'Telepedro 5.0' cumple un año: el asalto a TVE se consuma tras cuatro fracasos
Cinco presidentes después, Moncloa consigue fidelidad total de la pública y un sometimiento ideológico sin precedentes

Javier Ruiz, José Pablo López y Jesús Cintora. | Ilustración de Alejandra Svriz
Esta semana se cumple un año del último asalto del Gobierno a Televisión Española (TVE). Parece un siglo, pero hace solo doce meses que la cadena pública que conocemos actualmente echó a andar hasta convertirse en el mejor altavoz mediático del sanchismo. Durante más de 12 horas al día, presentadores, tertulianos y expertos defienden a capa y espada al Ejecutivo y hacen suyo el argumentario que diariamente se distribuye desde Moncloa y que se utiliza para fustigar al PP, a Vox y al que se tercie por delante. Cualquiera que no se pliegue a los designios oficialistas es sospechoso de ser un disidente, con situaciones tan estrambóticas como que Javier Ruiz o Jesús Cintora sean entrevistados por Marta Flich para que opinen de actualidad -además de su tribuna diaria en sus propios programas- o que el propio Cintora haga todas las jornadas un programa que se emite simultáneamente en La 1 y en La 2.
Es la culminación de un plan trazado desde hace años por los asesores mediáticos de Pedro Sánchez, pero que no había cuajado hasta ahora: una televisión que, ininterrumpidamente desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche, defiende sin fisuras al presidente. Pero no ha sido fácil. Lo que vemos hoy en las pantallas de TVE es el quinto experimento de Moncloa. Sucesivos ensayos de prueba y error tardaron siete años en consolidarse. Los experimentos del Ejecutivo con la tele pública se cobraron la salida de una administradora única, Rosa María Mateo; un presidente elegido por las Cortes, José Manuel Pérez Tornero; y otras dos presidentas interinas (Elena Sánchez y Concepción Cascajosa). Cuatro intentos fallidos que no lograron inclinar la balanza como ahora lo ha hecho José Pablo López.
Así nació la verdadera Telepedro, la Telepedro 5.0, la definitiva. Todo comenzó con la polémica convalidación del decreto impulsado por el Ministerio de Transformación Digital para cambiar las mayorías que permitiese colocar un consejo de administración afín a Moncloa en la corporación pública. Quizás pocos lo recuerden, pero la votación se realizó el 30 de octubre, horas después de la peor dana que ha afectado al país y que destrozó una decena de pueblos en la Comunidad Valenciana. El PP y Vox pidieron suspender el pleno por respeto a las víctimas, pero el PSOE y sus socios decidieron seguir adelante y aprobaron la nueva norma que dejaba vía libre al control del Ejecutivo. 175 votos en total del oficialismo, Sumar, PNV, Bildu, ERC y Junts. Solo se opuso el BNG, el único que a la postre se quedaría sin sillón.
Consejo de TVE
Dos semanas después, estos votos se canjearon por sillones en el nuevo consejo de RTVE. El «más plural de la historia» según el ministro Óscar López, aunque en realidad era el más personalista, con poderes omnímodos para el futuro presidente -en cuanto a contratación y manejo de presupuestos- y con un órgano de representación testimonial pero muy bien pagado, con 105.000 euros anuales. Se construyó un grupo a la medida con cinco representantes del PSOE: José Pablo López, Rosa León, Esther de la Mata, Angélica Rubio y Mercedes de Pablos; dos de Sumar: María Teresa Martín y Marta Ribas; uno de Podemos, Mariano Muniesa; uno del PNV, María Roncesvalles; uno de ERC, Sergi Sol; y otro de Junts, Miquel Calçada. Y cuatro del PP designados por el Senado: Eladio Jareño, Rubén Moreno, Marina Vila e Ignacio Ruiz Jarabo.
Un total de 15 vocales (antes eran 10) fueron elegidos en segunda votación el 14 de noviembre por mayoría simple (gracias a la nueva reforma votada horas después de la dana), representando fielmente a la mayoría de investidura de Pedro Sánchez. Atrás quedaban los años en los que PP y PSOE designaban a académicos o expertos en televisión; se impuso el tiempo de la militancia -todos con un pasado en el partido que los designó- y de afines que solo están ahí para proteger los intereses de sus partidos en TVE, como así ha demostrado el paso del tiempo. De hecho, en 11 meses (tomaron posesión de sus cargos el 3 de diciembre) no se ha conocido ninguna disidencia interna ni ninguna oposición a los polémicos fichajes del presidente, José Pablo López. Cero disidencia. Máxima fidelidad al cargo.
Primer intento
Para entender esta TVE sometida al Gobierno, debemos viajar en el tiempo y analizar cómo se ha llegado a este punto. La primera parada es julio de 2018. Habían pasado menos de dos meses desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa tras la moción de censura a Mariano Rajoy y una de las prioridades era desbloquear la cadena que seguía presidida por José Antonio Sánchez, designado por el PP. Con la mitad de los consejeros con el mandato caducado y ante la imposibilidad de conseguir acuerdos, el Gobierno decide sacarse de la manga un decreto para esquivar el parlamento y designar por la vía rápida a Rosa María Mateo. Después de un par de patinazos parlamentarios con sus socios de moción se abortó la búsqueda de figura de consenso y se nombró a una administradora única con plenos poderes. Sánchez sabía que no podría controlar totalmente la corporación, pero era el mal menor que debía asumir para apartar al PP de la cadena. Con el paso de los meses, se demostró que Mateo no estaba por la labor de abrazar el sanchismo.
Segundo intento
A finales de 2020 y en el marco de una negociación con el PP para renovar diferentes órganos, entre ellos los del poder judicial, se acercaron las posturas para renovar el consejo de administración de TVE, que había quedado suspendido con la designación de Rosa María Mateo. Y se llegó a un pacto de mínimos en marzo de 2021 para designar a un organismo con representación proporcional del PP y del PSOE y con espacio para incorporar a Podemos y al PNV. Eso sí, anulaba el concurso público para elegir presidente que llevaba varios meses en marcha y se volvía a imponer el criterio político. Pero tampoco resultó. José Manuel Pérez Tornero -propuesto por el PSOE en acuerdo con el PP- intentó hacer una televisión de servicio público, con inspiración progresista y reforzando los informativos, pero se negó a dar cabida al sectarismo que pedían las fuerzas políticas de izquierdas. Al poco tiempo de desembarcar, Unidas Podemos comenzó a socavar su gestión y después de varios meses de acoso y derribo, el Gobierno aceptó destituirlo. La excusa fue que Tornero se acercó demasiado al PP.
Tercer intento
Pérez Tornero fue forzado a dimitir de TVE en septiembre de 2022 para dar paso a una solución de emergencia. Con el Consejo de Administración totalmente dividido se optó por designar a Elena Sánchez como presidenta interina de RTVE gracias a un decreto que el Gobierno se sacó nuevamente de la manga para darle más poderes y no depender del consejo de administración para llevar el día a día. Pero Elena Sánchez tampoco terminó siendo del agrado de Moncloa. Por entonces, José Pablo López, director de contenidos desde mayo de 2022, empezaba a extralimitarse en sus responsabilidades y actuaba con manos libres para contratar programas. Se sabía con el apoyo del Gobierno e intentaba montar por su cuenta una televisión progubernamental. Hasta que se encontró con el rechazo del Consejo al fichaje de David Broncano. Y todo estalló. Después de sucesivas disputas, Elena Sánchez terminó forzando la destitución de López y -en la misma reunión del 26 de marzo de 2024- la destituyeron a ella. A esas alturas el consejo era ingobernable, y el PSOE había perdido también el apoyo de la destituida presidenta interina.
Cuarto intento
Concepción Cascajosa, una de las últimas vocales verdaderamente fieles al PSOE dentro del Consejo de Administración de RTVE, fue designada como nueva presidenta interina, la segunda en 18 meses. Dentro de las pocas cosas que pudo hacer estuvo sacar adelante el fichaje de Broncano, que a esas alturas era un asunto de Estado para Moncloa. Pero tampoco resultó del todo. El consejero de Sumar estaba peleado con el de Podemos, los del PSOE, absolutamente fragmentados y el PP se quedaba con una inesperada mayoría gracias al PNV y a miembros díscolos designados por el partido de Gobierno. Por ello, en Moncloa se supo que había que buscar soluciones de emergencia para evitar que los populares tomasen el control de la tele pública. Y así, a la vuelta de las vacaciones, se aprobó en tiempo récord una reforma para eliminar los dos tercios como requisito para nombrar un nuevo consejo y -aprovechando su mayoría de investidura- se cambió todo para situar el máximo posible de fieles en el nuevo órgano de control. Cascajosa pasó sin pena ni gloria y en diciembre de 2024 entregó el testigo a un José Pablo López que tenía un regreso triunfal a la cadena pública para terminar el trabajo que había empezado meses antes. Y esta vez tenía manos libres.
La TVE definitiva
Tras un breve paréntesis de unos meses para intentar resucitar Sálvame en la cadena pública, López entiende que lo único que quiere Moncloa es política, agitación y propaganda. Y comienzan a desembarcar los programas afines. En marzo, llegó Jesús Cintora al frente de Malas lenguas, tras su salida en verano de 2021 y el fin de Las cosas claras. En abril, lo hizo Javier Ruiz para sustituir a Adela González y crear un Mañaneros 360 para dar cabida a una interminable mesa política. Volvía a la cadena tras haber dirigido y conducido Las claves del Siglo XXI en prime time en 2022. Y en septiembre lo hizo Directo al grano con Marta Flich y Gonzalo Miró. Más mesas de actualidad, los mismos tertulianos y la misma esencia: apoyo sin fisuras al Gobierno. Todos ellos se sumaron a Silvia Intxaurrondo que llevaba en la cadena desde 2021, pero ahora totalmente identificada con el oficialismo. Y no será lo único. Este diario ya ha publicado que el objetivo es situar más pronto que tarde un nuevo programa de debate los sábados por la noche. Y no olvidemos que Broncano empezó ya su segunda temporada en la cadena pública.
El problema es que la radicalización política amenaza con irse de las manos al Gobierno. Este diario ya ha advertido de que la izquierda más lejana del PSOE ha ganado gran protagonismo y que Pablo Iglesias ha colocado a buena parte de sus tertulianos más fieles en las pantallas de TVE. Comienza ser habitual que estos programas no solo fustiguen al PP, sino que también empiecen a dirigir críticas al propio Gobierno en temas como Gaza, la vivienda o la justicia social. Y esto es peligroso. La nueva orden es que José Pablo López temple los ánimos y devuelva al orden los principales espacios. Esto ha repercutido en que los telediarios hayan reforzado los mensajes sanchistas y que estén en vía de corregir esta «excesiva participación de la izquierda más extrema» en los programas. Muchos creen que quizás ya sea demasiado tarde y que ya no habrá vuelta atrás. Veremos.
