La pantallitis que sufren los coches amenaza con ir a más tanto dentro como fuera de ellos
La DGT y entes reguladores afines tendrán que determinar si los inventos pueden distraer en exceso a los conductores
Tres horas y media al día. Ese es el tiempo diario de exposición a pantallas del europeo medio, aunque hay cifras que apuntan a casi el doble en algunos escenarios. Deben parecerle pocas a la industria automotriz, porque están acelerando en ello hasta el punto de que quieren ponerlas no ya dentro, sino hasta fuera de los coches.
Empezaron de forma tímida en los autorradios. Se podía leer la frecuencia de las emisoras, más tarde el nombre de la emisora gracias a la tecnología RDS, después llegó el número de la canción del CD que sonase, y cuando empezaron a oírse los archivos digitales, se veía la información de las canciones de los mp3. Poco a poco las pantallas fueron creciendo tamaño, calidad, prestaciones… y cantidad de ellas.
Hoy las hay de más de 40 pulgadas en la parte trasera de algunos monovolúmenes de lujo, de mayor o menor tamaño donde antes hubo relojes, y los controles del sonido o el climatizador son hoy día casi siempre táctiles. Hasta los copilotos pueden disfrutar de los vídeos alojados en YouTube o navegadores web en su asiento, instalados en coches que montan cuatro o cinco sistemas de visionado de distintos tamaños, formas y funcionalidades.
Las pantallas han invadido los coches y se están empezando a convertir en una plaga. Los clientes adquieren vehículos con un toque extra de modernidad, y los fabricantes sustituyen con ellas decenas de botones, con mecanismos que ya no compran a proveedores, y que no hay que cambiar ni almacenar porque no se rompen por incomparecencia.
Pero como es habitual con la tecnología, ¿a dónde lleva tanta? Pues a más tecnología, nunca se acaba; desde que alguien descubrió el fuego, es de expansión infinita e inagotable. Sin embargo, a la industria de la automoción les siguen pareciendo pocas, y espoleada por la catarata de soluciones técnicas —algunas bastante delirantes de los fabricantes chinos— las marcas tradicionales no quieren quedarse atrás y han tirado por esa senda: más emisiones lumínicas de diversa índole.
Si la cabina de los turismos actuales empieza a quedarse sin apenas espacio para colocar pantallas, queda una en la que algunas marcas han ingresado tímidamente: el parabrisas. Los sistemas head-up display (HUD), proyectores de luz sobre el cristal frontal del vehículo, son una tecnología adquirida de los aviones de combate. Los pilotos militares y civiles pueden observar datos sin girar su cabeza, no pierden la necesaria visión de la realidad, y al ser una luz tenue, tampoco tapa ni cubre el ángulo de visión.
BMW quiere dar un paso más allá en esta solución y todos sus nuevos modelos traerán por defecto su HUD a partir de finales de 2025, al menos como opción. Ya no será solo la velocidad, régimen de giro de motor, o una réplica de las señales de tráfico. La marca bávara quiere ir más allá y mostrar información relativa a la navegación y los sistemas de conducción automatizada.
Este mecanismo, hipervitaminado con respecto a lo visto con anterioridad, se suma al llamado BMW Panoramic Vision, con la que los germanos quieren convertir casi todo lo que se encuentre a la vista en una fuente de datos. Todo será visible para la totalidad de los pasajeros y no solo para el conductor, aunque podrá configurar a su gusto lo que se proyecte tanto en las pantallas físicas como en las virtuales. En este caso serán imágenes en 3D, que se podrán desplazar de las pantallas físicas a la creada de manera virtual en los cristales.
Tampoco Hyundai quiere quedarse fuera de esta tendencia, y de igual forma que los alemanes, han presentado en el CES de Las Vegas, una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo, su solución al respecto. Al igual que BMW, remite al parabrisas una cascada de datos e información, que ha ido basculando poco a poco de pantallas tradicionales a este espacio explorado hasta ahora con timidez.
A los coreanos siempre les han gustado las pantallas. Hace cinco años presentaron un modelo con cuatro, y a todos les pareció un exceso; hace dos mostraron una que aparecía y desaparecía. Ahora Hyundai trae su interpretación del HUD que llegará dentro de dos años en sus modelos. Al parecer quieren retornar a los botones, ante el rechazo de la clientela en lo tocante a pantallas táctiles, pero la funcionalidad relativa a lo visible hay que ponerla en alguna parte, y el parabrisas será uno de sus principales destinos.
Película holográfica
Hyundai traerá una «película holográfica» integrada en la luna, que mantiene una transparencia del 90 %, y que reflejará información relativa a la conducción, el tiempo, o proyectará imágenes de las cámaras que apunten hacia los ángulos muertos. Se podrán suspender ciertas funciones menos útiles, se podrán ver los baches o imperfecciones del asfalto. Pero hay un «más difícil todavía».
El invento no es nuevo, sino más bien su aplicación y solución técnica. Hace cuatro años Samsung presentó pantallas LED en la zaga de los camiones que eran capaces de proyectar lo que sus cámaras delanteras «veían». De esta manera, esos bultos cuadrados y enormes que comparten autovías con turismo, se volverían casi transparentes al mostrar lo que ve su conductor a los que tenga justo detrás. Aquello no llegó a nada, pero otra empresa ha pillado la idea, aunque con otra finalidad.
Coches-anuncio
Al fabricante de neumáticos Continental, el cuarto productor de ruedas más grande del mundo, no le basta que los coches vayan rotulados, pintados o vinilados con publicidad: quiere que la proyecten. Su idea es que sean capaces de mostrar anuncios e informaciones hacia el exterior.
La empresa quiere convertir los coches en una superficie publicitaria sobre ruedas con la ayuda de un proyector de imágenes. El dispositivo es muy pequeño, se instala en el techo, y sería necesario instalar una película especial en las ventanillas laterales. La firma habla de que se pueda usar mientras el coche esté en marcha o parado, para que pueda exponer información, avisos a peatones, otros conductores, o indicar los niveles de carga si se trata de coches eléctricos. No queda demasiado clara la utilidad real, pero siempre e interesante que estas ideas aparezcan.
Se rieron mucho de las primeras pantallas colocadas en coches, y han acabado siendo un estándar en la industria. La patata caliente caerá en manos de los encargados de la DGT y entes reguladores afines, a la hora de determinar si todo esto, más que útil, puede distraer en exceso a los conductores. Pero que nadie lo dude: habrá quien acabe colando su cuenta de Instagram o YouTube en la luneta delantera. Al tiempo.