Cuatro soluciones que mejoran el aspecto de la piel (y que no son productos cosméticos)
Aunque la cosmética es fundamental para lucir un buena imagen hay otros hábitos diarios que son igual de importantes
En muchas ocasiones caemos en el error de pensar que los cosméticos son la única solución a todas nuestras imperfecciones estéticas. Creemos que por utilizar más y más cremas nuestra piel va a mejorar como si los productos tuvieran toda la responsabilidad para aliviar nuestras preocupaciones. Sin embargo, hay muchos más aspectos que no están relacionados directamente con las rutinas de belleza que resultan determinantes para el aspecto de la piel.
¿Tienes granitos y no entiendes por qué si usas retinol y ácido salicílico? ¿Te salen rojeces aunque tu rutina tiene activos calmantes para la piel? A veces, los problemas estéticos pueden deberse a nuestro estado de ánimo, donde el estrés juega un papel fundamental. En otras ocasiones, es el estilo de vida que llevemos el que tiene más importancia que los cosméticos que utilicemos.
Debemos de ver la rutina de skincare como las paredes de nuestra casa pero, para que todo se mantenga en pie, son fundamentales los cimientos y ahí es donde tenemos que trabajar duro para conseguir nuestro objetivo. Desde THE OBJECTIVE te vamos a desvelar cuatro soluciones que pueden cambiar por completo el estado de tu piel y no, esta vez no hablamos de productos o ingredientes cosméticos. Hoy toca hablar de sencillos cambios de hábitos que pueden marcar la diferencia.
1) Cambiar la almohada cada dos días
Cambiar la ropa de cama puede ser de las tareas más odiadas por todos. Sobre todo sucede en invierno cuando hay que enfrentarse a las fundas nórdicas que a muchos les lleva muchos minutos (y paciencia). Si nos preguntan cada cuánto solemos cambiar las sábanas, las respuestas suelen ser exageradas y mentimos diciendo que casi a diario. Pero no, la realidad de nuestro hogar no es tan parecida a la de un hotel.
Sin embargo, con la funda de la almohada debemos tener un cuidado aún más especial. «La funda de la almohada es el caldo de cultivo perfecto para las bacterias. Al estar apoyados en ella por la noche, se depositan células muertas, gérmenes y hasta residuos cosméticos. Más aún si no nos hemos limpiado bien el rostro», explica Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8.
Aunque pueda parecer una solución de lo más sencilla, estamos ante un problema diario de lo más grave. «Muchos casos de acné y hasta rosácea se deben a una mala higiene de la almohada y a que nuestro rostro pasa mucho tiempo depositado en ella», opina Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga en la firma cosmética Byoode.
Ante este panorama, ¿cada cuánto debemos cambiarlas? Marta Agustí, directora dermocosmética de Boutijour, recomienda que «debemos cambiar la funda de la almohada cada dos o tres días. Así evitamos la acumulación de bacterias, de restos de cosméticos, de saliva…». Con este ligero cambio, Mireia Fernández, directora dermocosmética de Omorovicza, asegura que «veremos cómo nuestra piel se ve muchísimo más equilibrada».
Con este cambio de costumbres en nuestro hogar vamos a poder sumar un nuevo aliado en nuestra lucha contra los signos del envejecimiento. Muchos de ellos están producidos por las bacterias que se acumulan en la ropa de cama y que pueden desencadenar también procesos inflamatorios en la piel.
2) Compensar la dieta
Según informan desde Advanced Nutrition Programme, hasta el 70% del estado de nuestra piel es responsabilidad de la alimentación, mientras que en el otro 30% son fundamentales los cosméticos. Si tan importante es lo que comemos para que nuestra piel esté bien, ¿cuál es la dieta que nos hará estar más guapos y jóvenes?
Lo más convenientes es seguir una dieta antiinflamatoria como la que propone el Dr. Perricone. Esta rutina debe incluir pescados ricos en omegas y prescindir de harinas y azúcares. Además, tampoco nos podemos olvidar de las verduras de hoja verde, por su alto contenido en clorofila, y otras verduras que son antioxidantes porque contienen muchas vitaminas A, C y E. Por último, es aconsejable tomar buenas proteínas como las que contienen las claras de huevo.
Prepara tu menú beauty. En él habría un lugar importante al caldo de huesos si el objetivo es mantener una piel joven. «Es una fuente de colágeno altamente biodisponible. Es decir, que el cuerpo la metaboliza adecuadamente», añaden desde Perricone MD. El problema es que, o ingerimos muchos litros de este tipo de caldos, o no tendremos la suficiente dosis de colágeno.
La alternativa la podemos encontrar en la nutricosmética. «Los nutricosméticos nos permiten ingerir altísimas concentraciones de sustancias beneficiosas para el organismo y la piel con solo una cápsula, mucho más de lo que podríamos ingerir en una comida. Esto no sustituye a nuestra dieta, pero la puede completar y mejorar sustancialmente», añade Sole Urrutia, de Advanced Nutrition Programme.
Un buen ejemplo es Skin Ultimate que son unos suplementos alimenticios que ayudan a proteger la piel desde el interior y a reducir los signos del envejecimiento prematuro. Entre sus ingredientes clave están la biotina, los Omegas, o la vitamina A.
3) La temperatura del agua
Todos sabemos que en las rutinas de belleza la limpieza es el primer paso y el más importante de todos ellos. En esta fase, el producto que elijamos es esencial pero, ¿sabías que hay otros componentes que entran en juego y que son igual de importantes? Entre ellos tenemos que destacar como buenas soluciones la temperatura del agua y el método en el que nos secamos la piel.
La mejor temperatura para tu proceso de skincare sería 30 grados. «Es la ideal para fundir las impurezas sin alterar la función barrera de la piel», explica Natalia Abellán, directora dermocosmética de Rosalique. Aunque pueda parecer algo nimio, muchos casos de hipersensibilidad cutánea viene provocada por usar temperaturas de agua muy elevadas. Aunque pueden ser muy reconfortante, sobre todo en los meses fríos del invierno, el agua muy caliente altera la piel y rompe la cadena de hidratación. «El resultado es una sensación de irritación muy molesta», añade la experta.
De cara al proceso de limpieza, una buena solución es la manopla de algodón Cleansing Mitt de la firma Omorovicza. Ayuda a eliminar todo tipo de limpiadores de uso diario y mascarillas faciales, logrando dejar la piel suave, limpia y libre de residuos, sin necesidad de tener que recurrir a discos de algodón.
4) Cómo secarse el rostro
Otra de la soluciones interesantes a tener en cuenta para cambiar nuestros malos hábitos es cómo secarnos la piel después de llevar a cabo la limpieza facial. En muchas ocasiones cometemos el error de secar la cara frotando demasiado fuerte lo que podría llegar a irritar el rostro. Tenemos que tener en cuenta que la piel, tras lavarla, está más expuesta e indefensa. Por eso, «el secado debería ser la tarea más amigable con ella», sentencia Mireia Fernández, directora dermocosmética de Omorovicza.
Lo que debemos de hacer es secar el rostro a través de toques y con una toalla suave. Lo ideal es cambiar esta toalla a diario o cada días, como máximo. «También un papel de cocina, aplicado a toques, será bueno para absorber y evitará irritaciones», añade Fernández.
Estas cuatro soluciones, de lo más sencillas, suponen una transformación completa de los resultados de tu rutina de belleza. ¿Cuánto vas a esperar para ponerlas en práctica?