The Objective
El purgatorio

Sandra Golpe: «Sánchez no saldrá 'motu proprio' de La Moncloa»

La encargada de ‘Noticias 1’ de Antena 3 visita ‘El purgatorio’: «Mi informativo quiero que lo entienda tu abuela y tu hijo»

Asegura Sandra Golpe (Cádiz, 1974) que lleva una vida monacal, que no sale demasiado, pero que cuando lo hace, se le acercan, amablemente, a felicitarla por su trabajo. Es normal, es el nuevo prime time que han creado a las 15 de la tarde con Noticias 1 en Antena 3. Esta gaditana que lleva más de media vida en Madrid, defiende que para ser periodista hay que conocer de todo, hasta las revistas del corazón, y tener criterio propio. Encantadora, esta mujer que fue una niña tímida se acaba quedando con una tarjetita del periódico. Y nos felicita: «Enhorabuena por las exclusivas, porque tenéis gente sobre el terreno». Hay que querer a Sandra Golpe.

PREGUNTA.- Digámoslo todo, nada más entrar al hall del edificio donde tiene la redacción THE OBJECTIVE, una vecina ha dejado las bolsas de la compra en el suelo con tal de felicitarle por su trabajo, darle la enhorabuena. Cosa que, entiendo, siempre alegra mucho.

RESPUESTA.- Hombre, le da sentido a tus días, a tu vida, porque al final estás todo el día metida ahí, entre cuatro paredes en la redacción, y estás trabajando en tu informativo. Y, de repente, los poquitos momentos que uno tiene, pues eso, en su vida privada… que surja esto, pues ya le da sentido a todo.

Pero en eso tenemos mucha suerte todos los que estamos en Antena 3 Noticias y que hacemos pantalla. De un tiempo a esta parte recibimos piropos, estoy muy contenta. Y que sea más y más, porque eso es una buena señal.

P.- Como hay que decirlo todo, la entrevista la estamos haciendo una tarde calurosa, a eso de las 17.30, viene justo del plató. ¿Viene con tensión, sigue todavía estresada?

R.- No, una vez sales del directo, es cuando empiezas a bajar el suflé. Te baja el suflé de los nervios. Y digamos que, a esta hora de la tarde, normalmente estaría incluso echándome una mini siesta en el sofá. O sea, ahora mismo estaría en modo zen.

Es verdad que los ratos anteriores, las horas, minutos… Digamos que la hora anterior a entrar en directo siempre es de mucha adrenalina y tal, y el directo en sí. Hoy, por ejemplo, la primera imagen del informativo no ha entrado. Hemos tenido un día tremendo, pero es que la adrenalina, al final, le da sentido a mi vida también, porque estoy acostumbrada a eso.

El día que no pasan grandes cosas, ese día es un día aburrido en el trabajo. Y no es que quiera que pasen desgracias, ni mucho menos, pero claro, siempre es mucho más atractivo salir de la rutina. Ahora mismo, a mediados de julio del año 2025, en plena ola de calor, estamos en medio de la polémica de Torre Pacheco. Si ustedes, señores, están al tanto de la actualidad, sabrán a qué me refiero: los altercados de los últimos días en esa localidad murciana.

Pero ya llevamos cinco noches. Digamos que el asunto, para un periodista de informativos, se va quedando viejo. Y que nadie me malinterprete, pero es como que llevamos una larga temporada acostumbrados a estar en permanente escándalo, a salir de la rutina. De manera que, cuando un suceso ya se prolonga por más de cuatro o cinco días, ya como que te cansa, como que querrías que sucedieran más cosas. Y esto es algo propio —yo creo— de quienes vivimos en informativos, en la última hora.

P.- ¿Qué es lo que más le sorprende a la gente cuando le conoce en persona?

R.- Esto nos pasa también a la gente de los informativos: «Eres mucho más delgada, eres más joven, eres más mona», y te lo dicen de verdad, con aparente sinceridad. Es decir, podría pensar que están en lo cierto. Pero nos ocurre en general a la gente que hacemos tele. Y no me digas que a ti no te ha pasado también.

P.- En mi escala de subsuelo comparado con usted, ese nivel de exposición que puedo tener a la hora de hacer entrevistas, sí. El que sea más alto o más bajo, en persona o el clásico: «¿Y tienes esta edad?». Yo, de todas formas, siempre defiendo que soy viejojoven, o sea, que soy joven pero con mentalidad madura.

R.- A mí me pasó eso también, yo era viejojoven. Estaba muy a gusto en las conversaciones entre mayores, siempre, y tenía amigos mayores que yo. Un poco viejojoven sí que soy en comparación con la gente… con mis primas de mi edad y eso, me he visto… he tenido yo como ese complejo.  No sé si para ti era un complejo, pero para mí era como que: «Esta niña siempre con los mayores…», «Vete a jugar con los niños» Pues a mí no me interesaba tampoco eso.

P.- ¿Y de dónde cree que surgió su vena de periodista?

R.- En mi caso, era una niña muy «pa dentro», con mucho mundo interior. Y, además, bueno, pues dio la casualidad de que mis padres se mudan en plena adolescencia mía, me cambian de colegio, yo me cambio de pueblo… Y entonces es una temporada en la que yo me veo desarraigada de mis amigos de toda la vida, y me encierro mucho en mí misma. Entonces, en mi habitación, empiezo a hacer radio fórmula, escribo mucho, leo mucho… Y yo estaba contenta con mi vida interior, también te digo. O sea, que iba mucho a mi bola.

Pero por eso estamos aquí, en cierto modo. Porque un día dijimos: «Pa’ lante, venga, vamos a hacer periodismo, a ver qué pasa». Yo escribía mucho, cosa que, los que estamos ya, de alguna manera, somos mayores y hemos trabajado en medios de comunicación, te surge la posibilidad de escribir un libro.

Pero en mi caso todavía tengo esa vergüenza, que tengo que quitármela de encima e intentar tirarme a esa piscina. Intentar escribir algo porque, bueno, así ya vería todos mis sueños cumplidos. Vamos, sería ya lo más. Pero bueno, esa será otra cosa que haga en el futuro. Espero escribir un libro, por lo menos uno.

Después de todo lo que he escrito en mi adolescencia, pensando que yo quería ser escritora, algo tendré que dejar. Pero no por vanidad, sino por decir: «He plantado un árbol, he tenido un hijo, soy periodista… y también he escrito mi libro». Ya está.

Sandra Golpe en ‘El purgatorio’. | Kevin Borja

P.- ¿A quién leía de joven?

R.- Me gustaba mucho la narrativa latinoamericana: los García Márquez y compañía. El realismo mágico, sí, me encantaba. Pero también, por ejemplo, españoles como Carmen Martín Gaite, Julián Marías… Bueno, tenía y tengo muchos preferidos. De todo tipo y condición. También me gusta mucho la poesía.

He sido muy admiradora de poetas latinoamericanos y también de los nuestros: de los Cernuda, de Pedro Salinas…Me gusta mucha gente. Pero la poesía, para mí, es como cuando tú haces titulares en un periódico o, en la tele, estás haciendo el sumario. El poeta es el que logra condensar un sentimiento. Para mí son palabras mayores. La poesía, eso sí que es complicado, un buen poema, porque tienes que condensar en tres o cuatro palabras un montón de cosas.

P.- Estando en El purgatorio, siempre preguntamos a los invitados por su relación con la fe, ¿cómo es la suya?

R.- Mira, he sido educada por una mujer católica, que es mi madre. Pero una católica del siglo XXI —del siglo XX en su caso—, es decir, de estas que no van a misa, pero que también ha tenido rachas así un poco más creyentes, de «voy a hacer una promesa y la cumplo». Allí, que somos mucho del sur, somos de la promesa de no sé qué… sin llegar a meternos de penitentes ni de hermanos de ninguna cofradía, porque hasta ese punto de capillita no llegamos.

Pero sí que esa crianza que tenemos muchos en el sur —por ejemplo, donde yo me crie—, pues eso está. Eso es parte de tu esencia. Y un padre que no era creyente, de hecho, no quiso nunca meternos en colegios religiosos. Con lo cual, ni monjas, ni curas, ni tal ni cual. Precisamente porque él, de pequeño, fue a uno y no le gustó la experiencia.

Con lo cual, desde una perspectiva realista, yo he querido siempre creer en Dios. Siempre he querido creer. Es como que he tenido esa pregunta por dentro. Pero yo también, en el fondo, creo. Porque me agarro a esa fe. Y me he agarrado en los momentos peores de mi vida, cuando he pasado por un problema muy gordo de salud de alguien… yo pido a Dios. Lo pido con toda la fe del mundo. Y me recorro todas las iglesias que haya, y pongo todas las velas y todas las flores. Es decir, que yo lo hago.

Luego ya, también, a toro pasado, digo: «En fin, bueno, ¿qué quieres que te diga?». Yo necesito tener ese asidero, esa vela de la fe. Que me dicen que es una vela muy tenue, que no sé qué, que no sé cuántos… Intento guardarla, para que no se apague. Pero reconozco que también está el coco, el sentido común y otras cuestiones.

P.- Su voz y su rostro son reconocibles, lleva ya mucho tiempo haciendo informativos, no solamente en Antena 3, porque hizo una etapa muy larga en CNN Plus. Antes estuvo, llegó a estar en la cadena COPE, si mal no recuerdo. No sé si ahí hay un paso intermedio entre COPE y CNN…

R.- Empecé trabajando en COPE, pero era como una especie de trabajadora patera de estas que cobraba pues prácticamente como un becario, y me pagaban los desplazamientos, me pagaban poquita cosa, las comidas y poquita cosa más. Y al final yo tenía que mantenerme, tenía que llegar a fin de mes. Y trabajé una temporada también en una cadena de televisión local que se llama Canal Siete, aquí en Madrid.

A mí me pagaban el salario mínimo, hasta que empecé en CNN Plus, antes del año 2000, o sea, que yo ya conté el euro… ¡Muy fuerte cómo pasan los años! Pero sí, ya empecé a trabajar en CNN Plus allá por 1999, y estuve casi una década. Y en 2008, pues me llaman de Antena 3 y me voy. Me voy a Antena 3 el 2008, el 1 de octubre, hasta hoy. Es mi casa ya, claro. Son tantos años que el tiempo pasa, pasa volando.

P.- ¿Quién se lo iba a decir?

R.- Es verdad, ¿quién me lo iba a decir? Sí, porque yo en la infancia sí fantaseaba conmigo misma, escribiendo. Ya lo más grande era trabajar en la radio, me parecía… Me acuerdo de estar en Cádiz, en Cádiz capital, estar en la playa y de mirar hacia arriba, porque siempre los estudios de la SER están en uno sitio maravilloso, Radio Cádiz, enfrente de la playa de la Victoria. Yo fantaseaba con trabajar algún día en un sitio de esos. Y, bueno, la tele era la última de mis opciones, Carlos, pero la vida te va llevando donde encuentras trabajo. Donde te pagan es donde te quedas al final. Y, bueno, pues me doy con un canto en los dientes y soy una privilegiada. Totalmente.

Sandra Golpe en ‘El purgatorio’. | Kevin Borja

P.- Desde septiembre de 2017 lleva trabajando en la misma franja horaria, que es una franja de audiencia notabilísima. Porque es la hora de la comida. Todos esos años currando en la misma franja, y no parece que se haya cansado.

R.- Pues sí, la verdad es que llevo ya en Antena 3 a las tres cerca de ocho años. ¡Se dice pronto! El tiempo… Ya te digo que últimamente, que he cumplido los 50 —¿qué voy a hacerle? —, pero a partir de entonces es como que tienes más conciencia de lo rápido que pasa el tiempo. Y realmente estos últimos casi ocho años son los mejores de mi vida profesional, sin duda. Y también de mi vida personal. El tener la oportunidad de dirigir un espacio informativo, de controlar el relato —entiéndeme—, hacer la escaleta, de ser responsable de la escaleta, de tener ese control, eso es un regalazo que me ha dado la vida después de trabajar un montón.

Y hemos conseguido colocar el informativo de las tres… digo ‘hemos’ porque esto es equipo, igual que la radio es equipo, en la tele es equipo total. Pero hemos colocado este informativo como el contenido regular más visto de la televisión. Más visto que nada. Este año que acaba y la temporada anterior llevamos dos años siendo lo más visto de la televisión, por encima de programas y de todo. O sea, esto es algo histórico para Antena 3 Noticias, es histórico allá donde lo mires.

Me imagino que algún día seguramente alguien hará una tesis doctoral con esto, porque es realmente increíble que hayamos conseguido que esa hora y esa franja horaria sea un prime time que no existía. Porque el prime time de toda la vida es de 8 a 11 por la noche, y ahora de repente, pues hay uno muy potente —incluso más, si me apuras—, que es el de nuestra franja: de La ruleta hasta el informativo.

«El informativo de las 15 horas ha creado un nuevo ‘prime time’»

P.- Tengo datos: Antena 3 Noticias 1 cierra su mejor temporada en 19 años, con un 22, 5% de cuota de pantalla. Sandra Golpe dirige el informativo más visto de la televisión por segundo año consecutivo, siendo también el contenido regular más visto de la televisión con más de dos millones de seguidores de media. Todo es brutal, pero ese 22, 5% es un dato salvaje.

R.- Es todo un sueño que ni siquiera había ni tenido. Vamos, que es que ni me lo imaginaba. Pero ¿por qué ha sido posible? Pues porque funcionan las cosas en general, porque tenemos una dirección que nos deja trabajar y que también son periodistas, y que también están encima por lo mismo que nosotros, remando todos a favor. Porque la redacción que tenemos —o sea, los compañeros del día a día— son fantásticos. Y también, ¿por qué no decirlo?, por la manera que hemos tenido y que tenemos, a lo mejor, de contar la actualidad, que luego la hemos visto replicada afortunadamente —y damos gracias a eso—, en la competencia, que a mí me encanta verla.

E igual que te digo que hay que leer de todo en literatura y en poesía, pues hay que ver todas las televisiones, hacer zapping para aprender de los compañeros y ver lo que hacen los demás. Pero que, oye, pues nuestro producto, por lo que sea, la gente se ha sentido identificada y cuesta mucho, mucho trabajo que la gente confíe en ti todos los días para informarse, y que cada fallo que cometemos es tremendo, porque esa confianza se resquebraja. O sea, que tenemos un nivel de exigencia brutal cada día. Y no perder la confianza es nuestro gran trabajo.


P.- ¿Cómo es su día a día de hoy? ¿A qué hora se levanta? ¿Lo hace ya con la radio puesta, con Alsina, con los periódicos en la tablet? ¿Cómo es?

R.- Me acuesto y me levanto con el móvil. Igual que imagino que tú y cualquier periodista de este país que esté en esto en lo que estamos nosotros. Me acuesto ya mirándome las primeras ediciones de los periódicos, pero nosotros tenemos un chat —uno no, varios—, pero hay uno de mi equipo de edición, que somos los que ideamos este informativo y los que tal, que estamos en contacto las 24 horas del día. En contacto, vamos… Es que es la prolongación de mi familia. En cuanto ves algo: boom, lo lanzas ahí. Fíjate, estás, en el fondo, generando ese informativo durante tu día. Si ves algo que te llama la atención: buf, lo lanzas.

«Pues esto, vamos a pedírselo a Economía, para mañana, que lo vayan trabajando». Realmente, lo que hacemos todos los días en la tele, ya cuando llegamos a las nueve de la mañana, nos reunimos todos y, digamos, que acabamos de poner en común todos los temas de los que ya llevábamos hablando todo el día y toda la noche. Y por la mañana, por supuesto, te levantas con la radio. Yo escucho a Alsina, pero también escucho la competencia. Insisto: creo que lo mejor es hacer zapping todo el rato. Que, por supuesto, tengo mis preferencias, las tengo, pero me pongo la COPE y me pongo, si hace falta… bueno, todo. Todo me lo pongo.

P.- ¿A La ruleta de la suerte hay que ponerle un monumento?

R.- A La ruleta de la suerte hay que darle las gracias, porque ellos son un contenido que a nuestros espectadores les encanta, y que nos deja ese arrastre para que nosotros sigamos subiendo la curva. Es decir, claro que hay que poner un monumento a los que hacen la programación en Antena 3 y que han hecho que estemos con La ruleta antes del informativo, y con Pasapalabra por la noche. Estas son dos decisiones de la cadena fantásticas, porque a nosotros nos refuerzan. Por supuesto que sí.

«La gente está empachada de corrupción y escándalos»

P.- De todos modos, su informativo ya iba bien en el momento en el que todavía seguían los míticos Simpson.

R.- Hombre, Los Simpson es un formato y es un producto icónico también de Antena 3, y tiene cabida ahora en otros canales de la cadena, y la gente los puede ver. Pero es verdad que llegó un momento de hartazgo, y entonces la cadena lo vio muy sabiamente —porque ya nosotros ya lo estábamos viendo—, no nos dejaba, digamos, con el arrastre que podían tener los demás canales de noticias. Nos hizo mucho daño en los últimos tiempos. Y de esto tomaron nota. Pero ya nosotros empezamos a funcionar desde antes con Los Simpson, y empezamos a ganar espectadores. Pero, por supuesto, en cuanto cambian a La ruleta, pues la cosa mejora muchísimo. Igual que pasa con Vicente Vallés por la noche, claro, con Pasapalabra.

P.- En estos ocho años que lleva haciendo el informativo, ¿cuál ha sido el peor momento? Ese «Tierra, trágame». El «No entra el vídeo», el «Se cae todo», el «Tenemos que tirar todo a la basura porque ha pasado algo novedoso y todo lo que habéis hecho —todo lo que hemos hecho— no vale para nada». ¿Cuál es el momento que recuerda de cierto estrés?

R.- Recuerdo como un día fundamental para nosotros —pero para bien, al final, parece mentira— y que además fue como el punto de inflexión para que la gente empezara a vernos de forma masiva. Fue el día en el que Puigdemont y los suyos, cuando se declaró en el Parlamento catalán la declaración unilateral de independencia, esa que duró tan poquito. Esto fue en una sesión parlamentaria que sucede a las 15.00 de la tarde.

Y yo recuerdo empezar con la señal en directo antes del «Hola, buenas tardes», y ver lo que estaba pasando sobre la marcha, y coger el guion y hacer: ¡pum!, no vale de nada. Vamos a tirar con lo que podamos. Y eso lo dimos en directo. Y ese fue el principio de esta historia maravillosa con los espectadores.

Ahí lo tiramos todo, y ahí intentamos humildemente contar las cosas lo mejor posible, narrando lo que iba pasando. Y a partir de esos momentos tan críticos en Cataluña —los disturbios y tal— es cuando se dispara el informativo de las 15.00. Ese es el punto de inflexión. Entonces, el «tierra, trágame» al final es: gracias, porque que la tierra me trague y podamos dar esto en directo.

Pero luego, cuando han sucedido cosas verdaderamente impactantes, también hemos sido referencia. Hablo de las 15.00, que es el mío, pero hablo de todos, porque, como bien sabes, Antena 3 es líder en todas las franjas horarias. Así que, ¿qué te voy a contar? Luego, momentos… hoy mismo. Hoy mismo lo hemos vivido porque no entraba una cosa que tenía que entrar, y bueno, pues gracias a que el espectador, yo creo que ni se ha enterado ya. Pero todos los días: pausas, momentos duros…

«Gracias a ‘La ruleta de la suerte’ tenemos un arrastre brutal de audiencia»

P.- Alguna vez la he visto alguna cosa de vídeo que no entra, audio que tal… Oye, y en eso usted es muy natural, y el espectador lo agradece, porque estábamos un poco de la cosa muy impostada.

R.- Porque a eso no hay que darle excesiva importancia. Mira, yo recuerdo cuando empecé a encargar cosas y a decir cómo había pensado que fuera mi informativo. Yo quería que fuera una especie de Espejo público —pero no Espejo público— un informativo, pero que tuviera expertos. Cosa que al principio me decían: «¿Cómo que expertos?». Sí, pues que yo doy paso a alguien que me explica mejor las cosas. Porque, ya que nos ponemos de pie, pues tal… aprovechamos la tecnología.

Y también hablaba mucho del lenguaje narrativo. Pues eso: no necesitamos al típico florero que te cuente las cosas así, todo recto. Porque ya estamos de pie, ya estamos haciendo informativos de otra manera. Necesito que cuentes las noticias y que lo que cuentes te lo entienda tu abuela de 90 años, tu hijo que está viendo la tele y todo el mundo. Y sin que eso suponga que caigamos en la vulgaridad. Y ese es un lenguaje narrativo que, al principio, me costó.

Me costó porque, claro, a ver: somos periodistas, todos queremos funcionar y demostrar todo lo que sabemos. Y muchas veces, pues yo creo que en la tele se ha abusado de cultismos, de giros… Todo eso lo desterramos de Noticias de las 3. Intentamos hacer un informativo que, sin caer en el infantilismo, sea una cosa que pueda consumir cualquiera, pero que te cuente las cosas. O sea, que el objetivo primordial es ser rigurosos y contar las cosas. Y eso ha funcionado. Pero al principio me encontré con algunas reticencias de compañeros, de «¡uy!». O incluso temas. Porque en media hora, o tres cuartos, te caben los temas de actualidad —los que sabes qué vas a encontrar en cualquier informativo—, pero también tienes que conseguir ligereza en el guion.

P.- Lleva ocho años en esa franja de las 15.00 de la tarde, Pedro Sánchez en La Moncloa ha cumplido este pasado junio, siete años. Si tuviéramos que hacer un archivo, un análisis de las legislaturas de Sánchez, solo con su informativo nos valdría para hacer una buena hemeroteca, una hemeroteca buena, y aparte también menos os va valiendo—, son años. No sé si nota que, ya no sé si por este gobierno o por la propia dinámica de la actualidad, todo se desvanece muy pronto. Todo lo que hay es un gran escándalo y, mañana, pasa a ser otro escándalo y ya está. O sea, hay una dinámica permanente. ¿No sé si esto es nuevo o ya pasaba antes?

R.- Ahora estamos viviendo tiempos del escándalo. Lo que te decía antes: que ahora creo que pasa mucho más y que se ha convertido en algo crónico. Vivimos en las semanas de los escándalos, en la rutina del escándalo. Semana que no ocurre nada, ya te digo: hay un informativo en el que no pasa nada relevante, que estamos con un tema coleando de ayer y ya te pasa a ti mismo que dices: «Hoy no hay chicha». Bueno, ¡es que esto era lo normal antes! Hace muchos años, antes de que saltara el tema catalán, los informativos eran más costumbristas.

Sí, pero creo que llevamos efectivamente una larga temporada de sobresaltos. De un tiempo a esta parte, como tú bien sabes —y como vemos todos los españoles—, las cosas se están precipitando. Y más que se van a precipitar en septiembre, porque ahora ya creo que hay un tiempo de tregua este verano, pero en septiembre veremos más cosas. Y viviremos también en un sinvivir.

Creo que antes pasaban cosas —bueno, de hecho, yo he vivido muchas crisis y muchos cambios de gobierno ya a estas alturas de mi vida—, pero no había tenido tan clara como ahora la sensación de que esos escándalos políticos resquebrajan de alguna manera la imagen que teníamos de país. No me gusta hablar de líneas rojas, pero… pero en el fondo sí: es mucho más descriptivo decir que se han cruzado líneas rojas. Pues yo creo que sí. Y esos escándalos, al final parece que, como a la semana siguiente hay otro todavía mayor, o personajes que nunca habías visto involucrados en un escándalo: fiscal general de no sé qué… Hay situaciones que no hemos vivido antes. Esto es vivir en lo inédito. Pero cuando había vivido la situación de un fiscal general del Estado imputado, por ejemplo.

P.- O una amnistía a Puigdemont que nadie daba por constitucional hasta el 23 de julio de 2023.

R.- Bueno, a mí ya de entrada pactar con Bildu, que Bildu sea un socio preferente del Gobierno me parece también inédito, pero luego, bueno, pues que sostengan a un gobierno, una serie de partidos políticos que hasta hace nada eran como una cosa que dices, bueno, nacionalistas, vale, pero todo esto que estamos viendo es histórico. Pero luego no sucede nada y por eso vivimos un poco en el escándalo rutinario. No sucede nada más allá.

P.- De las cosas que ha ido haciendo este gobierno: de los pactos, de las coaliciones, de los socios… ¿Le molesta especialmente el asunto Bildu?

R.- Vamos a ver. Yo, en el informativo —para empezar quiero dejar claro— que como periodista, como responsable de ese informativo de las tres, mi equipo se dedica a informar, no a opinar. Yo, cuando tengo que opinar —a lo mejor lo estoy haciendo ahora, estamos en otro contexto—, puedo opinar. Pero intento, de verdad, dar voz a todos, y el informativo está para informar y no para… En mi caso, a las 15:00 de la tarde están todavía sucediendo cosas. Ya de noche hay más espacio, quizá, para la editorial —si se quiere—, pero mi función a las tres es la que es.

Por eso también creo que nos ve tanta gente. Porque tú te puedes sentir identificado o no con el informativo… Procuramos —ya te digo— ser lo más neutrales posible, ser una agencia de noticias. Porque, precisamente porque nos ve tanta gente y tantos partidos políticos, no queremos estar todo el rato cogiendo teléfonos y diciendo: «No, te he sacado o tal». Oye, no. Vamos a actuar con honestidad y vamos a contar todas las versiones, y que nadie nos pueda poner la cara colorada.

Otra cosa es la impresión personal de cada cual de lo que está sucediendo. Y claro, la impresión es clara. Ahora estamos viendo un entorno del presidente del Gobierno cada vez más asediado. Cosas inéditas. Que ahora mismo Pedro Sánchez tiene a su familia —a su hermano, a su mujer—, al fiscal general del Estado… pero también le crecen los enanos a su alrededor. Y luego los socios: les das un dedo y quieren el brazo. Está tratando de pactar una financiación singular para Cataluña, pero ya le están diciendo los demás: «Por aquí no pasamos». Incluso los propios independentistas pues no les salen las cuentas y no quieren eso, porque dicen que es café para todos.

Es un tira y afloja tan constante en el que vivimos… Y todo eso porque lo que se está jugando es la permanencia de este gobierno. Y parece dar la sensación, a veces, de que los socios mandan más que el presidente del Gobierno, que el propio presidente. Antes decíamos: «Puigdemont» —hace unos meses—, decíamos: «Puigdemont es el que manda, con mando a distancia, desde Suiza o desde Waterloo. Es el que mantiene viva esta legislatura». Pero ahora vemos a los socios como intentando rapiñar: «No, yo te apoyo a cambio de que tú me des más traspasos, y que yo tenga más control de Hacienda» …

Y todo eso lo vemos los españoles. Cuando vemos que esto se produce de una manera tan constante en el tiempo —lo que antes, por ejemplo, era Bildu… ahora se está pactando con Bildu—… ahora de repente es que hay muchos escándalos seguidos. Pero ves que, como consecuencia, no sucede nada, porque los socios siguen sosteniendo al gobierno. Porque unos a otros se necesitan para seguir donde están. Entonces, como consecuencia, creo que en septiembre seguiremos conociendo informes de la UCO, y me imagino que a lo mejor alguno pone en una situación un poquito más complicada a La Moncloa. Pero, aun así, sinceramente pienso que Sánchez no saldrá motu proprio de La Moncloa. Yo no lo creo.

Sandra Golpe posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Kevin Borja

P.- ¿Va a acabar la legislatura?

R.- Él quiere acabar la legislatura. Pero yo no le veo saliendo de La Moncloa motu proprio, no le veo convocando elecciones. Hay gente que dice: «No va a soportar los próximos años». Hombre, visto lo visto, no parece probable, porque parece que cada vez la presión es mayor. Ahora ya la Comisión Europea le está diciendo: «Oiga usted, la ley es a cambio de siete votos, esto no es por el interés general, no es por la convivencia, no es lo que me estaba vendiendo el Tribunal Constitucional? ¿Es por otros temas? ¿Es por usted seguir ahí en la legislatura?».

Pero en el fondo de todo esto, creo que aquí unos a otros se sostienen. ¿Y va a seguir esto hasta el final? No sé. Tiene que ocurrir una bomba que salga de algún informe de la UCO. De la UCO. Tiene que ocurrir alguna bomba que salga de ahí y que haga salir a Pedro Sánchez de otra manera. Pero yo no veo que el presidente del Gobierno vaya a convocar elecciones. Así lo veo yo, desde la barrera.

P.- ¿Sigue sin ir a votar? ¿En eso se mantiene fija? Porque eso sí me sorprendió cuando se lo he leído.

R.- Por eso que te decía. Bueno, oye, hay mucha gente que no vota. Y en Estados Unidos no se vota. Los periodistas que siguen a las caravanas —no sé si has visto las series y tal—, pero ellos no votan, precisamente porque te significarías, y eso no gusta. Pero veo que como que molesta.

P.- A mí no me molestó, a mí me sorprendió.

R.- Que yo tenga mi criterio, luego, vale. Pero, precisamente igual que no me gusta —a mí, en este momento de mi vida, haciendo el informativo—, tampoco me gusta tener mucha relación personal con los políticos. No me gusta. Porque tiendo a empatizar mucho con la gente, y entonces me perjudicaría. Intento ser todo lo objetiva que puedo, y creo que esa es mi manera de… Es como el psicólogo, que necesita mantener una distancia terapéutica del paciente. Pues yo necesito mantener esa distancia. Ganas de votar tengo muchas veces, también te digo. Pero ya votaré.

P.- Sandra, que tenga una feliz vuelta en septiembre.

R.- ¿Y qué pasará en septiembre?

P.- ¿Septiembre? Yo estoy en lo que defienden la mayoría de periodistas, Sánchez va a continuar. Está determinado a continuar hasta 2027. Si se va de La Moncloa, no se va convocando elecciones y que gane otro. Yo creo que antes puede pasar algo.

R.- Se irá de una forma abrupta si se va. Porque él está convencido de que todo esto que sucede son bulos, son conspiraciones y tal… Pero bueno, pues pendiente de lo que salga, ¿no?, de los informes de la UCO. No tiene buena pinta, pero nunca se sabe.

P.- De todos modos, como Sánchez es tan imprevisible a lo mejor, de repente dice: «Oye, vamos a hacer una cuestión…». Como dijo aquí Rafa Latorre en la entrevista de hace unas semanas: podría plantearse eso. Vamos a hacer un debate constitucional. ¿Por qué no hablamos del debate Monarquía–República? Y esto uniría a determinadas causas de izquierda, uniría determinadas cosas de derecha, dividiría el debate, hablaríamos de eso.

R.- Sí, fíjate, lo único de lo que no lo he visto pronunciarse, de momento, es el tema de los negocios de su suegro. Que, bueno, también dice: «Los negocios no son sus negocios», pero al final también su postura contra los prostíbulos, pues se contradice con todo. Pero bueno, es lo único por lo que él no se ha manifestado.

Creo que él, de verdad, va a continuar y va a seguir con su hoja de ruta, a no ser que sucedan cosas que escapen a su control. Y eso creo que lo veremos después del verano. Respecto a lo que me decías antes… yo estaba pensando: ¿Hemos visto épocas de más sobresaltos? No, yo llevo trabajando —fíjate— desde que acabé la carrera. ¿Cuántos años puedo tener ya en este oficio? Un montón de años. Años y años dedicándome a esto: la caída de las Torres Gemelas… He visto muchas cosas y he asistido a muchas crisis como periodista.

Pero lo comentaba con compañeros —incluso mayores que yo, que están en la redacción—: como esta época de sobresaltos, no recordamos ninguna. De vivir en el escándalo permanente, no recordamos. Y pasa como con desgracias como la de Gaza, por ejemplo, Oriente Próximo. Ves todos los días las imágenes de niños muriéndose de hambre, tal y cual… y al final lo haces rutina, desgraciadamente. Y con la política nacional y con sus escándalos nos está pasando lo mismo: estamos entrando en un bucle de escándalo que, al final, hace que pierdan hasta importancia.

La gente desconecta, ya está pensando en las vacaciones. La gente está empachada de corrupción, está empachada de escándalo. Así que ya veremos. Lo veremos.

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