En torno a 160.000 personas murieron el pasado año a causa de la contaminación atmosférica en las cinco ciudades más pobladas, entre ellas Sao Paulo y Ciudad de México, pese a que la calidad del aire mejoró en algunos lugares por el confinamiento, según ha anunciado Greenpeace.
Los datos: la capital más contaminada del planeta fue Nueva Delhi, donde se estima que unas 54.000 personas murieron debido a la toxicidad de las partículas PM2.5 suspendidas en el aire, según el informe de Greenpeace del sureste asiático. En Tokio, habrían muerto otras 40.000 personas y el resto en Shanghái, Sao Paulo y Ciudad de México, según este informe, que se centró en el impacto de las partículas microscópicas PM2.5 que se producen con la combustión de combustibles fósiles.
«Cuando los gobiernos eligen el carbón, el petróleo y el gas en vez de energías limpias[contexto id=»381816″], es nuestra salud la que paga el precio», advierte Avinash Chanchal, activista del clima en Greenpeace India.
Las partículas PM2.5 están consideradas como las más dañinas para la salud. Afectan al corazón y los pulmones y aumentan las probabilidades de sufrir ataques de asma. Algunos estudios han vinculado la exposición a las PM2.5 a un mayor riesgo de morir de coronavirus[contexto id=»460724″].
El informe utilizó una herramienta en línea que estima el impacto de las PM 2.5 mediante los datos sobre la calidad del aire de la página de monitoreo IQAir, combinándolos con modelos de riesgo científicos, así como datos sobre población y salud. La herramienta es resultado de la colaboración entre Greenpeace, IQAir, y el Centro para la Investigación sobre Energía y Aire limpio.
Pese al elevado número de muertes, el confinamiento impuesto en todo el mundo por el coronavirus -que dejó las calles sin tráfico y cerró industrias contaminantes– limpió temporalmente los cielos de las grandes ciudades. De hecho, Nueva Delhi se transformó durante el confinamiento el año pasado, haciendo que los ciudadanos pudieran ver el azul del cielo y respirar aire limpio.
Los científicos aseguran que la caída enorme de contaminantes debido al confinamiento han prevenido muchas muertes. No obstante, Greenpeace urge a los gobiernos a que pongan las energías renovables en el centro de los proyectos de recuperación económica tras el hundimiento generado por el coronavirus.
«Para limpiar el aire, los gobiernos deben parar de construir nuevas plantas de carbón, cerrar las existentes, e invertir en una nueva generación de energía limpia, como la eólica y la solar», asegura el experto de contaminación del aire de la ONG Aidan Farrow.