Sergio Sauca: «No me gusta 'El Chiringuito', pero Pedrerol tiene un mérito extraordinario»
El periodismo le ha regalado lo que más deseaba desde niño: vivir con pasión el mundo del deporte.
Confiesa que la clave de su permanencia durante casi tres décadas en la presentación de la información deportiva de los Telediarios de TVE está en no molestar, «en no llamar la atención ni dar mucho la lata». Su relevo en esa larga tarea se produjo en plena pandemia del covid – 29 de mayo de 2020 – y la razón no admitía objeciones: el nuevo jefe de Deportes, Arsenio Cañada, quería compaginar su jefatura con dar la cara en los deportes del TD2, de cuyo cometido se venía encargando Sergio Sauca.
Se lo tomó con la mayor naturalidad del mundo y pensó que cuando le pusieron a él también tuvieron que cargarse a su antecesor. «Los presentadores – afirma en esta entrevista concedida a Fuera de micrófono – somos unos cuantos, en una plantilla de miles de personas, y es una suerte y un privilegio representar el trabajo de tanta gente». Su reacción, por lo tanto, fue la de ofrecer toda su experiencia al nuevo equipo.
Desde sus comienzos en Radio España – año 1983 –, ha podido compaginar sus dos grandes vocaciones: el periodismo y el deporte. Ha vivido, desde primera línea de playa, seis Juegos Olímpicos, empezando por Barcelona92, cuatro Mundiales de Fútbol, incluido el que ganamos en Sudáfrica, y tres Eurocopas, además de los éxitos de Rafa Nadal en Roland Garros y las victorias más importantes de nuestros deportistas.
Ahora, mientras mata el gusanillo realizando colaboraciones en el espacio deportivo de RNE, Tablero deportivo, y en otros programas de TVE, se da cuenta de la repercusión popular que ha tenido – por falta de competencia – la aparición continuada en la pequeña pantalla. «El otro día – afirma – estaba en el súper comprando, se me acercó un señor muy educado y me dijo: ‘Buenas tardes. Solo quería decirle una cosa, le echamos de menos’. Le dije: ‘pues, muchísimas gracias; se lo agradezco de corazón’».
Considera que José Ángel de la Casa, recientemente fallecido, ha sido uno de los más grandes en las retransmisiones, junto a Matías Prats Cañete, y lamenta que RTVE sea tan partidista. «El problema de la televisión pública es la confusión que tenemos en este país de que lo público es del gobierno de turno, independientemente del partido que esté en el poder».
A Sergio Sauca le gusta el vino, los viajes, la gastronomía y disfrutar de los amigos.
PREGUNTA.- En alguna entrevista has confesado que siempre quisiste ser periodista deportivo. ¿Por qué?
RESPUESTA.- A mí lo que me gustaba era el deporte. Y, como todos los críos, supongo, lo que me hubiera gustado es ser deportista. Pero, el físico no me daba para eso. Me gustaba tanto, que quería encontrar alguna manera de estar cerca del deporte: vivir las emociones y las experiencias deportivas. Dudaba entre hacer INEF o Periodismo. Luego, empecé Arquitectura, porque se me daban bien las Matemáticas y el Dibujo. Estuve un año y pico y me pasé a Periodismo. Estoy en el periodismo no por una cuestión de la propia profesión, sino por el deporte.
P.- Tus primeros trabajos los hiciste en Radio España, en 1983, antes de acabar la carrera.
R.- Estaba haciendo 2º de Periodismo y pude empezar a colaborar en Radio España, una emisora a la que tengo mucho cariño. En aquel momento era una emisora local muy potente en Madrid, que luego compraría Onda Cero. Tenía mucha tradición y bastante peso en la información deportiva. Había gente muy buena.
«Empecé en Radio España cortando teletipos y cogiendo el teléfono en un programa de llamadas de Enrique Martín»
P.- Andrés de Sendra…
R. Era jefe de deportes. También estaba Enrique Martín, que en paz descanse, que sería después director de Comunicación del Real Madrid. Empecé allí cortando teletipos. Hacía lo que me decían. Lo típico. También cogía el teléfono en un programa de llamadas que tenía Enrique Martín. Luego, en unas Navidades o en verano, faltaba gente y me dijeron: vete a cubrir un partido para ‘Matinal Deportiva Madrileña’, un programa dominical dedicado a los encuentros del Grupo Séptimo de Tercera División. Estaba el Getafe, en el antiguo estadio de Las Margaritas, el Fuenlabrada, la Gimnástica Segoviana, el Plus Ultra – entonces filial del Real Madrid -, el Alcalá, el Parla… Se hacía un carrusel con los partidos de todos estos equipos de la región. Ahí empecé a hacer alguna conexión en directo.
P.- Una buena escuela para curtirse en el oficio.
R.- Totalmente. Cuando te mandaban a hacer un partido, entre comillas, con un poco más de peso, ya llevabas un equipo. Tenías que buscarte la vida, conectar los cables de cobre que llevabas en la mochila al equipo, y ponerte luego en contacto con el control central. Así empezó todo.
P.- En 1987 hiciste unas pruebas en TVE para presentar Teledeporte. ¿Cómo recuerdas aquello?
R.- Lo que pasó, en realidad, es que fui cogiendo más protagonismo en Radio España. Se estrenó un programa deportivo nocturno. Era la época de José María García y tuvieron la idea de hacer un espacio que se llamaba El Topo Deportivo. Se emitía entre las 23:30 y las 24:00 horas, justo media hora antes que el de García. Lo hacía J. J. Santos. Enrique Martín y Andrés de Sendra eran los jefes y J.J. la persona emergente. Cuando empezó el programa, Jota me dijo: «quiero contar contigo; que estés conmigo en el programa». Además de El Topo Deportivo, empecé a viajar con el Real Madrid y con el Atlético, cuando jugaban fuera de casa, para hacer vestuarios y a pie de campo. Ahí empecé a tener relación con compañeros de otros medios, como Pedro González (RNE). En aquel momento, finales de 1986, en TVE necesitaban gente para deportes. Querían hacer un resumen de la información deportiva del día, al final del Telediario 3, que, por cierto, presentaba Rosa María Mateo, y que empezaba en torno a las doce de la noche. Alguien de la radio o de la tele debió hablar de mí a quien tomaba allí las decisiones. Por lo que luego me han ido contando, debió ser más de uno.
P.- Y le llamaron…
R.- Me dijeron: estamos buscando gente. Nos hicieron una primera prueba a ocho o diez aspirantes – no recuerdo bien – y unas pruebas posteriores a los que íbamos quedando.
P.- ¿En qué consistían las pruebas?
R.- Contar una noticia y hacer una entrevista con una persona ya consolidada de la tele, que te buscaba las cosquillas para ver cómo reaccionabas. Te hacía preguntas absurdas. Te preguntaban, para ponerte en apuros: «nos han dicho que eres de un equipo – que entonces era algo que estaba absolutamente mal visto – y que eres un radical». La tercera prueba consistía en simular que tú hacías una entrevista a otra persona. En la última prueba nos quedamos cuatro personas.
«Pasamos las pruebas para ‘Teledeporte’ Vicente Vallés, Joaquín Maroto, Jesús Fraile y yo»
P.- Entre ellos, estaba Vicente Vallés.
R.- Sí. Vicente Vallés – somos muy amigos desde entonces, claro -, Joaquín Maroto, que ahora está en el As, y Jesús Fraile, que sigue en Televisión Española y que en su momento hizo la Fórmula 1.
P.- ¿Quién era entonces el jefe de Deportes, o el programa dependía de Informativos?
R.- Era un poco complicado. La tele desde fuera es muy difícil de entender. Y, desde dentro, a veces, también. Deportes está separado en dos ramas: una rama que son, digamos, las retransmisiones y los programas estrictamente deportivos, y otra rama que es la información deportiva que se emite en los Telediarios. En esta última se incluía el programa Teledeporte. Por un lado, estaba el jefe de Deportes, que cuando entré era Fernando Ors, aunque quien tomaba realmente las decisiones era José Ángel de la Casa, entonces director de Estudio Estadio. El jefe de Deportes de Informativos era Rafael Marichalar.
«José Ángel de la Casa era discreto, de pocas palabras, pero bien empleadas»
P.- Acabas de citar a José Ángel de la Casa, que falleció la semana pasada. ¿Qué me puedes decir de él?
R.- José Ángel de la Casa era una persona muy discreta y muy educada. Hablaba poco… Pocas veces ha estado metido en líos, y mira que en aquella casa no es cosa fácil. Era una persona muy reservada, discreta… Un poco, el reflejo de lo que veíamos en sus retransmisiones. Muchas veces, los entrenadores dicen: los equipos de fútbol juegan no representando la personalidad de los jugadores, sino la personalidad del entrenador. Creo que es verdad. José Ángel era lo que se escuchaba en las retransmisiones: una persona discreta, de pocas palabras, pero casi todas bien empleadas. No se salía del guion y fue una referencia en las retransmisiones. Creo que ha sido la persona más importante de la historia de las retransmisiones deportivas, junto con Matías Prats Cañete.
P.- También, el que más partidos de la selección ha narrado, aunque siempre se le recordará por cómo cantó el gol de Juan Señor en el 12-1 a Malta.
P.- Era una época en la que no había otras cadenas, con lo cual los derechos los tenía permanentemente TVE. Es verdad que había menos partidos, pero los que había, sobre todo los importantes, los narraba él.
P.- Has estado casi 30 años presentando los deportes de los Telediarios. ¿Qué has hecho para conseguir sobrevivir tanto tiempo dando la cara?
R.- Supongo que dar poco a la lata. Porque, en esa casa (TVE) dar la lata no cuadra, ¿sabes? Hay que asumir que tienes un papel en el que no hay que llamar mucho la atención. Y, sobre todo, no molestar. La palabra, para definirlo, sería no molestar. Especialmente, en un terreno como los Telediarios, donde se mira todo con lupa. A los de la redacción de Deportes, un poco menos, y a los presentadores, más. Éramos un grupo de gente que supimos entender que formábamos parte de un equipo. Teníamos la mentalidad, entre comillas, de gregarios. No creernos ninguno más que nadie. Estoy hablando de Jesús Álvarez o María Escario. Confiaban en nosotros, lo cual es muy importante, pero se trataba – por lo menos, en mi caso concreto – de tener claro que tú eras parte de un equipo. Tenías que adaptarte y no llamar mucho la atención.
«En las televisiones de otros países la veteranía es un valor añadido, pero estamos en el país que estamos»
P.- Dicen que la veteranía es un grado, pero eso no se lleva mucho en televisión. Me estaba acordando de David Cantero, Jesús Álvarez o de tu buen amigo Pepe Ribagorda.
P.- Eso ocurre en España. En otros países es un valor patrimonial. Además, las empresas entienden que les da un plus muy grande tener a alguien con peso. La gente, cuando lo escuche, dirá: cuidado, que habla alguien que lleva mucho tiempo en esto. Eso ya es un valor añadido. Pero, bueno, estamos en el país que estamos y en el momento concreto que estamos. Ahora, hay profesionales buenísimos también. Por ejemplo, Carlos Franganillo, con el que he coincidido también bastante tiempo en TVE. Es un fenómeno. Un chaval majísimo, lo mismo que Vicente Vallés.
P.- En más de tres décadas, has conocido a un montón de buenos profesionales.
R.- Sobre todo, en mi primera etapa. Los primeros informativos que hice fueron con Pedro Piqueras, que acaba de jubilarse. Muy buen amigo también. Tenemos un grupo muy curioso, muy interesante, y quedamos, de vez en cuando, a cenar. Somos casi la correa de transmisión de lo que ha sido la historia de los informativos. Yo he coincidido con todos ellos. Soy, un poco, el organizador y el que lleva el vino. Como a mí me encanta el vino, me dicen: «tráenos algún vino del ‘Saucacorchos’. Quedamos Pedro Piqueras, Vicente Vallés, Carlos Franganillo, Santiago González, director de Informativos de Antena 3, que anteriormente fue director de TVE, y yo. Pasamos muy buenos ratos.

P.- Televisión Española llegó a presumir de que sus informadores no daban opinión. Tú nunca te significaste.
R.- Bueno, en la época que narraba la Champions, fue terrible en Barcelona. Me querían matar, pero es que aquí, en Madrid, también me querían matar. Allí porque decían que era madridista y aquí porque decían que era del Barça. Pero, incluso, amigos míos. Hoy, los programas deportivos tienen una audiencia bastante baja. No así las retransmisiones. A pesar de todo el ruido que hay alrededor, tienen poca audiencia, pero bastante presencia en los medios. Entonces, tiene mucho mérito la gente que ha conseguido hacerse un hueco, independientemente de que estemos de acuerdo o no con el método empleado. El Chiringuito, con Josep Pedrerol, tiene un mérito extraordinario. A mí no me gusta. No lo veo, porque esa pelea no va conmigo – es mi carácter -, pero eso no quita para reconocer que Pedrerol es un tipo que ha encontrado un sitio al sol, sin tener los derechos de los partidos. Haciendo, entre comillas, magia. Pero, realmente, la audiencia que tienen es baja. Salvo algún día concreto, puede llegar a 800.000 seguidores. Comparado con la de un partido de fútbol o la de los Telediarios, es baja. Tienen más audiencia los programas deportivos de la radio. En la televisión lo que funciona son las retransmisiones. Los partidos de fútbol todos los años están entre los espacios más visto. Ahora estamos intentando encontrar, como ocurre en Estados Unidos, un punto de encuentro para que el deporte pueda verse en abierto. Es una pena, una lástima, que un partidazo como el Barça-Inter o el Real Madrid-Arsenal, que podía tener 10, 11, 7 u 8 millones de espectadores, tenga sólo un millón. Y a veces ni llega. Es una pena y el propio producto se resiente.
P.- ¿Cómo encajabais los periodistas deportivos la renuncia de TVE a comprar los derechos de las grandes competiciones? Porque os dejaba en una especie de orfandad.
R.- Como pequeñas puñaladas.
«Me quitaron porque el jefe de Deportes quería presentar el Telediario que yo hacía»
P.- Algunos compañeros se marcharon a las privadas. ¿Tuviste ofertas para hacerlo?
R.- Sí, tuve alguna posibilidad de irme. Lo que pasa es que en ese momento TVE todavía tenía casi todo: la Fórmula 1, el Mundial de Motociclismo, la Champions, los Mundiales de Fútbol, la Eurocopa… Claro, yo pensé: económicamente, voy a salir beneficiado, pero es que estoy haciendo lo que me gusta, lo que he querido hacer siempre. Además, era una época en la que hacía el Telediario de fin de semana y, cada vez que pasaba algo importante, allí que nos íbamos a presentarlo. Si Nadal jugaba la final de Roland Garros, nos íbamos a París. Que Dani Pedrosa iba a ganar el Mundial, pues nos íbamos a Le Mans, a Mugello o a donde fuera. Que España jugaba la Eurocopa, lo mismo. Entonces, claro, yo era feliz. Luego, empezamos a perder grandes acontecimientos: el Mundial de Japón-Corea y el de Sudáfrica. Y eso que en el Mundial de Sudáfrica hicimos una cobertura que fue un acierto. Luis Fernández, que era el presidente de la Corporación de RTVE, y Fran Llorente, director de Informativos de TVE, se hicieron este planteamiento: vamos a hacer una cobertura como si tuviéramos los derechos de los partidos. Que es lo contrario de lo que suelen hacer las teles cuando no tienen los derechos de algo. Dicen: esto no es nuestro y no le interesa a la gente. Para nada. Entonces, la apuesta fue muy importante. Esto la gente no lo sabe, pero un unilateral para conectar en directo con Sudáfrica vale un dineral. Fue una inversión muy importante, a nivel económico y a nivel estratégico. Es una de las cosas de las que me siento más orgulloso en los muchos años que he trabajado en TVE. Sin tener los derechos del Mundial, nuestros informativos eran los más vistos en deportes.
P.- El 29 de mayo del 2020, durante la pandemia, te comunicaron que dejabas de presentar los deportes en los Telediarios. ¿Qué explicación te dieron?
R.- Pues, muy sencillo. Entró de jefe de Deportes Arsenio Cañada y dijo que, al margen de ser jefe de Deportes, quería presentar el Telediario más importante, que era el que estaba haciendo yo: el Telediario de las nueve de la noche. Siempre he tenido clara una cosa: en la tele, que estés hoy no significa que vayas a estar el lunes. Cuando estás haciendo algo, lo estás haciendo temporalmente. Y, cuando te pusieron a ti, es porque quitaron antes a otro. Los presentadores somos unos cuantos en una plantilla de miles de personas. Ya, el hecho de que estés ahí es una suerte, un privilegio y el compromiso de representar el trabajo que hace muchísima gente. Cuando pasó aquello les dije: contar con toda la experiencia que yo he tenido, si la necesitáis para algo.
P.- Ha estado en seis Juegos Olímpicos, cuatro Mundiales de Fútbol, tres Eurocopas… Aunque sólo sea por eso, ¿ha merecido la pena?
R.- Aquí tengo una foto con Rafa Nadal, cuando conquistó su primera medalla olímpica en los Juegos de Pekín (2008). Y aquí otra muy graciosa también con él. Rafa Nadal es un chico muy especial que, obviamente, ha marcado una época.
P.- Muchos años antes estuviste en Barcelona92
R.- Claro. A propósito de Barcelona92, aquí tengo una de las fotos que guardo con más cariño. Nos la hicieron justo antes de que se inauguraran los Juegos Olímpicos. La revista Teleprograma (TP) publicó un especial dedicado a la televisión, con un reportaje a toda la gente que fuimos a cubrir informativamente los Juegos Olímpicos. En ella aparece Olga Viza, Jesús Álvarez, Matías Prats, Ramón Trecet, María Escario, Elena Sánchez y yo, que era el pipiolo, el más joven. Muchas de estas fotos me las han recuperado mis hijos.
P.- En tus comienzos, a finales de los 80, con solo una televisión de cobertura nacional, salir en la tele daba gran notoriedad. Menos mal que no había móviles. ¿Qué tal lo llevabas?
R.- Afortunadamente, no había móviles. Han pasado años desde que dejé la tele, pero el otro día estaba en el súper comprando y se me acercó un señor muy educado y me dijo: «Buenas tardes. Solo quería decirle una cosa, le echamos de menos». Le dije: «pues, muchísimas gracias; se lo agradezco de corazón». ¿La popularidad? Hombre, las posibilidades de que te conviertas en un idiota eran mucho más fáciles entonces, porque eres más joven. Cuando estudias una carrera, en mi caso Periodismo, no te preparas para que pase lo que luego pasa. Te preparas para escribir o hablar en la radio. Y, de repente, te das cuenta que, por una serie de circunstancias, te conocen en todos los sitios. Es fácil que te equivoques y que te confundas. También es un poco incómodo, pues te sientes observado permanentemente. Hay veces que no sabes cómo actuar o la gente te malinterpreta.
«La audiencia de los partidos en Cataluña era mayor cuando los daba TVE que cuando los daba TV3»
P.- Si tuvieras que narrar un partido de fútbol ahora, con las redes sociales acosándote, ¿qué harías?
R.- Yo lo viví justo cuando salieron las redes. Estuve haciendo la Champions en TVE desde 2008 a 2011 y era brutal. Porque, ahora, todo el mundo se ha dado cuenta que no son lo que creíamos que eran: el oráculo de la independencia, de la veracidad, donde todo el mundo podía. Hay mucha manipulación en ellas.
P.- No te pasaban una…
R.- Lo peor es las mentiras que contaban. Fue terrible porque los partidos del Barcelona, en Cataluña, los daba TVE y no TV3. El público en Cataluña no estaba acostumbrado a escuchar la narración de los partidos del Barça en castellano. En Barcelona se hicieron editoriales de periódicos contra mí. Ponían en mi boca cosas que yo no había dicho. Cosas que había dicho otro compañero o que se habían dicho en otro sitio. Esto me lo contaron después: resulta que empezaron a darse cuenta de que la audiencia de los partidos allí era mayor cuando los daba TVE que cuando los daba TV3. Entonces, eso era peligroso para cierta gente… Lo de las redes es muy duro.
«Si las empresas públicas fueran eficientes, seríamos un país más rico y más potente»
P.- Actualmente, colaboras en Tablero Deportivo (RNE) y sigues con tus aficiones a la viticultura (Saucacorchos) y gastronomía. ¿Lo haces para matar el gusanillo?
R.- Todo surgió con Pepa Fernández, directora y presentadora de No es un día cualquiera, en Radio Nacional, mientras estaba haciendo deportes. En alguna comida, hablando de vinos, Pepa me dijo: ¿por qué no hacemos una sección sobre vinos? Yo le decía: por mí, encantado, pero tendría que dejar el deporte. Total, que nos animamos. Así nació el Saucacorchos. El nombre lo elegimos entre José María Íñigo, Antonio Fraguas Forges, Andrés Aberasturi, José Ramón Pardo, Pepa Fernández y no sé si había alguien más. Medio en broma, medio en serio, salió el título de Saucacorchos.
«En la etapa de Luis Fernández se gestionó TVE con profesionalidad: fue un error del sistema»
P.- ¿La televisión pública puede competir con la privada programando espacios como La familia de la tele?¿Qué opinión te merece este programa?
R.- El problema de TVE es la confusión que tenemos en este país de que lo público es del Gobierno de turno, independientemente del partido que sea. En Noruega crean una empresa pública para gestionar el petróleo y contratan a los mejores profesionales, les pagan muy bien y les exigen profesionalidad, transparencia y resultados. En España esto es una lacra. Si las empresas públicas en España fueran eficientes, sería un país mucho más rico y mucho más potente, a todos los niveles. ¿Qué pasa? Pues que, cuando llega el partido nuevo, pone a los suyos y quita a los anteriores. Y viceversa. En RTVE, desafortunadamente, pasa lo mismo.
P.- Te preguntaba también por el programa de Belén Esteban y compañía…
R.- Viene gente nueva y hace lo que le dicen, lo que cree oportuno o lo que piensa que va a dar más audiencia. No se paran a pensar si eso enriquece o no enriquece el servicio público y qué es más adecuado en un servicio público. Las mismas personas que colaboran en esos programas, y les dicen que van a trabajar en una televisión pública, deberían decir: están mal de la cabeza. Es muy difícil. Como un guisante en una tarta. Nombran a personas que creen que ese es el camino para conseguir unos objetivos. La raíz del problema está más en el concepto que tenemos en España de cómo se gestiona lo público. Yo llevo la tira de años en TVE y sólo en la etapa de Luis Fernández se gestionó con profesionalidad. Fue un error del sistema.
P.- ¿Por qué se lo cargaron?
P.- Porque al poder político o económico no le interesaba. Porque TVE arrasó en audiencia y en todo.
«Creo que Carlos Alsina va a ser, si no lo es ya, la gran referencia de la radio española»
P.- ¿Qué programas ves en televisión o escuchas en la radio?
R.- Escucho muchísimos podcasts. Me gusta No es un día cualquiera, de RNE. Pepa Fernández es una fenómena. Me gusta mucho Carlos Alsina. Creo que va a ser, si no lo es ya, la gran referencia de la radio española. Sigo los programas deportivos, El Larguero (Cadena Ser), El Partidazo (Cope); veo poca tele, mucho cine y las retransmisiones deportivas, que me siguen encantando. Soy también un friki de la NBA. Y me interesa todo lo relacionado con el vino, los viajes, las bodegas… Tengo un grupo de amigos con los que hago catas, a las que invitamos a gente relacionada con el deporte.
P.- Delante de una copa de vino se ven las cosas de otra manera.
R.- Pasamos momentos inolvidables. Cuando entré en TVE una de las referencias era Arturo Pérez Reverte, entonces corresponsal de guerra. Un amigo del núcleo duro de la peña de catas del Saucacorchos me dice un día: «si pudiera saludar a Pérez Reverte…» Llamé a Arturo, le propuse que viniera a uno de nuestros encuentros, vino y fue un día inolvidable. Hubo gente que me dijo: no lo voy a olvidar en mi vida. Al día siguiente, me llamó Arturo para decirme: «¿crees que he dado la talla?».
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