The Objective
Fuera de micrófono

María José Navarro: «A Óscar Puente le pagamos por ser ministro, no por ser tuitero»

Presume de ser de Albacete y del Atleti, además de feminista y defensora de la doctrina social de la Iglesia

Lleva en Cadena COPE desde los 18 años, primero en las emisoras de Albacete y Murcia y, desde hace más de treinta años, en los estudios centrales de Madrid. Esa fidelidad sólo es comparable con la que siente por el Atlético de Madrid. «Yo nunca le pregunté a mi padre por qué éramos del Atleti. Lo tenía clarísimo –comenta–; es algo que se tiene o no se tiene». Una circunstancia –según María José Navarro– que marca estilo.

Como marca estilo su capacidad para reírse de sí misma y bromear, incluso en situaciones delicadas. Lo demuestra en esta entrevista, concedida a Fuera de Micrófono, cuando repasa su trayectoria o describe algunos comportamientos y manías de su actual jefe, Carlos Herrera. Antes trabajó y aprendió al lado de Antonio Herrero y de Luis Herrero, pero con ninguno de los citados llegó a sintonizar tanto como con Herrera. «Es una persona muy divertida –afirma–, que te mejora mucho la vida».

A la periodista albaceteña le interesan especialmente los problemas sociales –«la doctrina social de la Iglesia me parece defendible en cualquier circunstancia», afirma– y le duele que el término feminista se esté manoseando tanto. Califica de lamentable y deleznable el comportamiento de José Luis Ábalos con las mujeres, mientras presumía de «feminista por ser socialista». También reclama mecanismos que faciliten la integración de los inmigrantes en nuestra sociedad.

María José Navarro comprende que haya compañeros que vivan con «muchísima pasión» una Comisión de Defensa en el Congreso, pero no es su caso. Su pasión, de manera muy especial, son las personas anónimas que aparecen cada mañana –a las 7.15 horas– en La historia del día, la sección que realiza en Herrera en COPE. «Para ellas, todo esto no es más que ruido», asegura. En muchos hogares –explica la periodista– tienen que enfrentarse a problemas tan graves que pasan olímpicamente de los políticos. 

Después de muchos años delante de un micrófono –con apariciones puntuales en la TVE y algunas incursiones como presentadora en Telemadrid–, María José sostiene que las palabras, aunque lo parezca, nunca se las lleva el viento. «Calan muy profundamente», apostilla.

Además, según ella, hacen menos daños que algunas imágenes que salen por las redes sociales y por la televisión.

PREGUNTA.- A los 16 años ya eras locutora de Los 40 Principales en Albacete. Tiene mérito

RESPUESTA.- El mérito lo tiene la necesidad, en todo caso. Entonces, a esas edades no empezábamos a trabajar, si no era por necesidad. Cumplí los 16 e inmediatamente entré en la radio, porque mi padre se dedicaba también a la radio. Era locutor en la Cadena Ser, después de haber pasado por Radio Juventud. Empecé por una cuestión, insisto, de necesidad. No tenía pensado dedicarme a esto, la verdad. Lo que pasa es que entré y empecé a hacer de meritoria todo el tiempo. Primero ponía los cafés, después hacía las pautas, hasta que acabé en Los 40 Principales. Así fueron mis primeros pasitos en la radio.

P.- Dos años después te marchaste a Cadena COPE. ¿Qué pasó?

R.- Me acababan de hacer fija indefinida en la Ser. Pero, pensé que tenía que apartarme un poco de la sombra de mi padre. Dije: si vales para esto, primero tienes que quitarte el seguro de vida; tienes que atreverte a estar en otro sitio, en otra casa, con personas que no te ofrezcan un paraguas de protección. Fue una decisión buenísima, porque me enseñó, definitivamente, cuál era el camino y cómo hacerlo sin protección. Creo que eso es algo a lo que hay que atreverse. A mí me enseñó un montón.

«El entretenimiento tiene muy mala fama, pero es lo más difícil de hacer»

P.- Unos años después, te nombraron directora de Informativos de COPE en Castilla-La Mancha y Murcia.

R.- Trabajaba y estudiaba al mismo tiempo. Fui directora de Informativos de COPE Castilla-La Mancha y después, en el año 1991, me marché a Murcia, para hacerme cargo de los informativos de Murcia y de toda la región.

P.- Has permanecido fiel a COPE desde entonces, aunque también has hecho algunas cosas en Telemadrid y TVE.

R.- Pero, nunca dejé la radio. He colaborado con Televisión Española, y en Telemadrid presenté un programa mítico, Sucedió en Madrid, y los informativos de fin de semana durante dos años. Nunca he dejado la radio. La tele no me interesa tanto.

P. ¿Y dónde te has sentido más cómoda: en la información o en el entretenimiento?

R.- Lo mejor ha sido pasar por todos los espacios posibles y por todas las vertientes. Hay que pasar por informativos, para aprender a tratar la información. Y, cuando ya sabes desenvolverte en ese mundo, te atreves con el entretenimiento. Pero, nunca al revés. El entretenimiento tiene muy mala fama, pero es lo más difícil de hacer. Le tengo mucho respeto a la gente que hace entretenimiento, tanto en radio, donde se respeta mucho, como en televisión, donde no se respeta tanto. Me parece muy injusto, porque es muy difícil de hacer. Requiere solvencia y requiere experiencia, las dos cosas a la vez. Porque tú un boletín lo puedes leer, perfectamente, mientras que en el entretenimiento estás muy expuesto a lo que pida cada momento y cada humor. En mi opinión, es bastante más difícil.

P.- Llegaste a dirigir y presentar las tardes de COPE, tras el fallecimiento de Encarna Sánchez, pero no te fue muy bien.

R.- Me fue fatal. Sí, toda la responsabilidad era mía, pero no fue bien. Son cosas que no se pueden ocultar. De los tropiezos y de los fracasos se aprende mucho más que de los éxitos. Ni era el momento, ni yo era la persona indicada. Se acababa de morir Encarna Sánchez y buscaron una mujer que cuadrase con lo que en ese momento la audiencia de COPE anhelaba y echaba de menos. Era muy difícil. Estuvieron Mari Cruz Soriano y María Teresa Campos, dos profesionales estupendas, extraordinarias, y tampoco cuajó. No funcionó, y después llegué yo. Hice algo que no debía hacer. Además, yo no soy buena número uno.

P.- ¿Prefieres estar detrás del número uno, en la trastienda?

Ahora, nos están diciendo todo el tiempo que podemos ser lo que queramos. Les estamos contando a las nuevas generaciones que, si se lo proponen, pueden ser líderes. Lo que ellos quieran. No. También se necesita gente que no pueda ser número uno. A mí me gusta estar en esa otra línea, que no es la primera.

«Antonio Herrero tenía tanta fuerza y tanto ímpetu que no necesitaba equipo»

P.- ¿Qué sería de las estrellas de radio y de televisión sin unos buenos equipos arropándolas?

R.- Depende de la personalidad de cada comunicador. Algunos necesitan más al equipo y otros lo necesitan menos. Unos tienen un ímpetu que no tienen otros. Y eso no es bueno ni es malo. Son personalidades diferentes. Antonio Herrero, por ejemplo, necesitaba poco equipo, porque tenía tanta fuerza, tanto ímpetu, tanta necesidad de estar todo el tiempo trabajando y pensando en el trabajo, que le hacía poca falta. No era la persona que más necesitaba al equipo. Sin embargo, he trabajado con otros comunicadores, más permeables, más flexibles, que valoraban mucho más el trabajo que tú podías ofertarles, y que escuchaban tus ideas.

«Como decía Federico, se notaba que Luis Herrero había nacido en un Gobierno Civil»

P.- Trabajaste también con Luis Herrero. ¿Tiene otro perfil?

R.- Tiene un perfil completamente diferente. Con Antonio Herrero establecí, simplemente, una relación profesional, pero a Luis Herrero le adoro, le quiero mucho. Nos queremos un montón. Luis valoraba mucho la compañía que yo le hacía. Le ponía banderillas y él remontaba la faena. Ahora no nos vemos mucho, pero nos queremos un montón. Aprendí muchas cosas de él. Como decía Federico Jiménez Losantos, Luis Herrero nació en un Gobierno Civil. Entonces, ¿qué le vas a contar a un tipo que ha nacido en un Gobierno Civil? Luis tiene una extraordinaria capacidad para entender y leer la actualidad política. Para verla en perspectiva. Es una gozada que te explique las cosas que pasan y por qué pasan.

P.- En alguna entrevista has confesado que adoras a Carlos Herrera. ¿Cuál es su punto débil?

R.- A Carlos le quiero como si fuera mi hermano.

«Carlos Herrera sabe reírse de sí mismo, una virtud que no tiene mucha gente»

P.- Cuenta de él las cosas buenas, pero también las malas.

R.- Sí, las voy a decir porque, además, me deja. Es una cosa muy buena que él tiene: sabe reírse mucho de sí mismo, una virtud que no tiene mucha gente. Es una persona muy divertida que te hace la vida muy feliz. Y, si no son momentos felices, trabaja para que al final lo sean. ¿Decirte algo malo? Pues que es muy payaso. También es un poco impetuoso, aunque rápidamente le puedes bajar ese ímpetu. Se deja llevar muy bien. Además, es muy maniático con todos los movimientos que hace diariamente, a la misma hora y de la misma forma. Bastante previsible, pero a él le gusta hacerlo así. Como es tan genial, necesita embridar esa genialidad. Por eso prefiere todos los días hacer las cosas en el mismo orden y de la misma manera. Es tan alegre, tan gracioso… Es que, de verdad, te mejora mucho la vida.

P.- ¿El hijo, Alberto Herrera, se parece al padre en el carácter y en la manera de hacer radio?

R.- Aunque sean diferentes y tengan estilos distintos, el talento es el mismo. Cada uno tiene, efectivamente, su personalidad. Alberto Herrera tiene una cosa muy buena: ha llegado sin complejos. Esto no se puede decir de todo el mundo. Él no tiene el complejo de mi padre es fulanito, sino: «yo todos los días vengo aquí a demostrar lo que valgo». El avance de Alberto es impresionante. No creo que haya mucha gente que, en tan poco tiempo, haya dado tantos pasos como él.

María José Navarro en los estudios de TO. | Kevin Borja

P.- Ha mamado el oficio…

R.- Alberto no iba por este camino, pero es evidente que, teniendo un padre y una madre comunicadores, algo genético tiene que haber. Aunque su estilo sea propio y personal.

«Nunca he recibido la llamada de un obispo ni de ningún jefe»

P.- ¿Alguna vez te han llamado los obispos al orden o te han dicho: evita ese tipo de comentarios?

R.- Jamás. No he recibido nunca la llamada de un solo obispo ni de ningún jefe. Te voy a decir por qué: en todos los medios de comunicación –lo sabes tú y lo sabemos todos– tenemos un patrón, que es el que manda.

«La doctrina social de la Iglesia me parece defendible en cualquier circunstancia»

P.- Tienes que saber para quien trabajas…

R.- Claro. No te puedes engañar. Yo sé que trabajo, porque es accionista mayoritaria, para la Conferencia Episcopal Española. ¿Tengo algún problema con eso? Ninguno, porque la doctrina social de la Iglesia me parece defendible en cualquier circunstancia. Y mucho más en las circunstancias en las que vivimos ahora mismo. No me cuesta ningún trabajo llevar adelante la doctrina social de la Iglesia. Ninguno. Por eso nunca he tenido problemas. Luego, a la audiencia le puede gustar más o menos que yo sea feminista, que lo soy, o que tenga opiniones sobre las mujeres diferentes a otras que puedan escucharse en la antena de COPE. A mí nadie me ha puesto una pega. Jamás.

P.- Eres hija predilecta de Albacete, diste el pregón en las Ferias de 1996, tienes la Antena de Oro de la Radio… ¿Cuál de estos reconocimientos te ha hecho más ilusión?

R.- Ser pregonera de la Feria de Albacete es muy grande. Lo siento, pero, si me tengo que quedar con uno, sin duda alguna, me quedo con aquel momento. Además, me hizo mucha ilusión, porque fue casi de rebote. Yo no era la primera propuesta. Era la segunda. No sé si se sigue aplicando el mismo mecanismo, pero antes, cada año, le tocaba a un grupo político representado en el Ayuntamiento elegir a la persona que diera el pregón. Entonces, ese año le tocaba a Izquierda Unida. Y yo, por mi trabajo en la emisora local, había tenido muy buena relación con algunos concejales de Izquierda Unida que procedían de las Juventudes Obreras Cristianas. Se lo ofrecieron primero a José Luis Cuerda y no podía. No fui la primera opción, pero me hizo mucha ilusión ser la segunda, después de Cuerda. No me importó ir de segundo plato. Creo que fue uno de los momentos de mi vida en que más nervios he pasado. Después, el reconocimiento extraordinario de la ciudad de Albacete y la Antena de Oro también están bien.

P.- Tengo anotado otro premio de la Asociación de la Prensa de Albacete.

R.- El premio a mi trayectoria profesional. Agradezco mucho todos los galardones. Sobre todo, y fundamentalmente, los que me dan en mi ciudad.

P.- En alguna entrevista has citado, como tu mejor maestro en Albacete, a Paco Aguilar. Allí también se forjó Ramiro López.

P.- Paco Aguilar fue mi director en COPE Albacete. Es a la persona que más le debo. Me enseñó a amar profundamente la radio. Porque, aunque tenía en mi casa a un locutor, ya sabes que con los padres no tienes la misma relación. No son tus referentes a esas edades tan tempranas. Con Paco me divertí mucho y aprendí mucho. Fue mi director, no sólo en Albacete sino también en Murcia. Para mí, ha sido una persona importantísima. Murió demasiado pronto. Pero tiene una hija, Amparo Aguilar, que es una de las mejores reporteras de la televisión de Castilla-La Mancha. Su padre estaría encantado de saber lo grandísima reportera y lo divertida que es. Igual que su padre. Ramiro López fue compañero mío en COPE Albacete. Un emprendedor nato. Ramiro nunca ha estado quieto. Le tengo mucho cariño a él y también a su mujer, que es casi como mi hermana.

P.- ¿Por qué tiene La Mancha un promedio tan alto de humoristas?

R.- Creo que eso lo da la tierra. Voy a explicar por qué. Primero, porque ese carácter manchego está ahí siempre. Te acompaña toda tu vida y te da el sarcasmo suficiente para acercarte a todas las situaciones sacándoles siempre algo de humor. No hay más que ver las primeras películas de Pedro Almodóvar. Reflejan esa necesidad de acabar cualquier situación, por muy trágica que sea, con un giro humorístico. La gente de Albacete tiene esa naturalidad con el humor, ese tuteo con el humor, porque nuestra ciudad ha sido muy maltratada siempre. Para empezar, no tenemos casco histórico. La ciudad es muy mona, pero es una ciudad nueva. Ha cambiado mucho, pero Albacete no ha sido una ciudad que se fuera a visitar por su belleza y espectacularidad. Entonces, hemos aprendido a llamar la atención con otras cosas. Y, sobre todo, hemos sabido reírnos mucho de nosotros mismos. Muchísimo.

«El fenómeno de la inmigración nos ha pasado por encima como un tsunami»

P.- ¿Te interesa la política nacional o prefieres centrar la atención –como haces en tus columnas de La Razón– en temas sociales?

R.- No me interesa demasiado la política. Convivo con ella, porque todos los días es algo que manejo. Son argumentos que tienes que tratar en tu día a día. Soy bastante escéptica con todo. Me interesa mucho más la gente anónima y los temas sociales. Comprendo que haya compañeros que puedan vivir con muchísima pasión una Comisión de Defensa en el Congreso. No es mi caso. Ni me interesa saber si quedan tres votaciones o quedan dos. Esos temas, con todos los respetos, me resbalan un poco. No se me quedan en la piel. Sin embargo, las cuestiones sociales me interesan muchísimo. Y es ahí por donde he tratado de concentrar un poco mi atención.

P.- Por ejemplo, lo ocurrido en Torre Pacheco (Murcia) hace algunas semanas.

R.- Eso me interesa muchísimo.

P.- ¿Qué puede hacerse para solucionar los conflictos relacionados con la inmigración? ¿Cuál es tu reflexión?

R.- En Torre Pacheco hay una población inmigrante que ya es española y que también ha participado en esos incidentes. No estamos hablando de extranjeros, sino de segunda y tercera generación; de padres y madres que llegaron de otros países. No son inmigración irregular. Esto no podemos olvidarlo, porque parece que pensamos en gente que acaba de llegar en una patera y que tiene determinados problemas de integración. El fenómeno de la inmigración nos ha pasado por encima como un tsunami. No estábamos preparados, ni tampoco se han puesto en marcha mecanismos para integrar definitivamente y de manera positiva a esa gente en nuestra sociedad. También estamos en un pendulazo ideológico que nos arrastra. Han aparecido –precisamente por este fenómeno– grupos que aprovechan esta situación para sacar tajada, liderados por creadores de contenido que tratan de anular el papel de la prensa. Tratan de ocupar algunos de nuestros espacios. No son periodistas, son creadores de contenidos que aprovechan cualquier circunstancia para ganar seguidores. Lo demás no les importa.

P.- ¿Cuál es tu opinión sobre las redes sociales?

R.- Trabajo todos los días con las redes sociales. Tengo una sección en el programa de Carlos Herrera, Lo que hace ruido, que trata precisamente de eso: detectar los ruidos que están siendo agrandados. Todos los días sigo a cuentas que me gustan y a muchas otras que no me gustan un pimiento. Veo cada día que se está azuzando a la gente con imágenes trucadas, sacadas de contexto. Esto es terrible. Aquí hay que saber distinguir entre lo que es entretenimiento y lo que es periodismo.

P.- ¿Qué te parece que un ministro, como Óscar Puente, utilice Twitter (ahora X) para despacharse a gusto contra los adversarios?

R.- Me parece increíble. Los ministros no pueden convertirse en tuiteros. Creo que Oscar Puente tiene mucha responsabilidad en un problema muy importante que tenemos en este país: las comunicaciones, que no están funcionando. Cuando Oscar Puente se ha olvidado de su papel de tuitero y ha sido ministro del ramo, ha dado buena información sobre líneas que estaban cortadas, sobre otras que se habían puesto en marcha de nuevo o sobre la marcha de las obras que se estaban realizando. Óscar Puente sabe hacer ese papel. No entiendo ¿por qué lo olvida? ¿Por qué le gusta más la pelea de barro? Me resulta incomprensible. Hay una serie de perfiles de ministros o gente con responsabilidad que se han puesto ahora de moda. Estamos en un mundo en el que los políticos se han confundido de zapatos.

«El término feminismo se está manoseando demasiado»

P.- En las redes –en Twitter (X), especialmente– sobran los insultos y escasean los argumentos razonados.

R.- Abunda la espectacularidad, la palabra gruesa y el tono alto. Es lo que más llama la atención. Lo que da más seguidores y retuiteos. No sé por qué, pero a la gente, sean políticos o no, le encanta tener millones de seguidores. Y, cuantos más tienen, más se jactan de ello. Me parece increíble que alguien pueda jactarse de tener seguidores en redes. Hasta donde sabemos, Oscar Puente no se dedica a eso. Le pagamos por otra cosa. Me parece, también, que se están utilizando las redes para hablar de cosas muy importantes. La guerra entre Ucrania y Rusia se dirime y se discute, a veces, a través de las redes y por actores que son muy importantes en ese conflicto. Me resulta alucinante.

«El trato dispensado por José Luis Ábalos a las mujeres me parece lamentable»

P.- Decía un exministro de Sánchez, procesado por corrupción: «Soy feminista porque soy socialista». ¿Qué opinas de ello?

R.- El término feminismo se está manoseando demasiado. El término y lo que significa. Como si, por el simple hecho de declararte feminista, estuviera todo ganado, y que ya hubieras demostrado cualquier cosa. Con solamente utilizar ese término, parece que ya sirve. Pero, lo hemos visto. La persona que utilizó esa expresión, José Luis Ábalos, no es el más feminista del mundo. La verdad es que no. El trato que ha dispensado a muchas mujeres –se dediquen a lo que se dediquen me parece lamentable. No voy a entrar en si esas mujeres lo hacen porque quieren o porque tienen que ganarse la vida. No voy a entrar en eso. Me parece lamentable y deleznable que lo diga, después de haber hecho esos tratos con mujeres y de haber escuchado cuál es su concepto de esas mujeres en conversaciones privadas con otras personas. Rechazo, totalmente, que se utilice de esa manera el término feminista. No todas las personas de izquierdas son feministas, ni todos los socialistas son feministas. Y, seguramente, no todos los ministros de este Gobierno los sean.

P.- ¿Alguna vez te has sentido discriminada en tu trabajo por el hecho de ser mujer?

R. Ya te he dicho que tampoco quiero ser una número uno. Yo quiero ser una tres, una cuatro o una cinco. En ese aspecto, no se me ha puesto impedimento en mi trabajo. Otra cosa es el trato que haya recibido. El trato, ya no directo de los jefes, sino de personas que tienen vinculación con tu trabajo, sigue siendo a veces lamentable.

P.- ¿Qué cosas más curiosas o sorprendentes te han ocurrido en la radio?

R.- Me han pasado cosas maravillosas. He tenido la oportunidad de conocer a mucha gente. Ahora estoy haciendo una sección, a las siete y cuarto de la mañana, que se llama La historia del día, donde cuento la historia de alguien que ha hecho algo positivo, algo bueno. O que ha sacado algo bueno de una circunstancia negativa. Es emocionante. A lo que recibo de esas personas no sabría ni ponerle nombre, del cariño y de lo generosa que es la gente. Está siendo uno de los momentos mejores que he vivido en la radio, gracias a la gente que voy conociendo.

P.- ¿Es verdad que los ciudadanos van por un lado y la clase política por otro?

R.- Hay tantos hogares que tienen una realidad tan poderosa y tan pesada, que les marca tanto su día a día, que para ellos todo esto no es más que ruido. Tantos hogares que tienen que enfrentarse todos los días a cosas que verdaderamente son serias, que toda esta pólvora, todo este trueno, todo este petardo, no les toca para nada.

P.- Uno de los problemas más serios de los jóvenes es el acceso a la vivienda…

R.- Obviamente. Hoy, los jóvenes no pueden independizarse. Los de nuestra generación podíamos empezar a trabajar nada más terminar nuestros estudios. No necesitábamos ningún máster. Ahora, es imposible. Esto es así. En segundo lugar, cuando tienen ya ese máster, en algunos sitios cobran sueldos de becario. Y, aunque cobren algo más, no les da para poder acceder al mercado de la vivienda. Los jóvenes no pueden formar una familia, ni alquilar una casa. Por supuesto, mucho menos pensar en comprársela.

María José Navarro en los estudios de TO. | Kevin Borja

P.- La radio supera a otros medios en credibilidad. ¿Es muy distinta la radio de ahora de la de tus inicios?

R.- En la radio nos hemos preocupado siempre mucho por los contenidos. La radio ha sido menos arriesgada y menos frívola que la televisión. Además, tiene algo extraordinario: el sonido. Con una imagen puedes hacer daño a mucha gente, pero con un sonido, normalmente, no. Con una imagen le puedes quitar dignidad a una persona. Con un sonido es muy difícil que lo puedas hacer.

P.- ¿Las palabras se las lleva el viento?

R.- ¡Qué va! Para nada. El mejor ejemplo es la sección que estoy haciendo ahora. Las palabras, aunque lo parezca, nunca se las lleva el viento. Calan muy profundamente.

«Nunca le pregunté a mi padre por qué éramos del Atleti; lo tenía clarísimo»

P.- Cuando estabas empezando, ¿qué estrellas de la radio eran tu modelo a seguir?

R.- No tenía. Cuando empecé, no me quería dedicar a esto especialmente. Mis referentes entonces eran futbolísticos. Siempre he sido muy futbolera. Luego, cuando tuve más conciencia de lo que significaba la radio, empezaron a aparecer los Iñaki Gabilondo y Juan Ramón Lucas, que entonces hacía el informativo matinal de la Ser. El propio Carlos Herrera y Luis del Olmo, evidentemente. Y, ni qué decir, José María García. No porque yo fuera futbolera, sino porque el periodismo que él hacía era muy arriesgado. Se mojaba siempre, en todos los aspectos y en todas las condiciones, queriendo llegar siempre hasta el final.

P.- ¿Cuántas veces le peguntaste de pequeña a tu padre: «Por qué somos del Atleti»?

R.- Ninguna. Nunca tuve ninguna duda. Me cogí una vez un cabreo con Jesús Gil y tiré el abono al río (Manzanares). Pero, la temporada que bajamos a Segunda hice trece horas de cola para volver a ser abonada del Atlético de Madrid. Hay que estar en las buenas y en las malas. Por eso yo nunca le pregunté a mi padre por qué éramos del Atleti. Lo tenía clarísimo. Ser del Atleti marca estilo. Es algo que se tiene o no se tiene.

P.- ¿Eres cholista o apuestas por el cambio?

R.- Lo que no soy es de la escuela cholista de los dos últimos años. Se puede criticar a Diego Pablo Simeone, perfectamente. No soy partidaria de romper la baraja y empezar con cartas nuevas, pero sí creo que ‘El Cholo’ tiene que recibir algún mensaje que todavía no ha recibido. Empieza a ser un poco desesperante esta situación. Sobre todo, en una persona en la que hemos depositado tanta confianza.

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