The Objective
El Submarino

Vyperr: «En España no te dejan evolucionar, tuve que irme a Italia para llenar salas»

Lo que comenzó como una salida se ha transformado en una carrera desde las pasarelas de moda a Netflix

Víctor Pérez (conocido como Vyperr), es un perfil que rompe con el molde tradicional del creador de contenido. Lo que comenzó como una salida tras ver truncado su sueño de ser futbolista profesional en el Girona, se ha transformado en una carrera polifacética que le ha llevado desde las pasarelas de moda internacional hasta la ficción de Netflix.

En esta charla, huye de la etiqueta de influencer para reivindicarse como artista multidisciplinar. A lo largo de la entrevista, se sincera sobre la realidad de la industria musical —donde ha llegado a llenar salas en Italia— y los prejuicios que enfrenta al saltar a la interpretación. Pero sobre todo, conocemos al Víctor más humano: el chico hipocondríaco y supersticioso que cree en la manifestación, que valora la lealtad por encima de los números y cuya madre sigue siendo su brújula moral en medio del caos de la fama.

P.- Hoy nos acompaña Víctor Pérez. Con lo polivalente que eres y con todo lo que haces, me gustaría que contases tú a qué te dedicas.

R.- Bueno, pues yo soy Víctor Pérez, como bien has dicho. Mi nombre artístico es Vyperr. Y he hecho muchas cosas en mi vida. Empecé dedicándome al fútbol; como mucha gente sabe, es algo que he contado siempre, y mi sueño era el fútbol desde siempre. Pero por circunstancias de la vida, acabé dedicándome al modelaje, a las redes sociales, he tocado la música también, he tocado un poco el tema de actor… y un poco todo lo que rodea a las redes sociales, ¿no?

P.- Porque la palabra influencer la quitamos de en medio contigo.

R.- No me gusta.

P.- Claro, por eso te digo, está borrada, tachada.

R.- No, no me gusta.

P.- Total y absolutamente. ¿Y cómo se presentaría Víctor Pérez sin etiquetas?

R.- ¿En plan a qué me dedico?

P.- No, a cómo eres tú. ¿Cómo te presentarías tú más allá de…?

R.- Pues… ¿cómo me presentaría? No me gusta definirme, pero sí que me gusta definir los valores que me han enseñado desde siempre mi familia, mis padres, que sobre todo son el respeto y la humildad. Es algo que tengo marcado desde siempre. En plan, que seas quien seas, llegues donde llegues, siempre con los pies en la tierra y siendo una persona humilde, normal. Y te lo dice alguien que tampoco es Leo Messi, ¿sabes? Pero es algo que siempre me han inculcado desde pequeño y creo que es lo primordial para mí.

P.- Hombre, es una carrera larga la que tienes. ¿Cuántos años llevas haciendo esto?

R.- Desde que dejé el fútbol… desde los 17 años, más o menos.

P.- Desde los 17 años. O sea, cuando estabas en el colegio…

R.- Sí, bueno, pero antes de empezar, o sea, antes de dejar el fútbol, ya me gustaba la cámara. Ya de pequeño iba con mi madre hasta Barcelona en tren, me acuerdo, a presentarme a anuncios y tal.

P.- Sí, he leído alguna cosa antes, preparándome la entrevista, que realmente empezaste con las redes sociales por un trabajo de un amigo tuyo de la universidad. Tenía un trabajo, te pidió hacer unas fotos y, a raíz de eso, empezaste. ¿Es así?

R.- Sí, sí, fue casualidad. A mí siempre me ha gustado la fotografía, ponerme delante de una cámara, pero nunca había pensado en ello porque estaba tan enfocado en el fútbol, que era literalmente mi vida, y cuando llegas a ciertos niveles, solo piensas en eso. Nunca me hubiese imaginado que, a día de hoy, estaría dedicándome a las redes sociales y haciendo lo que he llegado a hacer, por lo que te digo. Pero bueno, así fue, porque uno de mis mejores amigos, empezó a estudiar cine. De hecho, ahora lo está petando, también. Y nada, me pidió un favor, que me pusiera para cuatro fotos, y a partir de ahí fue un boom, ¿no? Empecé a subir las fotos, me hizo 50 y subí las 50. Y recuerdo que había una cuenta que se llamaba «Tus mejores chicos» en Instagram, que subía a los mejores chicos… bueno, hacían una selección y los subían. Y esa cuenta tenía como dos millones de seguidores o así. Y me subían cada día, cada día, cada día. Y, pues eso, cada día me iban subiendo. Obviamente yo subía muchas fotos a Instagram, pero ellos también me subían a diario. Obviamente, también toqué muchas puertas.

P.- Sí, no, sí. Y el tema del fútbol, hablando del fútbol, que casi llegas a profesional, ¿qué pasó? ¿Te paraste? ¿Por qué no…?

R.- Pues eso fue, yo creo, más un tema psicológico que otra cosa. Yo creo que la cabeza me pudo, más que nada porque en esa época yo estaba con uno de mis primeros amores también. El primer amor, que siempre es el que te… ¡clac! Entonces yo venía del Girona, estaba jugando en la Damm y jugaba de titular, lo jugaba todo. Aunque yo siempre he jugado de media punta. Bueno, ahí en la Damm estaba de extremo, pero siempre he jugado de media punta. Y ahí empecé con las redes, ganando algo de dinero, algo de seguidores… tenía mi primera novia, que me estaba volviendo loco; mis padres se estaban empezando a separar también; luego mi abuelo falleció. Entonces fue un cúmulo y no lo pude soportar. Y a esos niveles, cuando tú no estás bien, se nota; sobre todo en el entreno.

P.- Claro, porque ya era casi profesional, o estabas en…

R.- Bueno, casi, casi. Era Juvenil A, era como para dar el salto. Era… era o ahí o nada.

P.- Claro, claro. Y de ahí saltas, o sea, del fútbol saltas a las redes sociales.

R.- Ya estaba yo en redes sociales. Ahí ya tenía mis 500.000 seguidores, sí. Pero era más un hobby que otra cosa. Ganaba, pero no para vivir, la verdad. Disfrutaba más grabando y haciendo mis cosas que otra cosa. Y nada, hablé con el míster porque él me notaba raro. En Juvenil A Luis García, el jugador del Espanyol, era mi entrenador. Y supongo que me entendió, porque me pareció raro que me dijera: «Tómate dos semanas de descanso». En esas categorías y a ese nivel. Entonces yo me lo tomé demasiado personal, me fui a Bali y ya no volví más.

Víctor Pérez «Vyperr». TO

P.- A partir de ahí…

R.- Y ya no volví más. Y hay veces que, a día de hoy, me arrepiento. Sí, me arrepiento un poco.

P.- ¿Te da nostalgia ir a los campos de fútbol a veces, sabes?

R.- Me cuesta, sí, sí, sí. Porque el fútbol era mi vida, o sea, era todo para mí.

P.- Bueno, eres un gran fan del Barça, ¿no? Ayer, de hecho, lo hablábamos: que si te tuvieras que hacer una foto con alguien…

R.- Con Leo Messi.

P.- Con Leo Messi, sin duda. La única persona, ¿no?

R.- La única persona, pero como fan, de decir: me arrodillo y es que te beso los pies.

P.- Es que Leo… Yo soy de Cristiano, admitiré que lo de Messi es sobrenatural. Pero siempre seré de Cristiano. Yo soy de los del esfuerzo antes que cualquier otra cosa. Pasando del fútbol, quería preguntarte por una faceta tuya, que es, de hecho, yo creo, la que ha sido más boom internacionalmente hablando, que es el tema de la música. De hecho, tienes aquí un tatuaje que seguro que muchísimos fans tuyos lo conocen, de una clave… o una nota, no sé qué nota es exactamente. Yo lo conozco por encima, pero realmente es muy interesante. Una carrera muy marcada por las luces y sombras que tiene esta industria y por una gran base de apoyo, como digo, en países, por ejemplo, como Italia. ¿Cómo surge esto del tema de la música? ¿Qué es lo que te inspira?

R.- Yo empecé realmente con los colegas improvisando en el pueblo y poco más. Pero siempre había dicho: «Hostia, me gustaría hacer música». Y cuando empecé a crecer en seguidores, pues empecé a probarlo. Tuve una mala experiencia, tuve que dejarlo… y ahí fue cuando conocí a mi nuevo equipo. A partir de ahí empezamos a hacer las cosas bien y a trabajar guay. Ahí fue cuando dije: «Creo que esto puede ser un buen proyecto de cara al público, en comparación con lo que estaba haciendo, y creo que puede ser diferente, entonces quiero volver a empezar de cero». Y de ahí es de donde vino el nombre de Vyperr también. Fue como un borrón y empezar de cero. Y la verdad, muy contento. He tocado en todos lados.

P.- Has tocado en todos lados. A ver, cuéntame algunas de las ciudades en las que has estado.

R.- Italia he estado en todas, yo creo. Yo creo que he estado en todas tocando.

P.- Y en España, en Canarias has estado también.

R.- Sí, en Canarias también. Mi primer concierto fue horrible.

P.- ¿Cómo fue ese primer concierto? Hablemos de ese primer concierto.

R.- Fue horrible. No puedo hablar mucho por temas legales que me pasaron, pero fue un aprendizaje, te diría. Pero la música siempre ha estado presente porque escucho música a todas horas y ha sido una de mis pasiones también. Te diría que era un hobby, pero cuando empecé a crecer en seguidores, se convirtió en mi trabajo también.

P.- ¿Artistas que te han inspirado a hacer lo que haces?

R.- Muchos, muchos. Es que escucho de todo. O sea, literalmente el otro día estaba en Londres y me hicieron mirar mi edad musical y tenía 60 años de edad musical. Desde reggaetón hasta una de los 80, me gusta todo. En cuanto a inspiración en lo que yo estaba haciendo, te diría que me gusta mucho Jay Wheeler. De hecho, estuvimos a punto de hacer un remix con él.

A punto, a punto, a punto. Sí, sí. De hecho, yo soy mucho de manifestar, me encanta este mundillo. Más que creyente, soy como más espiritual. Y es algo que siempre manifesté. Siempre había querido hacer una canción como las que hacía Jay Wheeler, con ese flow más tranquilo y romántico. Así que fui al estudio y dije: «Quiero hacer una canción como esta y que Jay Wheeler haga el remix». Soñando a lo grande. Y mira cómo es la vida, que a la semana me lo encuentro en Los 40. La canción iba a salir en dos meses. Y en la misma mesa. En la misma mesa, el tío súper majo, hablando conmigo, me saluda, tal, estuvimos hablando… súper majo. Lo sigo, le escribo, me contesta. Un tío diez. Y como me sigue, puede ver todo lo que subo, así que, total, publico el tema, que se llama Monterrey, y el tío me escribe: «Oye, bro, si le vas a hacer el remix a esta canción, cuenta conmigo». Me quedé flipado. Lo primero que hice fue llamar a mi mánager: «Mira». No se lo creía. Yo tampoco. Pero al final no se dio porque él también estaba sacando su disco, no sé por qué, pero no se dio.

P.- Bueno, todavía estáis ahí, o sea…

R.- Bueno, ahora la música, la verdad, la he apartado un poco. Ahora quiero estar un poco más centrado en el tema del acting, que es algo que aparté, porque no se puede hacer todo, la verdad. Cuando estaba haciendo música, aparté muchísimos castings muy buenos que me salieron y series en las que me habían cogido y no pude hacer por el tema de la música. Y ahora quiero retomarlo un poco, porque, como te digo, el tema de la música es complicado.

P.- Nos vamos a ir con la interpretación, efectivamente. Has dado en el clavo. Oye, de todos modos, tío, me estás adelantando todos los temas que voy a sacar. Me tienes la mente leída con todo. La interpretación, que ahora mismo se ha convertido en tu principal objetivo y en la cosa que más te llena. Es un camino largo. Yo también he trabajado como actor y sigo, de hecho, haciendo cosillas, conozco el mundillo y es verdad que no es fácil. Muy bonito, no es fácil, pero es precioso. Y por lo que vemos, vas por muy buen camino. Estás haciendo las cosas muy bien. Tú no eres especial, de Netflix, serie en la que apareces. Quiero que me cuentes un poquito cómo surge, porque me imagino que será tu primer proyecto gordo. ¿Cómo surge eso? ¿En qué momento te llaman?

R.- Bueno, mi primer proyecto fue un cameo en La Reina del Flow, muy pequeñito. De hecho, salgo yo presentando a Rauw Alejandro, imitando el acento colombiano un poco… un poco raro, la verdad. Me dio mucha vergüenza, porque además era público real en un escenario, imitando un poco el acento colombiano. Fue difícil, fue difícil. Luego me vi y dije: «Ya no lo veo más». Ese fue mi primer proyecto así grande, porque además era mi serie favorita y fue como: «¡guau!». Fui para allá y volví al día siguiente. Y a raíz de eso, yo creo que fue un poco eso, que me salió esa oportunidad. Estaba súper nervioso, tengo que decir que respeto mucho a toda la gente que de verdad se ha dedicado toda la vida y ha estudiado. Sí que es verdad que quizá tenemos una cierta ventaja en cuanto a seguidores y visibilidad para que nos lleguen castings, eso sí. Pero también es verdad que yo tuve que pasar el casting como una persona normal, como todo el mundo. Lo pasé y lo pasé muy mal.

P.- ¿Cómo fue el casting? Millones de pruebas…

R.- Bueno, me llegó el correo como a todo el mundo. Supongo que porque vieron la visibilidad de La Reina del Flow y lo que te digo de la visibilidad en redes y tal. Y me llegó el casting. Dije: «Pues supongo que dijeron: vamos a probar». Y yo hasta pensaba lo mismo: «vamos a probar», porque yo nunca he actuado, nunca había hecho nada. Yo decía: «Hostia, hay que ir con cuidado aquí», porque hay gente que se ha dedicado a esto toda la vida y tampoco quiero abarcar algo que no se me dé bien; salir en un sitio por quien soy. Si no se me da bien, no. Hice el casting, pasé la primera prueba, súper guay. Pasó una semana, no me dijeron nada, fue largo. Y tuve que venir como tres o cuatro veces a Madrid a hacer castings presenciales. La verdad es que las chicas del casting me ayudaron un montón. Y ya vi que me estaban a punto de coger cuando me empezaron a meter con la prota a hacer castings y tal, y me dijeron que sí, la verdad.

P.- Y estabas cagado.

R.- Estaba cagado, cagado.

P.- Es fácil, pero es muy bonita, eh, esa sensación de…

R.- Sí, está guay hacer el casting, pero hacerlo es lo más fácil. Dentro de lo que cabe, es lo más fácil. Para la primera vez que actúas, sí. Porque luego te pones delante de la cámara donde hay una producción y una cantidad de dinero metido ahí en las producciones… que dices: ¡guau! ¿Qué hago aquí? ¿Sabes? ¿Cómo voy a hacer esto si no he actuado en la vida? Y la verdad es que se me dio súper bien. No es por nada, eh, pero se me dio súper bien y me sentí súper cómodo.

P.- Yo doy fe, doy fe, doy fe de que…

R.- Me sentí súper cómodo. Y claro, antes de que saliera la serie yo estaba muy nervioso, porque decía: a ver esto qué sale de aquí, a ver cómo se lo toma la gente, qué tal lo ve… Y se lo tomó súper bien. De hecho, fui tendencia en Twitter, en plan la gente diciendo: «Hostia, qué bien actúa Víctor Pérez, la verdad, no me lo esperaba», tal, no sé qué. Y mira, me dio una motivación y un subidón muy bueno, la verdad.

P.- Pues hablando del tema de los seguidores, fíjate lo que te digo…

R.- A ver, que tampoco soy aquí Mario Casas . Pero, por no haber actuado nunca, me sentí súper cómodo y creo que lo hago bien, la verdad.

P.- Y es el primer papel grande; verás cuando lleguen los demás, que seguro que lo vas a hacer mucho mejor. Pero te quería preguntar, hablando de lo que decías, que la gente se piensa que realmente es más fácil que te cojan para un papel cuando tienes visibilidad en redes sociales, cosa que yo personalmente discrepo. Además, yo te quería preguntar esto: ¿crees que hay una dificultad mayor a la hora de que te cojan para un papel cuando vienes de hacer contenido en redes sociales?

R.- Mira, te voy a poner el mismo ejemplo, o sea, lo vamos a hablar de lo mismo, pero en música. Para mí es lo mismo. Es como el influencer que hace música, ¿sabes? La gente no quiere ver a un influencer haciendo música, por muy buena que sea la música.

P.- Pero sí piensas que, claro, es más fácil cuando eres actor y luego ser influencer.

R.- Yo a eso iba. Yo hubiese preferido empezar en la música desde cero, sin ser una persona conocida, porque ya tienen tu etiqueta. Y no me preguntes por qué, pero así va España, por así decirlo, que no puedes hacer lo que te gusta. Pero a mí me da igual, yo hago lo que quiero, yo hago lo que me gusta. Pero como te ponen una etiqueta, con esa etiqueta te quedas. Entonces yo me he tenido que ir a Italia a triunfar.

P.- Y ahí has llenado salas. Salas grandes.

R.- Y no es por tirármelas ni nada, eh, porque soy… pero te lo tengo que decir: pocos influencers, de verdad te lo digo, pocos influencers han llenado salas de 3.000 personas en Italia, fuera del país. Y yo lo he conseguido., pero fuera del país, claro. ¿Sabes? En España no. Pero no por nada. Porque a la gente le gusta la música, sí. Y no es porque tenga menos números, porque los números los tengo. He tenido números grandes, muy grandes. Pero es España.

P.- Sí, o sea, que piensas que hay una especie de…

R.- Es el público, que no quiere que te vayas de tu faceta. ¿Me entiendes?

P.- Claro. Sí, que te quedes donde estás y quizás ese…

R.- Hay mucho hater, por así decirlo, ¿sabes?

P.- Y te llega mucho. Lo sufres bastante.

R.- Más en la música que como actor, la verdad. Pero yo creo que también porque los influencers hemos quemado mucho el tema de la música.

P.- Sí, es verdad que últimamente está siendo más latente.

R.- Lo hemos quemado mucho. Entonces ahora decido apartarlo un poco por eso.

P.- Pues volviendo a la interpretación. Te voy a preguntar: papel soñado. ¿Qué te molaría hacer?

R.- Papel soñado… Pues mira, el otro día lo hablaba con mi mánager, y lo hablo siempre con él, que nos encantaría hacer una película de vampiros. Una de vampiros y una de amor, que va un poco relacionado, ¿no?

Víctor Pérez «Vyperr». TO

P.- Sí. Vamos, un Crepúsculo. O…

R.- Sí, algo más como Vampire Diaries, ¿no se llama?

P.- Ahí tenemos a Jordi, por cierto, se puede saludar desde aquí, el gran mánager de Víctor, un crack.

R.- Algo más así, la verdad. Y es lo que digo: en TikTok la gente me relaciona mucho con una… ¿cómo se llamaba? Eh… Dante, ¿no? Dante. Es muy random, porque de golpe empiezo a ver un montón de portugueses, brasileños, un montón de gente de fuera que me sigue, poniéndome: «Dante, Dante», «Dante, te amo», «Dante Sterling», «Dante»… Y yo pensando: ¿pero quién es Dante? ¿Quién es Dante? Y lo empiezo a mirar, me empiezo a informar, y me dice Jordi: «Dante es como un personaje de Wattpad que lo ha petado, de un libro, y los fans te relacionan con ese libro».

P.- Wattpad, que es una plataforma donde la gente lo que hace es escribir sus historias, ¿no? Sobre todo chavales más jóvenes. De hecho, han salido grandes escritores de ahí, ¿no? Blue Jeans, creo. Algo por el estilo.

R.- Y miles más. O sea, hay como, no sé, te diría cuatro o cinco libros que tienen fans que se inspiran y que se piensan que soy yo el personaje principal, ¿sabes?

P.- ¿Y no ha llegado ningún productor todavía que haya dicho…?

R.- Los del libro me han preguntado si les daba yo el permiso, y obviamente yo les he dado el permiso. Pero tú buscas en TikTok «Dante Sterling» y salgo yo. Y creo que el libro se llama, si no me equivoco, Lucifer, creo.

P.- Hombre, a ver…

R.- Y es como un papel más dark, ¿no?

P.- Sí, me imagino, más…

R.- Y me encantaría hacer algo así.

P.- O sea que, a la hora de interpretar, me imagino que tienes referencias, actores de referencia, por ejemplo, que te molen mucho.

R.- Actores de referencia… Pues mira, no soy mucho de ver estas pelis, la verdad, pero me molan mucho los dos actores que actúan en Vampire Diaries, que se llaman Paul Wesley e Ian Somerhalder. Me gusta mucho cómo lo hacen y me veo en ese papel. Pero si me preguntas qué tipo de pelis me gustan y qué tipo de actor me gusta, te digo Jason Statham. Es el mejor actor que he visto en mi vida y me veo todas sus pelis. O sea, es increíble. Pero en cuanto a algo que me gustaría interpretar y hacer, y en lo que me veo, pues un papel más así, yo creo.

P.- Y si te tuvieran que dar un premio y pudieras elegir qué premio, entre todos los que haya —música, interpretación, el que sea, me da igual—, me puedes decir desde el Goya hasta el Oscar. ¿Qué premio sería el que más te molaría?

R.- Pues mira, si te soy sincero, nunca he soñado con que me den un premio, la verdad. Siempre voy poco a poco. Y si llega, llega. Intento disfrutar el proceso, porque no quiero pensar «quiero ganar un Óscar». No. Quiero hacer la peli y luego, si toca, toca.

P.- Pues vamos a volver a ese niño, a ese niño que eras, que jugaba al fútbol de pequeño. ¿Qué conservas de ese chaval que soñaba con ser jugador profesional?

R.- Pues yo creo que te diría el esfuerzo y no rendirse; algo que siempre me han inculcado desde pequeño: que todo esfuerzo tiene su recompensa. Y hacer lo que quieras. O sea, ya lo digo por mí, lo digo para todo el mundo. Que la gente haga lo que quiera y lo que se sienta a gusto haciendo, sin importar lo que los demás opinen. Porque yo, cuando empecé a hacerme fotos… no sé si has visto un meme, un chiste en Instagram, que dice algo como «primero se ríen de ti y después…» no sé si lo has visto.

P.- No, no lo sé. Yo es que, de todos modos, el tema del For You Page, los Reels y todo esto de TikTok e Instagram lo tengo americanizado total. Entonces no me sale nada.

R.- Es algo así como que primero da vergüenza ajena y luego funciona. Algo así, no me acuerdo. Y me ha salido y me digo: «es que es verdad». O sea, la gente no te permite hacer lo que tú quieres hacer.

P.- Sí. Pero ¿por algo en el colegio, en tu infancia, con tus amigos, o simplemente por…?

R.- No, pero cuando yo empezaba, pues sí que se reían un poco. Me acuerdo que antes era como «Popu», ¿sabes? Se reían. Me llamaban «Popu»: «Mira el Popu», no sé qué, no sé cuánto.

P.- Sí, pero a la vez, vamos, o sea…

R.- Pero riéndose. Y daba rabia. Pero aquí estamos.

P.- ¿Y un momento de tu infancia al que te gustaría volver?

R.- La ESO.

P.- ¿A la ESO?

R.- Sí. Mi madre siempre me decía desde bien pequeño: «Lo vas a echar de menos, no digas que no quieres ir, te vas a arrepentir, lo vas a echar de menos». Y yo: «Qué va, qué va». Y lo echo de menos. Ahora, a medida que creces, pues ahora tengo 24 años, la gente se piensa que tengo 30, pero a medida que vas creciendo, lo echas de menos. Pienso y las aventuras que pasábamos ahí con los colegas… O sea, las matemáticas, obviamente, no me gustaban, no me gustaba ir a matemáticas. Me gustaba ir a clase con mis colegas. Lo echo de menos. El ser pequeño, la ilusión de tener sueños, ¿no?

P.- Sí. Eres un chaval soñador.

R.- Mucho. Siempre lo he sido. Y soñador, y nunca dejaré de serlo. Hasta el último día. Hasta el último día. Siempre.

P.- Hablando de tu madre… también, bueno, lo sé y, aparte de haberlo leído, es tu mejor amiga, ¿no?

R.- Sí, sí, sí.

P.- Es tu persona favorita. ¿Qué podrías decir acerca de tu madre? ¿Qué es lo que te inspira de tu madre? ¿Qué es lo que te da?

R.- Pues gracias a ella estoy donde estoy, la verdad. Porque obviamente yo he tenido mi trabajo, pero cuesta que alguien confíe en algo que todavía no existía, las redes sociales. Yo dejé el fútbol, obviamente lo dejé por mi mala cabeza, pero los estudios… cuesta, al principio cuesta. Y mi madre, si tenía que trabajar pero me tenía que acompañar a un casting, dejaba el trabajo y venía conmigo. Si me tenía que acompañar a Madrid, pues así empecé, ¿sabes?

P.- Siempre contigo.

R.- Siempre, siempre, siempre, siempre. Y siempre me ha apoyado, la verdad. Y aparte de eso, ella sabe todo de mí. Todo, todo, todo. Absolutamente todo. No hay cosa que no sepa mi madre.

P.- Qué bueno.

R.- Creo que es lo más bonito del mundo, la verdad. Porque no hay otra persona que quiera lo mejor para ti como tu madre.

P.- Yo es de las pocas cosas que tengo tatuadas. No tengo muchísimos tatuajes, eh; de hecho, no se me ven en absoluto, pero sí a mi madre. Siempre la cosa más importante. Y hay gente muy cercana a ti que también te quiere mucho, que cada vez que vuelves a tu barrio, a tu pueblo, está ahí contigo, que son tus amigos. Y también, aunque no estés físicamente allí, siempre te van a acompañar. ¿Qué significa para ti el sentido de la lealtad?

R.- Pues la lealtad es primordial para mí; porque si no hay lealtad, ¿qué hay?

P.- ¿Has tenido malas experiencias con amistades?

R.- Sí, muchas. Y le he faltado a la lealtad. Entonces, para mí la lealtad es primordial.

P.- Y siendo tan conocido, o porque realmente eres… que sí, que vale, que ya me vas a decir que no soy Mario Casas, ya, pero sí. ¿Cómo eliges tú a alguien de confianza? ¿Cómo es ese proceso? ¿Hay algo en tu cabeza que dice: «joder, pues en esta persona puedo confiar»?

R.- Sí. No me preguntes el qué, pero hay algo que a lo mejor es una tontería que tú no ves, pero yo sí y digo: «ya no». ¿Sabes?

P.- Porque imagino que con las…

R.- En gente nueva que conozco, obviamente. Cuando conozco gente nueva, no va a ser mi mejor amigo. Pero sí, lo noto mucho. En la gente que se acerca por lo que se acerca o que quiere algo de más.

P.- Y con las chicas supongo que tiene que ser horrible, porque de primeras tiene que ser como: «Guau, venga va, vamos a tomarnos esto tranquilamente», porque tiene que ser bastante complicado.

R.- Es lo que te digo: siempre con los pies en la tierra y escuchando a todo el mundo. Y ya está. Pero me doy cuenta de las cosas.

P.- Te voy a preguntar, aunque ya hemos hablado un poquito por encima, pero me parece una conversación muy interesante porque quiero retomar este tema. Sé que te gusta mucho esto. ¿En qué cree Víctor Pérez?

R.- Yo más que creer, creo —sonará súper religioso, que tampoco soy muy religioso— en la fe. O sea, en tener fe y creer. Es algo que llevo aprendiendo y entrenando el tema espiritual. Llevaré como tres o cuatro años y he manifestado siempre. Porque al final siempre manifiestas. Los sueños los manifiestas. Si tienes un sueño, estás todo el rato pensando en ese sueño: «quiero llegar, quiero llegar, quiero llegar». Pero he aprendido otras formas de manifestar y la verdad es que me encanta.

P.- A ver, cuéntame un poquito.

R.- Llevo como dos meses manifestando cada día, unas tres veces al día: por la mañana, al mediodía y por la noche. Es como una pequeña siesta. Tampoco entiendo mucho, pero lo que yo hago lo he adaptado un poco a mí. Hay un libro que me gusta mucho de Joe Dispenza, Deja de ser tú, que te explica un poco cómo manifestar y atraer todo lo que quieres. No me voy a meter en cómo lo explica porque lo dejé de leer por las palabras tan científicas que tenía. Entonces me lo resumí un poco a mis palabras y lo llevé mucho a mi terreno. Lo que hice fue coger un sonido que me relaja y hacerme un guion de todo lo que quiero conseguir y grabármelo en audio. Aparte de todo lo que quiero conseguir, empiezo diciendo algo rollo: «relájate, respira tres segundos»… Empiezo así. Y luego empiezo diciendo todo lo que quiero manifestar, lo que quiero que me llegue a la vida. Y ya está.

P.- ¿Y te está funcionando bien, supongo?

R.- Sí, bueno, llevo dos meses. Lo hago siempre que puedo, la verdad. Me pongo mis cascos, me siento aquí y escucho mi voz. Mi voz. Es mi voz. Luego lo edité, obviamente, con el sonido ese que te he dicho. Y escucho mi voz repitiendo a diario lo que quiero conseguir.

P.- Esto es como lo de los espejos, ¿no? El otro día vi también en un pódcast —no recuerdo cómo se llamaban— a estos dos invitados que son pareja, que uno es un chico así, muy grande, con muchos tatuajes, que está en redes sociales, tiene el pelo rapado… no me acuerdo, se me ha ido el nombre. Pero hablaba también del tema, no del audio en este caso de escucharte a ti mismo, sino de los espejos. Como que los espejos son un… o sea, a mí también me mola mucho el tema de la espiritualidad. Yo soy bastante cristiano, católico, de hecho, pero como que los espejos también son un portal a otro universo y que por las noches lo mejor es taparlos para no sé qué, no sé cuántos… O sea, con esto del espiritualismo hay un montón de cosas.

R.- Bueno, eso yo creo que es más como superstición, ¿no?

P.- Quizás.

R.- Que yo soy muy supersticioso.

P.- Eres supersticioso.

R.- Mucho.

P.- Yo también.

R.- Lo mío es heavy. Ahora no tanto, pero cuando jugaba al fútbol, si había hecho un buen partido… Recuerdo un gol que le metí al Espanyol y una asistencia. Ganamos 2-1 con el Sant Andreu, cuando yo jugaba. Ese fue el mejor partido de mi vida. Y quedé segundo pichichi… En realidad fue mi mejor año, cuando me fichó el Girona. Ese día yo jugaba con los calzoncillos de mi abuelo, el que me inculcó el fútbol, el que siempre me ha acompañado y que lo fue todo para mí. Jugaba siempre con sus calzoncillos. Siempre, siempre, siempre. Y ese día fue el primer día que jugué con sus calzoncillos. Desde ese día no me los volví a cambiar jamás. Para jugar al fútbol.

P.- Todos los sábados, domingos.

R.- Ese día comí pasta. Cada vez que tenía partido comía pasta. La misma pasta. Ese día, antes de jugar, me había hecho —me acordaré toda la vida, porque fue lo que me hizo supersticioso— un baño de hielo en la bañera. Entonces todo lo que hice ese día, lo repetía cada vez que tenía un partido.

P.- Y si no lo haces, te paranoias.

R.- Sí, sí, sí. Y había días que jugaba mal y no me funcionaba la superstición. Y me rayaba, cambiaba de superstición, hacía otra cosa… y era un rayado de la vida.

P.- ¿Qué miedos tienes?

R.- ¿Miedos? No tengo muchos, la verdad. Te diría que soy más hipocondríaco que otra cosa. Ese es mi miedo: la hipocondría. Se pasa muy mal. Se pasa horrible.

P.- A mi padre le pasa también.

R.- Soy muy hipocondríaco. Mucho, mucho, mucho. Mucho. Y se pasa fatal. Y creo que es el único miedo que tengo.

P.- ¿Y no tienes miedo del futuro, de nada?

R.- No, la verdad. Creo que todo pasa por algo, así que fluyo. Mi miedo es la hipocondría. Porque si me pilla un brote fuerte de estos, soy capaz de quedarme encerrado en la habitación comiéndome la cabeza, pensando que me voy a morir. La gente se lo toma a coña, pero es horrible. Se pasa muy mal.

P.- Sí, no, no. Yo tengo el caso de mi padre, que es un hipocondríaco de narices, y sé que también tiene unas movidas… Volviendo al tema de la amistad, sé que te rodean y te echan mucho de menos. Entonces tengo una pequeña sorpresa para ti De una persona que quiere mandarte un mensaje que te voy a poner. Aquí te lo dejo y ya tú lo escuchas.

[Audio de Gaba, traducido del catalán]:

Bienvenido. Seré breve. Creo que es un buen momento para agradecerte todo, todo, todo lo que has hecho por mí y me has dado. Todo, todo. Estoy superorgulloso de ti, porque siempre he sabido que llegarías hasta donde quisieras. Y lo que te queda por conseguir. Para mí eres un amigo de oro, inseparable. Y poco más. Espero que todo vaya genial. Un beso, te quiero.

R.- El puto Gaba.

P.- ¿De quién es este audio?

R.- De mi mejor amigo, el Gaba.

P.- ¿Cuándo le conociste?

R.- Casi me hace llorar el cabrón. Se me cae la lagrimilla.

P.- ¿Cuándo le conociste? ¿En el cole?

R.- Desde que teníamos literalmente cuatro o cinco años, desde que empecé a jugar con él al fútbol. Del pueblo, de toda la vida. Antes.

P.- Antes de todo.

R.- Sí, sí.

P.- ¿Te gustaría volver a antes de todo?

R.- Me gustaría volver a la ESO. Porque no la disfruté como tenía que disfrutarla. Me rayaba mucho para ir al cole, es lo que te digo. Pero antes de todo, no. Qué bueno. Me ha hecho mucha ilusión.

P.- Bueno, me alegro. La última vez pregunté en el otro programa a Sofía que qué consejo le darías al público que te ve, pero a mí me gustaría preguntarte —porque hemos hablado mucho del pasado y también algo del futuro—: ¿qué consejo le darías a tu yo del futuro? Pensando en cómo salgan tus cosas, viendo tu camino, ¿qué consejo le darías tú a ese yo del futuro, de aquí a unos años?

R.- ¿Qué consejo le daría a ese yo? Que no se ralle tanto por las cosas, que no tenga tanta prisa, que todo llega a su tiempo. Yo creo eso.

P.- Y llegará. Muchísimas gracias por venir.

R.- Muchísimas gracias a ti. Me ha hecho mucha ilusión. Casi me haces llorar. Estaba aguantando ahí la lagrimilla. Qué cabrón. Increíble.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]

Publicidad