Muere el famoso escalador suizo Ueli Steck en el Everest
Un equipo de rescate ha encontrado este domingo el cuerpo sin vida del escalador suizo Ueli Steck en el campo 1 del Everest, el pico más elevado del mundo. Steck, según el diario The Himalayan Times de Nepal, sufrió un accidente en su ascenso por una pendiente helada del Nuptse.
Un equipo de rescate ha encontrado este domingo el cuerpo sin vida del escalador suizo Ueli Steck en el campo 1 del Everest, el pico más elevado del mundo. Steck, según el diario The Himalayan Times de Nepal, sufrió un accidente en su ascenso por una pendiente helada del Nuptse. Este dato ha sido confirmado por la Federación de Alpinismo de Nepal.
Una vez recuperado su cuerpo, fue trasladado a Lukla, donde está ubicado el aeropuerto más cercano de la zona. Steck, de 40 años, no solo era uno de los alpinistas más afamados, sino también uno de los más ágiles. Entre sus compañeros de profesión se le conocía por su destreza en el alpinismo de velocidad y ostentaba varios récords en esta práctica.
Entre sus atributos se hallaba su vocación de escarpar montañas en solitario, hazaña que logró en algunos de los picos más peligrosos del planeta. Ganó el prestigioso premio Piolet de oro de montañismo en 2009 y 2014 y ahora se disponía a realizar la travesía Everest Lhotse sin oxígeno.
Carpintero de profesión, Steck nació el 4 de octubre de 1976 en Langnau im Emmental, al este de Berna, en una familia muy vinculada al deporte. A los 12 años se apuntó al club alpinista suizo y desarrolló una fascinación por «el contacto con la naturaleza y los acantilados». Cuando alcanzó la edad adulta, el suizo puso los cimientos de sus futuros récords ascendiendo la cara norte del Eiger, de 3.970 metros.
A pesar de sus logros, en una entrevista de 2015 con la agencia AFP desveló que no era el éxito lo que le motivaba. «Es mi placer personal lo que guía mis pasos», sentenció. Sus detractores cuestionaban la veracidad de sus hazañas por la ausencia de pruebas de GPS o fotografías. No obstante, su respuesta siempre fue la misma: «Hay mucha envidia y tengo que aceptarla».