Llega el Purosangue, el primer SUV en la historia de Ferrari (aunque ellos lo nieguen)
El modelo más exótico e inesperado de todo su catálogo ha sido más un deseo de la clientela que de la propia marca italiana
Imagen promocional del Ferrari Purosangue.
«¿Cómo? ¿Un todoterreno en mis dominios? ¿De qué?». Esta hubiera sido con toda seguridad la pregunta, gritada a los cuatro vientos por el vehemente Enzo Ferrari si en vida le hubieran propuesto lo que treinta y cuatro años después de su muerte su marca ha presentado al mundo. Las reglas del mercado han impuesto su ley ante el fabricante italiano, que sin embargo reniega de la definición de SUV, y mucho más de la de todoterreno. Estas palabras quedan prohibidas en el lenguaje de la marca y ante su más reciente creación, el Purosangue —pronúnciese purosangüe—, dicen que es ‘un deportivo’ sin más añadidura.
Tienen parte de razón, pero no se puede negar que se trata de un deportivo muy especial: 725 caballos, 2.180 kilos, cuatro puertas (menudo sacrilegio, para algunos) y el Ferrari más grande de la historia con 1.589 milímetros del suelo al techo, 4,9 metros de largo, y 2,28 m de anchura. Su motor atmosférico de 6,5 litros y nuevo desarrollo consta de doce cilindros en V. Entrega los citados 725 caballos y una exuberante cifra de par registrada en 716Nm, capaz de arrastrar un Airbus A380 por una autopista. A pesar de su tonelaje, es capaz de alcanzar prestaciones propias de un Fórmula 1, con una velocidad máxima declarada de 310 km/h y una aceleración de 3,3 segundos para los 100 desde un arranque en parado.
Cuenta con otros refinamientos como doble embrague, suspensión activa, dirección en sus cuatro ruedas motrices, y los sistemas de control de tracción más avanzados procedentes de la competición. Su cambio automático alberga siete desarrollos muy cortos, lo que promete aceleraciones y recuperaciones fulgurantes muy en línea con sus mejores deportivos, mientras que su octava marcha es algo más larga, lo que ayudará a contener el consumo durante trayectos por carretera.
Además, si alguien quiere usarlo para viajar, su maletero puede albergar hasta 473 litros, que no son demasiados, pero puede servir a sus cuatro pasajeros. Un detalle más, muy propio de su espíritu deportivo: en la parte trasera del coche no hay un asiento corrido, sino dos asientos individuales, cómodos, pero de clara inspiración en la competición. A ellos se accede por dos puertas que se abren hacia delante, tipo ‘puertas suicidas’, y a las que se accede una vez abiertas las delanteras.
¿Por qué un SUV ahora?
Hay quien dice que Enzo Ferrari, Il Comendatore, debe estar revolviéndose en su tumba al conocer la existencia de un todocamino, de cuatro puertas y cuatro asientos. Hasta el desaparecido Sergio Marchione, fallecido en 2018, renegó de esta posibilidad ‘porque no encontraban la manera de transmitir las sensaciones de un Ferrari a un coche de este tipo’. Tras su muerte fue su sucesor, Louis Camilleri, el encargado de insuflar vida a esta idea, proyecto que ha terminado de dar a luz la dirección de Benedetto Vigna.
El modelo más exótico e inesperado de todo su catálogo ha sido más un deseo de la clientela que de la propia marca. Eso fue lo que el director comercial de la marca, Enrico Galliera, explicó en su presentación que este modelo. Ferrari era la única marca de superdeportivos que faltaba en el mercado de los SUVs, con la Porsche que indicó el camino y su Cayenne, y que ahora es su modelo más vendido, los Lamborghini Urus, Aston Martin DBX, Bentley Bentayga y Rolls Royce Cullinan en el mercado.
A todo estos, y a otra altura, habría que añadir a otras compañías como BMW, Mercedes, Audi, o Lexus basando gran parte de su beneficio con productos similares.
La magia está en las suspensiones
Parece que en Maranello, tras años de investigación y desarrollo, encontraron la manera de transmitir las sensaciones de un potente deportivo a un vehículo mucho más alto y pesado. La clave reside en la primera suspensión activa instalada en un Ferrari, y desarrollada junto al especialista Multimatic. Esta suspensión no solo reacciona ante las irregularidades del terreno, asfaltado o no, sino que adapta la altura del coche cuando se trazan curvas. Dicho de otra forma: el Purosangue sube y baja su altura en caso de que las inclinaciones tiren del coche hacia el exterior de la curva.
El sistema, que carece de barras estabilizadoras es pesado, con una necesaria batería específica de 48 voltios añade unos 110 kilos al conjunto. Preguntado uno de sus diseñadores sobre haber usado suspensiones neumáticas, la respuesta fue: «es demasiado lenta», lo que da una idea clara de cuáles eran sus premisas a la hora de perfeccionarlo. Los italianos dicen que todo el desarrollo del vehículo se realizó con una única idea en mente: que en ningún momento dejase de ser un verdadero Ferrari, un deportivo de altas prestaciones y un comportamiento dinámico impecable y acreedor del ADN del ‘cavallino rampante’. De ahí su nombre, Purosangue, para que quede bien claro que aunque sea un coche atípico dentro de la gama, siga siendo un Ferrari.
Precisamente una de las jugadas para alinear este deportivo-SUV-todocamino-crossover con la personalidad de Ferrari ha sido la de instalar un motor V12 atmosférico, exento de turbocompresores o unidades de hibridación, para dejar claro que mientras este tipo de vehículos puedan estar a la venta, ellos seguirán haciéndolos. Para preservar su exclusividad, en Ferrari desean que su volumen de producción no suponga más del 20% del total de la marca. Si en 2021 vendieron 11.155 vehículos, podría calcularse que cuando se ponga a la venta, colocarán poco más de 2.000 unidades de este modelo al año.
Pero claro, a unos 400.000 euros de precio puesto en la calle, tampoco puede decirse que va a ser un coche popular. Si quieres uno, ponte a la cola, la marca no da cifras, sin embargo se sabe que ya han vendido una pila.
