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Belleza

Si usas la misma toalla para el rostro que para el cuerpo estás cometiendo un grave error

Los expertos nos señalan todos los peligros de no contar con una toalla especial para la rutina de cuidado facial

Si usas la misma toalla para el rostro que para el cuerpo estás cometiendo un grave error

Toalla para el cuidado facial | Freepik

¿Cuántas toallas utilizas en tu rutina de belleza diaria? Si la respuesta es que solo una, vamos por mal camino. Muchas veces, debido a las prisas o la pereza, utilizamos la misma toalla desde la cabeza hasta los pies. Resulta más rápido, práctico y hasta ecológico pero este acto diario puede ser uno de los mayores enemigos para tu piel.

La piel del rostro y la de los pies tienen más diferencias de las que imaginas y compartir toalla entre ambas zonas puede no ser el acto más higiénico del mundo. Y eso, sin contar la idea de poder compartir esa toalla con otras personas con las que puedas convivir en casa. Es fundamental saber dónde utilizar cada toalla, así como otros datos como sus materiales o sus dimensiones más prácticas.

Para descifrar el misterio de las toallas, desde THE OBJECTIVE hemos hablado con expertas en belleza que nos darán todas las razones para que nos pensemos dos veces antes de usar una sola toalla para todo el cuerpo. Puede que aún no le hayas dado toda la importancia que merece a este elemento de tu baño que, lejos de ser un simple trozo de tela, puede convertirse en un imán de bacterias.

Por qué no usar una única toalla

La principal razón para no utilizar la misma toalla para el cuerpo que para la cara es la transferencia de bacterias. «Una toalla que se ha utilizado en el cuerpo puede contener bacterias, sebo y células muertas de la piel que pueden transferirse fácilmente al rostro, aumentando el riesgo de erupciones, brotes de acné, irritaciones o incluso infecciones», explica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida América y experta en dermofarmacia.

En la rutina diaria hay que utilizar diferentes toallas. (Fuente: Farmacia Avenida de América)
En la rutina diaria hay que utilizar diferentes toallas. (Fuente: Farmacia Avenida de América)

Los pies pueden tener bacterias y, aunque ni lo imaginemos, terminan siendo responsables de infecciones en el rostro. Podemos pensar que es una zona muy peligrosa porque está en contacto con el suelo, pero hay otras áreas que parecen totalmente inofensivas y que también son un nido de gérmenes. Una de las más sorprendentes, y en la que quizás nunca hayas reparado, es el ombligo. En esta zona se pueden encontrar hasta cerca de 2.300 especies diferentes de bacterias. Seguramente, a partir de ahora, lo tendrás más en cuenta en tu ducha diaria.

La farmacéutica Belén Acero recuerda que las infecciones cutáneas que son producidas por culpa de estas bacterias se desarrollan cuando éstas penetran en la piel a través de los folículos pilosos o de pequeñas heridas cutáneas causadas por arañazos, mordeduras, intervenciones quirúrgicas o quemaduras solares. Ante este panorama, la farmacéutica recomienda utilizar una toalla limpia dedicada a cada zona para reducir estos riesgos. «Más aún si tienes tendencia al acné u otras afecciones cutáneas como la psoriasis o el eczema», añade.

Las toallas deben de ser personales. Igual que no compartirías tu cepillo de dientes o esponja, son un producto de higiene que no se puede compartir. Si lo hacemos, nos estamos exponiendo a microorganismos ajenos que pueden acarrear algún tipo de contratiempo o enfermedad en nuestra piel.

¿Cada cuánto debo lavar la toalla?

Pero no basta con tener una toalla para cada zona del cuerpo. Otra medida esencial para limitar la proliferación de bacterias es cambiarlas con regularidad. Según la farmacéutica, lo mejor es cambiar la toalla cada tres días. «Las toallas absorben mucha agua y permanecen húmedas durante horas, lo que puede ser un caldo de cultivo para las bacterias», explica Acero.

Colada
Las toallas deben lavarse con regularidad. (Fuente: Freepik)

Además, tanto si se trata de una toalla para la cara como para el cuerpo, es importante asegurarse de tener un producto de buena calidad. Más adelante veremos con más detalle este aspecto pero, como adelanto, debes saber que cuanto más grueso el tejido mayor será su poder de absorción. En cuanto a materiales, nada mejor que el algodón o el bambú. Las toallas de microfibra se han vuelto muy populares en los últimos años pero, según la experta, es mejor reservarlas para el cabello.

De nada sirve tener una buena herramienta si no la usamos correctamente. Por ello, otro consejo de la farmacéutica es no frotar la piel directamente con la toalla, sino darle ligeros golpecitos para evitar irritaciones y picores. «Cuando la piel aún esté ligeramente húmeda, aplica enseguida el producto de cuidado corporal para facilitar la penetración de los activos», explica.

Un pequeño cambio con grandes resultados

Ahora que ya has aprendido la importancia de cambiar de toalla, toca ponerlo en práctica. Quizás pienses que es demasiado complicado, pero el esfuerzo merece la pena. «Cuidar de la piel no requiere grandes sacrificios, pero sí prestar atención a detalles como este. Usar la misma toalla para todo el cuerpo puede parecer inofensivo, pero a largo plazo puede tener consecuencias negativas para la salud cutánea», reitera la farmacéutica.

Este pequeño cambio también puede convertirse en un momento de autocuidado personal. Secar la piel con toques suaves, en lugar de frotarla, es un gesto que no solo previene irritaciones, sino que también deja una sensación más placentera. Además, nunca olvides que no debes de dejar el rostro completamente seco. Si aplicamos la crema con la piel ligeramente húmeda ayudaremos a que los activos penetren mejor.

La toalla ideal

Otro de los elementos fundamentales es saber escoger bien el tipo de toalla que vamos a utilizar en nuestras rutinas de belleza facial. El primer aspecto que vamos a tratar es el material debido a su importancia. El mejor tejido es el 100% algodón porque es una opción que ofrece suavidad a la vez que es capaz de absorber toda la humedad de una manera eficaz y evitar irritaciones. Como alternativa podemos encontrar otras propuestas como el bambú. En este caso también destaca por ser suave y, además, por sus propiedades antibacterianas.

Toalla diseñada para el cuidado facial de You are The Princess. (PVP: 2.99€)
Toalla diseñada para el cuidado facial de You are The Princess. (PVP: 2.99€)

En cuanto a su funcionalidad, lo más importante será su capacidad de absorción de la humedad. Aunque normalmente nos fijamos más en que sean suaves al tocarlas, es muy importante que sequen perfectamente la piel pero sin llegar a irritarla. Siempre será mejor confiar en firmas o tiendas de confianza donde poder elegir un diseño de calidad. De esta manera nos aseguramos de tener un producto resistente que nos durará en perfecta condiciones durante años a pesar de los múltiples lavados. Nos podemos fijar en pequeños detalles como que tengan unas costuras bien reforzadas.

Más allá de que nos guste su diseño, a la hora de elegir la toalla también tendremos que fijarnos en su tamaño. Debe de ser lo suficientemente grande para que cubra todo el rostro. Solo así será funcional y cómoda de usar. Los modelos más pequeños pueden ser una solución alternativa pero casos puntuales, como los viajes o el gimnasio. En estos momentos se da mayor importancia a que el modelo sea ligero y fácil de transportar en la maleta o la bolsa de deporte.

Una vez comprada

Tampoco nos podemos olvidar de mantener bien las toallas que compremos. Hay que seguir las instrucciones que nos encontremos del fabricante donde lo más habitual es que nos recomienden evitar el uso de suavizantes y de las secadoras ya que pueden alterar la calidad de la toalla con el paso del tiempo.

En su uso diario, ya hemos aprendido que es mejor utilizarla con toquecitos en el rostro que frotando la piel. Un consejo de experto es hacerlo en el sentido de las agujas del reloj y de manera ascendente ya que favorece la circulación y se evitan inflamaciones, irritación o daños en el rostro.

Tendedero
Es importante secar bien las toallas. (Fuente: Freepik)

Después de usarla, toca dejar que se seque. Lo ideal es hacerlo fuera del baño y en una posición donde quede totalmente extendida. Si no dejamos que se seque bien, se encontrará más tiempo húmeda y eso es un imán para que surjan bacterias y hongos. Para lavarla, el margen que tenemos es entre tres y siete días.

En verano quizás prefieras prescindir de toalla y dejar que la cara se seque al aire para mantener la sensación refrescante de la ducha por más tiempo. Aunque pueda parecer placentero, es otro error ya que puede acelerar la deshidratación de la piel. Algunas personas son más propensas a sufrir sensibilización o a que la piel se reseque cuando está expuesta al agua o la humedad por demasiado tiempo.

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