La Ruta de las Tuerces: un museo natural al aire libre a menos de una hora de Cantabria
Si estás pensando en hacer una escapada con un toque aventurero, este lugar te sorprenderá por su auténtica belleza

Las Tuerces | Turismo Palencia
A menos de una hora de Cantabria, el mapa se pliega para revelar uno de esos paisajes que parecen surgir más de un sueño que de una guía turística. En la provincia de Palencia, entre las vastas llanuras de la Meseta Norte, emerge un escenario que desafía la lógica del terreno: formaciones rocosas que se retuercen como si quisieran contar un secreto milenario, gargantas esculpidas por la paciencia del agua y figuras que invitan al juego de la interpretación. Es Las Tuerces, un rincón de Castilla y León donde la geología se convierte en espectáculo y cada paso ofrece un asombro. Un lugar que, sin pretenderlo, se ha ganado el apodo de la “Capadocia española”, aunque no necesita comparaciones para dejar huella.
Ruta de Las Tuerces andando
Caminar por Las Tuerces es adentrarse en un escenario de fantasía geológica. Desde el pequeño y pintoresco pueblo de Villaescusa de las Torres, parte una ruta bien señalizada que nos sumerge en un auténtico laberinto natural. El sendero asciende suavemente entre campos de cereales y formaciones rocosas, hasta llegar al núcleo del paraje: una explanada salpicada de figuras imposibles, arcos naturales, cuevas, pasillos angostos y rocas que evocan seres mitológicos. La ruta tiene una dificultad media-baja y se puede completar en unas dos horas, lo que permite disfrutar con calma del entorno, detenerse a interpretar las formas caprichosas de la roca y fotografiar cada rincón como si se tratara de una exposición escultórica al aire libre. Aquí, la naturaleza es artista y el visitante, espectador y cómplice.

¿Cómo llegar?
Acceder a Las Tuerces es más fácil de lo que muchos imaginan. El punto de partida ideal es Aguilar de Campoo, a poco más de una hora en coche desde Palencia o Burgos, y perfectamente comunicado a través de la A-67. Desde Aguilar, solo hay que seguir la carretera hacia Villaescusa de las Torres, a escasos seis kilómetros. En este núcleo rural, tranquilo y acogedor, se puede aparcar el vehículo y comenzar la caminata. El entorno es tan accesible como sorprendente: basta con unos pocos minutos de marcha para empezar a divisar las primeras formaciones. Sin embargo, es recomendable llevar calzado adecuado, algo de agua y protección solar, especialmente en verano.
Consejos para hacer la ruta con niños
Este lugar es un destino ideal para familias aventureras. Su perfil de ruta de baja dificultad, la corta duración del recorrido y el carácter lúdico del entorno, donde cada piedra invita a imaginar, lo convierten en un plan perfecto para niños. Eso sí, conviene tener en cuenta algunos consejos básicos:

- Evitar los días de lluvia: las rocas pueden volverse resbaladizas.
- Llevar calzado antideslizante y cómodo para caminar sobre terrenos irregulares.
- No olvidar una gorra y protección solar, ya que hay tramos sin sombra.
- Llevar algo de comida o tentempiés, especialmente si se desea hacer una parada para picnic en la zona superior del recorrido.
Además, muchas familias convierten la excursión en un juego: “¿Quién encuentra primero la roca con forma de rana?” o “¿Dónde está la boca del tiburón?”. Un modo ideal de despertar la curiosidad geológica de los más pequeños.
Cañón de la Horadada
A escasa distancia del laberinto kárstico de Las Tuerces se encuentra otro de los tesoros paisajísticos de la zona: el Cañón de la Horadada. Aquí, el río Pisuerga ha horadado la piedra caliza durante millones de años, formando un desfiladero que, sin exagerar, podría figurar en una postal del oeste americano. El cañón ofrece varias rutas de senderismo que serpentean por su interior o lo sobrevuelan desde los miradores naturales. En muchos tramos, se puede observar el vuelo majestuoso del buitre leonado o el más escaso alimoche, lo que convierte este entorno en un lugar privilegiado para los amantes de la ornitología. Ideal para combinar con la visita a Las Tuerces, el Cañón de la Horadada aporta un contraste paisajístico y refuerza la idea de que esta comarca palentina es una joya geológica todavía poco conocida por el gran público.