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Este es el castillo de Rumanía que fue el primero en tener electricidad en Europa

No solo fue un avance tecnológico, sino que también reflejó cómo la familia real adoptó la modernidad con raíces tradicionales

Este es el castillo de Rumanía que fue el primero en tener electricidad en Europa

Castillo de Peleș | Peleș Castle

En medio de los frondosos bosques de los Cárpatos, en el apacible pueblo de Sinaia, se levanta el Castillo de Peleș, una construcción que impresiona tanto por su belleza como por su importancia histórica y tecnológica. Este castillo, construido en el siglo XIX como residencia de verano para la familia real rumana, no es un palacio cualquiera: fue el primero en Europa en contar con electricidad, gracias a que contaba con su propia central hidroeléctrica. Esto lo convirtió en un ejemplo pionero de cómo la tecnología podía integrarse en las grandes residencias de la nobleza.

Mientras muchos castillos europeos conservan el encanto de épocas medievales o renacentistas, Peleș se distingue por mezclar el lujo tradicional con la innovación de su tiempo. Sus salones están decorados con muebles finos, tapices, y obras de arte, pero también con detalles modernos que en su momento eran revolucionarios. Esta combinación única muestra cómo la historia y el progreso pueden convivir en un mismo lugar, haciendo de este castillo no solo un símbolo de la realeza rumana, sino también un testimonio del avance tecnológico que comenzó a transformar Europa en esa época. Visitar el Castillo de Peleș es adentrarse en una época en la que el pasado y el futuro se encontraron, en un escenario que sigue fascinando a quienes lo recorren.

Construido en 1873

El rey Carlos I de Rumanía ordenó construir el castillo en 1873 y lo inauguró oficialmente en 1883, aunque las obras continuaron durante décadas para añadir nuevas alas y detalles decorativos. Los arquitectos, inspirados en la arquitectura neorrenacentista alemana, diseñaron una residencia que uniera el refinamiento europeo con los avances tecnológicos más innovadores de la época. Lo logró: además de electricidad, incorporó calefacción central, un sistema de aspiración al vacío y hasta un techo de cristal retráctil en la sala de honor.

Castillo de Peleș | Castillo de Peleș
Castillo de Peleș

¿Vive alguien en el castillo?

Aunque fue durante décadas residencia real, hoy el castillo no está habitado. Desde 1953 funciona como museo nacional y está abierto al público. Durante un tiempo perteneció al Estado rumano, pero tras la caída del régimen comunista, fue devuelto a la Casa Real de Rumanía, que lo arrendó posteriormente al gobierno para su uso como patrimonio cultural. No obstante, algunos espacios están reservados para ceremonias oficiales o visitas privadas de la familia real, pero no se utiliza como vivienda permanente.

Cuánto cuesta

El precio de la entrada varía según el tipo de visita. En general, la tarifa básica ronda los 50 lei (aproximadamente 10 euros) para acceder a la planta baja del castillo. Si se desea recorrer los pisos superiores, donde se encuentran las habitaciones reales, bibliotecas y salones decorados con artefactos originales, el coste puede ascender hasta los 100-150 lei (20-30 euros). Los estudiantes, jubilados y niños tienen descuentos, y existe la posibilidad de contratar guías en distintos idiomas o audioguías.

Castillo de Peleș | Castillo de Peleș
Castillo de Peleș

Una visita menor a una hora

La visita estándar al Castillo de Peleș dura entre 45 minutos y una hora, aunque quienes opten por el recorrido completo pueden tardar hasta una hora y media o más. Además del interior del edificio, muchos visitantes disfrutan paseando por los jardines reales, el parque circundante y otros edificios anexos como el Castillo Pelișor, más pequeño pero igualmente encantador. Peleș no solo fue un símbolo del progreso rumano, sino una muestra de cómo la realeza abrazó la modernidad sin renunciar a la tradición. Hoy, este castillo es mucho más que una postal perfecta: es un testimonio silencioso de que la historia también se escribe con electricidad.

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