Adicción a los pinchazos: cuándo parar para no caer en resultados poco naturales
Los rellenos faciales están de moda pero hay que tener precaución para no cometer errores que no tengan solución

Tratamiento facial | Freepik
Los tratamientos de belleza realizados a través de pinchazos se han convertido en los más habituales en las clínicas de medicina estética para combatir el envejecimiento. Son sistemas menos invasivos y consiguen un resultado natural, armónico y personalizado ya que se pueden adaptar a cada paciente.
Aunque todo parecen beneficios, muchas veces los resultados de los rellenos faciales no son los esperados. Se puede terminar con un aspecto hinchado y antinatural con los llamados pómulos de ardilla y un rostro que no era el objetivo que se tenía en mente. Ante estos casos, también se ha disparado la demanda de tratamientos para revertir los rellenos excesivos.
Además, otro de los problemas más habituales es la adicción a estos tratamientos con pinchazos. Cuando el paciente ve los resultados, necesita seguir probando y repitiendo cayendo en un círculo vicioso en el que nunca se verá bien. En THE OBJECTIVE vamos a tratar el lado más oscuro de los rellenos faciales así como sus verdaderos resultados para no tener sorpresas desagradables ni expectativas poco realistas.
Adicción a los rellenos faciales
Cada vez hay más pacientes que buscan soluciones ante el exceso de rellenos faciales que han terminado deformando su rostro. Por eso, es importante dar con expertos que sepan decir que no y aconsejar al paciente de que no es necesaria una nueva intervención. Este problema de adicción a los pinchazos se suele dar en esas personas con miedo al descolgamiento y la flacidez, pero deben saber que esta imperfección no se puede corregir solo a través de estos tratamientos.

Cuando nos excedemos con los pinchazos, el rostro termina más hinchado de lo normal en zonas como los pómulos, los labios o la mandíbula dando un aspecto poco natural. «Afortunadamente, disolver los rellenos excesivos y devolver una apariencia más natural, proporcionada y definida es posible», explica la Dra. Beatriz Beltrán, fundadora de la clínica que lleva su nombre.
Inyectar demasiado relleno en la cara provoca una apariencia distorsionada e hinchada. «Ocurre cuando el paciente presenta adicción a los pinchazos porque su prioridad es evitar la flacidez a toda costa y pide una cantidad elevada para conseguir efectos inmediatos. Los profesionales debemos tener en cuenta la repercusión de los tratamientos a largo plazo», añade la experta.
Es un problema que va en aumento porque cada vez hay más pacientes descontentos que buscan revertir los resultados de un exceso de infiltraciones. La tendencia actual es una belleza natural, descartando los labios demasiado llenos o una línea de mandíbula exagerada, como sucedió en otras épocas.
La obsesión por el físico
Según la experta, las caras muy hinchadas se suelen dar en pacientes que tienen TDC (Trastorno Dismórfico Corporal). Se trata de personas que tienen una preocupación obsesiva por su apariencia y es una cuestión que les genera angustia. «Están descontentos, piden más y hay un médico que se lo da. Estas personas se sienten feas y no reconocen que su problema es psicológico. El médico debe tener ética deontológica para saber decir cuándo parar», explica la doctora.

El problema está en que lo pinchazos, en exceso, tienen más consecuencias negativas que positivas. Producen un descolgamiento de la piel, sobre todo en la zona de la mandíbula y las ojeras. Si se colocan muchos fillers en este área se produce una caída por el peso que ejercen. Para combatir la flacidez no basta con pinchar y pinchar. Debemos de recurrir a una combinación de otras técnicas, como la radiofrecuencia o los ultra sonidos. Con esta sinergia, sí que lograremos un resultado natural que se mantenga a largo plazo.
Cómo revertir los efectos negativos de cada sustancia
Dentro de todas los elementos a los que podemos recurrir en esta serie de pinchazos hay diferencias entre unos y otros. Hay sustancias que se pueden disolver, como sucede con el ácido hialurónico que es uno de los fillers más usados en tratamientos faciales. Ahora, después de años de experiencia, se sabe que la duración de este ácido es mayor de la que se pensaban los laboratorios y existen estudios que confirman que puede persistir en algunos tejido durante años.

La hialuronidasa es la enzima con la que se puede disolver un exceso de ácido hialurónico y revertir los resultados. Sin embargo, hay personas que son alérgicas, por lo que conviene antes probar en una pequeña zona. Esta enzima se tiene que saber inyectar porque debemos calcular bien la dosis para que solo afecte al relleno y no al tejido de alrededor. «El resultado es muy rápido, ya que comienza a disolver el relleno al instante y continúa haciéndolo durante unos días después. Revisamos a la semana y, si se necesita, se vuelve a inyectar», explica la doctora.
Por el contrario, también hay sustancias que no se pueden disolver. Es lo que sucede con alguno estimuladores de colágeno, como hidroxiapatita cálcica, policaprolactona o el ácido polilactico. Lo mismo sucede con aquellos tratamientos en los que se utiliza grasa del propio paciente. Estos efectos no se pueden revertir así que es aún más importante recurrir a médicos con mucha experiencia.
Otra de las sustancias que no se puede eliminar es el Botox por eso hay que encontrar un buen equilibrio para que el paciente no pierda la naturalidad y pueda mantener la movilidad de los músculos faciales y no perder la expresión.
Dónde inyectar el Ácido hialurónico
Los rellenos de ácido hialurónico se han convertido en uno de los tratamientos fundamentales. La doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic, nos explica cómo aplicarlos para conseguir un resultado natural. Lo primero que debemos de controlar es en qué zonas podemos confiar en estos pinchazos y sus particularidades.

- Ojeras: es el más popular y al que se recurre a una edad más temprana. Es importante tener en cuenta que el ácido hialurónico permanece años en algunas zonas de la cara y que puede producir retención de agua conforme se va cumpliendo años.
- Sienes y frente: no son tan conocidos como otros puntos faciales, pero son claves de cara a dar sensación de juventud.
- Reborde orbitario superior: se emplea para camuflar el ojo hundido debido a la falta de volumen generado por el envejecimiento.
- Pómulos: son la base del tercio medio de la cara así que se utiliza para aportar volumen.
- Surcos nasogenianos: antes se inyectaban para reducir las arrugas pero actualmente es una zona con la que hay que tener mucho cuidado porque es fácil caer en un sobrellenado que dificulte la movilidad natural.
- Mentón y líneas de marioneta: se deben de tratar a la vez y suele ser recomendable a partir de los 45 años para reponer el volumen perdido en esta zona.
- Angulo mandibular: se usa para rejuvenecer el aspecto pero también hay pacientes que desean marcar más la mandíbula y el mentón para ofrecer un aspecto más masculino
- Labios: el ácido hialurónico sirve para hidratarlos, perfilarlos y aumentar su tamaño. Puede requerir varias sesiones para conseguir el resultado deseado y que éste se mantenga en el tiempo.
- Nariz: se logra corregir pequeñas imperfecciones sin recurrir a la cirugía.
Un tratamiento personalizado
Un buen profesional va a tener en cuenta lo que desea cada paciente y los elementos que quiere corregir. La valoración se debe de dividir en distintas fases. El primer paso es valorar cada tercio facial y sus subzonas para determinar dónde se va a realizar el tratamiento y ver la cantidad que precisa cada punto. La doctora destaca que en este examen es importante observar si existen asimetrías o si hay zonas faciales de bajo volumen donde habría que recurrir a los pinchazos con un objetivo diferente al del rejuvenecimiento. Después, hay que estudiar la calidad de la piel que es otro dato muy importante.

El paciente puede acercarse a una clínica pensando en un retoque en una zona específica pero es recomendable realizar una valoración completa para obtener un resultado armónico y natural. Si el diagnóstico determina que no es necesario trabajar todo el rostro, siempre se debe de mantener la inyección del ácido hialurónico respetando los tercios faciales. «Es muy recomendable aplicar el primer tratamiento en el tercio superior o medio alto antes que tratar un mentón o las líneas de marioneta porque el descenso facial se inicia desde las zonas superiores y si empezamos construyendo desde arriba se armoniza mejor el tercio inferior», afirma la doctora.
Si queremos tomar precauciones para evitar el efecto de una cara artificial, debemos de tener en cuenta algunos factores. El primero será aplicar de forma progresiva y respetando el tiempo para repetir el tratamiento. Además, es mejor empezar por un pequeño retoque e ir aumentando poco a poco. El profesional sabrá recomendar el tipo de infiltración que necesitas y su dosis. También será fundamental seguir las indicaciones tras el tratamiento como puede ser no realizar actividad física o protegerse de la exposición solar.