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Dacia planta cara a la ofensiva china con una andanada de novedades asequibles

La firma de origen rumano fabrica coches para los que necesitan ir de A a B sin complicarse

Dacia planta cara a la ofensiva china con una andanada de novedades asequibles

Nuevo Dacia Sandero.

Al mal tiempo, buena cara. En Dacia aplican el dicho popular y no se arrugan ante el avance chino en el país europeo que mejor está asumiendo el producto asiático. Ante el impulso del dragón, sacan músculo con cuatro modelos mejorados como los Sandero, Sandero Stepway, Jogger y el eléctrico Spring. A todos une una característica común: son de los coches más asequibles del mercado.

Considerada por muchos la hermana pobre de Renault, los de Dacia bajan la cabeza y trabajan sin descanso, sin sacar pecho, para dar alegrías a La Régie. Una de las pruebas de su esfuerzo es que su Sandero suele ser líder de ventas un mes y otro también desde hace años. El resto de la gama tampoco queda atrás en sus respectivos segmentos, y eso no ocurriría si se hicieran coches malos. Los Dacia, tan modestos y asequibles como prácticos y eficientes, suelen dejar contentos a sus propietarios.

Por eso, en un momento de histeria regulatoria, transición eléctrica a empujones y una oleada de fabricantes chinos irrumpiendo en Europa con productos baratos, la firma de origen rumano levanta la voz. Y lo hace con cuatro modelos que imponen sensatez. Con su renovada oferta recuerdan al cliente que todavía es posible comprar un coche sin sentirse estafado.

Desde su llegada, Dacia nunca ha competido por potencia ni por número de pantallas, sino por sentido común. A cada normativa, a cada capricho del mercado, responde con una reinterpretación del concepto. Se fija en lo que es lo verdaderamente necesario, en encontrar el equilibrio entre lo que cuesta y lo que se ofrece. Mientras otros buscan reinventar la rueda, Dacia la mantiene girando. Y con esta nueva gama 2026 da un paso más: mejora lo necesario, mantiene lo esencial y hace que lo sencillo parezca inteligente.

Comenzar con el Sandero es casi obligatorio. Es el coche más vendido en España durante más de una década, un superventas continental que ha conseguido democratizar el acceso a la movilidad sin tener que disfrazarse de premium. En esta nueva entrega, el Sandero se reafirma. Cambia lo justo por fuera, lo preciso por dentro y lo exacto bajo el capó. La nueva firma luminosa en forma de «T» invertida, un detalle visual que recuerda más a una declaración estética que a un adorno, le otorga presencia sin acudir a artificios innecesarios.

Los nuevos faros LED, unidos por una línea de puntos blancos que se funden en una calandra negra y redibujada, refuerzan una mirada más moderna. El paragolpes también ha sido rediseñado e integra ahora todos los elementos en un solo gesto, sin adornos superfluos. La parte trasera mantiene la receta, con pilotos que prolongan visualmente el ancho del coche y crean esa impresión de solidez tan buscada en los compactos actuales.

En el interior del Sandero, la evolución también es silenciosa, pero palpable. Un nuevo volante, una pantalla multimedia de hasta 10 pulgadas, un cuadro digital mejorado y remates en tela azul o vaquero, según el nivel de acabado, construyen un ambiente que no engaña a nadie, pero tampoco defrauda. La posición de conducción ha sido corregida con pequeñas mejoras en la ergonomía general, y detalles como el cargador por inducción o los accesorios YouClip —esos soportes modulares tan sencillos como ingeniosos— redondean una oferta coherente.

En cuanto a motores, el nuevo TCe 100 sustituye al anterior bloque de 90 CV y ofrece una respuesta algo más viva, con una entrega mejor ajustada con miras a la vitalidad del conjunto. La caja de cambios manual de seis marchas sigue siendo un ejemplo de robustez sin pretensiones. Pero el gran salto llega con el Eco-G 120, un motor bifuel gasolina/GLP que no solo aumenta su potencia —ahora 120 CV frente a los 100 anteriores—, sino que por primera vez puede asociarse a una caja automática de doble embrague.

Este paso, más que técnico, es simbólico: demuestra que eficiencia y comodidad ya no están reñidas con la economía. El depósito de GLP crece hasta los 49,6 litros y permite alcanzar una autonomía total de 1.590 kilómetros, una cifra que pone en apuros incluso a muchos híbridos convencionales. Con etiqueta ECO y precio contenido, el nuevo Sandero Eco-G es, directamente, un coche con capacidades únicas.

Autonomía sin igual

La variante Stepway, siempre algo más pintona, también recibe su propia dosis de vitaminas. Mantiene su postura elevada y su carácter pseudocampero, pero ahora lo reafirma con protecciones reales en material Starkle, ese plástico sin pintar con partículas blancas recicladas que debuta aquí tras su estreno en el nuevo Duster. No es solo una cuestión estética: resiste mejor los arañazos, reduce la huella de carbono y evita costes innecesarios en pintura. Además, incorpora una nueva banda negra mate entre los faros traseros, que ensancha el aspecto visual del coche y acentúa su robustez.

El Stepway hereda los mismos cambios interiores que su hermano Sandero, con tapicerías específicas en azul claro y una configuración pensada para quienes buscan algo más de versatilidad sin llegar a necesitar un SUV. El motor Eco-G 120 también está disponible, y aunque el depósito aquí es algo más pequeño —40 litros frente a los 49,6 del Sandero—, la autonomía combinada sigue siendo de 1.480 kilómetros. La posibilidad de elegir cambio automático también se extiende al Stepway, convirtiéndolo en una de las opciones más equilibradas del mercado para quien busca un coche campero de espíritu, pero urbano de alma.

Y si de versatilidad hablamos, el Jogger merece un capítulo propio. Se mire como se mire, este modelo es una anomalía. Un coche de siete plazas, con espacio de monovolumen, estética de crossover y precio de compacto, que se las ha apañado para colarse entre los coches más vendidos del segmento C. En 2024 rozó las 100.000 unidades y lo hizo sin ayudas estatales, sin versiones híbridas enchufables ni delirios de lujo. Ahora, con su actualización de 2026, el Jogger refuerza cada uno de sus argumentos. Estrena también la firma luminosa en «T» invertida, pero su parte trasera va un paso más allá: los pilotos verticales se integran en el portón como una prolongación del cristal, eliminando juntas visuales y limpiando el diseño. La protección Starkle se extiende a los pasos de rueda, faldones y paragolpes, reforzando su vocación familiar sin complejos.

Interiores mejorados

Dentro, se percibe el salto más importante de toda la gama. El salpicadero ha sido reorganizado para mejorar la percepción de amplitud, y los acabados en tejido vaquero azul del nivel Journey aportan un toque algo más cálido de lo que se pudiera pensar. Las plazas traseras siguen siendo modulares, con la posibilidad de extraer completamente la tercera fila. La configuración del maletero roza el récord del segmento: más de 700 litros con cinco plazas, más de 1.800 con solo dos.

El Jogger es además el primero en estrenar el nuevo motor Hybrid 155. Esta versión, que sustituye al anterior 140, combina un bloque 1.8 de gasolina de 109 CV con dos motores eléctricos, una batería de 1,4 kWh y una caja de cambios automática sin embrague. El resultado son 155 CV de potencia combinada y la capacidad de circular en modo eléctrico en ciudad durante el 80 % del tiempo. Las emisiones se reducen, el consumo también y, lo más importante, la experiencia de conducción se vuelve mucho más fluida. El arranque es siempre en eléctrico y la transición entre modos apenas se percibe. Es, probablemente, la versión más completa de toda la gama Dacia hasta la fecha.

El eléctrico más barato… hecho en Europa

Y así llegamos al cuarto integrante de esta ofensiva: el Dacia Spring. Nacido como experimento eléctrico, hoy se planta como una alternativa real, razonable y rotunda frente a los urbanos chinos. El Spring 2026 abandona sus antiguas motorizaciones de 45 y 65 CV y da la bienvenida a dos nuevos bloques eléctricos: uno de 70 CV para el acabado Expression y otro de 100 CV para el acabado Extreme. La diferencia se nota, sobre todo en la respuesta entre 80 y 120 km/h, donde los tiempos de aceleración se reducen hasta en un 60 %. Ya no es solo un coche de ciudad: es un eléctrico capaz de enfrentarse a la carretera sin rubor.

La batería también es nueva: 24,3 kWh, con química LFP de mayor longevidad y mejor comportamiento térmico. La autonomía en ciclo WLTP mixto alcanza los 225 kilómetros, suficientes para el uso real, diario y urbano de la mayoría de sus compradores. La carga rápida en corriente continua de hasta 40 kW permite pasar del 20 al 80 % en menos de media hora. La versión más equipada añade navegación conectada, sonido Arkamys y hasta la posibilidad de cargar dispositivos externos a través de su función V2L (Vehicle to Load). Y todo esto sin abandonar su naturaleza asequible. Por debajo de los 20.000 euros, un precio que, con las ayudas vigentes, puede quedar peligrosamente cerca de los 13.000. Lo que algunos llaman low-cost, otros lo llaman sentido común.

En conjunto, lo que propone Dacia no es simplemente una renovación de producto: es una respuesta ideológica a un mercado que ha perdido el norte. Mientras otros diseñan coches para sobresalir en TikTok o deslumbrar en un salón de Ginebra, Dacia sigue fabricando coches que encajan en la vida real de la mayoría de usuarios, que solo quieren ir de A a B. Coches que se pueden pagar, que se pueden mantener y que no te exigen vivir pendiente del enchufe, de las actualizaciones por suscripción o de la próxima moda en pantallas curvas.

Con Sandero, Stepway, Jogger y Spring, Dacia construye un escudo contra excesos, exuberancias y complejidades. A veces, la verdadera revolución consiste en ser esencial y atender las necesidades sin más. Y si encima lleva etiqueta ECO y te cabe la compra, pues mejor que mejor.

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