Cómo cuidar tus joyas para que el verano no altere su aspecto y se mantengan como nuevas
La sal, el cloro o los cosméticos son algunos enemigos veraniegos que pueden hacer perder a las joyas su brillo original

Joyero de viaje | Shein
El verano nos invita a relajarnos, viajar y disfrutar al máximo del tiempo libre. Nuestros looks deben de acompañarnos en todas estas aventuras así que es importante escoger bien cada prenda y accesorio. Dentro de todas estas piezas, las joyas pueden jugar un papel decisivo, pero hay que tener en cuenta que durante estos meses se enfrentan a más enemigos de los que te piensas.
En vacaciones solemos desconectar de nuestras rutinas pero es un error aparcar los cuidados de nuestras joyas. El cloro de las piscinas, la sal del mar, el sudor, el calor o los cosméticos juegan en su contra y pueden acelerar su deterioro o alterar su brillo. Ya sean piezas de gran valor económico o sentimental, o complementos más informales, es fundamental protegerlas de estos factores externos que pueden dañar su color, forma o brillo.
En verano cambiamos de ritmo, de estilo de vida… y también de joyas. Durante estas semanas nos gustan las piezas que brillan y destacan sobre la piel morena y nos apetece lucir piezas más grandes, vistosas, coloridas y atrevidas. Aunque el buen tiempo invita a llevarlas más que nunca, también exige un extra de mimo y desde THE OBJECTIVE te contamos todos los cuidados que necesitan para que el verano no pase factura a ninguna de las piezas de tu joyero.
Los enemigos del verano
Comencemos detectando los agentes externos que pueden agredir a nuestras piezas favorita. Para ello, contamos con la experiencia de Pilar Lobato, fundadora de la firma de joyería vintage Joyas Antiguas Sardinero. Para ella, los grandes enemigos de la época estival son aquellos que nos vamos a encontrar en la playa o la piscina. «El agua salada y el cloro pueden dañar los metales y afectar el brillo de muchas piedras. Si vas a nadar, lo mejor es dejar tus joyas a buen resguardo», recomienda Pilar.

Otro de los factores negativos que vamos a encontrar en las playas es la arena que puede rayar los metales y las gemas más delicadas. Además, la arena fina se puede ir acumulando entre los engastes. También debemos de tener cuidado con el sol ya que es capar de alterar el color de algunas piedras preciosas como el ámbar, el cuarzo rosa o la amatista. Si después del verano has notado que alguna de tus joyas está más pálida, ya sabes cuál puede ser la razón.
También hay que tener precaución con la humedad. Otro truco de experto para combatirla es recurrir a esas pequeñas bolsas que encontramos al comprar artículos electrónicos y que sirven para absorber el exceso de humedad.
Aunque la cosmética puede ser una gran aliada para nuestra imagen, no lo es tanto para nuestras joyas. El protector solar, las cremas y los perfumes pueden opacar su brillo natural. Un buen consejo es ponernos las joyas una vez que hayamos aplicado la hidratante, el protector solar y el perfume porque así evitamos que los productos químicos alteren su aspecto. Estas sustancias pueden influir en el brillo o crear un olor desagradable. Para evitarlo, haz una limpieza rápida de la joya cada vez que la utilices.
Cuidados extra
Para conservar las joyas como el primer día, debemos de llevar a cabo unos cuidados destinados a alargar la vida de nuestras piezas más preciadas. «La prevención es el primer paso para mantener nuestras joyas impecables durante el verano», aclara Tania Candela, fundadora de Famaraspirit, una firma canaria de joyería artesanal que se inspira en la naturaleza de Lanzarote.

Una de las costumbres que debes adquirir es quitarte las joyas antes de nadar, bañarte, limpiar o practicar deporte. Cuando no estés usándolas, guárdalas en un lugar seco y fresco para evitar que se deterioren. Además, es bueno hacerlo por separado para que no se produzcan enredos y arañazos. Pilar Lobato nos recuerda que es vital mantener esta protección durante los viajes donde podemos rebajar nuestros cuidados. En estos casos, podemos recurrir a bolsitas de tela que «no ocupan espacio y pueden marcar la diferencia».
Además de prevenir, la limpieza es fundamental. Hay diferentes maneras de mantener tus joyas limpias tras su uso. Desde Time Road nos recomiendan hacerlo con productos especiales como gamuzas, lápices limpiadores o líquidos que permiten una limpieza por inmersión que es ideal para piezas de bisutería con cristales o circonitas ya que elimina de manera muy eficaz el sudor, el maquillaje o el perfume devolviendo el brillo original a la pieza.

También podemos llevar a cabo una limpieza a fondo con un paño seco y suave o un cepillo usando agua templada y unas gotas de jabón neutro. «Según el material y la antigüedad, algunos cuidados deben ser más delicados, pero no por ello más complicados», explican desde Joyas Antiguas Sardinero.
Lo que debemos evitar
Aunque existan productos específicos en el mercado, no todos son adecuados para limpiar cualquier joya. Por ello, siempre que tengamos dudas debemos de recurrir a los consejos de un profesional. «Evita utilizar productos de limpieza en líquido o limpiadores abrasivos ya que contienen químicos agresivos que pueden dañar tus piezas con el tiempo. Así como el uso de paños de pulido que hayan sido tratados con limpiadores o agentes abrillantadores», advierte la fundadora de Famaraspirit.
Ya hemos aprendido que los baños en playas o piscinas tampoco son buenos amigos de nuestras joyas. «Las sustancias químicas como el cloro y la sal pueden deteriorar los materiales de tus joyas o incluso provocar su pérdida accidental», explican desde Time Road. Sin embargo, existen joyas de acero inoxidable que son más resistentes y de las que no nos debemos preocupar en los medios acuáticos.

Si eres de las que no pueden abandonar sus joyas en la playa, no solo hay que quitarlas antes de sumergirte en el mar, también debes de acordarte de ellas cada vez que toque reaplicar la protección solar. Estos productos dejan residuos y alteran el aspecto y la composición, tanto de las piedras como de los metales. No debes de volver a lucirlas hasta que tu piel los haya absorbido por completo.
En verano también apetece más practicar algunos deportes como montar en bici o hacer rutas por la naturaleza. En esto momentos también exponemos sin querer las joyas a elementos negativos como el sol o el sudor por lo que es mejor dejar las piezas en casa.
Cómo limpiarlas correctamente
La plata tiende a oxidarse de forma natural y su comportamiento puede variar en función del pH de la piel. Tania Candela recomienda que, si la pieza está realizada en plata pulida o plata oxidada, frotarla simplemente con un paño suave. «Alternativamente, puede limpiarse suavemente con un cepillo de dientes blando y agua tibia con jabón», añade.
Para las piezas con acabado cepillado o baño de plata pura, es mejor colocar un trozo de papel de aluminio en un recipiente, espolvorea una cucharadita de bicarbonato de sodio, poner la joya encima y verter con cuidado agua hirviendo. Finaliza el proceso enjuagando bien con agua tibia.

La plata no se oxida como otros metales sino que pierden su brillo o adopta un aspecto ennegrecido. Ese cambio no significa que la joya sea de mala calidad o que no haya solución pero debemos de limpiar la plata de manera frecuente. Podemos hacerlo sumergiendo las piezas durante diez minutos en agua con jabón neutro. Puedes ayudarte de un cepillo de dientes de cerdas suaves para retirar la suciedad. Para terminar, seca la joya con un paño absorbente o con un secador para que no quede nada de humedad.
Si hablamos del oro, los diseños con menos quilates son los que perderán antes su aspecto original. Podremos solucionarlo con agua, un jabón suave y amoniaco, pero no hagas caso de esa leyenda urbana que recomienda usar laca para aumentar el brillo de las joyas doradas.
Cuando termina el verano sería recomendable reservar un momento para revisar las joyas con sus engastes y cierres y ofrecerles una pequeña puesta a punto. Es un gesto sencillo que ayudará a que duren perfectas durante muchos años más. Recuerda que las joyas no están hechas para quedarse guardadas, sino para formar parte de los mejores momentos de nuestra vida.