Borrando cicatrices: los sistemas más infalibles para reducir su aspecto lo máximo posible
Las cicatrices son imposibles de eliminar por completo pero hay tratamientos que se acercan a este resultado soñado

Cicatriz en la espalda | Polo Innovación
Cuando una persona se somete a una cirugía, es muy habitual que termine con una cicatriz como resultado y recuerdo de la intervención. No todas las cicatrices son iguales. Hay muchos factores que entran en juego como la genética del paciente, la colocación estratégica de la cicatriz o el tipo de sutura que emplee el especialista.
La operación puede resultar todo un éxito, pero hay casos en los que la cicatriz se queda como una imperfección estética que puede afectar a la autoestima. Por ese motivo, la medicina estética ha avanzado mucho en los últimos años buscando soluciones para borrarlas de la piel. Hoy en día existen varias opciones con las que se puede alterar su apariencia, textura, color o relieve con tratamientos que tienen que ser completamente personalizados para adaptarse a las características individuales de cada paciente.
Si tras una intervención quirúrgica o un accidente tienes una marca que desearías borrar para siempre, desde THE OBJECTIVE te contamos las últimas novedades en tratamientos de medicina estética con las que puedes conseguir que tu deseo se vuelva realidad.
Los tratamientos más eficaces
Existen diversas opciones para el tratamiento de las cicatrices. Lo que debemos de tener en cuenta en primer lugar es que no tienen el objetivo de eliminarlas, lo que resulta imposible, sino reemplazarla por una más fina, menos visible o mejor orientada en relación a las líneas de tensión de la piel. El especialista tratará cada caso en función de las necesidades del paciente. La doctora Jiménez, cirujana y directora médica de Eleca Clinic, nos informa de las diferentes opciones:

Tratamientos tópicos. Suelen ser el primer proceso al que se recurre ya que se aplican después de la operación para modular la inflamación, hidratar la piel y favorecer una correcta maduración de la cicatriz. Dentro de este campo ya encontramos distintas alternativas. Podemos mencionar los parches de silicona, las cremas con corticoides y despigmentantes o las que incluyen vitamina E y otros antioxidantes.
Infiltraciones. Se llevan a cabo con productos específicos que se suelen inyectar directamente en la cicatriz o en sus bordes. El objetivo es controlar la inflamación, reducir la fibrosis y mejorar la calidad del tejido. La doctora Jiménez hace mención a cuatro productos principalmente entre los que se escogería dependiendo de la acción que queramos llevar a cabo.

Láser. Con este sistema se actúa en tres niveles: la pigmentación, el aspecto de las cicatrices y la vascularización. En un primer momento se usa un láser para reducir el aspecto rojizo inicial de la cicatriz disminuyendo la vascularización y controlando la inflamación. Después, existen otros tipos para corregir su color oscuro.
Microagujas. Es una técnica que crea microcanales en la piel que activan la síntesis de colágeno y crean nuevos vasos sanguíneos.
Factores de crecimiento. Incrementar su presencia mejora la formación de colágeno, optimiza la microcirculación y produce cicatrices con mejor aspecto.
Tiempo de recuperación
Cada procedimiento tiene sus tiempos de recuperación específico así que hay que estudiar cada cicatriz de una manera individual. En muchos casos, los profesionales también van a combinar diferentes técnicas para que el resultado sea mejor y más rápido.
Teniendo esta idea en cuenta, podemos generalizar que los tratamientos que son por vía tópica, como las cremas o los parches, tienen un tiempo de acción entre dos o tres meses, como mínimo. Estas soluciones se deben de usar a diario. En el caso de las infiltraciones, las sesiones se espacian hasta ser mensuales. Siempre se tendrá que estudiar el aspecto de la cicatriz, pero lo habitual es que sean necesarias entre dos y seis sesiones.

Si nos decidimos por el láser, debes de tener en cuenta que las sesiones serán entre tres y cinco. Entre ellas hay que dejar un plazo de tiempo de cuatro a seis semanas. Prácticamente son los mismos tiempos que se establecen con las micro agujas, aunque este sistema puede requerir de más sesiones ya que es la alternativa más inocua.
En algunos pacientes se hace necesaria una cirugía de revisión. Se hace seis meses o un año de la primera intervención pero los resultados pueden verse desde el primer momento. Por último, el PRP (Plasma Rico en Plaquetas) es una propuesta que se puede llevar a cabo en sesiones cada 15 días o un mes. En este caso, lo resultados empiezan a ser visibles desde la segunda cita.
Precauciones a tener en cuenta
Durante estos tratamientos hay que tomar una serie de precauciones. La cirujana plástica y estética nos menciona que «la principal precaución es evitar tomar el sol». Para ello, se debe proteger especialmente la zona tratada con el uso diario de fotoprotección SPF 50. No bastará con usar un buen producto, hay que hacerlo con la cantidad que sea necesaria y reaplicarlo a lo largo de todo el día.
Igual de importante es seguir las indicaciones que nos diga el especialista después del tratamiento y acudir a las revisiones posteriores. Son vitales ya que en estas citas el profesional valorará la evolución de la cicatriz y estudiará si es necesario seguir con el tratamiento establecido o hay que reajustarlo. La doctora Jiménez explica que «algunos tratamientos requieren sesiones de mantenimiento o retoques para consolidar resultados, especialmente en casos de cicatrices muy marcadas o resistentes». Por ello, este seguimiento clínico permite evaluar la evolución y ajustar el plan de una manera individualizada.

Las precauciones no solo se llevarán a cabo después de la intervención. Antes de someterse a ella hay que valorar las expectativas que tiene el paciente. Es importante que sepa si se ajusta a la realidad y si conseguirá su objetivo para que no haya frustraciones posteriores por tener una meta inalcanzable.
Otra idea que tenemos que tener en cuenta es que es mejor atajar el problema lo antes posible. «Cuanto antes se inicie el tratamiento para moldear la formación de la cicatriz, mejores resultados se pueden obtener», aclara la doctora Jiménez. Además, para obtener un buen resultado, siempre habrá que acompañar el tratamiento con una buena rutina en casa. Estos cuidados no solo son la aplicación de los productos, también requiere hábitos saludables relacionados con la alimentación, la hidratación y la protección.
Las cicatrices de acné
El 20,5 % de la población sufre acné. «Cuando aparece un grano, la piel no siempre recupera su aspecto anterior, sino que puede terminar con una marca roja, abultada, con hoyuelos o incluso descolorida», explica la Dra. Beatriz Beltrán. La combinación de tratamientos permite una solución personalizada, eficaz y segura. «La clave está en adaptar cada herramienta al paciente para lograr resultados naturales, progresivos y duraderos», añade la doctora. Entre las alternativas, destacan los siguientes tratamientos:
Láser Fotona. Realiza una ablación controlada de las capas más superficiales de la piel que estimula la formación de nuevo colágeno y consigue un alisamiento visible con un tiempo de recuperación muy corto. Además, cuenta con una acción antiinflamatoria y seborreguladora con la que se controlan los brotes y se mejora la calidad de la piel.
Láser Picosegundos. Es ideal para los que buscan resultados visibles sin tiempo de recuperación. Su tecnología emite pulsos ultracortos que provocan microlesiones controladas sin dañar la epidermis. Se estimula la regeneración de colágeno y elastina, mejorando la textura, la firmeza y las irregularidades de la piel.

Microneeding. Crea pequeñas punciones con agujas finas que estimulan el proceso natural de curación y aumentan la producción de colágeno. Puede rellenar gradualmente las depresiones logrando una apariencia más suave. «El microneedling puede atenuar las cicatrices entre un 50 % y un 70%», asegura la Dra. Beltrán.
Exfoliaciones y peelings. Pueden complementar los tratamientos láser y se adaptan a cada paciente. Sirven para promover la renovación celular y conseguir un tono más uniforme.
Combo Pro Firmeza. Es una técnica combinada que integra la radiofrecuencia y el láser. Estimula la producción de colágeno, mejorando la firmeza y la textura de la piel.
Cualquier tipo de cicatriz puede corregirse, que no desaparecer, si nos ponemos en manos profesionales que nos guiarán hacía el mejor de los tratamientos.
