Novias de invierno: los vestidos favoritos para casarse en los meses más fríos del año
Casarse en invierno empieza a ser habitual y la novia adapta su vestido con tendencias propias para estas fechas

Vestido de novia de manga larga | Álex Vidal
Tradicionalmente, la primavera era la fecha ideal para celebrar una boda. Sin embargo, poco a poco, la temporada nupcial fue acaparando más meses hasta extenderse por todo el calendario. Hoy son toda una realidad las bodas que se celebran en pleno invierno. A pesar de desafiar al mal tiempo, los expertos en vestidos de novia afirman que cada año se nota un incremento de parejas que deciden casarse en los meses más fríos del año. Lo que antes era visto como una extravagancia, ahora comienza a ser de lo más habitual.
Este cambio de fechas produce muchas alteraciones en la celebración de una boda. El evento no se puede realizar al aire libre y las horas de luz son más escasas. Sin embargo, uno de los componentes estrellas de la ceremonia también cambia por completo en estas celebraciones invernales y es que el vestido de novia también es muy distinto puesto que los tejidos, colores y accesorios se tienen que adaptar al clima.
Dentro de la moda nupcial existen tendencias que van evolucionando año tras año. Las firmas especializadas suelen lanzar una única temporada al año pero, con el cambio de escenario, empiezan a aparecer tendencias exclusivas para las novias de invierno. Si quieres saber cuáles son las que están más presentes esta temporada, desde THE OBJECTIVE te las repasamos de la mano de expertos en el sector.
Diferencias con los vestidos clásicos
Los vestidos de novia se adaptan a las bajas temperaturas y son distintos a las propuestas que podemos encontrar para los meses de primavera y verano. «El invierno no condiciona: inspira. Tiene una atmósfera especial, casi cinematográfica, que permite explorar tejidos, volúmenes y detalles que en otras estaciones pasarían desapercibidos», explica el diseñador Oswaldo Machín.

La principal diferencia se encuentra en los patrones, donde cambian los escotes y las mangas, y en el tejido. «En invierno solemos trabajar con mangas largas, espaldas cubiertas o semiabiertas, y estructuras más envolventes. Las novias de invierno buscan abrigo sin renunciar a la elegancia. Hay más capas, forros más cálidos y siluetas que permiten jugar con volúmenes sin temor a pasar calor», relata Beatriz Claro de Claro Couture.
Este aumento de capas y tejido permite que los vestidos de novia de invierno sean más arquitectónicos y sofisticados. Gracias a que se trabaja con tejidos con más cuerpo se pueden realizar mangas más elaboradas o sobrefaldas que en verano resultarían incomodas. «Además, la luz invernal realza los detalles artesanales y los bordados de alta costura», explica Isabel Ruiz, fundadora de Love is in the air.
Estos tejidos, escotes y detalles hacen que la novia de invierno sea más elegante que la del verano donde se tiene preferencia por diseños más frescos.
Los mejores tejidos
Uno de los elementos que más cambia con respecto a las temporadas cálidas son los tejidos. La idea no es abrigar a la novia, es envolverla con elegancia. Para ello, los tejidos nobles son los mejores aliados. «Nosotras trabajamos con tejidos nobles y naturales que aportan sofisticación. Desde tejido de tweed para abrigos de novias, mikados de seda, satén, terciopelo de seda o jacquares bordados. También usamos encajes sobre bases más cálidas, como organzas dobles o gasas de invierno, que funcionan muy bien cuando se buscan capas o volúmenes etéreos pero con un poco de protección contra el frío», explican desde Claro Couture. Más avanzadas son otras propuestas realizadas con fibra de vidrio, con lana o plumas.

Los tejidos ideales son aquellos con más peso que tienen una caída elegante. A este grupo pertenecen el crepé satinado, mikado, otomán, jacquard o las sedas estructuradas. «Crean siluetas que se mantienen perfectas y aportan calidez sin perder movimiento», explican desde Love is in the air.
Por su parte, Álex Vidal apuesta por texturas orgánicas, sargas naturales y mezclas de lanas finas con cashmere que aportan calidez sin perder sutileza. «Me gusta combinarlos con tejidos más etéreos,como gasas o satén de seda, para mantener esa sensación de ligereza. El resultado es un vestido cálido, táctil y muy sensorial», explica el diseñador.
Complementos contra el frío
Una de las ventajas de los vestidos de invierno es que permiten jugar con diferentes complementos. Las favoritas son las capas. «Son un recurso fantástico ya que aportan dramatismo sin restar ligereza», comenta Oswaldo Machin. Las hay realizadas en lana, tul, crepé, tweed o cashmere y son la alternativa perfecta a los abrigos.

Sin embargo, si la novia quiere recurrir al abrigo tradicional, lo mejor serán aquellos largos y estructurados. Un patrón de tendencia son aquellos de estilo balloon. En cualquier caso ,puedes jugar con elementos tan fantásticos como las capuchas o los cuellos de pelo. «Son detalles que, además de proteger del frío, aportan una identidad muy especial al estilismo», añade Isabel Ruiz.
Otra opción para abrigarse son las chaquetas con mucha estructura, prendas de punto, estolas o boleros. Pueden ser minimalistas, para dar calor sin robarle protagonismo al vestido, o convertirse en el foco de atención como los confeccionados en llamativas plumas. También existen otros trucos como utilizar sobrecamisas bordadas sobre el vestido de novia o camisetas interiores realizadas en tul que asomen por la zona del escote o las mangas.

Más allá del abrigo, hay un elemento estrella que cumple una función práctica a la vez que estética y son los guantes largos. Pueden estar realizados en piel y dan un aire clásico irresistible. Y, en cuanto al calzado, obviamente se deberá de apostar por diseños cerrados. «Siempre recomiendo que estos accesorios sean coherentes con la personalidad del vestido: deben sumar, no disfrazar», incide el diseñador Álex Vidal.
Colores de invierno
Aunque pueda parecer curioso hablando de vestidos de novia, los colores también se ven alterados por la bajada de temperaturas. «En invierno, la luz es más suave, más azulada. Trabajar con diferentes tonos de blanco hace que el vestido cobre vida», añade Oswaldo Machin quien también apuesta por incluir en el diseño algunos matices inesperados como un toque perlado o champagne.

El frío viene acompañado de blancos que son más profundos así que la novia que se casa en invierno se atreve más con blancos rotos, marfil y otros tonos empolvados como el crema o el nude. Además se pueden introducir combinaciones gracias a los bordados o detalles como cinturones. La estación también «invita a pequeños destellos metalizados en plata, dorado o hilos luminosos que encajan especialmente bien con la estética invernal», explican desde Love is in the air.
Para Álex Vidal, la búsqueda de colores diferentes va más allá del invierno, es una tendencia general en la moda nupcial. «Las novias se sienten cada vez más libres para explorar otros tonos», añade.
Las tendencias para este invierno
La moda especializada ha decidido volver a la elegancia de la sobriedad con siluetas depuradas. La originalidad se traslada a pequeños detalles como los cierre joya, los cuellos altos o las espaldas abotonadas. También hay una fuerte inspiración en la moda masculina con novias que escogen diseños de trajes de chaqueta y camisas. Y, por supuesto, los detalles hechos a mano, como los bordados, los encajes, los lazos y cierres personalizados, siguen siendo el alma de la costura.
Una de las tendencias más fuertes son las faldas con muchas capas de diferentes texturas con una estética muy romántica y gótica. También destacan los escotes abiertos de tipo medieval y los asimétricos. Los looks desmontables están muy presentes con faldas que se pueden quitar, así como un protagonismo absoluto de las mangas con diseños abullonados o bordados.

«Estamos viendo mangas con mucha presencia, escotes más arquitectónicos y cinturas muy marcadas. También capas XL, cuellos altos, corsetería visible reinterpretada de forma elegante y detalles en relieve con flores aplicadas, plisados y texturas táctiles», resume el diseñador Álex Vidal.
La nueva temporada de bodas
Todos nuestros expertos han confirmado que cada año notan un incremento de las bodas celebradas en invierno. En España hay cerca de 180.000 bodas al año así que los novios deben de adaptarse a las fechas disponibles de los lugares más demandados. Este hecho ha llevado a extender el tiempo de celebración a los doce meses del año. Además, la opción del invierno también resulta más asequible para aquellos que tienen un presupuesto más ajustado.
También influye la estética. La luz del invierno, la intimidad de los espacios interiores o la posibilidad de vestir diseños más elaborados permiten bodas más personales. «Las parejas buscan ambientes íntimos, elegantes y muy cuidados, algo que el invierno ofrece de forma natural», recalca Isabel Ruiz.

Dentro de la temporada de frío, cada mes cuenta con una peculiaridad especial. Octubre es una de las fechas más demandadas. Aún resulta un periodo luminoso, estable en cuanto al clima y tiene una atmósfera que invita a celebrar sin los extremos del verano ni el frío del invierno. «Tiene un equilibrio perfecto que muchas parejas buscan y se ha convertido en la fecha más deseada de la temporada», explica Álex Vidal.
Noviembre también está ganando mucha fuerza por su clima suave y su luz, mientras que cada vez son más numerosas las parejas amantes de la Navidad que escogen diciembre aprovechando las fiestas. Por último, las novias que buscan el marco idílico del invierno y la nieve, fijan la celebración durante el mes de enero.
