Crecen los conflictos de pareja por charlas íntimas con IA: ¿esto es infidelidad o no?
Las relaciones con sistemas de IA empiezan a aparecer en consultas de pareja y hasta en expedientes de divorcio

¿Es infidelidad intimar con una IA? | Freepik
Tradicionalmente entendida como un vínculo romántico o sexual con otra persona, la infidelidad vive hoy una transformación radical en la era digital. Según la última encuesta de Gleeden, las relaciones emocionales o íntimas con sistemas de inteligencia artificial (IA) están emergiendo como un nuevo motivo de conflicto en las parejas.
De hecho, ya empiezan a existir peticiones de divorcio que mencionan «vínculo emocional con IA» como causa, lo que refleja un cambio cultural y tecnológico de gran calado. Por ahora, no se observa un aumento en la tasa general de divorcios, pero sí un crecimiento en el número de expedientes en los que se cita explícitamente una IA como parte del problema.
¿Es infidelidad intimar con la IA?

«Evidentemente, la inteligencia artificial no es la causa de un divorcio, siempre hay un problema anterior que hace que uno de los miembros de la pareja consulte con la IA y empiece a mantener conversaciones con ella», afirma Eva Moreno, sexóloga de la mencionada plataforma. «Cada vez es más habitual que uno de los miembros de la pareja, que se siente desbordado o menos apoyado, encuentre en la IA el soporte emocional que necesita, ya que la inteligencia artificial, con los recursos que tiene, se lo puede ofrecer», añade Moreno.
Los datos de la encuesta, realizada entre 9.273 personas, indican que, aunque muchas personas aún encuentran más fácil abrirse emocionalmente con otras personas que con un chatbot, un 24% de la muestra entrevistada manifiesta que, en ocasiones, le resulta más sencillo abrirse ante una IA. Además, hasta un 20% reconoce haber utilizado alguna vez la IA con fines eróticos.
Por otro lado, un 40% considera que mantener una conversación íntima o romántica con un chatbot equivale a una infidelidad. En consecuencia, un 55% afirma que no lo revelaría a su pareja, y un 18% solo lo haría si su pareja se lo pidiera.
Compañía y empatía (y no molesta)
El motivo detrás de esta tendencia es evidente: los chatbots y asistentes de IA están diseñados para ofrecer compañía, empatía e incluso intimidad simulada, algo que para algunos usuarios reemplaza o complementa la relación de pareja. En la encuesta, un 36% dice que lo más atractivo de una IA como compañero es su disponibilidad absoluta; un 32% valora la posibilidad de personalización; y un 25% destaca que la IA «no da conflictos».
Estos datos reflejan que la percepción social de lo que constituye «infidelidad» está cambiando. No se trata solo de contacto físico con otra persona humana, sino también de vínculos virtuales o digitales que pueden desplazar afectivamente a la pareja real. «La irrupción de la inteligencia artificial en la esfera emocional abre un nuevo capítulo de lo que entendemos por infidelidad. No se trata únicamente de cuerpos, sino de emociones, tiempo, atención o secretos», concluye Eva Moreno.
Lo que dice la ciencia

Como se trata de una tendencia novedosa, hay escasos estudios al respecto. No obstante, al ser creciente, los expertos ya empiezan a incidir en el tema. Al respecto, según un artículo reciente, abogados especializados en divorcios en Estados Unidos ya están viendo un aumento notable de casos en los que uno de los cónyuges cita su relación con un chatbot como causa para separarse.
Asimismo, existe un estudio académico que analizó más de 30.000 conversaciones compartidas por usuarios con chatbots sociales y concluyó que muchos de estos lazos exhiben patrones de «espejo emocional» y sincronía, muy similares a los que aparecen en relaciones humanas profundas. Otro estudio más, realizado también en 2025, pone el foco en cómo el grado de antropomorfización del bot (es decir, cuánto lo percibe el usuario como «casi humano» influye en el impacto sobre sus relaciones sociales reales: quienes tienden a humanizar más a la IA, también informan un mayor efecto en sus lazos con amigos y familiares.
En un contexto más amplio, encuestas recientes sugieren que una mayoría creciente considera que los vínculos sentimentales o sexuales con IA pueden corresponder a una forma de «engaño»: por ejemplo, se cita que cerca del 60% de personas solteras clasifican las relaciones con IA como una forma de infidelidad.
Un fenómeno que está generando debate
Este fenómeno está generando debate porque obliga a replantear qué entendemos hoy por «infidelidad». La frontera clásica entre «infidelidad física» y «infidelidad emocional/digital» se difumina, ya que la IA puede ocupar un espacio de intimidad, atención y apoyo emocional que antes se asociaba exclusivamente a otra persona, alterando así la noción misma de «traición».
También entra en juego el impacto psicológico. Las relaciones con sistemas de IA pueden producir efectos afectivos intensos —apego, dependencia, búsqueda de consuelo— que se asemejan a los vínculos humanos y que abren preguntas sobre salud mental, soledad y las consecuencias de dejar que una tecnología sustituya vínculos reales.
A esto se suman las repercusiones legales y sociales. El hecho de que abogados empiecen a recibir casos en los que estas interacciones se presentan como motivo de divorcio, y que jueces e instituciones tengan que explorar posibles marcos reguladores, muestra que no estamos ante un mero experimento digital, sino ante algo que ya influye en la vida cotidiana de muchas parejas.
