tipo. Para que una idea cobre vida es imprescindible saber comunicarla con claridad, convicción y coherencia. De lo contrario, se desvanece antes siquiera de encontrar una oportunidad de concretarse.
Los errores que alejan a una audiencia
Según Vizuete, uno de los fallos más comunes a la hora de comunicar es hablar para uno mismo en lugar de hacerlo para los demás. «Comunicar no es soltar tu rollo, es conectar con lo que le importa a quien te escucha», asegura. No adaptar el mensaje a la audiencia genera desconexión y desinterés, lo que se traduce en oyentes mirando el reloj en vez de involucrarse con lo que se les está contando. Otro error frecuente está en las muletillas. Aunque todos podemos caer en ellas de manera puntual, cuando se repiten de forma constante restan credibilidad. Para evitarlas, Vizuete recomienda reducir la velocidad al hablar y ser más conscientes de cada palabra. «Al principio sonaremos algo telegráficos, pero con práctica se consigue un ritmo natural y limpio», apunta.

En la construcción de una imagen personal o profesional, la voz y la manera de expresarse juegan un papel decisivo. Una buena apariencia pierde fuerza si se acompaña de un discurso titubeante o apagado. Para Vizuete, «si hablas con seguridad, vocalizas bien, usas pausas y mantienes un buen ritmo, generas autoridad y credibilidad. Y esa es la mejor carta de presentación que existe». El impacto no se limita al contenido, sino que abarca también al cómo se dice. En este punto entra en juego la coherencia entre comunicación verbal y no verbal. El experto lo resume con una frase contundente: «Tu cuerpo grita lo que tu voz calla». Gestos, postura y movimientos deben acompañar al mensaje, nunca contradecirlo, pues esa disonancia genera dudas en quien escucha.
Escucha activa: entender antes que responder
Uno de los aspectos que más descuidamos es la escucha activa. Vizuete subraya que «vivimos en una sociedad más preocupada por contestar que por entender». Escuchar genuinamente implica formular preguntas abiertas, mostrar interés real y adaptar el mensaje a lo que la otra persona necesita. Un simple cambio en el enfoque puede marcar la diferencia. Preguntar “qué fue lo que más te gustó” en lugar de limitarse a asentir, permite no solo conocer mejor a la otra persona, sino también generar un vínculo de confianza y empatía.
Técnicas prácticas para convencer mejor
Más allá de la teoría, Vizuete propone tres técnicas concretas que resultan útiles en cualquier contexto, desde una negociación empresarial hasta una presentación pública. La primera es mostrar siempre el “por qué”, es decir, explicar la motivación que sustenta una idea. El cerebro humano es más receptivo ante mensajes justificados que ante afirmaciones sin fundamento. La segunda consiste en utilizar un framing positivo. Cambiar términos como “problema” por “reto” u “oportunidad” no solo suaviza el discurso, sino que favorece la identificación del oyente con el mensaje y elimina resistencias internas. Y por último, está la regla de oro: empezar siempre por lo que importa al otro. Hablar de lo que la persona que escucha puede ganar, en lugar de centrarse en uno mismo, garantiza mayor atención y receptividad.
El planteamiento de Juan Vizuete es claro: la comunicación no es un accesorio, sino el eje sobre el que giran los proyectos personales y profesionales. De la capacidad de transmitir con claridad, escuchar con empatía y alinear voz, cuerpo y mensaje depende, en gran medida, que las ideas se conviertan en realidades.