Javier Ruiz Taboada: «Mucha campaña contra el edadismo, y a los 50 y tantos ya no vales»
Ha disfrutado de la radio, Onda Cero, mientras le dejaron. También, pinta, escribe poesía y hace cuentos para niños
Un viernes de enero del año pasado le anunciaron que ya no contaban con él. No hubo alternativa, pero sigue sin entender que le impidieran despedirse de los oyentes. Javier Ruiz Taboada, que llegó a la radio acompañando a una amiga que iba a hacer unas pruebas para locutora, ha sido una de las voces habituales de Onda Cero durante más de 30 años. Hizo de todo en sus comienzos, incluso los recados, y ha trabajado al lado de importantes profesionales, como Luis del Olmo (sustituyéndolo en la edición de Protagonistas del sábado), Javier Ares (como animador en Radioestadio) y Carlos Alsina, poniéndole poesía a la actualidad en El Reverso de La Brújula.
Su vocación vino precedida de un intento fallido de estudiar Arte Dramático. Siempre le han gustado los escenarios, pero su padre, médico, intentaba disuadirle de sus aspiraciones artísticas y radiofónicas. Pasado el tiempo, se hizo a la idea y hasta llegó a dar consejos médicos en algunos de los programas de su hijo Javier.
En esta entrevista, Fuera de micrófono, con un sentido del humor que no le abandona ni en los momentos más difíciles, cuenta algunas de sus peripecias profesionales, entre otras, cuando estuvo a punto de trabajar con Encarna Sánchez. El periodista intenta adaptarse ahora a su nueva situación de radiofonista en busca de empleo, a la vez que prepara una antología con sus mejores poemas y sigue escuchando Onda Cero.
Recuerda su incorporación a la emisora central de Cadena Rato en Madrid, a finales de los 80, después de retransmitir la suelta de 10.000 palomas en la Plaza de Colón, y el anuncio que le pusieron en la emisora de la ciudad imperial: «Nuestro compañero Javier Ruiz Taboada se ha ido a Madrid y busca piso. A ver si alguien tiene uno para alquilar»
Tampoco olvidará fácilmente la firma de su primer libro de poemas, Ropa interior, en la Feria del Libro de Madrid. Al anunciar por megafonía que el autor estaba firmando Ropa interior en la caseta 234, de la editorial Renacimiento, hubo quien se acercó para pedirle una dedicatoria en el sujetador. «Hay que llevar cuidado con los títulos», comenta divertido.
PREGUNTA.- Cuando te conocí, a finales de los 90, ya eras una figura de la radio.
RESPUESTA.- Bueno, he estado ahí siempre, en el discreto término medio. Pero es verdad que llevo muchos años. Toda una vida vinculada a Onda Cero. Entonces, he hecho un poquito de todo.
P.- Tu padre era médico en Toledo. ¿Cómo encajó tu vocación radiofónica?
R.- Estuve mucho tiempo decidiendo qué hacer, eligiendo carrera. No era como ahora, que te dirigen hacía una cosa u otra. Lo lógico entonces era seguir la profesión del padre, que es lo que hizo mi hermano mayor. Estaba tan perdido que me apunté a Biología Marina.
P.- ¿Biología Marina?
R.- Sí, quería ser biólogo marino porque me gustaba el mar. Pero, luego, te metes en el mar, te das cuenta de lo que hay ahí abajo, y dices: vamos, ni loco me meto yo ahí. Además, mi tierra es el mar, como digo en muchos de mis poemas. El mar me da miedo. Le tengo mucho respeto, pero me encanta. Entonces, al lado de mi casa, abrieron una emisora de Radio 80. Era una cadena generalista en la que estaba de director general Luis Ángel de la Viuda. José Luis Arriaza hacía las mañanas y José Luis Moreno un programa por la noche con sus muñecos. Abrieron la emisora en una fábrica de mazapán, Mazapán Barroso. Me acerqué con una amiga porque pusieron un cartel en la puerta.
«Hacíamos un concurso y nos buscábamos la publicidad por los comercios de Toledo»
P.- Un cartel que, según has comentado alguna vez, ponía: «Se busca locutora». ¿Qué pintabas tú entonces allí?
R.- Fíjate cómo han cambiado los tiempos. Quien nos oiga dirá: esto es ciencia ficción, Habían puesto un cartel de «se necesita locutora». Como se necesita dependiente o camarero, vamos. Y, claro, fui a acompañarla porque yo, como mujer, nunca he dado la talla. Hizo la prueba y en un momento determinado el director de la emisora dijo: «ahora, lo lógico sería que hicieras una entrevista a alguien, pero no tenemos a nadie a quien entrevistar». Entonces, dije: «si quiere puede entrevistarme a mí; yo compongo canciones y canto». Todo muy absurdo. Pero, me hizo la entrevista y le gustamos los dos. Quizá, por el desparpajo, la simpatía, pues nos llevábamos muy bien. Así empezamos. Hacíamos un concurso de media hora por la mañana. Nos buscábamos nosotros la publicidad por los comercios de Toledo.
P.- Se titulaba De diez me llevo una.
R.- Te veo muy puesto.
«En Radio Toledo cortaba los teletipos, grababa publicidad y hacía los recados»
P.- Me he preparado la entrevista.
R.- Sí, señor. No lo dudaba. No esperaba menos. Hicimos ese concurso y después me dieron a mí otro programa – de once a doce de la noche – que se llamaba Nocturno, «un programa para escuchar con la almohada en los pies». Me parece que esa era la frase que se me ocurrió en aquel momento. Entre medias, empecé la carrera de Periodismo y me olvidé de la biología marina y de todo. Hacía el concurso de las mañanas, cogía el autobús, me venía a Madrid, iba a la Complutense y volvía a la emisora de Toledo a las ocho de la tarde para hacer el programa de noche. Así fue como empecé. A mi padre, cuando le conté que iba a trabajar en la radio – luego ha sido el mayor fan que he tenido nunca; incluso le invité a colaborar conmigo, dando consejos médicos en Radio Toledo -, lo primero que me dijo fue: «pero eso es una cosa de artistas, ¿no?». Siempre quise hacer Arte Dramático. Me encanta subirme a un escenario. Trabajando en la radio he tenido la oportunidad de presentar galas y me encanta. Me vengo arriba, me crezco, me convierto en otra cosa, me transformo. Y, entonces, mi padre decía: «eso es cosa de artistas, hijo». Por lo del Arte Dramático no pasó. Me advirtió: «si quieres, te vas a Madrid, te buscas la vida, y te lo pagas tú».
P.- ¿Cuánto tiempo estuviste en Radio 80?
R.- Un año y medio. Después, convirtieron la cadena en la lavadora musical de Radio 80 Serie Oro. Más tarde, pasó a ser M-80 y ahora creo que la han convertido en los 40 Clásicos. Entonces, llego a Radio Toledo, donde estaba María José del Moral, la amiga con la que había ido a hacer la prueba de Radio 80. En el último programa que hice en Radio 80 invité al jefe de Programas de Radio Toledo y le debí caer bien. Mi amiga habló con él, me llamaron y me quedé allí de meritorio, con un turno brutal: a las siete o las ocho de la mañana en el domingo musical, cortaba los teletipos, grababa publicidad, hacía los recados. De traidor: tráeme esto, tráeme lo otro, tráeme lo de más allá. Estuve de traidor una temporada. Y cuando el director de programas de Radio Toledo, Julio García, se vino a Madrid, y a Ricardo Vaca le hicieron director general de la Cadena Rato, me pidió que me viniera a Madrid.
«Mi vida era la radio y en la radio. No había nada más»
P.- Te vienes a Madrid para trabajar en Cadena Rato…
R.- Para que la familia Rato me escuchara, porque no me habían oído en Toledo, me pidieron que viniera a Madrid e informara de la suelta de 10.000 palomas en la plaza de Colón. Yo a Madrid solo había venido a la Facultad y en Navidades, con mis padres, para ver las luces. Para mí, Madrid era Berlín o Nueva York. Me pidieron que retransmitiera la suelta de las palomas para la radio. Pero claro, este pipiolo de Toledo, con 22 o 23 años, llega a la plaza de Colón, le dan un micrófono y cuando le piden que pruebe el sonido, coge y dice: «¡Hola, hola!». Y oigo que suena en toda la Plaza de Colón: «¡Hola, hola!». Me pegué un susto… Hice esa retransmisión, parece que les convencí y me quedé en Madrid. La emisora entonces se llamaba Radio Cristal y yo hacía por las mañanas un magacín y por las tardes dos horas de música. Mi vida era la radio y en la radio. No había nada más. Además, encontré piso en Madrid porque pusimos un anuncio en Radio Toledo diciendo: «Nuestro compañero, Javier Ruiz Taboada, se ha ido a Madrid y necesita un piso. A ver si alguien tiene un piso en alquiler». Llamó una señora y aquel piso, donde sigo viviendo, es hoy de mi propiedad.
P.- En el año 1990, la ONCE compra las emisoras a la familia Rato y empiezas a hacer un programa que se llamó La música de tu vida.
R.- Era un programa nocturno, donde tenía un guionista ciego, Piñeiro. Presentaba durante una hora discos, con un pequeño comentario histórico de cada canción. Aquello se convirtió en un espacio de media hora, en el que dábamos el sorteo de la ONCE. También hacíamos un concurso en el que regalábamos lavadoras, frigoríficos, microondas y demás.
«Los sábados, a las 8 de la mañana, decía: ‘Buenos días, España, les habla Javier Ruiz Taboada’»
P.- Además, sustituías a Luis del Olmo en la edición de Protagonistas de los sábados. ¿Era una responsabilidad grande?
R.- Muy grande. Luis hacía Protagonistas de lunes a viernes y el sábado se emitía un programa resumen de la semana. El programa se hacía con el mismo equipo, con Pilar Blanco en la producción, Antonio Rúa… Estábamos allí todos. Es verdad que se emitían muchas cosas enlatadas, entre ellas El debate de la nación, pero en la primera hora hacíamos una tertulia, igual que de lunes a viernes. A las 8 de la mañana yo decía: «Buenos días, España, les habla Javier Ruiz Taboada». Como si fuera Luis del Olmo. Me hacía mucha ilusión porque estaba haciendo el programa de alguien a quien había oído toda mi vida.
P.- Se te puso voz de Luis del Olmo.
R.- Eso era muy difícil porque Luis tenía un vozarrón impresionante. Pero fue una responsabilidad.
P.- En la radio has hecho de todo, incluso de animador en Radioestadio, cuando lo dirigían Javier Ares y Antonio Esteva, y eso que no te gusta el fútbol.
R.- Me gusta la radio más que el fútbol. Decían: ¿cómo puede estar haciendo éste un espacio de deportes, si no le gusta el fútbol? Fundamentalmente, me gusta la radio. Históricamente, los carruseles, los radioestadios y los tiempos de juego han contado con la figura del animador. Yo a veces decía: ¿y al animador quién lo anima? Porque llegaba a la radio diciendo: nueve horas aquí metido, toda la tarde, ¿y a mí quién me anima? Pero era radio pura y dura. Yo lo que no tengo es un equipo de fútbol. Echaba la quiniela por entretenerme. Me daba igual que ganara un equipo u otro. Con respeto para todos. Mi padre era del Real Madrid, pero nunca nos llevó al campo.
«Javier Ares es un maestro, un profesional al que sacudes y no caen balones»
P.- Aparte del fútbol, a Javier Ares le gustaba hablar de otros temas, cultura, cine, humor, etc.
R.- Javier Ares dijo: quiero hacer un programa diferente. Dábamos los goles de milagro. El primer año, Radioestadio era todo entretenimiento. Evidentemente, con la base del fútbol por detrás y del ciclismo, porque Ares es un maestro de eso. Aprendí mucho con él. Es un profesional que, como decía no sé quién, le sacudes y no caen balones. He tenido y tengo una grandísima amistad con él. A su lado, se aprende mucho de radio. Me parece un profesional como la copa de un pino. En algún momento, él se dio cuenta de que no podíamos estar de cachondeo nueve horas.
P.- Escribes poesía, eres un buen pintor.
R.- Pintando soy buena persona.
P.- También has hecho poesía en las ondas. Recuerdo El reverso de La Brújula, cuando ese informativo lo dirigía y presentaba Carlos Alsina. ¿Cómo se consigue hacer poesía de la actualidad?
R.- Los reversos se concibieron para hacer radio. No soy el primero que ha escrito poesía en la radio. Alfonso Ussía lo hizo en su momento, creo recordar, y Jaime Campmany también. Yo tenía esa facilidad de rimar, soy un obsesivo de la métrica y me encanta hacer sonetos. Entonces, Alsina me propuso hacer un comentario diario, con un toque poético. Pero, era verso libre, por decirlo de alguna manera. Al cabo de un año, decidimos hacer el comentario en verso. Recuperamos la tradición del romancero. Por la mañana, me fijaba en la noticia que quería reflejar, en el hecho noticioso del día. Tenía libertad absoluta para hablar de lo que quisiera. Eso siempre se lo he agradecido a Alsina. Estuve haciéndolo diez años y de ahí salió un libro editado por Espasa, El reverso de La Brújula, al que se incorporó un disco con los poemas grabados.
P.- En tu última etapa de Onda Cero hacías el regional de Madrid. ¿Cuándo te despidieron?
R.- Me despidieron en enero del año pasado.
«Me dolió que dijeran que me había ido de Onda Cero por voluntad propia»
P.- ¿Te dolió no poder despedirte en antena de los oyentes?
R.- Fue desagradable. Primero, porque yo no quería irme. Siempre he dicho: mi hipoteca la termino de pagar cuando cumpla 72 años y me jubile. Me quedaban todavía unos cuantos años para retirarme. No quería dejar la radio, ni estaba harto o cansado. Me dolió que se hiciera una nota de prensa intentando justificar que me había ido por voluntad propia, porque estaba cansado, porque no hacía nada… Eso no es verdad. Pero, estoy en paro y punto. Me dijeron: hasta aquí hemos llegado; no hay nada para ti y lo que estás haciendo ahora es poco para el sueldo que ganas.
P.- Tienes dos Antenas de Oro, una Antena de Plata, la Insignia de Honor de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión, el Premio Nacional de Radio por Radioestadio. ¿Cómo puede echarse por tierra todo eso, alegando razones económicas?
R.- Te preguntas: ¿por qué?, ¿qué hecho yo? Con mis compañeros me he llevado siempre fenomenal. No he tenido un roce con nadie. Siempre he sido voluntarioso, he hecho de todo, he ayudado, me he ofrecido… No lo entendía. Al principio decía: pero, ¿no hay nada para mí? No hubo alternativa. Fue: hasta aquí hemos llegado; el lunes no vuelvas. Se acabó. Me sacaron de la radio. Pero no de mi radio, que ha sido siempre Onda Cero, la que sigo escuchando, porque mis compañeros no tienen la culpa y les deseo lo mejor.

P.- ¿Qué programas escuchas?
R.- Escucho a Carlos Alsina. De vez en cuando le mando algún mensaje y me contesta muy amablemente.
P.- Siempre tuviste una buena relación con Carlos Alsina…
R.- Muy buena. Ha habido mucho feeling entre nosotros. Alsina es en estos momentos el mejor profesional de la radio en España. Creo que tiene una cabeza privilegiada y una forma de ser que se actualiza constantemente. Me parece un diez. Es lo mejor que hay en la radio y lo mejor que va a haber durante mucho tiempo. Está súper preparado. Cuando nos sacaron de Radioestadio, estuve con él en Más de uno, paseándome por el estudio con Begoña Gómez de la Fuente, a la que adoro, como adoro a todo el equipo. Me lo pasé bien y disfruté mucho.
«Escuchaba a José María García, un tío capaz de estar 40 minutos subido en el púlpito»
P.- Nadie puede dudar de tu experiencia.
R.- Creo que la experiencia no hay que apartarla. Se hacen campañas contra el edadismo y resulta que a los 50 y tantos años ya no vales. No, perdona, no valgo para picar, claro, porque me deslomo, ni para entrar en una mina, pero este trabajo que es todo cabeza… Yo lo he tenido muy claro: mientras la voz y la cabeza me aguanten, ¿por qué no?
P.- Si ves ahora un anuncio que ponga «se busca locutor», ¿te presentarías?
R.- Sí. Tampoco me importaría ir de colaborador a una tertulia o de lo que he hecho siempre: estar al lado de alguien. Lo he hecho con orgullo y encantado. He colaborado con Carlos Alsina, con Javier Ares, con Luis del Olmo. Me hace gracia. Toda la vida te preguntan: ¿a ti qué te gustaría hacer en la radio? Pues, todo: la mañana, la tarde, el fin de semana.
P.- ¿No le falta poesía a la radio?
R.- Cada uno tiene su estilo y aporta algo con su manera de hablar, de contar y de decir. Hay oyentes a los que les gusta esa historia y otras veces no. He basado mi carrera en el toque poético a la hora de contar y en el humor. Un mural que le debo a mi padre y a mi madre, que tiene un sentido del humor increíble.
«La tertulia es la España tradicional: el cura, el médico, el guardia civil y el pueblo»
P.- ¿Quiénes eran tus referentes o maestros cuando empezabas?
R.- Escuchaba a Encarna Sánchez. Me llamó en una ocasión para ofrecerme un trabajo. Quería saber cómo era. Fue una historia muy bonita. Me vino a recoger su chófer y me dijo: Doña Encarna quiere conocerle y me llevó a su casa. Me dijo: «Mi conductor se pasa el día hablando de ti y te lleva puesto en la radio. Te escucho en el programa local, Protagonistas Madrid, y tenía curiosidad por conocerte». Me hizo muchísima ilusión. Yo escuchaba a Encarna Sánchez, a Luis del Olmo, a Iñaki Gabilondo… Escuchaba todo. A Joaquín Sabina le preguntaron en una ocasión que por qué veía El Tomate, aquel programa del corazón donde le criticaban mucho, y contestó: «porque me gusta saber por qué vomito». A mí me gusta escuchar todas las opiniones, diferentes líneas editoriales, porque, si solamente escucho una parte, me voy a quedar con esa parte. Escuchaba a José María García. Me fascinaba un tío que era capaz de estar 40 minutos subido en el púlpito. Como se decía a sí mismo Javier Ares: «me voy a subir al púlpito». Escuchaba a García, a Antonio Herrero… Escuchaba mucho Antena 3: Gomaespuma, me encantaba Carlos Pumares, los programas de José Luis Garci, emulando la película Solos en la madrugada. Al beber en todas esas fuentes, fui cogiendo de aquí y de allí y creé mi personalidad.
P.- ¿Cómo ves ahora la radio, desde la barrera? ¿Hay mucha información y opinión, pero menos entretenimiento?
R.- La radio es la radio. Como fútbol es fútbol y partido a partido, que diría El Cholo. Luis del Olmo inventó las tertulias, en el sentido: traigo uno de aquí, otro de allí y otro de acullá. La tertulia es la historia de la España tradicional: el cura, el médico, el guardia civil, el del pueblo. Es algo nuestro, idiosincrasia pura de este país. Por eso se ha mantenido. ¿Se ha primado la información? Sí, pero no se ha olvidado lo otro. Alsina hace, desde las seis de la mañana hasta las diez, un informativo, y a partir de las diez un tramo que es entretenimiento. En las redacciones se decía: están los de informativos y los de deportes. Yo decía: ¿es que los deportes no son de informativos?
«Me echaron de Onda Cero sin que pudiera despedirme de los oyentes»
P.- Los de deportes eran diferentes.
R.- Se decía: esta gente, estos raros… Estos sí que opinan constantemente. Los expertos en volcanes son ahora expertos en apagones. Todo el mundo tiene una opinión. Se critica a los tertulianos porque saben de todo, pero, cuando tú vas a una tertulia a hablar de algo, lo lógico es que te lo prepares. ¿Por qué no van a poder opinar estos señores? A mí me gusta escuchar las tertulias. Creo que es muy difícil dar opinión hoy en día porque te metes en un fregado. No puedes decir nada. Te van a malinterpretar. ¿La radio de ahora está mejor o peor que la de antes? No. Creo que está viva. El gran ejemplo de que está viva fue el apagón del lunes 28 de abril. En la radio siempre ha habido un recambio. ¿Después de Luis del Olmo?, Carlos Herrera. Después de Herrera, Carlos Alsina. Y, después de Alsina, pues seguro que aparecerá otro. Para mí, la radio es un medio mágico y único. La televisión es más artificial, y la radio es libertad absoluta de movimientos, de expresión, y de todo. En 40 años de profesión, nadie me ha venido a decir: no digas esto. Jamás. He tenido libertad absoluta. También es un medio que contrasta la información. Por eso amo la radio y me gusta la radio. La radio es vida.
P.- ¿Te preguntan en la calle por qué ya no estás en la radio?
R.- Sí, porque una de las cosas que no pude hacer fue despedirme de los oyentes. Cualquiera que pensara que yo iba a decir alguna cosa… ¿Qué miedo tienes? Me encuentro con oyentes que me dicen: cómo me gusta lo que haces. Como sí siguiera todavía. Otros me preguntan: ¿adónde estás ahora?, ¿qué ha pasado? Dijeron que se acabó y estoy en el paro. Cuando tú dices ‘me han despedido’, por mucho que no haya mediado nada para que ese despido se llevara a cabo, siempre habrá alguien que piense: por algo habrá sido. Me da mucha rabia porque no ha sido por nada.
P.- Habrá algún espectador que se pregunte por qué tenemos aquí este libro de poemas y estos cuentos…
R.- He venido a hablar de mi libro.
P.- Has publicado libros de poemas, el último el año pasado, con el título Ahora más que nunca.
R.- Ya sólo se puede comprar en Amazon. Tengo publicados diez libros de poesía y he escrito muchos cuentos para niños. Tuve la suerte de conocer a Carlos Reviejo, escritor de literatura infantil por excelencia, al que España le debe un Premio Nacional de Literatura Infantil por todo lo que ha hecho. Es un maestro de escuela, pero de verdad. En todos los sentidos. Me recomendó a la Editorial SM y llevo publicados desde entonces quince o dieciséis libros, más adaptaciones y traducciones que he hecho del inglés y del francés.
«En la Feria del Libro suena por megafonía: Javier Ruiz Taboada firma ‘Ropa interior’. La gente decía: ¿puede firmarme aquí, en el sujetador o en el calzoncillo?»
P.- ¿Qué es lo próximo que podremos leer?
R.- Me gustaría escribir algún relato o alguna novela. Antes, voy a publicar una antología comentada con mis mejores poemas.
P.- Quizá la gente desconozca que has recibido premios importantes de poesía…
R.- Tengo un premio nacional de poesía, que me dieron en Tomelloso, y el premio internacional de poesía Ciudad de Jumilla (Murcia) por un libro de sonetos. Me hizo mucha ilusión. Ganar un premio es prácticamente imposible. Quedé finalista de otro premio con mi primer libro de poemas, que se titula Ropa interior. En la Feria del Libro de Madrid, de pronto, suena por megafonía: «en estos momentos, en la Caseta 234 de la Editorial Renacimiento, está firmando Javier Ruiz Taboada Ropa interior». Venía la gente y me decía: ¿me puedes firmar aquí, en el sujetador?, ¿me puedes firmar en los calzoncillos? ¡Cuidado con los títulos!
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