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Los coches que conducimos hoy eran considerados chatarra hace dos décadas

Hay 5,7 millones de coches que no pasan la ITV; la posible multa es más barata que las reparaciones necesarias

Los coches que conducimos hoy eran considerados chatarra hace dos décadas

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Chatarra. Eso es lo que conducimos en España, coches más viejos que nunca, con una media que se acerca peligrosamente a los quince años, con todo lo que ello conlleva. Más averías, mayor consumo de combustible, motores más contaminantes y vehículos sin etiqueta. Dicho de otra manera: morralla móvil.

Esto es lo que emana de un estudio de la compañía Solera, en un escenario que denominan «japonización» del parque móvil. Estos expertos en datos, software y control de flotas, tienen los datos que salen de aseguradoras, talleres y servicios relacionados. La consultora tecnológica es una buena conocedora de todo el ciclo de vida del automóvil, y ha mostrado estas cifras en el congreso IBIS Iberia, celebrado en Ávila.

En España hemos crecido en cuanto a la cantidad de coches que ruedan por nuestras carreteras. En los últimos veinte años, la densidad de turismos ha subido de 410 por cada cien mil habitantes a 539; algo más que en Europa. Pero se nos están quedando no viejos, sino destartalados.

Que el parque móvil español se está avejentando no es novedad, pero su análisis arroja datos llamativos. Uno de los más sorprendentes es que hace una década los vehículos llegaban al desguace con quince años de uso, y hoy lo están haciendo con veinte; su vida útil se está prolongando en una tendencia que empezó en 2005.

El estallido de la burbuja inmobiliaria le sentó fatal a nuestros coches, y desde entonces, los vehículos de más de quince años han pasado del 4 % al 42 %, esto es casi la mitad. La tasa de renovación es muy baja y España es, junto con Portugal, los dos países con los coches más longevos de la zona euro.

El porcentaje de ventas sobre el total del parque a duras penas alcanza el 3,7%. Esto significa que de todos los coches que vemos circular, menos de 4 de cada 100 se han matriculado durante el año en curso. En los países de centroeuropea como Bélgica o Alemania ronda el 8%, el doble. El informe de Solera arroja una frase muy descriptiva: «los que hay mueren muy viejos, y los que nacen son muy pocos».

En este 2024, aún quedan rodando más de cinco millones de coches con una placa en la que se puede leer el código provincial. Por su fecha de matriculación, son los mismos que se pagaron en pesetas. Esto deja sobre la mesa otro problema aún mayor; muchos de ellos eluden pasar la ITV porque sus dueños saben que van a suspender la inspección. Si un vehículo no aprueba la ITV tampoco se puede vender, lo que de igual manera afecta al mercado posventa. Esta afección, indica el informe, detrae del mercado un movimiento de unos 957 millones de euros al año.

El analista de Solera, José Luís Gata, afirma «hay 7,5 millones de coches sin etiqueta, y 5,7 millones que no van a ITV. No van porque saben que no la van a pasar, y reparar ese faro que no tiene, reducir las emisiones, o poner ruedas nuevas, le cuesta a su propietario más que los 200 euros de la multa, que se quedan en 100 por pronto pago». De acuerdo con datos procedentes de Portugal, el índice de accidentalidad de este tipo de coches es muy superior a la media.

Hay más. Muy al contrario de lo que se pudiera sospechar, los vehículos más antiguos no pasan más por el taller. Sucede justo lo contrario, y se los abandona en mayor medida. A pesar de que son la mayoría de la colectividad, son solo responsables del 18 % de la facturación del sector en lo relacionado con reparaciones en la carrocería, y del 31 % en mecánica.

Los coches nuevos, siempre mejor

Los coches más rentables para los talleres son los más nuevos. Sus dueños los miman y reparan con mayor interés. Los que tienen menos de cinco años, apenas el 23 % de la totalidad, concentran casi la mitad de la facturación de gastos en carrocería y casi un tercio en mecánica. Con coches más viejos, los talleres no ganan más, sino menos.

Nueve de cada diez coches en España están en manos de particulares. En términos de facturación para el taller, el 80 % de los euros que mueve el sector vienen de estos particulares. Por tanto, si bien canales como empresas o renting son muy interesantes para el taller, el sector es dependiente de personas con nombres y apellidos. A pesar de ello, trincar como clientes a empresas de leasing, alquiler o suscripciones equivale a subsistir porque tienen otra cadencia.

Talleres demasiado pequeños

Gata añade otro dato bastante representativo. «En España hay unos 30.000 talleres legales —porque también los hay ilegales—, pero son muy pequeños. Trabajan una o dos personas en muchos de ellos. En Inglaterra hay cuatro veces menos, pero lo habitual es que trabajen medio centenar de empleados», comenta. Con una fuerza empresarial tan escasa, no hay inversiones, mejoras, el utillaje es antiguo, o la especialización, nula.

El analista añade más datos. «La DGT dice que hay más gente con carnet de conducir que nunca, y es verdad, pero nunca había habido más habitantes en el país. El porcentaje, en realidad, es peor», afirma. «El coche es como un ciervo en el campo. Todos le disparan. El seguro, la gasolina, los impuestos, lo de la contaminación, impuestos, mantenimiento, tasas, trabas, no poder entrar en la ciudad… El futuro obvio pasa por no comprar coche, sino alquilarlo, por programas de movilidad y cosas así. Sin embargo, esto no es lo que quieren oír los fabricantes», concluye.

La transformación que está padeciendo todo lo relacionado con coches particulares, vehículos de servicio o empresas, la movilidad, la propiedad, su uso, electrificación, fabricación china, industria europea, etc., es de tal calibre que las consecuencias finales no las puede adivinar nadie. Lo único que está claro es que va a cambiar todo.

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