Cinco escapadas en coche para este verano que te harán disfrutar del viaje tanto como del destino
Si eres de quienes disfrutan coger carretera y manta para descubrir nuevos lugares, estas opciones te sorprenderán

Escapada en coche | Canva
Con el verano como telón de fondo, las escapadas por carretera se consolidan, un año más, como uno de los planes preferidos para quienes buscan desconectar sin necesidad de recorrer largas distancias. Ya sea para improvisar una ruta costera, adentrarse en la montaña o simplemente redescubrir rincones cercanos, el coche particular ofrece una libertad inigualable: marcar el ritmo, elegir paradas y disfrutar del camino sin ataduras. Y es que los datos lo confirman. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), este verano se esperan más de 100 millones de desplazamientos por carretera, con picos significativos durante los fines de semana y festivos. Una cifra que, además de evidenciar el protagonismo del coche en el turismo nacional, subraya la importancia de no dejar ningún detalle al azar antes de ponerse en marcha.
Y entre esos detalles, tener el seguro del vehículo al día no solo es una cuestión legal, sino una garantía de tranquilidad. Revisar la póliza, asegurarse de que incluye asistencia en carretera, comprobar la cobertura ante daños menores y tener a mano los contactos del seguro son gestos sencillos que pueden marcar la diferencia ante un imprevisto. En este contexto, compañías como Prima Seguros, Mapfre o Mutua Madrileña, recuerdan que viajar con seguridad empieza mucho antes de arrancar el motor.
Cinco rutas en coche perfectas para este verano
Prima ha recopilado cinco escapadas de fin de semana que destacan por su creciente popularidad en los meses estivales. Destinos que invitan a disfrutar del viaje tanto como del lugar, y que, además, reflejan distintos tipos de rutas, condiciones y estilos de conducción. Una combinación perfecta para quienes quieren vivir el verano sobre ruedas, con previsión y sin sobresaltos.
1. Potes (Cantabria): montaña, curvas y aire puro
El desfiladero de La Hermida es, probablemente, uno de los tramos de carretera más espectaculares del norte peninsular. Acceder a Potes a través de esta garganta entre montañas, con el río Deva acompañando la ruta, convierte el trayecto en parte fundamental de la experiencia. Una vez en el corazón de Liébana, el ambiente montañés, la gastronomía casera y los senderos que parten desde el pueblo permiten desconectar del bullicio urbano. Ideal para quienes disfrutan de la carretera tanto como del destino.

2. Ribadeo (Lugo): mar, naturaleza y protección frente a imprevistos
Reconocida mundialmente por la espectacular Playa de las Catedrales, cuyas impresionantes formaciones rocosas afloran durante la bajamar, Ribadeo se presenta como un destino que despierta todos los sentidos. Más allá de su paisaje natural único, esta villa costera invita a perderse por las calles de su encantador casco urbano, donde la arquitectura tradicional convive con el ambiente relajado de sus plazas y cafés. Degustar mariscos frescos y de calidad directamente del Cantábrico, mientras se disfruta de la brisa atlántica, convierte la experiencia en un auténtico ritual de calma y bienestar.
3. Cazorla (Jaén): entre sierras, pueblos blancos y rutas interiores
Las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas componen el mayor espacio natural protegido de España. Un enclave perfecto para quienes buscan perderse en la naturaleza. La llegada en coche implica adentrarse por carreteras secundarias, donde el silencio solo lo rompe la fauna local. Una vez dentro del parque, el coche pasa a un segundo plano: lo esencial es caminar, explorar miradores, disfrutar del frescor de los pinares y descubrir pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Un viaje para reconectar, y para el que conviene revisar la cobertura de asistencia en zonas remotas.
4. Altea (Alicante): arte, improvisación y escapadas exprés
A solo unas horas en coche desde Valencia o Murcia, Altea se ha consolidado como uno de los tesoros ocultos más preciados de la Costa Blanca. Su casco antiguo, caracterizado por sus calles estrechas y casas encaladas que reflejan la luz del Mediterráneo, ofrece un paseo lleno de encanto y autenticidad. Este pueblo costero es también un refugio para la creatividad, con numerosos talleres de artistas locales donde el arte se respira en cada rincón.
5. Cadaqués (Girona): curvas cerradas y paisajes de postal
Llegar a Cadaqués ya es una experiencia en sí misma. La carretera de acceso, sinuosa y con vistas al Mediterráneo, anticipa lo que está por venir: un pueblo blanco lleno de historia, arte y calma. Dalí lo eligió como refugio, y no es difícil entender por qué. Sus calles estrechas, la costa rocosa y la luz especial del Empordà invitan a quedarse sin prisa.