La impresionante ermita de España que está en mitad de una roca y no es Covadonga
A dos horas de Madrid, este rincón ofrece un viaje al corazón de un paisaje prehistórico

La Ermita de la Virgen de la Hoz | Ayuntamiento aguas frias
En el corazón de Castilla-La Mancha, donde la naturaleza se impone con fuerza y el silencio solo lo rompe el viento, se oculta un tesoro que conjuga paisaje, leyenda y espiritualidad. En el Parque Natural del Alto Tajo, al sureste de la provincia de Guadalajara, emerge una joya arquitectónica que parece desafiar las leyes de la gravedad, suspendida entre el cielo y la tierra. Se trata de la Ermita de la Virgen de la Hoz, un santuario singular enclavado literalmente en mitad de una roca arenisca, en un cañón de paredes verticales que alcanzan los 200 metros de altura. A diferencia de la célebre Covadonga en Asturias, este enclave permanece en un discreto anonimato pese a su sobrecogedora belleza, resistiendo al turismo masivo y conservando intacto el misterio de lo sagrado. De acceso complicado y muy vinculado a la devoción de la gente, este lugar es una muestra clara de la fe, la historia y el ingenio con el que se construía en el pasado.
Cómo llegar hasta la ermita
Llegar hasta la Ermita de la Virgen de la Hoz no es solo un trayecto, es parte esencial de la experiencia. Desde Madrid, el viaje en coche dura alrededor de dos horas y discurre por la A-2 hasta Alcolea del Pinar, para después continuar por la N-211 y adentrarse en la CM-2015 en dirección a Corduente. Desde allí, una carretera secundaria (GU-401 y GU-958) conduce hasta el pequeño núcleo de Ventosa, punto de acceso directo al barranco. La última parte del camino es, sin duda, la más impresionante. La estrecha carretera serpentea junto al río Gallo y se interna poco a poco en el desfiladero del Barranco de la Hoz, rodeado de paredes verticales de piedra y un paisaje que encoge el aliento. En medio de ese escenario abrupto y salvaje, aparece de forma inesperada la ermita, encajada bajo una gran visera rocosa conocida como la Cobertera.
¿Qué cuenta la leyenda?
Cuenta la tradición que en el año 1129 un joven pastor de Ventosa encontró una imagen de la Virgen escondida entre las grietas del barranco, posiblemente oculta para protegerla en tiempos difíciles. A partir de ese momento nació una fuerte devoción que se ha mantenido con el paso de los siglos y que dio origen a un templo que parece formar parte de la roca. Hoy en día, esa fe sigue viva y cada Domingo de Pentecostés se celebra una romería que reúne a cientos de personas con bailes y representaciones que recuerdan aquel descubrimiento.
Un templo en armonía con la naturaleza
En contraste con la espectacularidad del paisaje que lo rodea, el interior de la Ermita de la Virgen de la Hoz respira una sobriedad que invita al recogimiento. De una sola nave y con una bóveda ojival que enmarca el retablo principal, el templo acoge la imagen de la Virgen en un espacio donde prima la sencillez. Esta ausencia de ornamento no resta, sino que refuerza su carácter espiritual, convirtiéndolo en un lugar pensado tanto para la contemplación religiosa como para la introspección personal.

Pero este enclave no solo sorprende por su carga simbólica y devocional. A muy pocos metros del santuario, la naturaleza despliega su propio espectáculo en forma de esculturas pétreas esculpidas por siglos de erosión. Destacan el Huso y la Rueca, dos formaciones rocosas que desafían la lógica y han inspirado leyendas locales por su aspecto singular. El santuario, enclavado en el corazón del Parque Natural del Alto Tajo, uno de los más grandes de España, comparte protagonismo con un entorno que también es refugio de especies protegidas como el alimoche, el halcón peregrino o el águila real.