Oughourlian mantendrá la línea editorial de Prisa y acelera la renegociación de la deuda

Joseph Oughourlian prepara una resistencia numantina para evitar que los rebeldes le destituyan de la presidencia de Prisa. Y para ello -según ha confirmado THE OBJECTIVE– trabaja en tres frentes: dar tranquilidad financiera a la compañía, mantener la línea editorial de los medios del grupo, aunque desmarcándose de la influencia de Moncloa, y asegurar los apoyos necesarios entre los accionistas para seguir en el cargo. Como ya informó este diario, el empresario cierra completamente la puerta a vender su 29% de participación en el grupo, aunque tampoco ha recibido todavía alguna oferta formal.

El primer objetivo es cerrar la refinanciación de la deuda. No es fácil –en especial porque el principal tenedor del pasivo es el fondo Pimco, que exige mayores compromisos que la banca tradicional-, pero se mantienen negociaciones avanzadas, según ha podido saber este diario. Prisa debe actualmente 750 millones de euros, de los cuales 250 deben abonarse en 2026 y otros 575 en 2027, por lo que el nuevo pacto deberá reducir los intereses y alargar la vida del préstamo mucho más allá de los tres años actuales.

El asunto de los intereses es fundamental, porque Prisa ha pasado de pagar 49,7 millones por este concepto en 2021 a los 82,6 millones en 2024 y no solamente por la subida del Euribor, sino que también por las elevadas tasas que se comprometieron en la última negociación. En esta oportunidad, el equipo de Oughourlian quiere tener un colchón de pago superior en el tiempo, para poder centrar la compañía en sus retos operativos y quitarse la losa de la deuda, que en los últimos tres años sólo se ha reducido en 75 millones, pese a los dos bonos convertibles que han sufragado los accionistas por valor de 230 millones.

Refinanciación de la deuda

En la compañía trabajan para cerrar en cuanto se pueda la refinanciación, aunque no se ponen plazos y tampoco se descarta que puedan pasar algunos meses antes de que se produzca, pese a que esto signifique seguir teniendo que pagar los elevados intereses que soporta. En este sentido, no tener el riesgo financiero del proyecto de televisión puede ayudar a completar antes esta operación. Un riesgo que -según los rebeldes que quieren apartar a Oughourlian, (Alcobaba, Adolfo Utor y Diego Prieto)- no existe, ya que Prisa no aportará capital pese a que sería el dueño del 30% de una futura sociedad. Sin embargo, en la compañía lo vinculan a eventuales pérdidas futuras que podría tener la cadena de TDT.

Con todo, una vez cerrada la operación de refinanciación, el objetivo es presentar el nuevo plan estratégico para los años 2025 a 2028 en el que la digitalización, la consolidación del modelo de pago de sus cabeceras y el refuerzo de Santillana serán las claves. Este diario ya informó de que los rebeldes afines al Gobierno apuestan por la venta de la editorial (que tiene todos sus activos en Latinoamérica) para pagar la deuda pendiente y creen que pueden obtener entre 600 y 700 millones, considerando el interés que hay en el mercado por la compañía.

Oughourlian mantiene a Santillana como uno de sus ejes de crecimiento y descarta su venta, ya que considera que Prisa no se puede desprender de la filial que ahora aporta la mitad de los ingresos y el 70% de los beneficios operativos brutos (ebitda). Se considera además que ahora mismo sería difícil obtener un buen precio por la editorial y que su principal mercado, Latinoamérica, atraviesa por dificultades que impiden buscar un buen comprador.

Línea editorial

En el caso de su línea editorial, los actuales gestores consideran que sería una locura hacer cambios. El País y la Cadena Ser seguirán siendo medios de izquierdas. No habrá más cambios en el staff directivo. Tras la ruptura de Oughourlian con los rebeldes a propósito del rechazo de la cadena de televisión en el seno del consejo de administración, abandonaron el grupo sus dos principales impulsores: el CEO de Prisa Media y el director de contenidos, José Miguel Contreras. Nadie más se marchará, por el momento.

Pepa Bueno y Montserrat Domínguez han sido ratificadas en sus puestos para garantizar esta continuidad. Respecto a la cercanía al Gobierno, el presidente de la compañía fue tajante al pedir a su equipo que rompiera cualquier posible lazo de influencia gubernamental en los contenidos del periódico. Otra cosa es estar de acuerdo con algunas políticas desde el punto de vista editorial, pero esto no significará que se trabajará al dictado de Moncloa, indican las fuentes consultadas.

En cuanto de la relación de Oughourlian con el Gobierno y Pedro Sánchez, en estos momentos es casi nula, al tiempo que se desmiente cualquier tipo de negociación o salida pactada de la compañía. Este diario ya informó hace una semana que el empresario descartaba la venta de sus acciones porque asumía que cobrar los 350 millones que pide para salir es inviable y que una venta en estas condiciones podría hacer saltar las alarmas de los reguladores al representar una valoración que triplica la actual cotización de Prisa. Y por debajo de estas cifras, ni se plantea una salida.

Accionistas de Prisa

¿Y sus apoyos? Aquí entramos en el terreno de los futuribles. El objetivo de los rebeldes es llegar con el 51% del capital a la Junta General de Accionistas de junio para destituir a Oughourlian de la presidencia. Y para ello han mantenido varias reuniones con todos los accionistas para pedirles su apoyo y presentarles su plan de largo plazo para Prisa, que pasa por la gestión compartida, la venta de Santillana para pagar la deuda y la vuelta de Carlos Núñez para pilotar la gestión del grupo.

Oughourlian también se está reuniendo con todos los accionistas para que mantengan la continuidad de la gestión. Aquí la clave es Vivendi con el 12% del capital (Amber Capital tiene el 29%) y Carlos Slim, con entre un 7% y 10%, ya que se presume que los rebeldes tendrían su 17% y otro 17% del Banco Santander, los Polanco, Carlos Fernández y Roberto Alcántara. En el caso de los franceses, seguirían fieles al empresario franco-armenio que fue quien les trajo a Prisa; en el caso del magnate mexicano hay interrogantes.