Sudoración excesiva: los mejores tratamientos para cuando el sudor se vuelve un problema
La hiperhidrosis afecta a más de un millón de españoles y existen procedimientos y rutinas para solucionarlo

Tratamiento contra el sudor | Aragolaser
El calor sofocante del verano y la humedad que se vive en gran parte del país hacen que no paremos de sudar. Es un acto natural pero hay personas que tienen un nivel de sudoración por encima de lo normal y llega a ser verdaderamente un problema. ¿Cómo saber cuándo el sudor deja de ser simplemente una reacción al calor y hay que buscar un tratamiento?
La sudoración excesiva también está denominada como hiperhidrosis. Aunque puede deberse al calor o a la práctica de deporte, en la mayoría de las ocasiones sus causas se encuentran en la genética ya que es un problema que se hereda. Por suerte, en los últimos años han aparecido avances en medicina estética que son capaces de solucionar de manera temporal o definitiva el sudor. Se trata de procedimientos en los que se trabaja con infiltraciones de neuromoduladores en las zonas afectadas por lo que son tratamientos muy sencillos.
Si quieres descubrir si sudas más de lo normal y cómo tratar este problema que va más allá de lo estético, desde THE OBJECTIVE te mostramos qué es exactamente la hiperhidrosis, cómo tratar la sudoración excesiva y las áreas más comunes en las que puede hacer acto de presencia.
Qué es la hiperhidrosis
Desde Único Life Clinics nos explican que la hiperhidrosis es la sudoración excesiva de determinadas zonas del cuerpo y que no siempre está relacionada con el calor o el ejercicio. Este exceso de sudor «puede producir sensación de angustia e incomodidad ante la exposición pública», asegura la doctora Leida Rojas.

¿Por qué sudamos? Es el mecanismo natural que utiliza el cuerpo para regular su temperatura y, cuando ésta aumenta, el sistema nervioso activa las glándulas sudoríparas para enfriar el organismo. Asimismo, la sudoración también puede producirse en situaciones de estrés o nerviosismo, especialmente en las palmas de las manos y el rostro.
La sudoración excesiva tiene en muchos casos un componente hereditario y, dependiendo de su tipo, puede estar asociada o no a una causa médica. Existen dos tipos: la hiperhidrosis primaria y secundaria. La primera de ellas se produce cuando las señales nerviosas son defectuosas y provocan una sobreestimulación de las glándulas sudoríparas haciendo que trabajen más. «Este problema suele afectar principalmente a las palmas de las manos, las plantas de los pies, las axilas y, en algunos casos, el rostro», detalla la Dra. Leida Rojas, de Único Life Clinics.
Por su parte, la hiperhidrosis secundaria se origina como consecuencia de una enfermedad previa o por el uso de ciertos medicamentos, como analgésicos, antidepresivos, tratamientos hormonales o fármacos para la diabetes. A diferencia de la anterior, este tipo puede provocar sudoración excesiva en todo el cuerpo.
Cómo controlar el problema
En España se estima que entre el 3 % y el 5 % de la población padece de sudoración excesiva, lo que equivale a más de un millón de personas. No tiene que estar relacionada con el calor ni con el esfuerzo físico, aparece incluso en reposo. Más allá del malestar físico, es un problema en la vida cotidiana. Hay quienes evitan dar la mano, quienes se cambian varias veces de ropa al día o quienes rechazan asistir a eventos sociales por temor a que el sudor deje manchas visibles en su ropa. En ocasiones, el impacto psicológico es tal que la persona puede desarrollar complejos, inseguridad o ansiedad.

La sudoración excesiva tiene diferentes formas de tratamiento. Sin embargo, solo existe una forma de eliminarlo de forma definitiva y es con un procedimiento quirúrgico llamado simpatectomía torácica. Existe otro tratamiento con el que controlarlo, y que es el más conocido, que es la infiltración de neuromoduladores en las zonas afectadas y con el que logramos reducir significativamente el problema.
Este tratamiento actúa bloqueando temporalmente las señales nerviosas que estimulan las glándulas sudoríparas, lo que disminuye la producción de sudor en áreas como las axilas, las palmas de las manos o las plantas de los pies. «Los efectos suelen durar entre cuatro y ocho meses, ofreciendo una mejora sustancial en la calidad de vida, sobre todo en épocas en las que aumenta la temperatura, como el verano», explica la doctora de Único Life Clinics.
Cómo elegir el tratamiento
En cuanto a qué medida adoptar, la recomendación es probar de manera escalonada. «En primer lugar, se recurre a medicamentos anticolinérgicos. Si no hay mejoría, se opta por neuromoduladores infiltrados y, en casos más severos o resistentes, se considera la opción quirúrgica», comenta la experta.
Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, confirma que la primera línea de acción en los casos leves o moderados debería ser el uso de productos antitranspirantes . A diferencia de los desodorantes, que se limitan a camuflar el olor, los antitranspirantes actúan directamente sobre las glándulas sudoríparas para reducir la cantidad de sudor. Lo hacen a través de sales de aluminio, un ingrediente seguro y aprobado para uso cosmético que forma una barrera temporal sobre los poros.

Si el problema persiste, hay que acudir a un profesional sanitario. En algunos casos, la sudoración excesiva puede estar relacionada con el consumo de algunos medicamentos que entre sus efectos secundarios tienen el aumento del sudor. En estos casos, será el médico quien pueda valorar posibles ajustes o alternativas.
Cuando ni los productos tópicos ni las medidas de higiene resultan suficientes, se pasaría a los tratamientos médicos. Entre ellos se encuentran las inyecciones de toxina botulínica, que bloquean temporalmente los nervios que estimulan las glándulas sudoríparas. También encontramos la iontoforesis, una técnica que aplica una corriente eléctrica suave sobre la piel y que resulta especialmente indicada para problemas en manos y pies. En los casos más extremos, se recurrirá a otras intervenciones quirúrgicas que actúan sobre los nervios responsables del exceso de sudoración.

Sudar en verano es algo completamente normal. Pero si empieza a condicionar nuestra vida, no hay por qué resignarse: consultar con un dermatólogo y apoyarse en productos especializados puede marcar una gran diferencia.
La rutina para mejorar la sudoración
Según los expertos, existen unas recomendaciones principales que se deben tener en cuenta a la hora de seguir una rutina adecuada para mejorar los síntomas de la hiperhidrosis:
- Seguir una higiene exquisita y aplicar los neuromoduladores en las zonas problemáticas, especialmente en las épocas de aumento de las temperaturas.
- Evitar alimentos y bebidas que estimulen la sudoración, como el picante, el café y el alcohol.
- Evitar situaciones de estrés que activen las glándulas sudoríparas.
- Utilizar ropa de algodón o de materiales transpirables que permitan una mejor circulación de aire y ayuden a reducir la humedad.
- Usar productos antitranspirantes en las zonas afectadas.
A nivel capilar
La sudoración excesiva también se puede producir en el cuero cabelludo. Existen diferentes causas que pueden provocarla. «Está la hiperhidrosis primaria, que cuenta con un origen genético, y la secundaria que se debe a enfermedades endocrinas, ansiedad, obesidad, menopausia, ciertos medicamentos o desequilibrios hormonales, así como a factores emocionales, como el estrés o la ansiedad», expone la doctora Carmen Orozco, de Hospital Capilar.
También hay hábitos diarios que aumentan la sudoración capilar, como la alimentación picante, la cafeína, la falta de hidratación, el uso excesivo de gorros, cascos o peinados que no permiten ventilación o dormir en ambientes calurosos o con poca ventilación.

El exceso de sudoración en el cuero cabelludo puede afectar a la salud capilar de diferentes formas:
- Obstrucción de los folículos pilosos: el sudor puede mezclarse con sebo, células muertas y residuos de productos dificultando el crecimiento del pelo.
- Alteración del pH del cuero cabelludo que puede provocar irritación, picazón o dermatitis.
- Hongos y bacterias que pueden desencadenar caspa o caída capilar.
- Debilitamiento del cabello
Para evitarlo, hay que mantener una buena higiene capilar, con productos suaves y específicos. «Es importante no utilizar ceras o aceites densos; no usar productos con alcohol o siliconas y limitar el uso de champús muy agresivos», añade la doctora de Hospital Capilar que también recomienda mantener el cabello corto para permitir la ventilación.
Si estas recomendaciones no solucionan el problema, existen tratamientos que se eligen según la severidad del caso. Una opción son los tratamientos tópicos con cloruro de aluminio. Por otro lado, se puede optar por la medicación oral bajo prescripción médica. Aquí, la toxina botulínica también es una opción y, aunque es menos común, también pueden realizarse terapias con microcorrientes.