Merkel empieza a buscar aliados tras su ajustada victoria electoral
La canciller alemana Angela Merkel, que salió ganadora pero debilitada en las elecciones legislativas del domingo, empieza este lunes a buscar aliados de gobierno, una tarea compleja en un paisaje político fragmentado por la irrupción de la extrema derecha en medio de protestas en las calles contra Alternativa para Alemania (AfD).
La canciller alemana Angela Merkel, que salió ganadora pero debilitada en las elecciones legislativas del domingo, empieza este lunes a buscar aliados de gobierno, una tarea compleja en un paisaje político fragmentado por la irrupción de la extrema derecha en medio de protestas en las calles contra Alternativa para Alemania (AfD).
Los máximos responsables del partido de Merkel, la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), se reúnen este lunes para analizar los resultados de las elecciones, en las que obtuvo el 33% de los votos, su peor resultado desde 1949, según datos definitivos. «Una victoria de pesadilla», según el periódico Bild.
La cuarta victoria consecutiva de la canciller, en el poder desde 2005, tiene un gusto amargo. Sus aliados de la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera, que quieren que Merkel dé un giro a la derecha, ya han dado los primeros signos de cuál será su posición.
Las elecciones han puesto de manifiesto que parte del electorado conservador —un millón de personas, según los sondeos— han votado a Alternativa para Alemania (AfD), un movimiento de extrema derecha contrario al islam, al euro y a la política de Merkel de acoger a los emigrantes.
«Hemos abandonado nuestra ala derecha y ahora tenemos que llenar ese vacío con posiciones decididas», dijo el jefe de la CSU, Horst Seehofer.
«Reina la consternación en las filas conservadoras y la principal responsable ha sido elegida», publica este lunes el periódico de centro-izquierda Süddeutsche Zeitung.
El AfD consiguió un 12,6% de los votos tras una campaña particularmente agresiva, basada en el estilo del presidente estadounidense Donald Trump y el de los partidarios del Brexit en Gran Bretaña. La entrada de la extrema derecha en el Parlamento es un tsunami para un país cuya identidad desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ha construido con el arrepentimiento por el nazismo y el rechazo al extremismo.
«El avance espectacular de los populistas de derecha constituye un giro histórico en la vida política alemana», indica el periódico conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Uno de los jefes del AfD, Alexander Gauland, declaró abierta la «caza» de Merkel.
El Consejo Central de los Judíos recibió con satisfacción la reelección de Merkl, pero considera que la entrada en el parlamento de la ultraderecha —que quiere dar marcha atrás en el arrepentimiento por el nazismo— es el «mayor desafío democrático desde 1949» en el país.
«Esto cambia la manera en la que se percibe Alemania porque con el AfD se vuelve a un lenguaje que creíamos ajeno a nuestro consenso político», analiza Suzanne Schüttemeyer, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Halle.
Pero los problemas de Merkel no se acaban aquí. Formar gobierno será complicado. Los socialdemócratas del SPD, con su peor resultado en años (20,5%), han decidido abandonar la coalición que formaban con la canciller y pasarse a la oposición.
Para conseguir la mayoría en el Bundestag sólo queda una solución, una alianza, inédita hasta ahora a nivel nacional, entre los conservadores, los liberales del FDP (10,7%) y los Verdes (8,9%). Esta coalición, apodada Jamaica (porque tiene los colores negro, amarillo y verde) sólo existe en el pequeño estado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania.
El problema es que el FDP y Los Verdes tienen muchos puntos de desacuerdo en cuestiones como la inmigración, el futuro del diésel o el abandono de las energías fósiles.
«Vamos a ver con calma, tras analizarlo y ver posibles negociaciones, si podemos llegar a una colaboración», dijo Katrin Göring-Eckardt, una de las dos cabezas de la lista ecologista en las legislativas.
Por su parte el líder de los liberales, Christian Lindner, ya puso como condición para entrar en el gobierno: el abandono del proyecto de reformar el euro, impulsado por el presidente francés Emmanuel Macron, informa AFP.