Alain Delon y el debate sobre la eutanasia
«Cuando se quieren introducir leyes que es posible que no gusten a una gran parte de la población, muchas veces se miente sobre su contenido»
El debate sobre la eutanasia ha vuelto a ponerse sobre la mesa después de que Alain Delon haya anunciado que quiere someterse a un suicidio asistido. Este artículo pretende plantear algunos interrogantes sobre la Ley de Eutanasia, porque creo que ese debate no se puede plantear sin aclarar conceptos.
Muchas veces, cuando se quieren introducir leyes que es posible que no gusten a una gran parte de la población, se miente de forma más o menos descarada sobre el contenido de las mismas.
Un ejemplo: La ley del impuesto al sol.
En el 2015 se aprobó el Real Decreto sobre autoconsumo fotovoltaico. Esta norma incluía una serie de peajes, entre ellos el llamado «impuesto al sol». Dicho impuesto gravaba el acceso a la red eléctrica a los poseedores de una red de autoconsumo.
En cristiano: un ciudadano con una instalación de paneles solares tenía que pagar un impuesto, de forma que obviamente se le disuadía de acometer tal instalación.
La idea se vendía como «solidaria» ya que se suponía que el autoabastecimiento encarecería el recibo de la luz a los usuarios que no poseyeran paneles solares, o cualquier otro sistema de autoconsumo eléctrico. Es decir: que, si mi vecino se instalaba paneles solares, yo iba a acabar pagando más cara la luz.
Las consecuencias de esa ley las estamos pagando ahora, porque si actualmente gran parte de los españoles tuviéramos paneles solares no estaríamos dependiendo del gas ruso, ni gran parte de nosotros nos enfrentaríamos a facturas de la luz imposibles de pagar.
La idea tenía muy poco de solidaria y mucho de idea de bombero, amén de sonar a connivencia con las grandes empresas eléctricas.
Otra ley que se nos está vendiendo como lo que no es la ley trans de Irene Montero.
En principio se nos vende como una ley que va a ayudar a un colectivo oprimido, el de los transexuales, a integrarse en la sociedad y a adquirir iguales derechos que el resto de las personas. Irene Montero no nos ha sabido explicar jamás qué derechos les están restringidos a las personas transexuales en España o por qué necesitábamos una segunda ley si ya teníamos la ley del 2008. Lo que desde luego Irene Montero no nos explica es que está ley no trata sobre transexuales, sino que es una ley diseñada a mayor gloria e interés de las compañías farmacéuticas, con implicaciones nocivas para las mujeres y los menores, y con unos artículos claramente anticonstitucionales. Tampoco nos quiere explicar que mediante esta ley estamos asistiendo a una reedición de la ley mordaza y a una privatización de los tres poderes del estado: el legislativo el ejecutivo y el judicial.
Más información en mi propio artículo o, si les interesa mucho el tema, pueden leer el libro Nadie nace en un cuerpo equivocado.
El debate sobre la eutanasia también es un debate tramposo porque se nos vende la ley de eutanasia como una ley necesaria. Si uno no ha leído el texto de la ley evidentemente va a estar absolutamente de acuerdo con la ley porque… ¿cómo se va a negar nadie a ayudar a una persona con una enfermedad terminal que está sufriendo, y cuya única esperanza es una agonía de sufrimiento hasta que llegue la muerte?
El problema es que, tal y como sucede en el caso de Alain Delon, se nos hace confundir eutanasia con suicidio asistido o cooperación al suicidio. Porque Alain Delon no se va a someter a una eutanasia. Alain Delon ha comunicado que va a tener un suicidio asistido. Alguien le proporcionará pentobarbital, pero será Delon quien se beba el vaso que lo contenga o quien se inyecte un vial. Delon tendrá la última palabra.
Así que tendré que explicarles las diferencias entre los tres términos: eutanasia, suicidio asistido e inducción al suicidio.
Inducción al suicidio: el caso Michelle Carter
La inducción al suicidio es aquel acto realizado por quien convence a otra persona, que por sí sola no habría adoptado tal decisión, de que se quite la vida, mediante una incitación directa, dolosa, determinante y eficaz.
Michelle y Conrad se conocieron en Florida en 2012 mientras ambos estaban de vacaciones con sus familias. Se hicieron novios, pero cuando regresaron a sus respectivos hogares apenas volvieron a verse en persona dos veces: su relación consistía principalmente en mensajes de texto, videochats y e-mails.
Ambos adolescentes habían intentado suicidarse en varias ocasiones.
El cuerpo de Conrad Roy fue encontrado en su camioneta en Fairhaven, Massachusetts, el 13 de julio de 2014. Tenía 18 años, y se había envenenado con monóxido de carbono. Había conectado un tubo de goma al tubo de escape de la furgoneta.
Antes de morir, Roy había mantenido una larga conversación con su novia, Michelle, que tenía 17 años en aquel momento. La llamada telefónica no se grabó, pero sí que había un mensaje de Michelle a otro amigo. Michelle le explicaba al tercero que Conrad había tenido dudas sobre si suicidarse o no y que incluso se había bajado de la camioneta, pero que ella le había alentado a volver a entrar.
En mensajes de texto enviados en los días previos a la muerte de Roy, Carter también alentó a Roy a seguir adelante con su plan de suicidio.
Michelle era una niña, también muy deprimida, y creía de verdad que estaba ayudando a su novio al guiarle hacia una vida mejor.
Fue condenada a 15 meses de cárcel. Cumplió 12 meses de su sentencia, que se acortó tres meses debido a su buen comportamiento.
El alguacil de la prisión declaró que Carter había sido una «reclusa modelo» que participó regularmente en el estudio de la Biblia.
Cooperación al suicidio
La cooperación al suicidio es la conducta de aquel que ayuda, mediante actos positivos y directos, al suicidio proyectado por otro, el cual mantiene el dominio del hecho durante la realización de los actos ejecutivos.
Caso Ramón Sampedro
Ramón Sampedro sufrió un accidente a la edad de 25 años, cuando se tiró se tiró de cabeza al agua en la playa de As Fumas y se rompió la séptima vértebra al chocar contra una roca. Quedó invalido de cuello para abajo.
Once personas colaboraron en su suicidio asistido. Un amigo le compró el cianuro, otro calculó la proporción y el siguiente trasladó el veneno hasta una casa donde alguien lo recogió. Otro alguien puso la bebida en un vaso al que se le añadió una cañita para que Sampedro pudiera sorber el líquido. Ramón había escrito una carta de despedida (con la boca) y quiso que le grabaran en video. Su novia Ramona Maneiro, Moncha, fue detenida, y apenas pasó dos noches en calabozo. La única imputada en el caso fue Ramona, a pesar de que el juzgado recibió firmas de 10.000 personas que se autoinculpaban en la muerte. En el vaso del que bebió Sampedro el cianuro no había huellas y él mismo exculpaba a su entorno en el vídeo.
El juez archivó la causa por la muerte de Sampedro en noviembre de 1999. Siete años después, cuando el delito ya había prescrito, fue la propia Moncha la que admitió haber administrado el veneno.
Caso Ángel Hernández
A María José Carrasco le diagnosticaron esclerosis múltiple en 1989. Casi desde el primer momento había manifestado su voluntad de acabar con su vida antes de verse completamente impedida. Su marido, Ángel Hernández, vertió en un vaso un cóctel de medicamentos y se lo acercó a María José, que lo ingirió y falleció a los diez minutos. Hernández grabó el momento en un vídeo que prueba cómo él le pregunta a ella, en reiteradas ocasiones¸ si quiere tomar el cóctel letal. Su mujer asiente en todas ellas. Finalmente, sorbe con una pajita del vaso que él le acerca.
En noviembre de 202,0 el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 5 de Madrid decretó apertura del juicio oral contra el viudo por delito de cooperación al suicidio, previsto en el artículo 143.4 del Código Penal.
El juzgado de lo Penal nº 34 de Madrid absolvió a Ángel del delito de cooperación al suicidio.
Eutanasia
La eutanasia es la intervención deliberada para poner fin a una vida sin perspectiva de cura. La eutanasia se practica tanto en humanos como en animales de otras especies
Caso Nathan Verhelst
Nathan nació mujer, pero se sometió a varias operaciones de cambio de sexo: una mastectomía, la extirpación del útero y la creación de un neo pene.
Pero en lugar de sentirse feliz y aliviada, se consideraba un «monstruo» tras su transformación física.
«Estaba dispuesto a celebrar mi nuevo nacimiento, pero cuando me miraba al espejo estaba muy disgustado conmigo mismo. No quiero ser un monstruo», declaró Nathan,
Requirió la eutanasia alegando «daños psicológicos». Y así, a los 44 años, los médicos belgas le aplicaron una inyección letal que le paró el corazón
El ex-transexual Walt Heyer cree que es «es una locura pensar que se puede ‘curar’ la depresión de un transexual con el suicidio asistido».
Walt Heyer, que detransicionó después de haber vivido ocho años como mujer, asegura: «No estoy de acuerdo con los titulares de la prensa que dicen que Nancy/Nathan ha muerto por un cambio de sexo fracasado. El patrón común que me ha sido referido más a menudo por personas que han cambiado de sexo, y se han arrepentido, es una infancia atormentada que no les ha permitido desarrollar adecuadamente su identidad sexual de nacimiento». Heyer recuerda que «Nancy había nacido mujer y se había convertido en un hombre de nombre Nathan porque su madre la había rechazado desde el nacimiento».
El propio Nathan había contado en un documental que había sufrido maltrato físico y psicológico en la infancia, por parte de sus padres y hermanos.
Heyer está convencido que para entender las razones del suicidio de Nathan no basta inculpar a «un cambio de sexo fracasado», sino que hay que profundizar en «el trauma causado por el abuso emotivo y el abandono de los padres».
Según Heyer «es fácil concluir que esta mujer había mutilado su cuerpo para convertirse en un hombre con la intención de ser aceptada, y cuando fracasó porque no consiguió ganar el amor de su madre, Nancy/Nathan imploró que la mataran».
Heyer sostiene que «más del 40% de los transexuales intentan el suicidio durante su vida», que igual que Nancy/Nathan «se trata de personas deprimidas». Insiste Heyer: «Esta no es una historia de eutanasia, y tampoco de una operación de cambio de sexo fracasada. No. Desgraciadamente, Wim Distelmans, el oncólogo que ha ayudado a Nathan a morir, no era un psicólogo que trabajaba para salvarle la vida, sino que trabajaba, en cambio, para justificar su muerte».
Evidentemente, es fácil aventurar que, si Nathan hubiera tenido acceso a un buen tratamiento psicológico y al apoyo de su familia, probablemente no habría decidido suicidarse. Si pensamos así, ¿vemos a la persona que le administró la inyección como a un ciudadano compasivo o como a un verdugo?
El debate sobre la ley de eutanasia
Un dato importante que tenemos que tener en cuenta es que Bélgica tiene 11 millones de personas.
Solo once millones de personas.
España tiene 47 millones de personas.
Pues bien, en un solo año 2.655 personas han sido eutanasiadas en Bélgica.
450 no eran enfermos terminales.
2655 personas eutanasiados en Bélgica en un solo año.
Sobre una población de 11 millones de personas.
En España se suicidan entre 3.000 y 4.000 personas al año, sobre una población 4,27 veces más grande que la de Bélgica.
¿No les parecen raras estas cifras?
La Ley de Eutanasia en España todavía no ha sido aprobada puesto que fue recurrida por el Partido Popular y depende actualmente del dictamen del comité de bioética.
Antes de que existiera esta ley muchísimos enfermos terminales se habían suicidado con el apoyo de personas que habían cooperado con ellos.
En mi entorno he conocido dos casos muy cercanos.
Uno era un hombre que había pasado por un tratamiento de leucemia y que estaba ya en fase terminal. Firmó un documento según el cual renunciaba al tratamiento y se iba a su casa. Allí, se suicidó con pastillas de sulfato de morfina de liberación inmediata, que eran las que los doctores le habían recetado para el tratamiento de su dolor agudo. Las mezcló con Moet Chandon mientras su esposa le cogía la mano.
Conozco más casos y estoy segura de que, a poco que pregunten a su alrededor, ustedes conocerán casos parecidos.
Enfermos terminales que deciden suicidarse y que se van a casa. Familiares, amigos o doctores que cooperan en su suicidio facilitándoles fenobarbital, luminal, morfina o cualquier otro medicamento. Una búsqueda rápida les demostrara que es fácil adquirirlos por internet, incluso sin receta.
En otros casos es tan simple como subir a una montaña y tomar allí una caja de dormidina o de cualquier otro tipo de pastillas para dormir con una botella de vino. Uno se queda dormido y por la noche muere de hipotermia. En teoría, fue el método que utilizo Blanca Sánchez Ochoa.
Existen millones de métodos indoloros fáciles de encontrar a mínimo que alguien se dé un paseo por internet.
En principio, un enfermo terminal en España que tenga la capacidad de moverse puede suicidarse sin necesidad de requerir que el Estado le ayude.
En los dos casos en que hablamos de personas paralizadas de cuello para abajo, ya hemos visto que quienes cooperaron en su suicidio no fueron a la cárcel. El ingreso en prisión por actos eutanásicos ha sido desconocido en las últimas décadas. Nadie ha entrado en España en prisión en los últimos 30 años por haber ayudado a morir a nadie. El código penal regula el homicidio compasivo de manera muy benevolente.
¿Qué sucede si está enfermo terminal ya no tiene capacidad de discernir y no puede hablar por sí mismo?
En general cuando se trata a un enfermo terminal que ya no tiene conciencia, es decir, que está en coma. Lo más lógico es desconectarlo.
Bien ¿Cuál es el problema de una ley de eutanasia a la belga? El problema es que puede uno encontrarse con el caso de Nathan. Que basta con que una persona manifieste su voluntad de morir para que esto se pueda llevar adelante.
Tengo una madre de 95 años internada en una clínica creada para el cuidado de enfermedades neurológicas. He visto allí a muchos pacientes deprimidos y tristes. Tristes porque estaban enfermos, tristes porque sus familiares no iban a verles. Alguno me ha contado que deseaba morir. Sin embargo, al cabo de media hora de estar hablando conmigo o con cualquier otro terapeuta yo notaba un cambio en su actitud. Muchas veces no es tanto que deseen morir como que desean un cambio en su situación.
El Comité de Bioética en España nos avisa de que «en un contexto en el que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público la legalización de una muerte temprana acarrearía un conjunto de problemas».
Vamos a aclarar esto: imaginemos a María, una anciana que está en una residencia. María está deprimida porque sus hijos no vienen a verla y en repetidas ocasiones manifiesta que desea morirse. ¿De verdad debemos ayudarla a morir o simplemente deberíamos contar con un buen terapeuta y un equipo de voluntarios que le proporcionen compañía a María? Pero, ¿tenemos los recursos para pagar a esos terapeutas?
O bien, María está en casa a cargo de su hija, que apenas recibe 400 euros al mes por cuidarla, a pesar de que el cuidado de María sale mucho más caro. Raquel está agotada y deprimida. Si María ve que se ha convertido en una carga, ¿no estará tentada de pedir la eutanasia?
Por eso el Comité de Bioética nos avisa de que regular la eutanasia y simplemente decidir que cualquier enfermo que solicite morir tiene derecho a que se le administre una inyección «puede tener consecuencias en otros seres humanos».
El comité señala que legalizar la eutanasia podría derivar en que «acabaran perdiendo los de siempre, los más vulnerables».
Prosigue el documento: «Esta advertencia cobra sentido tras los terribles acontecimientos que hemos vivido pocos meses atrás cuando miles de nuestros mayores han fallecido en circunstancias muy alejadas de lo que es una muerte mínimamente digna (…). Las recientes circunstancias vividas dan indicio de cómo la presión puede expresarse en momentos de crisis de medios… No es aventurado pensar que la eutanasia se proyectará en una medida mayoritaria sobre personas en esas circunstancias y que la alternativa de la eutanasia a llave una presión precisamente sobre esas personas».
Saquen ustedes sus propias conclusiones.