Ferrari adelanta a la competencia y marca el paso a la hora de limpiar la atmósfera
Su plan pasa por conseguir la neutralidad de las emisiones de carbono en su sede de Maranello (Italia) para 2030 a través de varios avances tecnológicos
Museo Ferrari en Maranello, la sede que la marca busca ahora descarbonizar. | Mariano Montella (EP)
Parece una afirmación errada, pero tiene todo el sentido del mundo. Ferrari, el fabricante de los míticos deportivos encarnados, creador de la escudería de Fórmula 1 más exitosa de todos los tiempos, la firma que hace girar en torno a la gasolina toda su industria, comenzará a contaminar menos que los demás antes incluso de poner sus coches sobre el asfalto. No será porque sus deportivos dejen de consumir hidrocarburos de golpe, a pesar de que preparan el lanzamiento de un eléctrico a tres años vista, sino por otra causa. Ferrari es Ferrari por muchas razones y una es por ir con frecuencia un paso por delante de su competencia; parece que en esta materia están consiguiendo la pole position.
Se sabe que poco a poco su gama se va a ir electrificando, o al menos hibridizándose, hasta el punto de que en 2030 tan solo haya un 20% de vehículos en su catálogo ajenos a este tipo de motorización no electrificada. Pero en su plan de ir abandonando toda aquella práctica que conlleve aportación a los gases de efecto invernadero, una de ellas es desarrollar una fabricación de sus productos de manera más amigable con el planeta. En la tercera década del XXI, el eje filosófico de la compañía parece estar tornando no tanto hacia la descarbonización, que es solo una parte de algo más profundo, sino hacia la sostenibilidad y el respeto al medioambiente.
Su plan pasa por conseguir la neutralidad de las emisiones de carbono en su sede de Maranello (Italia) para 2030. Este esfuerzo se está acelerando gracias a la adquisición de un sistema de pilas de combustible de óxido sólido (SOFC) de 1 MW suministrado por la empresa californiana Bloom Energy. Con este novedoso sistema se matan dos pájaros de un tiro: elimina CO₂ de la atmósfera al tiempo que lo convierte en energía. Esta energía se sumará a los mecanismos tradicionales de suministro de corriente de la fábrica y que supone, de momento, un 5% de ahorro del consumo habitual. Esta suerte de ‘reciclador de energía’ está basado, es una de las claves de su funcionamiento, en las altas temperaturas de mucha de la maquinaria industrial allí presente. Es por eso que en esta configuración solo es aplicable en entornos fabriles como es este caso, como buques de gran tonelaje, acerías o factorías donde se genera mucho calor.
El proceso
Todos los tipos de pilas de combustible comparten un diseño y un proceso comunes: un electrodo negativo y un electrodo positivo situados alrededor de un electrolito que sufren una reacción electroquímica para producir una corriente eléctrica. Los electrolitos varían entre los distintos tipos de pilas de combustible y, en función del electrolito utilizado, las pilas de combustible experimentan reacciones algo diferentes, utilizan distintos catalizadores, funcionan con distintos combustibles y alcanzan distintas eficiencias.
Explicado de manera muy esquemática, los gases industriales son inyectados en el sistema, pasan por esta reacción, y que libera energía eléctrica y agua; al mismo tiempo limpia el aire al neutralizar las emisiones nocivas. Estos conversores se instalaron en Ferrari en mayo, y se espera que entren en funcionamiento en breve. Cuando funcionen al 100% de su capacidad proporcionarán, inicialmente, ese citado 5% de la energía necesaria en la sede central y el centro de fabricación de Ferrari en Maranello.
Se espera que en un futuro los Bloom Energy Servers reduzcan las necesidades de energía en aproximadamente un 20% con respecto al sistema combinado de calor y electricidad que se emplea actualmente en Ferrari, al tiempo que se reducen las emisiones en la misma medida. No solo ayudará a la atmósfera circundante, sino que la marca podrá mejorar sus cuentas. En un mercado de la energía cambiante y con perspectivas poco halagüeñas en lo tocante a los precios, comenzará a limitar su necesidad de echar mano de proveedores para crear su propio abastecimiento.
Sus contables serán los primeros en darse cuenta del valor de la jugada, pero los siguientes en apreciarlo serán los 17.000 vecinos de Maranello al mejorar de forma visible su calidad de vida. El proceso reducirá las emisiones contaminantes, y una sustancial rebaja en óxidos de azufre, de nitrógeno, y partículas procedentes del proceso energético actual.
Hidrógeno
No acaba aquí la cosa, porque tras esto hay un siguiente paso: el hidrógeno. La plataforma de Bloom Energy es muy flexible y también servirá a Ferrari para liderar la carrera en la emergente economía del hidrógeno. Según el Ministerio de Desarrollo Económico italiano, el país tiene previsto cubrir una quinta parte de su demanda energética global con hidrógeno para 2050. Ferrari se convierte de esta forma en pioneros a la hora de aplicar estas energías en procesos industriales, y quien sabe si el siguiente paso sería montarlo en sus coches, un paso que parece lógico viendo la dirección que está tomando todo lo relacionado con la energía.
Este tipo de pilas de combustible también pueden funcionar con amoníaco, hidrógeno o biometano, y son una opción muy prometedora para reemplazar a los combustibles fósiles. Las SOFC convierten el combustible en electricidad mediante la reacción electroquímica, por lo que son más eficientes que un motor térmico que funcione con el mismo combustible. Además, no generan emisiones contaminantes o materia particulada.
La investigación hacía la producción hidrógeno verde tendrá como punto de partida el amoníaco como combustible, ya que este puede producirse a gran escala utilizando electricidad renovable y biomasa. Un gran número de empresas y organizaciones de todo el mundo están tratando de descarbonizarse y unirse a una tendencia global que conduce a la sostenibilidad. Algunas lo están haciendo más rápido que otras, y casi todas, al menos de momento, solo están viendo el alerón trasero de Ferrari. Pues a correr.
