MisterChip: «Guardiola reniega de España, me cae mal, pero es el número uno en su trabajo»
Es el rey de las estadísticas deportivas. Sus datos y vídeos tienen millones de seguidores en las redes sociales
Nacido en Badajoz hace 51 años, Alexis Martín Tamayo, más conocido por el apodo de MisterChip, estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en Sevilla, trabajó luego en el BBVA y en Telefónica, pero su afición al fútbol y a las estadísticas deportivas cambió su futuro. Llegó un momento en el que no dormía para poder compaginar el trabajo de ingeniero con sus colaboraciones en programas de radio. Había que elegir y decidió apostar por lo segundo.
Como recuerda al inicio de esta entrevista en Fuera de micrófono, Javier Ares le puso el sobrenombre de MisterChip, sin previo aviso, el mismo día que se estrenó como colaborador en Radioestadio de Onda Cero, y le animó a seguir la senda del periodismo deportivo. A juzgar por los resultados, fue una decisión acertada. Hoy tiene –solamente en X, antes Twitter– más de tres millones y medio de seguidores y es un referente obligado en las estadísticas y datos que tienen que ver con el fútbol, el baloncesto, el tenis y otros deportes.
A los ocho años ya apuntaba en una libreta los datos más curiosos del partido que veía, pero fue en el Mundial de Fútbol de 1982, celebrado en España, cuando comenzó a tomárselo más en serio. Así, con un empeño encomiable, elaboró una gran base de datos, que actualiza diariamente con la ayuda de dos colaboradores. MisterChip es capaz de recitar de memoria la alineación del Arsenal de hace 20 años, pero asume que no es posible competir con el ordenador: la pieza fundamental en su trabajo.
«El disco duro de la cabeza tiene la capacidad que tiene y, si lo llenas de unas cosas, no lo puedes llenar de otras», explica el ingeniero y periodista extremeño, antes de recordar cuándo se percató de que recopilar información sobre su deporte favorito –el fútbol– podía tener interés. Ocurrió en 1997, en un partido Barcelona-Atlético de Madrid, de Copa del Rey, en el que Pantic metió cuatro goles, aunque los rojiblancos acabaron perdiendo 5-4. «Yo estaba con mi ordenador y mis amigos preguntaban: ‘¿cuándo fue la última vez que un jugador le metió cuatro goles al Barça en su campo, porque lo que ha hecho Pantic no debe ser muy normal?’ Entonces, yo dije: esto que hago -mis datos, mis apuntes- a la gente le interesa».
Alexis, colaborador de Onda Cero y de ESPN, se aferra a los datos y a las estadísticas. Son su mejor defensa. Sus compañeros de viaje. Forman parte de su vida. En el periodismo deportivo – según él – sobra opinión y falta información.
PREGUNTA.- ¿Bienvenido a Fuera de micrófono, Alexis Martín Tamayo, más conocido como MisterChip?
RESPUESTA.- El sobrenombre me lo puso Javier Ares. Fui a Onda Cero a entrevistarme con él y a contarle un poco mi vida. Escuchaba Radioestadio y quería conocerle. A mí los medios de comunicación siempre me han llamado mucho la atención. Recuerdo que llegué a la redacción –estamos hablando de octubre o noviembre de 2007- y me metieron en una sala con todo el equipo del programa. Estaban Javier Ruiz Taboada, Paco Reyes, Héctor Fernández, Raúl González Colomo. Le conté mi película a Javier y me dijo: «el sábado empiezas». Creía que se lo iba a pensar un poquito más. El sábado llegué al estudio, me puse delante del micrófono y, antes de presentarme, Javier Ares puso la sintonía de la serie Inspector Gadget y me llamó MisterChip. Como no me había dicho nada, yo no sabía de qué me estaba hablando y miré para atrás, por si se estaba refiriendo a otra persona. Así empezó todo.
P.- Te quedaste con ese mote. ¿No te pareció desacertada la elección?
R.- Está muy bien. La verdad es que ha cuajado. Javier Ares –tú lo conoces bien– ha sido siempre un visionario en todo y se equivoca pocas veces. Con mi apodo, acertó también.
P.- ¿Qué fue primero: la afición al fútbol o la afición a las estadísticas?
R.- Me han gustado las dos cosas desde siempre. Me han atraído más los números y las ciencias que las letras. Me llamaba mucho la atención todo lo que tuviera que ver con problemas matemáticos, problemas de lógica. Y el fútbol me ha gustado desde pequeñito también. Ahora los niños –lo digo por el mío que tiene cinco años– coleccionan cromos y conocen las plantillas de todos los equipos. Yo empecé tarde. Empecé a ver partidos de fútbol con ocho años: año 1981, 1982. Los niños de ahora me llevan cuatro o cinco años de ventaja. Le fui cogiendo el tranquillo poco a poco.
«Estuve cinco o seis años compaginando la radio con mi trabajo de ingeniero en Telefónica»
P.- Tú padre no es aficionado al fútbol.
R.- No sé si mi padre habrá visto (por televisión) algún partido entero en su vida. En el campo sí, porque tengo una foto con él en El Vivero, donde juega el Badajoz. Pero, por la tele, te diría que ni la final del Mundial, que ganamos en el 2010. No tengo muy claro si la vio entera. Es todo lo contrario que yo. Mi padre es más de las artes y de las letras y siempre le han llamado mucho más la atención los libros. Sin embargo, tengo una relación fantástica con él. Nos compenetramos muy bien, nos entendemos muy bien, pero tenemos aficiones diferentes.
P.- Después de hacer terminado Ingeniería de Telecomunicaciones, a tus padres no les haría mucha gracias que lo abandonaras por un programa de radio.
R.- Eso fue jodido. Tenía un buen puesto de trabajo en Telefónica, estaba muy bien considerado, con una buena carrera por delante. Estuve cinco o seis años compaginando la radio con mi trabajo de ingeniero en Telefónica, pero llegó un momento en que no podía más. No dormía, no descansaba. Tenía que estar de lunes a viernes trabajando un montón de horas, viendo a clientes, y luego el fin de semana me metía en la radio. Actualizaba todo por la noche. Aguanté un tiempo, pero llegó un momento en que ya no me daba para más. Recuerdo una conversación que mantuve con Javier (Ares). Se lo expliqué y me dijo: «tú tienes que dedicarte a esto». Ya había dejado una vez la prensa deportiva, diez años antes de empezar la aventura del Radioestadio, en Onda Cero, por esa misma razón. Y Ares conocía esa historia.
«Escuchaba a Paco González y Pepe Domingo Castaño, en Carrusel, desde muy pequeñito»
P.- Porque, antes de Onda Cero, estuviste colaborando en el Diario As.
R.- En el As y en la Cadena Ser. El comienzo con la Ser también fue de película. Antes de escuchar Radioestadio, fui oyente de Carrusel Deportivo. Escuchaba a Paco González y Pepe Domingo Castaño desde muy pequeñito. Entonces, trabajaba en el BBVA, en la Plaza de Canalejas, y un día, pasando por delante de la Cadena Ser, en Gran Vía, entré. Tenía inquietud por trabajar en los medios. Le dije al guardia de seguridad de la puerta que iba a ver a Paco González. Me preguntó: «¿tienes cita con él?». «Pues, la verdad, es que no, pero llámele a ver si me quiere atender». No sé por qué cojones lo hizo, pero me atendió. Subí, estuve hablando con él y empecé a trabajar en Carrusel. Iba a los partidos de Champions, los martes y los miércoles, cuando salía del trabajo.
P.- Siempre con tus estadísticas debajo del brazo. ¿Es cierto que ya tomabas notas de los partidos de fútbol con ocho años?
R.- Empecé a tomar datos en el Mundial de España 82. Lo que pasa es que la Cadena Ser ya tenía gente que se dedicaba a eso y lo que yo le ofrecí a Paco González fue algo distinto. Lo que te voy a contar ahora es surrealista, pero hace 27 años no lo era. Eso de abrir el móvil y ver los resultados de todos los partidos, en todos los sitios, porque hay aplicaciones para ello, entonces no existía. Ni la propia UEFA tenía una página web en la que informara de los partidos. Yo tenía contactos en todos los países, gente con la que intercambiaba partidos, libros y otro tipo de cosas. Y esa gente estaba en los estadios donde jugaban sus equipos. Teníamos un grupo y nos comunicábamos por correo electrónico. Entonces, le ofrecí a Paco la posibilidad de dar en directo los resultados en todos los campos al instante. Como las típicas ruedas informativas. Me dijo: eso me interesa. Así que me iba allí y daba los goles y resultados, según se iban produciendo en cualquier parte de Europa. Nos comunicábamos por email. Estuve un año y no podía más. Claro, Javier Ares conocía esa historia y me insistía: «no puedes dejar esto otra vez porque es lo tuyo». «¿Y cómo se lo cuento a mis padres?». Me dijo: «búscate la vida, pero tienes que dedicarte a esto».
«El disco duro de la cabeza, si lo llenas de unas cosas, no lo puedes llenar de otras»
P.- ¿Cómo lo hiciste?
R.- Hablé con mis padres. Al principio, tuvieron algunas dudas: has hecho una carrera muy difícil, te ha costado muchos años; ¿cómo te vas a dedicar ahora a hablar de fútbol?
P.- Haber estudiado una ingeniería facilitará tu trabajo, porque actualmente hay muchas competiciones y partidos.
R.- Ya memorizo poco. Te puedo recitar la alineación del Arsenal de hace 20 años y, sin embargo, me pongo a recitar la de hace dos e igual ya no me acuerdo tanto. Tengo ahí mis herramientas… Es lo que les pasa a los árbitros con el VAR. Como tienen el VAR, ya no arriesgan tanto. Saben que tienen un colchón de seguridad y dicen: bueno, si me equivoco yo, ahí está el VAR para salvarme. A mí me pasa lo mismo. Digo: esto no hace falta que me lo aprenda porque lo tengo guardado en el ordenador. Y, como tampoco tengo que ir por ahí dando exhibiciones de memoria, cada vez voy reteniendo menos y fiándome más de lo que está en mi máquina. El disco duro de la cabeza tiene la capacidad que tiene y, si lo llenas de unas cosas, no lo puedes llenar de otras.
P.- Los datos son objetivos, están ahí, pero son fríos. Sin embargo, el fútbol es subjetivo, es pasión. ¿Por qué interesan a la audiencia sus estadísticas?
R.- Me di cuenta de que esto podía tener algún futuro cuando estudiaba la carrera en Sevilla. En el segundo Colegio Mayor en el que estuve vivíamos en bungalows, por parejas, y luego nos juntábamos todos a ver los partidos. Y recuerdo un partido épico de Copa del Rey, entre el Barça y el Atlético de Madrid, en el que Pantic metió cuatro goles, pero acabó perdiendo el Atleti 5-4. Yo estaba con mi ordenador y los narradores del partido en la tele no daban ningún dato de aquello tan increíble que estaba pasando. Entonces, mis amigos empezaron a preguntar: ¿cuándo fue la última vez que un jugador le metió cuatro goles al Barça en su estadio, porque lo que ha hecho Pantic no debe ser muy normal? Entonces, yo dije: esto que yo hago -mis datos, mis apuntes- a la gente le interesa. En los periódicos las crónicas de los encuentros siguen siendo muy consultadas, pero ahora tienes todos los partidos a tu disposición. Podemos ver en directo partidos de la Liga francesa, inglesa o italiana. La gente demanda otro tipo de cosas, a las que no puede acceder. Ahí vi yo un hueco. Empecé a escribir en el As, colaboré en la Ser, y me fui involucrando en los medios de comunicación.
«Lo único que hacen ya algunos periodistas es ponerse ante un micrófono y opinar»
P.- ¿No hay demasiado periodismo deportivo de tertulia? ¿Más opinión que información?
R.- Es lo que yo llamó ‘opinólogos profesionales’. Lo único que hacen ya determinados periodistas es sentarse ante un micrófono y opinar. Y eso no es lo malo. Lo malo es que opinan de todo y de cosas de las que, a lo mejor, no entienden. Cuando tú no entiendes de algo es mejor que te calles y dejes hablar a quien sí sabe de eso. Yo, por ejemplo, no domino la hípica o la esgrima. Pues, si hay que hablar de hípica o esgrima, mejor me callo y que hable el que sepa. Estamos llegando a un punto en el que, sobre todo los programas nocturnos, se han convertido en tertulias infinitas en las que los mismos de siempre opinan de cualquier cosa. Y una noche te puedes encontrar sobre la mesa desde un partido de fútbol a otro de baloncesto, el juicio a un jugador al que está investigando Hacienda, la movida de Rubiales, lo que ha pasado en el fútbol femenino, lo ocurrido en la Fórmula 1. Y tienes a los mismos tíos opinando de todo. Dices: no puedes ser que sepan de todo y todo el rato. Cuando yo escucho la radio o leo un periódico, lo que quiero es que me cuenten cosas que desconozco, que me informen; conocer ese detallito o aspecto que no controlo. Que me lo clarifiquen. Cuando recurren a sitios comunes y a las obviedades, apago.
P.- ¿Por qué se repite tanto eso de ‘esto es información, no opinión‘?
R.- Cada vez se dice más y se tendría que decir menos. De hecho, no habría que decirlo nunca. Cuando alguien te está contando algo, debería ser información prácticamente siempre.
«No me gusta que el fanatismo deportivo te lleve a tergiversar la realidad»
P.- ¿Estás de acuerdo con los periodistas que se identifican con unos colores?
R.- A mí no me parece mal que alguien se identifique con unos colores, siempre y cuando intente ser objetivo al contar a la gente lo que está viendo. La objetividad, cuando tienes unos colores muy marcados, no es sencilla. Pero, hay que intentar ser imparciales. Si ves un penalti que hace tu equipo, reconócelo que no pasa nada. Piensa en la gente que te está escuchando y no está viendo por la tele el partido. Si llevas la bufanda puesta y estás tergiversando una jugada o introduciendo matices que no están sucediendo, lo que haces es engañar a tu audiencia. No me gusta que el fanatismo te lleve al engaño, a tergiversar la realidad. Pero, eso no tiene por qué estar reñido con que alguien sea de un equipo o de otro. Tengo compañeros reconocidamente seguidores de un equipo y, cuando los escuchas, da gusto: te están contando lo que están viendo. Cuando todo lo que hace tu equipo está bien hecho y todo lo que hace el rival está mal hecho, malo. Y estamos tendiendo a esto. Al final, esto es una guerra de trincheras.
P.- Siempre has dicho que eres del Badajoz. Extremadura hace mucho tiempo que no tiene un equipo en Primera División. ¿Por qué?
R.- Los únicos equipos que ha tenido la región en Primera han sido el Extremadura y el Mérida. Ambos estuvieron dos temporadas, en los años 90, pero no llegaron a coincidir. Cuando iba por una carretera estrecha a Almendralejo, fantaseaba mucho –era la época de Ronaldo Nazário y Rivaldo-, y decía: por aquí ha pasado el autobús del Barça, por aquí han pasado Suker y Mijatovic. Eso ahora no pasa. Me gustaba pensar eso: han bajado hasta el barro. Hasta aquí han tenido que llegar. Pero, duró poquito. El Extremadura se tuvo que refundar, llegó a Segunda División, volvió a desaparecer y ahora hay una tercera versión. El fútbol en mi tierra está regular, tirando a mal. Y el Badajoz, que es mi equipo, está horroroso. Estamos en Tercera Federación sufriendo mucho y jugando contra pueblos de 2000 y 3000 habitantes, sin ser capaces de ganar. La temporada del Badajoz está siendo terrible.
P.- Has trabajado con Javier Ares y ahora con Edu García. ¿Son dos estilos diferentes?
R.- Con Ares estuve diez años, entre el 2007 y el 2017, y con Edu ésta es la cuarta temporada. Son estilos totalmente diferentes. Edu hace un programa más académico, digamos. Es como más ordenado. En los tiempos de Javier Ares, con Javier Ruiz Taboada, éramos un programa de variedades. Yo estuve muchos años escuchando la Cadena Ser y me cambié a Radioestadio porque me atraía ese programa. A mí me gustaba que en medio de un Getafe-Leganés me contaran un chiste, me hablaran de una serie que estaba de moda o de una película. ¡Oye!, si hay un gol, te vas al campo y lo cuentas. Si hay un partido grande, lo narras entero, pero en el fútbol de ahora, que no hay partidos simultáneos, salvo en las últimas jornadas de Liga, puedes hablar de otras cosas. Javier decía siempre lo mismo: «yo pienso en el oyente que viaja en el coche con la familia de Madrid a La Coruña o de Valladolid a donde sea y en ese coche hay una persona a la que le gusta el fútbol, otra a la que le gusta el cine, otra la música… O uno que odia el fútbol. Yo estoy pensando en eso. Y estoy pensando en que nadie le diga al que conduce que cambie de emisora. Por eso intento meter muchas cosas». Hay otra cosa evidente, no puedes estar 90 minutos narrando un Badajoz-Logroñés porque aburres a la gente. Lo de Edu es otra cosa.
«Cuando se emiten los programas deportivos de la noche ya está todo el pescado vendido»
P.- Aquellas guerras radiofónicas entre José María García y José Ramón de la Morena han desaparecido. ¿Qué reflexión haces de ello?
R.- Yo creo que las peleas que había eran por ser el primero en tener a un protagonista. ¿Qué pasa? Que ahora ya no tiene protagonistas nadie. Por lo tanto, no hay motivo para pelearse. ¿Quién es el primero en meter a Mbappé? Es que no lo va a meter nadie.
P.- ¿Al seleccionador?
R.- Al seleccionador sí. La Federación Española de Fútbol es bastante accesible. Cuando hay partidos de selecciones suelen hacerlo bien. Pero, a nivel de clubes, en el día a día, no lo permiten. Antes, le daban el Balón de Oro a Rivaldo, y estaban García y De la Morena con su enviado especial allí en París, a ver quién era el primero que lo tenía en el programa. Lo iban a tener los dos, pero el que lo metía después perdía. Ser segundo no valía. Ahora, directamente, no lo vas a poder tener. Con lo cual, no hay motivo para pelearse. En estos momentos es: ¡hola, buenas noches!, son las once y media, saludo a los de la tertulia. Y así dos horas, hasta la una y media de la madrugada. No hay quien aguante eso. Infórmame de algo, cuéntame algo, méteme alguna noticia y cámbiame a la gente. No me pongas al mismo a opinar de todo. Ya no hay protagonistas. Las noticias vuelan por las redes sociales. Cuando se emiten los programas de la noche, está todo el pescado vendido, pero dale a la cabeza. Búscate la vida. No hagas todo el tiempo el mismo producto. Yo me acabo aburriendo.
«Tenemos una selección de lujo, comandada por la persona adecuada»
P.- La selección española de fútbol ha dado un cambio espectacular, desde que se fue Luis Enrique. ¿A qué crees que es debido?
R.- Tenemos una selección que es un lujo. Un auténtico lujo. Y está comandada por la persona adecuada. Luis Enrique hizo un buen trabajo, hasta que al final perdió la cabeza. Creo que Luis Enrique en Qatar perdió la cabeza.
P.- ¿Generaba también más polémicas?
R.- Supo convivir al margen de la polémica la mayor parte del tiempo, cosa que a mí me sorprendió. Porque Luis Enrique ha sido siempre muy frontal con la prensa. He tenido la oportunidad de conocerle personalmente -y bien- cuando yo trabajaba en Telefónica. Era uno de mis clientes. He estado también en su casa y sé lo que piensa de la prensa. La prensa no le hace mucha gracia. Por eso, me sorprendió agradablemente al principio. Pero, en el Mundial de Qatar comenzó a asomar la patita. Y, justo el día antes del partido contra Marruecos, dio una rueda de prensa incendiaria. Me volvió a recordar al Luis Enrique del Barça y a los tiempos de Javier Clemente. Ahí la cosa empezó a degenerar. Luis de la Fuente es un seleccionador completamente diferente, en cuanto a carácter. En cuanto a habilidades tácticas, Luis Enrique – en teoría – está por encima. Tiene más experiencia, un palmarés más dilatado y ha estado en grandes equipos. Pero De la Fuente gestiona muy bien el grupo, conoce muy bien a sus jugadores… En el cara a cara, es una persona cercana y accesible. Eso, que se transmite al público y a la prensa, también lo perciben los jugadores. Luis de la Fuente no necesita una trinchera para que el equipo funcione. Un truco, una trampa que utilizan los entrenadores, es aislar al grupo del populacho, como pensarán ellos. Generar la idea en el grupo de que tienen a todo el mundo en su contra. Es una forma de llevar un grupo. Yo no veo a Luis de la Fuente con ese tipo de mensajes. Es más campechano, más normal. No necesita de enemigos externos. Es una persona más de unir y aglutinar que de separar, y a mí eso siempre me parecerá bien. Si, encima, le añades que ha demostrado ser una persona muy capaz y muy entendida, que está llevando a las selecciones a cotas que hasta hace poco no habíamos soñado, pues mejor. Lo primero que hizo nada más llegar fue ganar una National League. Luego, ganó la Eurocopa de la forma que nadie lo había hecho: eliminando a cuatro campeones del mundo y ganando todos los partidos. Y, ahora, se ha vuelto a meter en la Final Four de la National League. No ha tenido ningún borrón. Todos los objetivos los ha ido cumpliendo. Ahora falta el más difícil: el Mundial de EEUU.
«Cada vez escucho menos la radio por la noche porque es todo el rato lo mismo»
P.- Tienes más de tres millones y medio de seguidores en Twitter (ahora X). ¿Qué opinas de las redes sociales y cómo influyen en el oyente de radio?
R.- Cada vez escucho menos la radio por la noche porque es todo el rato lo mismo. Las redes sociales te avanzan todo. Hace 30 o 40 años decías: a ver qué cuentan García o De la Morena esta noche. El fútbol ha evolucionado y aquel tipo de espectáculo ya no se da, lamentablemente, pues era superadiofónico y superadictivo.
«Cuando alguien me dice que las redes sociales son un estercolero, le contesto que no sabe utilizarlas»
P.- ¿Hay miedo a decir determinadas cosas en las redes por temor a las críticas?
R.- Soy muy feliz en las redes sociales, comunicando mis historias a través de ellas. Tengo una comunidad maravillosa. No sé si te lo vas a creer, pero te juro por mis hijos, que es lo más sagrado que tengo, que jamás he recibido por la calle un improperio de nadie. Nunca. Todo son buenas palabras: ‘sácate una foto conmigo’, ‘¿cómo ves al equipo?’ o ‘gracias por tu trabajo’.
P.- ¿Cómo consigues almacenar la multitud de datos que genera el fútbol y deporte en general?
R.- Desde hace unos años, me ayudan dos personas: Fede, que es argentino, y Agustín, uruguayo. Agustín vive en Madrid y Fede en Venado Tuerto (Argentina). Tengo un equipo fantástico, y Yotzer, la agencia que me ayuda con los contenidos en las redes sociales y a editar los vídeos. Gracias al reconocimiento que he conseguido en los últimos años, ahora puedo disponer de esa gente que me está ayudando. Rencor cero a las redes. Todo lo contrario. Cuando alguien me dice que son un estercolero, le contesto que no sabe utilizarlas. Si tú tienes un millón de personas viendo tus contenidos y de ese millón se quejan mil, se te está quejando un 1%. ¿Qué haces perdiendo el tiempo con eso? ¿Por qué le das más importancia a un 1% que al 99% de gente que aplaude tu trabajo? Si un tuit tiene millones de ‘me gusta’, ¿por qué te fijas en las 83 menciones que te dicen esto o aquello? Esto son matemáticas y las matemáticas te ayudan muchas veces a separar el trigo de la paja.
«El mejor jugador de todos los tiempos es Messi, por delante de Maradona»
P.- ¿Quién es el mejor jugador del mundo, Messi o Maradona?
R.- Para mí, el mejor jugador de todos los tiempos es Messi. Tengo una explicación muy sencilla: si miras el punto álgido de la carrera de Maradona y de Messi, probablemente te quedes con Maradona. Pero, para elegir al mejor de todos los tiempos, no te puedes quedar con un punto concreto, con un campeonato. Messi ha sido el mejor durante muchos años. A lo mejor, no te ha dado el pico que te da Maradona, pero se ha acercado mucho a él y se le ha acercado durante mucho tiempo. Messi tiene una calidad innata y una capacidad, sin la cual no hubiera llegado nunca a donde ha llegado. Le doy muchísimo valor, y pongo también en lo más alto a Cristiano Ronaldo. En el famoso grupo de los cuatro más grandes de la historia –Pelé, Maradona, Cruyff y Di Stéfano– mucha gente mete ahora a Messi. Pero, yo también metería a Cristiano Ronaldo. Es también un futbolista de época. Lo que nos han regalado Messi y Cristiano Ronaldo es increíble. Hemos vivido una época increíble de lucha entre los dos. Uno metía un día tres goles y el otro iba a intentar unas horas después meter cuatro.
P.- ¿Y quién es, para ti, el mejor deportista español de la historia?
R.- Puede ser Rafa Nadal. Pero quiero darle también mi reconocimiento a Pau Gasol porque supuso un antes y un después en el baloncesto español y europeo. A Rafa Nadal no le conozco tanto, pero a Pau sí le conozco bien y sé que no le va a molestar que elija a Rafa. Es buena persona hasta aburrir y además son los dos muy amigos. Lo mismo que te he dicho de Cristiano Ronaldo: quiero poner a Pau muy, muy, arriba. Lo que ha hecho tiene un valor incalculable. A mí me gusta más el baloncesto que el tenis y he disfrutado más con las victorias de Pau que con las de Nadal. Desde muy pequeñito, soy un seguidor de la selección española de baloncesto. Cuando llegó Pau empezamos a ganar campeonatos europeos, medallas olímpicas… Luego, la gente habla mucho de Induráin. Cuando acababan las etapas del Tour, me iba con mi padre a montar en bici. Íbamos desde Villafranco del Guadiana, donde tenemos una casita, a Badajoz. El ciclismo también lo he disfrutado mucho. Por eso, el mayor honor que he podido tener en mi carrera ha sido haber trabajado con Javier Ares. Javier es un tótem. Desde pequeñito, me han enamorado sus narraciones. Ha creado escuela.
P.- ¿El mejor entrenador de fútbol?
R.- Guardiola. Es un entrenador que le pone un sello a sus equipos, un distintivo. Hace que sus equipos sean muy reconocibles, vistosos y, lo más importante, acompañan esa estética y esa elegancia con títulos. Guardiola ha ganado tres Copas de Europa, una con el City y dos con el Barça; ha ganado la Liga con el Barça prácticamente todos los años… Siendo una persona por la que no tengo una afinidad, a nivel personal, y que no me cae especialmente bien, uno tiene que ser honesto con sus opiniones y saber separar lo personal de lo profesional. A sabiendas de que es una persona que no ha hablado bien de mi país, que también es el suyo, y ha acabado renegando de España, si es el mejor, es el mejor. ¡Qué le vamos a hacer! ¿Me gustaría que estuviera en la selección española? No. Personalmente, no me cae bien, pero en su trabajo es el número uno. El mejor que yo he visto.
P.- ¿Es inevitable que la prensa de Madrid sea anti Barcelona y viceversa?
R.- Me parece una tontería. Uno tiene que disfrutar del fútbol. ¿Cómo no vas a disfrutar del fútbol que hace ahora el Barça? Por muy madridista que seas, si te gusta el fútbol, tienes que valorar eso.
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