La agencia EFE agrava su crisis: pérdidas de 14 millones de euros y más control de Moncloa
La compañía completa otros nueve meses de gestión económica para olvidar y aumenta su patrimonio negativo

Miguel Ángel Oliver, presidente de la Agencia EFE.
En momentos convulsos en los que la guerra política se decide en los medios, todas las ayudas son pocas. Solo así puede entenderse la colonización que el Gobierno ha hecho de Televisión Española (TVE), los intentos por recuperar el grupo Prisa, la puesta en marcha de nuevos criterios para controlar la publicidad institucional… y los últimos movimientos para endurecer el discurso de la agencia EFE. La primera agencia de noticias en español atraviesa un momento especialmente delicado en medio de denuncias de sus propios trabajadores por la difusión de algunos contenidos cercanos al mensaje de Moncloa. Y todo ello en medio de una crisis económica que se ha vuelto endémica y que les llevó a perder otros 14 millones de euros en los primeros nueve meses del año y a aumentar su patrimonio negativo hasta los 47 millones.
Buena parte de las críticas se centran en la labor de su presidente, Miguel Ángel Oliver, en el cargo desde diciembre de 2023 tras una designación exprés en el Congreso en medio de acusaciones del Partido Popular y Vox de ser un «comisario político» y aspirar a convertir al medio en un «ministerio de la propaganda». La oposición recordó entonces su pasado como Secretario de Estado de Comunicación, uno de los puestos más relevantes de la sala de máquinas de La Moncloa, donde se elabora y se ejecuta la hoja de ruta mediática del Gobierno. Precisamente en el uso de esas atribuciones, Oliver fue el ejecutor del despido de uno de sus antecesores en EFE, Fernando Garea, al que comunicó su salida a principios de 2020. Y lo hizo porque había perdido la confianza del Gobierno, o lo que en lenguaje monclovita equivale a decir que no se había plegado a las exigencias oficialistas.
Fernando Garea no era lo suficientemente fiel al Ejecutivo, pero es que tampoco lo fue Gabriela Cañas, su sucesora en EFE, cesada a los pocos días de que Sánchez fuese reelegido tras las elecciones del 23 de julio de 2023. La periodista publicó en agosto de este año una tribuna en El País en la que criticaba el control de los medios de comunicación que, a su juicio, ejerce el Ejecutivo con decisiones como el proyecto de ley de Información Clasificada. Tampoco nunca estuvo cómoda en la agencia. Y para solucionar esta falta de sintonía, quién mejor que Oliver, partícipe de la elaboración del argumentario de Moncloa; el periodista que decidía quién preguntaba en pandemia durante los consejos de ministros y el que protegía a los ministros y al presidente de preguntas incómodas de medios críticos. Si nadie puede hacerlo como quieres (o como tu jefe quiere), lo mejor es hacerlo tú mismo.
Gestión de Oliver
El problema es que, a punto de cumplirse dos años de la designación de Oliver, muchos de los peores temores se han confirmado. En estos casi 24 meses de gestión las críticas de manipulación se han multiplicado y la situación se ha vuelto insostenible, según revelan miembros de la plantilla a THE OBJECTIVE. La sensación que hay es que las presiones del Gobierno por elevar el tono de la agencia EFE van en aumento y que el control del relato va a más. EFE es una de las agencias de referencia a nivel internacional y para muchos medios sus informaciones son un reflejo objetivo de lo que pasa en España. Por ello, es vital para Moncloa que lo que llegue al exterior suavice o matice los casos de corrupción que cercan al Gobierno o las críticas de la oposición.
No se trata de montar una nueva Televisión Española, en la que el servilismo a los mensajes y argumentario del Gobierno se repiten sin rechistar, pero sí de hacer pequeños retoques que -al menos de cara al extranjero- suavicen las críticas al PSOE y a Pedro Sánchez. Por ejemplo, esta misma semana hna comenzado a circular insistentemente por los teléfonos de la plantilla una serie de teletipos firmados por la agencia con algunos matices que reflejan la forma en la que se está siguiendo el relato que se dicta desde Moncloa. El pasado jueves, tras la condena del fiscal general, Álvaro García Ortiz, EFE publicó un contenido en sus redes sociales en el que afirmaba que la condena se producía «en relación a la presunta filtración», cuando la sentencia ya era firme desde el momento en el que se publicó el fallo.
Este mismo día se elaboró un teletipo con dos versiones sobre unas declaraciones del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. En la primera se titulaba «CASO KOLDO / Moreno: Es técnicamente imposible que Sánchez desconociera las actividades de Cerdán» y en la segunda «CASO MASCARILLAS / Moreno admite preocupación por la repercusión electoral en Almería por el caso mascarillas». La primera se quedó en el circuito regional y solo la segunda se rebotó al servicio de nacional, de donde la mayoría de los medios recogen el material que utilizan en sus informaciones. Para rematar, a finales de la semana pasada se elaboró otro mensaje en redes sociales en el que se informaba de la libertad con cargos para el presidente de la Diputación de Almería «detenido por mordidas». En este caso sin el adjetivo «presunto», aunque aquí sí que era pertinente utilizarlo porque todavía no había ningún fallo.
Errores y matices
No es lo único. Esta misma semana se conoció la detención en Cuba del exlíder de En Marea Martiño Ramos por violar a una menor. Según las denuncias que ha conocido este diario, nuevamente se hicieron dos versiones. La primera, distribuida en España, donde sí se incluye su vinculación con la formación política de izquierdas, y la segunda —que se envió al hilo de internacional— en la que este detalle se omite. «Evitan mencionar que es un personaje político social», dicen redactores de la agencia que han hablado con este diario. «Y parece que lo hacen a propósito para blanquear a la formación».
A finales del año pasado, este diario también informó de las críticas internas por la «politización» del mensaje de la agencia en manos de Oliver y la sensación de que muchas informaciones, en especial las políticas, solo tendían a favorecer al Gobierno y al PSOE. Al último Congreso del Partido Socialista celebrado en Sevilla a finales del año pasado acudieron ocho profesionales de la agencia. Un despliegue poco usual y que no suele producirse en ninguna circunstancia, pero que responde —según las fuentes consultadas en ese momento— a la orden de la presidencia ejecutiva de Oliver (y de Moncloa) de dar máximo protagonismo a la reunión que consolidó a Pedro Sánchez como líder absoluto del PSOE.
Precisamente hacia finales del año pasado la imagen de EFE se vio seriamente dañada tras la publicación de dos informaciones: la falsa muerte del escritor Fernando Aramburu y la supuesta colisión de un helicóptero contra la Torre de Cristal de Madrid. Las dos se atribuyeron a fallos de seguridad en el sistema de control de sus publicaciones y a errores de periodistas inexpertos. Por ello, la agencia pidió perdón, aunque desde la plantilla se dijo a este diario que los errores se produjeron en el seno de la Dirección de Contenidos Digitales, departamento que está en búsqueda constante de «nuevos perfiles» que «no hacen más que errar», dijeron las fuentes sindicales consultadas.
Pérdidas de la agencia EFE
En medio de todas estas críticas, la situación económica de la agencia EFE va a peor. Los resultados de los primeros nueve meses del año indican que se han vuelto a perder 14 millones de euros, por encima de los 12,4 millones de desequilibrio de igual periodo del curso pasado. Aunque lo más grave es la situación patrimonial de la agencia, permanentemente al borde la quiebra y rescatada gracias a inyecciones anuales de capital del Estado y de su socio mayoritario, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Entre enero y septiembre, el agujero del patrimonio neto negativo creció hasta 47 millones, por encima de los 32 millones negativos de un año antes. En poco más de una década ha perdido más de 115 millones de euros y parece que este 2025 no va a ser la excepción.
¿Y qué dicen los sindicatos? Esta misma semana, la sección sindical de CCOO en la agencia EFE advirtió de que la empresa atraviesa un momento «especialmente delicado», que ha estado «marcado por la falta de transparencia en la gestión, la ausencia de planificación estratégica y una creciente discrecionalidad en la toma de decisiones, con efectos directos tanto sobre la plantilla como sobre el cumplimiento del mandato de servicio público». Y agregan que «hace tiempo que esta sección sindical viene denunciando la consolidación de un modelo de funcionamiento basado en afinidades personales y en decisiones no justificadas técnica o económicamente».
Concluyen indicando que consideran imprescindible recuperar un marco de gestión basado en transparencia, planificación, igualdad de trato y rendición de cuentas. «La agencia EFE no puede permitirse la improvisación continua ni la opacidad como método de trabajo. Como empresa pública de referencia internacional, su credibilidad, su función de servicio público y su posición en el ecosistema informativo exigen una dirección capaz de ofrecer claridad, estabilidad y estándares elevados de gobernanza».
