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Las cinco rutas de senderismo imprescindibles en Montserrat para disfrutar en septiembre

Este destino no solo es un macizo rocoso de formas singulares, es también un lugar de peregrinación consciente

Las cinco rutas de senderismo imprescindibles en Montserrat para disfrutar en septiembre

Montserrat | Canva pro

El macizo de Montserrat, situado en la sierra prelitoral catalana, se ha convertido en uno de los destinos de senderismo más emblemáticos de Cataluña. Sus canales, agujas rocosas, ermitas y miradores naturales conforman un paisaje singular que invita a explorarlo a pie. Aunque existen más de una decena de recorridos que atraviesan sus laderas, desde THE OBJECTIVE hemos seleccionado cinco rutas imprescindibles para descubrir la esencia de esta montaña mágica, donde naturaleza, espiritualidad y aventura se dan la mano.

1. Circular a la Miranda de Santa Magdalena

Quienes prefieran una excursión de media jornada con aire contemplativo encontrarán en esta ruta una excelente opción. Desde el monasterio se asciende a las ermitas de Sant Joan y Sant Onofre, esta última excavada en la propia roca, antes de alcanzar la Miranda de Santa Magdalena. Desde allí se abre un mirador privilegiado sobre el macizo y el valle. El regreso se realiza por el Pas dels Francesos, un tramo trepidante que añade un toque de emoción. El recorrido se completa en unas tres horas y media y resulta accesible para la mayoría de senderistas.

2. Del monasterio a Sant Jeroni y la Albarda Castellana

Probablemente la ruta más completa de Montserrat sea la que asciende desde el monasterio hasta Sant Jeroni, el punto más alto de la montaña con 1.236 metros. En el camino se atraviesan cinco ermitas, entre ellas la de Sant Onofre, y se pasa bajo la icónica aguja del Cavall Bernat. Para los más intrépidos, existe la posibilidad de desviarse hacia la Albarda Castellana, un promontorio rocoso que requiere superar pequeños pasos equipados con cuerdas. El recorrido, de unas cinco horas y media de duración, es exigente por su desnivel, pero las vistas desde la cima compensan cualquier esfuerzo.

3. Ascensión a la Roca Foradada

Si lo que se busca es una excursión más breve, pero igualmente impactante, la subida a la Roca Foradada es una apuesta segura. Este agujero en la montaña, visible desde muchos puntos, se convierte en un mirador natural espectacular. El sendero arranca en el coll de Can Maçana y sigue el GR 172 hasta un desvío ascendente que conduce al arco rocoso. Con apenas 3,2 kilómetros de distancia y 215 metros de desnivel, se recorre en poco más de una hora y media. Eso sí, conviene extremar la precaución en el tramo final, donde una cuerda instalada ayuda a superar un paso rocoso.

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4. Circular por «les Agulles» desde Can Maçana

En el extremo occidental del macizo se alza la zona de «les Agulles», un conjunto de formaciones rocosas que parecen esculpidas por la mano del tiempo. La ruta circular parte del coll de Can Maçana y permite bordear estas agujas mientras se contemplan iconos tan célebres como la «Roca Foradada» y «la Cadireta». El itinerario atraviesa fuentes naturales, pasa por el refugio Vicenç Barbé y ofrece panorámicas cambiantes de Montserrat. Con una distancia de 9,4 kilómetros y un desnivel acumulado de 430 metros, es un recorrido moderado que se completa en unas cuatro horas y media.

5. La Creu de Sant Miquel

Finalmente, para quienes busquen un paseo corto, pero cargado de simbolismo, el itinerario hasta la Creu de Sant Miquel es perfecto. Se trata de un recorrido de apenas 1,4 kilómetros desde el monasterio que sigue el camino empedrado de Sant Miquel, tradicional ruta de peregrinación. En menos de media hora se alcanza este mirador con vistas de 360 grados, que ofrece una perspectiva única del recinto sagrado y del entorno natural de Montserrat.

Cada una de estas rutas encierra una forma distinta de acercarse a la montaña más emblemática de Cataluña. Desde las caminatas familiares hasta los ascensos más exigentes, Montserrat combina la experiencia física del senderismo con un legado espiritual e histórico de gran valor. La mejor época para recorrerla es la primavera o el otoño, cuando el clima es más suave y los caminos menos concurridos.

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