Adapta el traje para ir a trabajar a los calores del verano con los consejos de sus creadores
Llevar traje de chaqueta en verano es un reto pero existen trucos para que sean más frescos sin perder su formalidad

Traje veraniego a rayas | Hackett London
Desgraciadamente, las vacaciones no ocupan todas las semanas del verano. Eso implica que nos toca trabajar durante los días más calurosos del año y hay profesiones en las que el protocolo obliga a llevar ropa formal con el traje como uniforme reglamentario. Durante las jornadas con el termómetro por las nubes, utilizar camisa, americana y corbata puede resultar todo un infierno pero existen algunos trucos para soportarlo de una forma más llevadera.
Este problema se suele asociar al hombre, pero también hay muchas mujeres que deben de trabajar con traje y, aunque lo tienen más fácil para buscar alternativas, saben lo que es pasar calor en la oficina. El aire acondicionado es un gran aliado, pero tu armario también puede adaptarse y que la ropa que utilicemos durante los meses de verano sea diferente a la del resto del año.
Además, cada vez son más numerosas las bodas y celebraciones que se realizan en pleno verano. En estos momentos la etiqueta también exige utilizar traje y nunca está de más saber cómo poder hacerlo más cómodo. Si te encuentras entre esas personas que tienen que recurrir al traje durante estas calurosas semanas, desde THE OBJECTIVE hemos hablado con firmas especializadas en el sector de la sastrería para que nos den los consejos necesarios para adaptar el look a los rigores del calor.
Adaptando el traje a las altas temperaturas
Al igual que otro tipo de prendas se van adaptando al cambio de clima a lo largo del año, los trajes no pueden ser los mismos en todo momento. La clave para encontrar las mejores opciones para el verano es muy sencilla y se encuentra en saber escoger los tejidos. «Hay un combo que no falla y es un tejido ligero de fibras naturales y una chaqueta sin forro», recomienda Salva Jovells, responsable de comunicación de la firma Hockerty.

Lo fundamentar es aligerar las prendas, tanto en los tejidos como en las estructuras. Para ello, podemos optar por trajes sin forro o con semi forro, prescindir de las hombreras marcadas y utilizar patrones más relajados que permita respirar al cuerpo.
En cuanto a los tejidos, la mayoría de los compradores optan por materiales de origen vegetal para el verano, como el lino o el algodón, ya que resultan muy ligeros. «Sin embargo, también existen hilaturas de lana fría que, lejos de dar calor, aportan una frescura y transpirabilidad excepcionales», explica Ismael Miró, director creativo de Sastrería Prats.
Los mejores tejidos
Es importante profundizar en los tejidos que mejor se adaptan a las altas temperaturas ya que son la clave fundamental. Las fibras naturales son la opción ideal por lo que deberías de buscar propuestas confeccionadas en lino, algodón o la combinación de ambos materiales. El lino es un elemento clásico en los estilismos de climas cálidos debido a su ligereza y transpirabilidad. Hay que fijarse bien en el gramaje ya que puede variar bastante la sensación de frescor dependiendo de éste.
Otra opción son las lanas frías como las alpacas o las mezclas con mohair. «Ofrecen una alternativa igual de fresca con la ventaja añadida de que arrugan mucho menos que el lino o el algodón», explican desde Sastrería Prats. Esta cualidad las convierte en una opción perfecta para quienes buscan mantener un look pulido durante todo el día sin renunciar a la comodidad.

Otra opción sería el llamado seersucker. «Es un material bastante popular en el sur de los Estados Unidos pero todavía un gran desconocido en España. Se trata de un tejido de algodón que está creado para generar una arruga característica que deja espacios para que pase el aire y para que transpire», nos descubren desde la firma Hockerty. Este tejido empieza a ser muy común en camisas a rayas azules que presentan esa típica arruga del seersucker pero aún cuesta verlo en trajes completos. Si te haces con alguna prenda de este tejido, debes de tener cuidado a la hora de plancharlo.
Desde la firma Old Jeffrey también recomiendan las exclusivas mezclas de lana, lino y seda que utilizan en algunas colecciones. «Aportan la caída impecable de la lana, el brillo sutil de la seda y la textura natural del lino», defiende el CEO y fundador de la firma, Antonio Fernández de León.
La paleta de colores
Una vez que hayamos decidido cuál es el tejido que mejor se adapta a nuestras necesidades, la siguiente decisión se refiere a los colores de nuestro traje. En este sentido, las tonalidades más claras son perfectas ya que nos encontramos en el momento del año idóneo para recurrir a ellas. «Retienen menos el calor ya que rebotan los rayos del sol. Es pura física», defienden desde Hockerty.

Si queremos adaptar el traje al verano, también se pueden mantener los tonos tradicionales de la sastrería, como el azul marino, el gris o el marengo, pero recurriendo a tejidos más ligeros. Pero si la intención es dar un giro al armario durante los meses de más calor, «es un acierto apostar por colores más vivos y alegres, como los verdes, los distintos matices de azul o los tonos crema. Aportan una frescura visual y una sensación de ligereza que acompañan perfectamente al clima y al espíritu del verano», mencionan desde Sastrería Prats.
Desde Old Jeffrey nos recuerdan que también tenemos que tener en cuenta el momento del día y para qué evento lo vamos a utilizar. Para la tarde o la noche, los tonos tierra, como beige, khaki o verde oliva, resultan sofisticados pero perfectos para el smart-casual. En contextos más formales, como una reunión o un evento de día, los grises claros y los azules que van del plomo al marino son siempre infalibles.
Prendas comodín
Otra opción para convertir el traje en un outfit perfecto para el verano es restarle centímetros de tela. Las mujeres lo tienen más fácil y en las últimas temporadas cada vez son más habituales las propuestas que cambian las americanas por los chalecos. «Se adapta a las altas temperaturas y mantiene cierto nivel de formalidad», defienden desde la firma de moda femenina Sumissura.

Aunque el chaleco nació como una prenda pensada para llevar bajo la americana, ha sabido reinventarse y buscar su protagonismo y hoy puede convertirse en el centro del look. Puede ser un diseño recto con cuatro botones o cruzado. «Ahora bien, desde una mirada clásica, pocas cosas igualan la elegancia de una buena americana», sentencia el director creativo de Sastrería Prats.
Otra opción de recorte se puede contemplar en los pantalones donde existe la alternativa más fresca de los bermudas. «A la mujer ya la tenemos convencida de que es una opción ,pero a veces nos cuesta más convencerla de que la lleve con una blazer. La combinación es perfecta sobre todo en un conjunto de lino y con mocasines», explican desde Sumissura.

El traje con bermuda está ganando cada día más terreno porque es una opción fresca y sofisticada pero los expertos lo prefieren recomendar para momentos más relajados. «Dudamos mucho que veamos a un hombre caminando con traje y bermuda rumbo a una reunión… Todo tiene su contexto», puntualiza Ismael Miró.
Complementando el look
Ya hemos aprendido cómo adaptar el traje a las temperaturas veraniegas pero… ¿con eso es suficiente? Dentro del estilismo aún quedan otras prendas y accesorios que también hay que tener en cuenta y cuando hablamos de trajes la camisa es la pareja que no podemos olvidar. En camisería, el lino también es un recurso fantástico. A pesar de que sea proclive a las arrugas, su comodidad es insuperable. Otra opción puede ser el algodón voile.
En verano las reglas se relajan así que quizás sea posible abandonar durante unos días la corbata. Si no se puede, se puede recurrir a modelos que no tengan forro como las realizadas en seda shantung o en lino. «Aportan un toque contemporáneo y ligero, reflejando la nueva visión de la sastrería veraniega», explica Antonio Fernández de León.

Por último, nos fijamos en los pies. Los expertos apuntan a los mocasines como el calzado ideal para combinar con los trajes de verano. «Recomendamos utilizar calcetín invisible y llevar los mocasines aunque sea por casa para ir acostumbrando los pies y hacer lo que los ingleses llaman el break in shoes, moldear la piel para que se vaya adaptando a la forma de nuestro pie y a nuestra pisada», recomiendan desde la firma Hockerty. Los castellanos con borlas, las venecianas de terciopelo o los espadriles también son una buena recomendación. El objetivo es buscar un calzado más abierto y con suelas ligeras.