Enrique, el príncipe despechado
«’Spare’ (‘En la sombra’), la autobiografía de Enrique de la Gran Bretaña, es un producto destinado al consumo de masas»
No hay que dejarse engañar por las ventas. Spare (En la sombra), la autobiografía de Enrique de la Gran Bretaña, es solo un producto destinado al consumo de masas. Lo tiene todo: un príncipe despechado; una esposa actriz; una madre única como no ha habido otra en el aprecio popular; un país -el Reino Unido– en caída libre; una Familia Real capaz de eclipsar en marcianismo a la Familia Addams; peleas de cuñadas, peleas de hermanos, WhatsApp, series sobre su vida, entierros, coronaciones…
Pero sobre todo una pareja mediática que es capaz de reventar las audiencias en los programas estrella de la televisión americana e inglesa. Y el libro no está mal escrito. Ya se preocupó la editorial en buscarse un Premio Pulitzer, John Joseph «J.R.» Moehringer (Nueva York, 1964): corresponsal de Los Angeles Times, graduado por la universidad Yale, y que trabajó en The New York Times, para hacer de negro de Su Alteza Real. Pero la forma no lo es todo.
Antes de atacar el fondo, me gustaría decir que el personaje me caía bien. Su drama familiar: un padre que engaña a su madre desde el principio; una madre cariñosa que muere trágicamente; la boda por amor con una actriz que nunca encajó en la vida de palacio… Siempre me dieron pena y me sentí comprensivo ante sus devaneos con la droga, los uniformes nazis o sus borracheras. Incluso la tocata y fuga de la pareja a Canadá me pareció un acierto. Había que poner tierra de por medio de un grupo familiar donde no se salvaba más que la abuela. Por cierto, Isabel II.
Pero luego vino el lío. Comenzaron las entrevistas. Con Oprah Winfrey; con Tom Bradby en la cadena inglesa ITV; con James Corden en su late show… y todo se desmadró. A Oprah le dijo la pareja que la Familia Real inglesa era racista y que la habían despreciado por su hijo negro. Luego Harry dijo que no, que él nunca había dicho eso. Pero ya se sabe: siempre hay que dar titulares. Titulares que deben multiplicarse cuando uno decide contar su vida en un grueso libro. Cada capítulo necesita uno nuevo para enganchar, y debe ser diferente a todos lo que ya ha dado. Y a eso vamos.
Resulta que Harry describe a su cuñada Kate, esposa de su hermano Guillermo, y futura reina consorte de Inglaterra, como «fría, distante y que nunca empatizó con Meghan (su mujer)». Al parecer, todo arranca de una discusión sobre el vestido que Charlotte, hija de Kate y Guillermo, iba a llevar a la boda de Harry (así le llaman en familia) y Meghan. Vamos, que las cuñadas ya se llevaban mal antes, pero la cosa fue a peor por el vestido, whatsapps y enfados añadidos. Luego viene una pelea a cuenta de esta historia entre Guillermo y Harry: Guillermo le dice que su mujer es «difícil, grosera y abrasiva» (sic); Harry le arroja un vaso de agua a la cara, y Guillermo le tira al suelo de un empujón y cae sobre el plato de comida de un perro que se le marca en la espalda (pelea muy principesca y cutre por cierto). Obviamente, Kate y Guillermo se convierten en los malos del libro. Incluso fueron ellos los que le disfrazaron de nazi en aquella fiesta.
Su padre, Carlos, tampoco se libra. Otra de las perlas del libro es una frase que dijo a su esposa Diana de Gales: «¡Estupendo! Me has dado un heredero y uno de repuesto. Ya he cumplido con mi trabajo». Claro, el de repuesto era Harry, y de ahí el título del libro Spare: algo así como de repuesto. Incluso añade el autor que le concibieron por si su hermano, el heredero y futuro rey, necesitara la donación de algún órgano. Alucinante. Pero tanto chisme de sobremesa televisiva no daría para más si no llegáramos al único reproche que hace a su querida abuela Lili (Isabel II para el resto de los mortales). Dice que lo único que hizo mal fue poner a la Institución por delante de la familia. Y que así les fue. Pues no. Ahí está el quid de la cuestión.
Isabel II acertó porque puso a la Monarquía por delante de toda su tropa familiar. Ese fue su gran acierto. El mismo que llevó a la reina Sofía a presidir la delegación española en los funerales de Benedicto XVI a pesar de que su hermano Constantino se estaba muriendo en Grecia. Afortunadamente, pudo regresar a tiempo para verlo aún con vida. Pero creo que comparar a doña Sofía con Harry es mucho comparar. La tragedia de su familia solo es comparable a su ignorancia sobre la responsabilidad que le ha tocado llevar y que, es evidente, no puede soportar. Así de claro lo deja Harry/Enrique en este desgraciado libro.