Este es el alimento que uso para lavarme el pelo: «Me lo deja brillante e hidratado»
En tiempos en los que los rituales de cuidado están en auge y los productos naturales ganan terreno a los químicos

Pelo brillante | Canva
En la búsqueda de alternativas naturales para el cuidado personal, algunos ingredientes cotidianos están cobrando un protagonismo inesperado. Uno de ellos es el vinagre blanco, un alimento habitual en la cocina que ahora gana terreno como aliado en la rutina capilar. Este líquido transparente y económico se posiciona como una opción efectiva para quienes desean mejorar la salud del cabello sin recurrir a productos químicos. Con propiedades ácidas y purificantes, el vinagre blanco promete combatir la opacidad, el exceso de grasa, la caspa y la resequedad del cuero cabelludo. A pesar de su aroma intenso, sus beneficios están siendo cada vez más valorados tanto por especialistas en belleza como por una comunidad creciente de usuarias que buscan soluciones más simples, accesibles y naturales para el cuidado diario del pelo.
Un pH equilibrado, la clave del bienestar capilar
El vinagre blanco tiene un pH ácido alrededor de 2,5, lo que lo convierte en un regulador natural del equilibrio del cuero cabelludo. Nuestro cabello, de forma natural, presenta un pH ligeramente ácido (entre 4,5 y 5,5), pero el uso constante de productos químicos, champús alcalinos o incluso el agua dura puede alterar este equilibrio. Como resultado, se debilita la barrera protectora de la fibra capilar, se genera resequedad y, en muchos casos, aparecen irritaciones o proliferan hongos responsables de la caspa. Al aplicar vinagre blanco diluido en agua, se ayuda a restaurar ese pH ideal, reforzando la salud del cuero cabelludo y creando un entorno menos propenso a infecciones fúngicas. Esto explica por qué su uso está especialmente indicado en casos de caspa leve o picazón persistente.
Limpieza profunda sin agresión
Otro de los grandes aportes del vinagre blanco al cuidado del cabello es su capacidad para realizar una limpieza profunda. En un contexto en el que se utilizan múltiples productos, desde mascarillas y sérums hasta lacas y aceites, es común que el cabello acumule residuos que los lavados convencionales no eliminan por completo. El vinagre actúa como un desintoxicante suave, retirando restos de productos, sebo y contaminantes ambientales que se adhieren a la fibra capilar y al cuero cabelludo. Este efecto detox, además, puede ayudar a prolongar la sensación de frescura tras el lavado y a reducir la necesidad de lavados frecuentes, algo especialmente útil para quienes buscan espaciar la higiene capilar sin sacrificar la apariencia.
Brillo natural y suavidad al tacto
Al cerrar la cutícula capilar, la capa externa del cabello, este líquido permite que la luz se refleje mejor, otorgando un aspecto más luminoso y saludable. A su vez, esa cutícula cerrada facilita el desenredo y mejora la textura, dejando el cabello más manejable y suave. Este efecto es especialmente notorio en cabellos opacos, teñidos o dañados por el calor, donde una cutícula porosa suele generar un aspecto áspero. En esos casos, una aplicación periódica de vinagre blanco diluido puede marcar la diferencia sin recurrir a tratamientos químicos.

¿Cómo aplicarlo correctamente?
Para incorporar el vinagre blanco a la rutina capilar de forma segura, es imprescindible diluirlo. La recomendación más extendida es mezclar una parte de vinagre con tres partes de agua. Esta solución se aplica después del champú, distribuyéndola sobre el cuero cabelludo y el largo del cabello. Se deja actuar entre tres y cinco minutos y se enjuaga con agua tibia. Puede usarse una o dos veces por semana, dependiendo del tipo de cabello y sus necesidades. Es importante destacar que, aunque el vinagre blanco ofrece múltiples beneficios, no debe utilizarse en exceso ni en concentraciones altas, ya que su acidez puede generar resequedad o sensibilidad en cueros cabelludos muy delicados. Tampoco se recomienda su uso en cabellos tratados químicamente sin antes realizar una prueba de tolerancia.