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Los científicos creen haber encontrado una Blue Zone nueva, pero no se parece al resto

Hasta ahora, lo que se consideraba dentro de estos lugares estaba en una franja climática muy bien delimitada

Los científicos creen haber encontrado una Blue Zone nueva, pero no se parece al resto

Un nieto con su abuela en Suecia. | ©Freepik.

Nunca está de más recordar uno de los grandes éxitos del grupo británico Queen como es su Who wants to live forever?. Una realidad, más allá de la música, que denota un interés casi eterno para el ser humano: el de vivir más tiempo. La longevidad se ha convertido así en un caballo de batalla a estudiar, razonar y, sobre todo, perseguir.

Queremos convivir mucho más tiempo con salud, en lugar de simplemente sobrevivir. Esa aspiración ha puesto en el mapa ciertas zonas —las llamadas Blue Zones— que congregan una proporción inusualmente alta de centenarios. En esos territorios, las condiciones sociales, ambientales y culturales habrían permitido alcanzar edades muy avanzadas con buena calidad de vida.

Investigadores de distintos campos —demografía, salud pública, antropología— han intentado descifrar qué rasgos comparten esos lugares de excepcional longevidad. Hay quienes creen que no existe un solo secreto, sino una combinación de hábitos, relaciones sociales, entorno y genética. El hallazgo de una nueva posible nueva Blue Zone ha reavivado el interés. Su aparición, además, desafía nuestras expectativas geográficas: no sería una zona mediterránea ni templada.

Qué son las Blue Zones

El término Blue Zone se utiliza para referirse a regiones donde un porcentaje notablemente alto de la población alcanza edades muy avanzadas con buen estado de salud. Esas zonas no solo muestran muchos centenarios, sino también baja incidencia de enfermedades crónicas y una vida bien conservada en el tramo final. Según algunos estudios, en esos territorios las personas llegan a los 100 años con una frecuencia muchas veces superior a la que se observa en poblaciones promedio.

El origen del nombre tiene una explicación curiosa. En este caso, Michel Poulain y Giovanni Mario Pes, dos demógrafos que estudiaban la longevidad en Cerdeña, usaron un bolígrafo azul para resaltar en un mapa las áreas con alta concentración de centenarios. Ese trazo azul dio lugar al nombre Blue Zone. Más tarde, Dan Buettner popularizó el concepto en colaboración con National Geographic. De esta manera, se extendió la idea, proponiendo nuevas zonas basadas en su investigación de caso en diferentes partes del mundo.

Las Blue Zones reconocidas con más consenso hoy incluyen Okinawa (Japón), la región de Ogliastra en Cerdeña (Italia), la península de Nicoya (Costa Rica) y la isla de Icaria (Grecia). En cada caso destacan características particulares, aunque más o menos comunes. Una alimentación basada en vegetales, actividad física integrada, fuertes vínculos comunitarios, bajo estrés, sentido de propósito y contexto social que favorece comportamientos saludables.

Las singularidades de las Blue Zones ya conocidas

Por ejemplo, en Okinawa operan redes sociales de apoyo. De Cerdeña se suele destacar muchos ancianos siguen trabajando o cultivando o que en Nicoya, de la que ya hemos hablado en THE OBJECTIVE, basan su alimentación en las conocidas como ‘tres hermanas’. En el ejemplo griego de Icaria, habitualmente se explica que, a pesar de tener una población dispersa, hay una vida comunitaria muy activa.

Sin embargo, no es la zona lo que da los superpoderes, es lo que se hace allí. Factores ambientales, culturales y sociales, sumados a los hábitos de vida, estarían detrás de la explicación de por qué en estas zonas la gente no solo vive más tiempo, sino que vive mejor. Aún hablando de zonas donde, quizá, la asistencia sanitaria no sea la mejor del mundo.

El curioso caso de Ostrobotnia, la posible Blue Zone finlandesa

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La dieta juega un papel fundamental en las Blue Zones. ©Freepik.

Recientemente, un grupo de científicos finlandeses de la Abo Akademi University ha señalado que la región de Ostrobotnia, en Finlandia, podría estar emergiendo como una nueva Blue Zone. Así al menos lo han publicado en la revista científica Journal of Aging Research, concretando en el área suecohablante de Ostrobotnia. Aquí creen encontrar «tendencias preliminares» hacia una vibrante longevidad: altas tasas de esperanza de vida, buen estado de salud y adhesión a criterios de estilo de vida parecidos a los de las Blue Zones conocidas.

¿Por qué creen los investigadores que podría tratarse de una nueva Blue Zone? Primero, la esperanza de vida al nacer en la región suecohablante de Ostrobotnia supera el promedio nacional finlandés. Segundo, hay datos demográficos preliminares que sugieren un menor nivel de enfermedades crónicas y mejor salud general. Con lo cual, se asociaría con hábitos de vida saludable y vínculos sociales fuertes. Por último, los investigadores observaron que esa parte de la región se ajusta mejor a los principios de vida de las Blue Zones que otras áreas, a pesar de su proximidad. Razón por la que zonas vecinas o de habla finlandesa mostrarían una menor sintonía con el concepto.

La aparición de una potencial Blue Zone en el extremo norte tiene un carácter singular. Si se confirma, Ostrobotnia sería la primera región candidata ubicada cerca del círculo polar ártico. Eso rompe con el patrón clásico: hasta ahora, las Blue Zones reconocidas han estado en zonas mediterráneas, templadas o subtropicales, nunca en climas rigurosos. Además, ese entorno climático no es típico de lo que se esperaba para favorecer la longevidad extrema, lo que obliga a repensar si los mecanismos geográficos y climáticos tradicionales son esenciales.

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