Baron: «Muchos políticos se comportan como si su única responsabilidad fuese la reelección»
Antonio Caño, exdirector de ‘El País’, entrevista en THE OBJECTIVE al exdirector del ‘Washington Post’
Martin Baron, exdirector del Washington Post y el Boston Globe, ha presentado su nuevo libro, Frente al poder: Trump, Bezos y el Washington Post, este jueves en Madrid. Este periodista, que dio sus primeros pasos en el Miami Herald siendo un veinteañero, ha conseguido convertirse en un referente dentro del mundo periodístico.
En su libro, Baron narra sus experiencias centrándose en los últimos años de su carrera. Durante este tiempo, más en específico un año después de su llegada al Washington Post, el propietario de Amazon, Jeff Bezos, compró el periódico. Y a los pocos años, Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, creando así un contexto de situaciones externas bastante complicadas. En este libro, narra cómo consiguió que este periódico pasase de tener un enfoque local y analógico a adaptarse a las nuevas tecnologías cada vez más crecientes gracias al liderazgo de Martin Baron y la liquidez que aportó Bezos.
Baron ha desempeñado el oficio en varios medios de comunicación, como Los Angeles Times, el New York Times, además de ser el director de el Miami Herald, el Washington Post y el Boston Globe. Durante su dirección del Miami Herald, fue galardonado con un Pulitzer por la brillante cobertura de la historia de Elián González, un niño cubano que vivió una disputa de custodia de inmigración. También dirigió al grupo de investigación spotlight, que destapó el escándalo de los abusos sexuales de la iglesia de Massachusetts, mientras dirigía el Boston Globe. En 2012 pasó a dirigir el Washington Post hasta su jubilación en 2021.
Este prestigioso periodista pasó este jueves la tarde en la redacción de THE OBJECTIVE y fue entrevistado por Antonio Caño, exdirector de ‘El País’. Esta es la transcripción de la conversación.
P.- Bienvenido a THE OBJECTIVE. Este es un pequeño periódico, pero que probablemente representa mucho del futuro del periodismo, ¿no crees? Proyectos pequeños de presupuesto modesto, pero ambiciones altas y con periodismo de calidad.
R.- Sí, podría ser el futuro. Hay muchos nuevos medios, medios emergentes que han tenido bastante éxito. Han mantenido los gastos a un nivel más bajo, pero hacen periodismo de calidad. Han encontrado su nicho dentro del mercado periodístico.
P.- Déjame que empecemos esta entrevista en un tono personal para no engañar tampoco a las personas que nos están oyendo. Porque yo, aparte de un admirador, soy amigo de Martin. Somos amigos, no un reciente amigo, sino somos amigos de hace ya algunos años. Creo que nos conocimos en Washington cuando tú acababas de ser nombrado director del Washington Post en 2013. Y desde entonces nos hemos visto con frecuencia en Washington, en Madrid, en otras partes del mundo… también coincidimos siendo yo director de El País y tú director del Post. Siempre he querido hacer el periodismo que hace Martin y siempre he querido que mi periódico se pareciera al periódico que dirigía Martin. En ese tiempo nosotros vimos la transformación del periodismo y sufrimos mucho la transformación del periodismo. Cogimos periódicos antiguos preparados para otra época, con tecnología y redacciones formadas para otra época. Y sobre la marcha tuvimos que transformarlos en periódicos más modernos. ¿Tú crees que esa transformación que nosotros, entre otros muchos periodistas, nos vimos obligados a hacer ha tenido éxito? ¿Los periódicos van a sobrevivir?
R.- Una democracia no puede sobrevivir sin una prensa libre. Creo que nuestra profesión y nuestro negocio está en un proceso de reinvención radical, porque la tecnología ha cambiado y supongo que cada seis años o menos tendremos que pensar de nuevo en las estrategias, porque hay nuevas tecnologías, nuevos avances tecnológicos y tenemos que ajustarnos a esos avances y tenemos que abrazar los avances tecnológicos. La forma de narrar historias está cambiando, tenemos nuevas herramientas muy potentes para narrar las historias y tenemos otras maneras de difundir la información. Entonces es una profesión diferente a la que existía antes. Todo está cambiando, pero creo que es importante en el periodismo aferrarnos a nuestros valores, los principios y las prácticas tradicionales, solamente para descubrir la verdad.
P.- Valores, principios… finalmente, ese es el gran sustento de nuestro trabajo y lo más difícil probablemente de mantener.
R.- Claro, hay muchas presiones, hay presiones económicas, políticas, personales… Han cambiado los días laborables de los periodistas porque ahora tienen que trabajar todo el tiempo. Los consumidores de información esperan la información instantáneamente y eso ha cambiado las vidas de los periodistas.
P.- Y también, no sé si estás de acuerdo, porque los valores y los principios se defienden mejor cuando estás en una empresa que es rentable, que es potente, que gana dinero, que cuando estás en una empresa que va perdiendo dinero y que le cuesta pagar sus salarios. Ahí es más difícil mantener los principios.
R.- Claro, pero siempre creo que es importante que pensemos a largo plazo, porque no se pueden resolver todos los problemas dentro de un periodo de dos o tres meses. Tenemos que pensar a largo plazo y cómo deberíamos cambiar la estrategia, cuáles son las nuevas tácticas que deberíamos usar. Obviamente hay muchas presiones financieras y es un problema para el periodismo, pero también hay nuevos medios que han tenido éxito en este entorno mediático.
P.- Hay dos casos que no sé cómo los ves o que no sé si son complementarios. THE OBJECTIVE es un caso de un periódico pequeño pero que va progresando desde una posición económica estable. El caso del Washington Post es completamente diferente: un periódico gigantesco que tuvo la suerte de encontrar un financiación de la mano de Jeff Bezos. ¿Qué modelo es mejor? ¿Cuál es la mejor solución para el periodismo?
R.- Creo que no hay una mejor solución. Hay diferentes modelos que pueden ser sostenibles. En el Washington Post, después de la compra de Jeff Bezos, cambió por completo la estrategia, porque él pensaba que teníamos la oportunidad de convertirnos en un medio nacional y global. Antes éramos un periódico regional, pero teníamos varias ventajas como nuestra sede en la capital del país, el nombre del Washington Post, un nombre que se puede usar por todo el mundo, la herencia del Post, su fama por haber investigado a Watergate y su papel en la caída del presidente Richard Nixon. Pero también hay otros medios que han empezado de cero y han encontrado su camino apropiado y se han especializado en varios temas. Creo que vamos a ver varios modelos de periodismo. Hay medios más pequeños que pueden concentrarse en un tema y cubrir ese tema de una manera perfecta, pero con más profundidad que los medios grandes.
«La primera responsabilidad de cualquier periodista es para la institución donde trabaja, porque recibe un sueldo de ella y tiene el apoyo de la institución contra las amenazas»
P.- ¿Pero estás de acuerdo en que una condición imprescindible para la independencia de un periódico es la sostenibilidad del periódico? Si no es sostenible, no puede ser independiente.
R.- Es verdad, porque los medios van a depender de otros intereses, los intereses de los dueños que tienen sus propios intereses comerciales o de los políticos para hacerles favores. Obviamente es importante que encontremos un modelo sostenible aunque es difícil en el actual entorno mediático. Sin embargo, hay varios medios que lo han hecho. La sostenibilidad es muy importante.
P.- Antes has hablado y hablas mucho en el libro del tema de la democracia y las presiones. En realidad, tu libro, el título original, es Colisión de poderes, por cómo los periodistas están siempre en medio de esa colisión de poderes. Hemos hablado también de cómo hemos sufrido con la transformación, cómo sufrimos con la transformación tecnológica. No sé si quizás es un poco simplista plantearlo en estos términos, pero ¿cuál te parece peor enemigo del periodismo libre: los políticos o la tecnología?
R.- Es una buena pregunta. Nunca he pensado en esa comparación. Diría que los políticos, aunque depende del día. Los dos han creado un entorno muy difícil para compartir un conjunto común de los hechos. Las plataformas tecnológicas son las que tienen la primera responsabilidad, porque se puede decir cualquier cosa en redes sociales. Y obviamente muchas personas prefieren recibir supuesta información, información entre comillas, que refuerza su preexistente punto de vista. Pero también los políticos, sus aliados y sus secuaces se han aprovechado de ese entorno. Han descubierto un modelo: el de la polarización, y ese es un modelo para los políticos y también es un modelo para algunos medios.
P.- Ahora nos ocuparemos de los políticos también. Pero vamos a empezar con las redes. Tú decías que hay muchos políticos que utilizan las redes y muchos lectores que prefieren informarse por las redes. Pero también hay muchos periodistas que prefieren escribir en las redes a escribir en su periódico, hay periodistas que en realidad trabajan para las redes, porque en las redes satisfacen mucho mejor su vanidad, porque reciben muchos elogios, cuentan cuántos seguidores tienen, les dicen «cómo me gustó ese artículo que publicaste ayer», mientras que en el periódico normalmente tu director no suele elogiarte el artículo que publicaste ayer. Creo que muchos periodistas se están convirtiendo en esclavos de las redes y trabajan más para las redes que para el periódico que les paga.
R.- Estoy de acuerdo en que hay algunos periodistas que han ido a las redes solamente para demostrar al público que son personas virtuosas, que están a gusto consigo mismos y bueno, quieren expresar sus opiniones, quieren demostrar su identidad, sus opiniones públicas, políticas… Creo que la primera responsabilidad de cualquier periodista es para la institución donde trabaja, porque recibe un sueldo de ella y tiene el apoyo de la institución contra las amenazas. Un medio no es una agrupación aleatoria de individuos, es un equipo. Tenemos que trabajar juntos, tenemos que compartir los valores y tenemos que compartir las prácticas. Esa institución tiene una marca, tiene una imagen, tiene una reputación y la mayoría de esos periodistas querían trabajar para esa institución debido a su reputación, debida a su marca, para mejorar su propia marca. Y la marca del periodista no debería de estar en conflicto con la marca de la institución.
P.- Tú has dicho antes una cosa que me parece muy valiosa «hay muchos periodistas que quieren mostrar su identidad», a mí eso me da pánico. Cuanto menos sepa el lector sobre la identidad del periodista, mejor. Cuanto más neutro sea un periodista a ojos del público, mejor, más credibilidad le da a la noticia. Cuanto menos enseñe de él en las redes sociales, mejor para la credibilidad de la noticia y para la credibilidad del periódico. Recuerdo cuando hablaba con periodistas más jóvenes que a veces les decía «incluso cómo os vestís para ir a hacer una entrevista es importante». ¿Por qué? Porque te tienes que vestir de una manera que no permita que se deduzca nada de ti, porque si no tu fuente se va a poner automáticamente a la defensiva. Quizás me he ido al extremo, pero no sé qué opinas sobre todo esto de la identidad de los periodistas.
R.- No estoy en contra de la participación en las redes sociales. Creo que los periodistas pueden demostrar su historial, pueden hablar de la manera en la cual han ejercido el periodismo, pueden hablar con los lectores de una manera más informal, más asequible, como si estuvieran hablando con un familiar o un amigo y dar más un poco más de análisis. Pero no es opinión. Análisis basándose en los hechos, basándose en los hechos que saben. No estoy en contra de la participación, la publicación de alguna información en las redes sociales y ellos pueden tener su propia marca. Esto a mí no me molesta. Sin embargo, no pueden tener una marca que está en conflicto con la marca del periódico, la imagen del periódico. Sería un lío porque siempre los periodistas que trabajan para los medios son representantes de esos medios.
P.- De esto hemos hablado muchas veces nosotros y tú siempre, recuerdo que dices, que tenemos que ser optimistas sobre el futuro del periodismo, entre otras cosas porque solo cabe ser optimista, porque para conseguir algo hay que ser optimista, hay que creer en ello de entrada. Pero no podemos negar que el periodismo hoy tiene menos influencia y, sobre todo, menos buena influencia. Sigue siendo influyente para el mal, para provocar el enfrentamiento, para difundir calumnias, pero es menos influyente para el bien. Por ejemplo, tú has sido director de un periódico que ha realizado la mayor gesta que ha conocido el periodismo, que es el Watergate. Fue capaz de investigar y publicar hasta derribar a un presidente. Eso no se ha conseguido con Trump, pese a que la casi totalidad de la prensa de Estados Unidos critica a Trump. No solamente no lo consiguió, sino que ahora tampoco, probablemente, pueda evitar que sea elegido de nuevo.
R.- Me gustaría contextualizar lo que pasó en los años 70 con la investigación de la Casa Blanca de Richard Nixon en esa época. Sí, es verdad que el Washington Post hizo una buena investigación de los hechos, pero después hubo un tribunal en el Congreso de los Estados Unidos. El Congreso había cumplido con su misión, pero en el Congreso actual, los congresistas no están cumpliendo su misión para pedir cuentas al presidente de los Estados Unidos. Hay una situación de polarización en la sociedad y también en el Congreso. En el pasado, los republicanos querían tener una audiencia en el Congreso para descubrir los hechos. Y ellos hicieron su propia investigación y durante esa investigación habían descubierto aún más hechos. Hechos muy importantes que demostraban la culpabilidad de Richard Nixon. No fue solamente una investigación por parte del Washington Post, pero ahora no tenemos un Congreso como ese. Entonces no pensaría solamente en el papel y la influencia de la fuerza de los medios. Pensaría en las responsabilidades de nuestros políticos.
«Los periodistas deberían tener la mente abierta, no comportarse como activistas y mantener la humildad»
P.- Lo que estás diciendo, lo que me parece entender, es que hoy tenemos democracias de peor calidad donde los periódicos investigan peor y los políticos cumplen peor con su papel.
R.- Sí, es verdad. Muchos políticos actúan como si fueran actores en una obra de teatro en la que no tienen ninguna responsabilidad para el país. Se comportan como si su única responsabilidad fuese ser elegidos de nuevo. También hemos visto una disminución en la confianza de todas las instituciones de nuestras democracias. El presidente ha bajado mucho la confianza en el Congreso de los Estados Unidos, incluso en un nivel más bajo que la confianza que se tiene de la prensa. En los tribunales de Estados Unidos también se ha visto un descenso de confianza también. Casi todas sus instituciones han sufrido una pérdida de confianza entre la gente y para mantener una democracia fuerte necesitamos instituciones fuertes que cumplan sus responsabilidades y mantengan sus normas.
P.- Estás hablando de Estados Unidos y te refieres al Congreso de Estados Unidos, pero déjame decirte que en España la situación es igual o peor. Aquí cada sesión parlamentaria es una vergüenza en la que todo el público acaba escandalizado de ver el comportamiento de los políticos y el Gobierno jamás responde a una pregunta. Aquí tenemos un sistema parlamentario parecido al británico donde el Gobierno se somete al control del Parlamento y tiene que responder a las preguntas que hace la oposición. El Gobierno jamás responde a las preguntas de la oposición y los ministros no van a las sesiones del Parlamento. Además, el Gobierno en España entró en función hace un año y solamente ha aprobado una ley. Quiero decir que el deterioro es en Estados Unidos y es en España. ¿Tú sabes cuántas conferencias de prensa ha dado en los últimos dos años, por decir un tiempo, el presidente del Gobierno de España? Ninguna. El respeto a los periodistas es sencillamente nulo. Y eso se nota, no solamente en este tipo de gestos, sino en cómo filtran las noticias. Y creo que eso forma parte del deterioro del que tú hablas. Sé que en Estados Unidos ocurre algo similar y que tenéis al campeón de la falta de respeto a la prensa, el inventor de la falta de respeto a la prensa, que es Trump, pero creo que le ha funcionado a Trump. Honestamente, creo que la estrategia de Trump respecto a la prensa le ha funcionado y que hoy tiene muchos imitadores en todo el mundo, incluido en España.
R.- Estoy de acuerdo. Trump ha dicho que uno de sus mejores triunfos ha sido descalificar a la prensa. Ha deshumanizado a la prensa y nos ha descrito como escoria, basura, alimañas o cualquier cosa. Esa conducta ha contribuido a la falta de confianza en la prensa. Ha funcionado, es verdad, ha tenido éxito. Sin embargo, creo que quizás debería ser un mensaje a la prensa para que haga su trabajo. Ejercer su periodismo sin la cooperación del gobierno, encontrar fuentes independientes y no depender tanto en la difusión de información por el gobierno. Esto se consigue con mucho trabajo, con suerte y con habilidad. Así podemos hacer nuestro trabajo independientemente del gobierno, porque hay fuentes en la sociedad. Podemos ver el impacto de las políticas y deberíamos cubrir cómo ha afectado el impacto de las políticas a las perosnas de a pie. No es fácil, pero tenemos que encontrar otros caminos para ejercer el periodismo.
P.- Te iba a preguntar sobre qué parte de culpa tenemos los periodistas en esta pérdida de credibilidad o de confianza de los ciudadanos en el periodismo, pero creo que ya me estás contestando. Es que nuestra pereza nos lleva a preguntarle al gobierno demasiadas veces. Porque claro, es más fácil obtener una noticia si te la da el gobierno que si tienes que buscarla. Pero no nos damos cuenta de que la peor fuente del mundo es el gobierno. La peor fuente posible es el Gobierno. Nosotros no acudimos o no acudimos lo suficiente al lugar donde se produce la noticia o vamos de una forma preconcebida, ¿no crees? Hoy te he oído en la presentación del libro recomendar esto y te he oído también en otra entrevista decir que «vayamos a hacer reportajes con la mente abierta», sin llevar una idea preconcebida a los reportajes.
R.- Sí, hicimos muchas investigaciones independientes. Hicimos una investigación sobre el Servicio Secreto de la Casa Blanca, que tiene una buena fama, pero había cometido muchos errores que habían puesto en peligro al presidente de Estados Unidos y toda su familia. Empezamos a investigar sin la ayuda del gobierno, sin la ayuda de la Casa Blanca para desenterrar los hechos y para divulgar los fallos del Servicio Secreto y dio resultados. El director del Servicio Secreto fue despedido.
P.- Déjame explicar, para las personas que nos oyen en España, que el Servicio Secreto en Estados Unidos es la policía que se ocupa de la protección del presidente y de su familia. En España entendemos Servicios Secretos de Inteligencia, pero no es eso. Es la policía que se ocupa de la custodia de la Casa Blanca, del presidente, de su familia, de sus invitados…
R.- Gracias por la explicación. Lo que quería decir es que tenemos que encontrar investigaciones que podamos hacer de manera independiente al Gobierno. Y hay otras fuentes. Hay un mundo y no deberíamos depender todo el tiempo de la difusión de información por el gobierno. Obviamente, el gobierno posee mucha información, sin embargo, aún hay mucha información asequible a mano, incluso con la inteligencia artificial hay herramientas muy potentes que deberíamos utilizar, y aprovechar para analizar la información dentro del gobierno sin la cooperación de los políticos.
P.- Pero eso hay que hacerlo, como decías, con la mente abierta y frecuentemente se ve que no es así. Si quiero hacer un reportaje sobre el cambio climático primero hago una exposición sobre el cambio climático y después acudo a los expertos que me van a decir lo que quiero contar sobre el cambio climático, y eso ocurre demasiado. Esto nos lleva a un fenómeno del que hemos hablado también mucho, que hemos conocido muy de cerca, que hemos sufrido, que es el del activismo, que es otra de las plagas del periodismo.
R.- Sí, creo que hay una realidad objetiva y tenemos que acudir a los científicos para analizar, por ejemplo, el cambio climático y creo que es un fenómeno verdadero. Hay un consenso entre los expertos sobre eso y tenemos la obligación de decir las cosas como son. Pero como periodistas, en la mayoría de los temas, tenemos que mantener una mente abierta, porque muchas veces vemos el mundo por el ojo de una cerradura y a veces podemos entreabrir la puerta y ver un poco más. Con suerte y con habilidad, a veces podemos abrir la puerta de par en par para ver todo el panorama. Tenemos que mantener nuestra humildad. No sabemos todo al principio. Lo que deberíamos hacer es centrarnos en las preguntas de las que necesitamos respuestas y hechos. Esta es la idea de la objetividad y soy abogado de la objetividad. El propósito de la objetividad es descubrir la verdad, pero ¿cuál es la mejor manera de descubrir la verdad? Tenemos que reconocer que no sabemos todo de antemano y entonces tenemos que mantener una mente abierta. Quizás nuestras opiniones no sean correctas. Tenemos que entrevistar a toda la gente. Tenemos que ver todas las pruebas, leer todos los documentos y conversar con cualquier persona relevante. Después de hacer un trabajo minucioso y completo, tenemos la obligación de divulgar los hechos, divulgar la verdad y divulgar la realidad objetiva y hacerlo sin temor, sin pestañear, sin vacilar. Tenemos la obligación de hacer eso.
P.- Incluso si no se llega hasta la verdad, porque muchas veces el periodista no llega hasta la verdad. En este caso tiene que contar a sus lectores el camino recorrido, con quién ha hablado, qué ha descubierto hasta aquí… Y que tenga la honestidad de decir «quizá haya algo más, pero no lo sé. Hasta aquí he podido descubrir».
R.- Creo que debería ser así en casi todos los artículos. Que seguimos investigando. Es verdad que hay mucho que no sabemos. Entonces tenemos que confesarlo. Tenemos que divulgar que hay mucho más que hay que descubrir.
P.- Pero estamos hablando de dos plagas del periodismo. Una, la del activismo, la de «yo vengo al periodismo para defender tal causa«. No me importa como sea de noble. Puede ser muy noble la causa, pero en el periodismo no se viene a defender una causa. Y la otra plaga es la del sensacionalismo que es «aunque yo solo he descubierto esto poquito, lo voy a contar como si hubiera descubierto esto de grande». Y son dos plagas que contribuyen mucho al descrédito del periodismo en este momento, ¿no te parece?
R.- Estoy de acuerdo, como te dije, tenemos que mantener la humildad y tener humildad sobre lo que sabemos y lo que no sabemos. También creo que no deberíamos ser activistas. Somos periodistas, es un campo diferente. Hay un papel muy importante para los activistas en una democracia y muy legítima, la respeto. Ellos deberían abogar por su perspectiva. Pero nosotros no deberíamos hacernos activistas y, si eso pasa, no habrá ninguna distinción entre los periodistas y los activistas. No somos taquígrafos tampoco. Tenemos que mirar bajo la superficie para descubrir la verdad. Los taquígrafos son un campo distinto y los activistas son también un campo distinto en una democracia. Pero somos periodistas.
P.- Es muy curioso esto que dices de los taquígrafos. Tú sabes que bueno, llevo muchos años de profesión, casi tanto como tú, y siempre sospechaba de quien me lo contaba todo. A veces, tenía la sensación después de una entrevista, de salir con que no había sacado nada y otras veces tenía la sensación de que me había contado demasiado y me hacía sospechar porque decía «por qué me ha contado todo eso». Normalmente creo que hay que sospechar también del que lo abre todo. Si te cuenta todo, suele ser sospechoso. Nosotros no contamos automáticamente, por eso no es útil ir corriendo a la redacción a reproducir lo que te ha contado cuando crees que te lo ha contado todo. Yo recomiendo tomar precauciones, ¿no te parece?
R.- Siempre. No importa el comportamiento de la persona entrevistada, tenemos que seguir informando, tenemos que seguir investigando. No deberíamos sufrir de escepticismo y no deberíamos sufrir de cinismo. Siempre deberíamos ser escépticos.
P.- Nos salimos ligeramente del periodismo, pero Estados Unidos es un país que conozco y quiero. Estoy muy alarmado, te confieso, por lo que está pasando en tu país, sobre todo en las universidades americanas, a raíz de de la guerra en Gaza y de los sucesos en Oriente Próximo. Como ya no vivo allí, pero tú sí, me gustaría escuchar qué pasa, si eres capaz de explicarme qué está pasando.
R.- Es un asunto muy difícil. Obviamente hay una crisis humanitaria en la Franja de Gaza, pero tenemos que reconocer la brutalidad del ataque del 7 de octubre. También deberíamos ver la historia y lo que está pasando ahora en Oriente Medio es una historia muy compleja, una historia muy larga. Es una historia de violencia contra violencia. Creo que los manifestantes tienen todo el derecho a expresar sus opiniones y realizar manifestaciones, es libertad de expresión y la respeto por completo. Creo que muchas personas deberían investigar más a fondo, con más profundidad en la historia de la región. Sería una buena idea.
P.- Pero, aparte de eso, que me sorprende y no es nuevo, esto de Gaza viene después del Black Lives Matter. Hay un radicalismo, hay una especie de movimiento antisistema en la sociedad americana que siempre se ha caracterizado por otras cosas, por estar orgullosa del sistema político y creer que tenía un gran país. Y de repente hay como una crítica, muy profunda y muy negativa hacia el sistema y, además, es muy radical.
R.- Sí, pero creo que hay que tener cuidado antes de generalizar sobre los estudiantes. Quizá, por ejemplo, en la Universidad de Columbia, 200 o 300 personas estaban en la toma de la univeridad. Lo cierto es que la mayoría de los estudiantes seguían yendo a sus clases. Querían graduarse de la universidad sin problemas. Entonces, creo que la gran mayoría de los estudiantes universitarios son típicos, y fueron solamente un porcentaje de los estudiantes los que participaron en esas manifestaciones. Pero como te dije, ellos tienen todo el derecho a hacerlo. Creo que deberían estudiar más la historia de la región.
P.- Aquí en España y en otros lugares fuera de Estados Unidos, sorprende mucho, los casos que se conocen de cancelación de escritores, de profesores de universidad, de actores de cine. ¿Cómo de grave es realmente el problema de censura? Por llamarle así, aunque le llamamos cancelación que es una forma de decir censura.
R.- Sí, está en contra de la idea de la democracia, está en contra de la idea de la libertad de expresión. Y las universidades deberían ser un lugar donde se puede debatir, donde haya un debate y una discusión sobre los diferentes puntos de vista. Pero hay cancelación por parte de los los activistas de la derecha y también de la izquierda. No es solamente desde la izquierda. Hay mucho activismo y muchos activistas de la derecha que han intentado cancelar a otras personas y están buscando los despidos de esas personas. En la izquierda es lo mismo.
P.- Bueno, en la derecha tienen al censor en jefe, el gran cancelador.
R.- Claro, es el gran cancelador.
P.- ¿Qué posibilidades ves de que regrese a la Casa Blanca?
R.- Creo que él representa una amenaza a la democracia en los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque está hablando abiertamente de políticas que son de naturaleza autoritaria. Son las mismas medidas que hemos visto en otros países autoritarios. Él está hablando de la posible suspensión de la Constitución y quizá de la necesidad de procesamientos en contra de sus enemigos políticos. Él quiere imputar a sus enemigos. Y también está hablando de su deseo de encarcelar a los periodistas, solamente por haber dado una cobertura que a él no le gusta y por razones de supuesta traición a la patria. Él ha hablado abiertamente del posible uso del ejército para suprimir las manifestaciones completamente legítimas, si son manifestaciones en su contra. Son medidas autoritarias y él está desarrollando un plan A para sus primeros días como presidente si gana. Y deberíamos tomarlo en serio.
P.- Quiero recordarle a las personas que nos están escuchando que Martin es un periodista y un hombre sobrio. No es, desde luego, nada alarmista, aunque suene tremendamente alarmante lo que dices. Porque lo que dices es que si Trump vuelve a ganar, y hay una buena posibilidad de que eso sea así, sencillamente podemos perder la democracia en Estados Unidos.
R.-Sí, hay una amenaza, es verdad.
P.- Lo cual probablemente produciría un efecto en cadena en otras democracias en el mundo.
R.- Creo que las instituciones democráticas en Estados Unidos son más frágiles de lo que imaginábamos.
P.- Pues imagínate cómo son en países que no tienen ni la historia ni la tradición democrática de Estados Unidos. Me parece que es un destino realmente preocupante para todos nosotros, no solo para los norteamericanos, para los españoles, los franceses, los italianos o los alemanes. Por no terminar en una nota tan baja para que la gente que ha tenido la paciencia de escucharnos en todo este rato, dejarle al menos un sabor de boca más positivo. Ya has estado en España muchas veces. Cuéntanos qué te gusta de este país y qué es lo que no te gusta. Déjanos una impresión tuya sobre sobre España.
R.- Me encanta el país, me encanta Madrid y me encantan otras ciudades. He recorrido una gran parte del país y siempre me ha gustado la comida. Me gusta el panorama, las vistas, los pueblos antiguos, la historia y la gente. Es un lugar muy interesante y me siento muy cómodo aquí.
P.- ¿Te suena a alguien de la clase política española de los últimos años?
R.- Sí, claro. Pedro Sánchez, Ayuso, Yolanda Díaz…
P.- ¿Te pongo en un aprieto si te pregunto la opinión que tienes de ellos?
R.- No me gustaría meterme en la política española.