Así es Sagrillas, el diminuto pueblo de ‘Cuéntame’ con apenas 31 habitantes
Sea o no seas aficionado a la serie, tienes que visitar este pequeño lugar situado a apenas cuarenta kilómetros de Segovia

‘Cuéntame cómo pasó’ | Instagram
Entre los páramos silenciosos y las laderas suaves de la provincia de Segovia se encuentra Arahuetes, una pequeña localidad que supera apenas la treintena de habitantes y que, sin pretenderlo, ha quedado ligada para siempre a la historia reciente de la televisión española. Durante más de dos décadas este rincón rural sirvió como escenario real de Sagrillas, el pueblo ficticio de los Alcántara en Cuéntame cómo pasó, y desde entonces su nombre resuena entre los seguidores de la serie como una especie de santuario emocional.
En Arahuetes se rodaron escenas fundamentales, desde las fiestas de verano hasta los reencuentros familiares, pasando por uno de los momentos más recordados por los espectadores, la boda de Paquita y Miguel. Las cámaras encontraron aquí el telón perfecto para retratar la vida tranquila de un pueblo español de los años setenta y ochenta, con calles de piedra, fachadas envejecidas, un ritmo pausado y un carácter comunitario que todavía se percibe al caminar por el casco urbano.
La iglesia de San Andrés, símbolo de la ficción
La joya arquitectónica que más reconocimiento ha ganado gracias a la serie es la iglesia de San Andrés, cuya silueta aparece repetidamente en los episodios más emotivos. Es en torno a este templo donde los Alcántara vivieron momentos simbólicos que forman parte de la memoria colectiva de la serie. Su estructura sencilla, su ubicación elevada y la serenidad que transmiten sus alrededores han convertido este punto en uno de los más visitados por los seguidores. Quien recorra su exterior reconocerá de inmediato el espíritu de Cuéntame. Aquí el tiempo parece detenido, y no cuesta imaginar al equipo de rodaje desplegado entre cables, cámaras y figurantes para recrear escenas que hoy forman parte del imaginario televisivo español.
@aaaandrearg Entre las calles de Arahuetes el tiempo parece haberse detenido. Aquí, donde se grabó Cuéntame cómo pasó, todavía se escucha el eco de una generación que creció y cambió con los Alcántara. #cuentame #cuentamecomopaso ♬ sonido original – Andrea Rodríguez
Un pueblo con una calma infinita
La vida en Arahuetes transcurre entre la quietud rural y la discreta presencia de visitantes movidos por la nostalgia. La población ronda apenas los 31 vecinos y la sensación de sosiego es absoluta. El silencio de las mañanas, las conversaciones pausadas en la plaza y el sonido de los pasos sobre la piedra marcan el ritmo de un municipio que conserva intacta su esencia.

Más allá del casco urbano, el entorno natural amplía las posibilidades. Arahuetes forma parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, un territorio privilegiado para quienes disfrutan de los paseos tranquilos y los paisajes abiertos. Desde el pueblo se accede a rutas que bordean bosques de pino y sabina, al valle del río Cega y a miradores naturales como los Castillejos. A poca distancia se encuentra Pedraza, uno de los pueblos medievales más bellos de España, cuya visita armoniza con la estancia en Arahuetes. Sus calles empedradas, su castillo y su gastronomía convierten la zona en una escapada redonda.
Qué se puede comer en Arahuetes y en los alrededores
Aunque Arahuetes es diminuto y su oferta gastronómica es reducida, cuenta con un bar tradicional donde se sirven platos caseros y raciones sencillas. La verdadera experiencia culinaria se encuentra a pocos kilómetros, sobre todo en las localidades vecinas, donde la cocina castellana es protagonista. Las carnes asadas, los guisos de la zona, las sopas contundentes y los productos de temporada permiten al visitante disfrutar de una comida auténtica tras una mañana de paseos. La cercanía de Pedraza, célebre por sus restaurantes, completa el plan de forma perfecta.
Cómo llegar y por qué merece la pena visistarlo
Arahuetes se encuentra a unos cuarenta kilómetros de Segovia y a algo más de una hora de Madrid. El trayecto es cómodo y convierte la visita en una escapada accesible tanto para quienes buscan desconectar como para los fans de la serie. Acercarse a este pequeño pueblo es descubrir que, detrás del decorado televisivo, existe un lugar real que se ha mantenido fiel a sí mismo. Su encanto reside en la autenticidad, en la calma rural y en la nostalgia que despierta en quienes acompañaron a los Alcántara durante más de veinte años.
