La Toyota Hilux 2026 se electrifica para seguir siendo un vehículo icónico
Con casi 18 millones de unidades vendidas, es uno de los caballos de batalla habituales en las condiciones más duras

Toyota Hilux. | Toyota
Ha logrado lo más difícil. Que un deportivo italiano diseñado para impactar por las calles de Montecarlo o reventar récords sea icónico entra dentro de la normalidad. Lo que es menos frecuente es que un vehículo pensado para ser una sencilla herramienta de trabajo consiga un índice de popularidad, salvando las distancias, equiparable. El Toyota Hilux lo ha logrado a base de ser útil, fiable e incansable.
Y es que pocas letras despiertan tanta devoción como las seis que forman el nombre Hilux. En la historia reciente del automóvil no hay muchas siglas capaces de ganarse la confianza al mismo tiempo en los pueblos más remotos, las empresas más exigentes o los mercados más resistentes a modas y tendencias. En Toyota son conscientes y por eso han cuidado hasta el último detalle de la que será la novena generación de su pick-up más célebre. Ahora se añade electricidad al conjunto, pero no pierde su vocación de servicio, practicidad y dureza.
La nueva Hilux se introduce en el futuro sin salirse del todo de su pasado, y esto se aprecia nada más verla. El frontal se ha rediseñado con nuevas proporciones y, en la versión eléctrica, prescinde de la parrilla tradicional como gesto inequívoco hacia los nuevos tiempos. Los grupos ópticos, alargados y conectados por una línea horizontal, firman su nueva mirada. A los costados, unos estribos más integrados y un escalón trasero facilitan el acceso a la zona de carga. No es solo una cuestión estética, sino un complemento pensado para incrementar su carácter funcional.
Como ocurre en cada nueva iteración, hay una evolución en la ergonomía. La dirección asistida eléctrica se estrena en la gama y promete una respuesta más precisa y ágil. La Hilux no deja de ser un vehículo de trabajo, pero ahora responde mejor a las necesidades de una conducción diaria más civilizada. Toda la gama contará con tracción total permanente, sin excepciones.
En el interior, la inspiración del Land Cruiser se percibe en los materiales, más cuidados, y en una distribución más lógica de los controles. La consola central agrupa todos los mandos del sistema de tracción y modos todoterreno, con una pantalla multimedia que puede alcanzar las 12,3 pulgadas. También hay un heads-up display (HUD), puertos USB para las plazas traseras, cargador inalámbrico y una sensación general de mejora que va más allá del equipamiento. Es una cuestión de tacto, de proporciones y de coherencia con su tiempo.
Las ayudas a la conducción se ponen al día con el paquete Toyota Safety Sense, que incorpora una serie de soluciones todoterreno que van desde el detector de ángulo muerto hasta la supresión de aceleración a baja velocidad. También hay un monitor del conductor con cámara; no sabrá leer el pensamiento, pero se le acerca. Aun así, el verdadero paso adelante está en la variedad de motorizaciones que se ofrecen y que colocan a la Hilux como el modelo más polifacético de todo el catálogo de la firma nipona.
En el mercado español ya está disponible la versión Mild Hybrid 48V, que se presenta como el aperitivo de lo que viene. Conserva el conocido motor diésel de 2.8 litros, al que se añade un motor eléctrico de 48 voltios, una batería de ion de litio y un convertidor de corriente continua. El sistema aporta hasta 12 kilovatios de potencia adicional que ayudará a suavizar los arranques, reduce las vibraciones y mejora la eficiencia con una reducción del consumo del 5%. La frenada regenerativa baja el régimen del ralentí a 600 revoluciones por minuto y prolonga la vida del conjunto. Puede cargar hasta una tonelada y remolcar hasta 3.500 kilos. Se estima que esta versión será la mejor aceptada por el mercado europeo.
En lo más alto de la propuesta se encuentra la esperada Hilux 100% eléctrica, que no llegará hasta 2026, pero que adelanta una hoja de ruta contundente. Será la primera exenta de motor de combustión y mantiene la estructura de chasis sobre bastidor, algo impensable hace unos años en un vehículo de este tipo. La batería de 59,2 kilovatios hora alimenta dos ejes eléctricos que entregan tracción total permanente con cifras contundentes: 205 Newtons metro delante y 268 detrás… muuuuuucho par. Promete una autonomía de hasta 385 kilómetros en ciudad y una capacidad de remolque de 1.600 kilos. A todo esto suma una capacidad de vadeo idéntica a la de las versiones térmicas.
Pero si el presente es híbrido y el mañana eléctrico, el horizonte se llama hidrógeno. Toyota ha confirmado que en 2028 llegará la Hilux FCEV, equipada con pila de combustible. A falta de cifras definitivas, lo que se puede asegurar es que esta versión será clave para desplegar una infraestructura de hidrógeno más ambiciosa en Europa. No es un experimento, sino una apuesta con recorrido. Y si alguien tenía dudas de que Toyota lo decía en serio, ahí está la hoja de ruta con fechas puestas.
Se mantienen los diésel
Quien siga apostando por los motores tradicionales tampoco quedará desatendido. El 2.8 turbodiésel se mantendrá para los mercados que lo demanden, con especial incidencia en Europa del Este, propulsión que compartirá catálogo con el veterano gasolina 2.7. Son opciones con menos protagonismo en nuestro entorno, pero que siguen teniendo su lugar en mercados menos restrictivos con todo lo que rodea a lo medioambiental.
En cuanto a precios, la Hilux Mild Hybrid 48V arranca desde 51.250 euros para particulares. La fórmula KINTO One también estará disponible, con renting desde 794 euros al mes, IVA aparte. Aún no hay tarifas para las versiones eléctricas o de hidrógeno.
A la hora de buscar comparaciones, hay pocas rivales que puedan presentar una propuesta tan global. Ford Ranger y Volkswagen Amarok apuestan fuerte en el segmento, pero no pueden presumir de una versión a hidrógeno en camino. La Nissan Navara está ahora en pausa y la Mitsubishi L200, que no acaba de cuajar en el mercado europeo, se quedan un paso atrás. Incluso frente a la robustez del excelente Ineos Grenadier Quartermaster, la Hilux plantea una ventaja: no es una rareza, es una certeza cargada de sensatez.
Las Hilux se heredan
Hay una frase en el mundillo que dice que una Hilux no se compra, se hereda. Y es posible que eso siga siendo cierto, incluso con baterías de por medio. Más allá del tipo de combustible que utilice, lo que define a una Hilux no es el cómo, sino el para qué, y en eso sigue igual. La nueva generación viene con pantallas, con botones mejor colocados, con ayudas al conductor y propulsores electrificados, pero debajo de todo eso sigue latiendo el mismo corazón: el de un vehículo que, pase lo que pase, siempre te va a sacar del apuro.
Puede que no sea ni la más bonita, ni la más potente, ni la que más guste… pero es la que nunca falla. Casi 18 millones de compradores no pueden haberse equivocado.
